Salvando el mundo con dos botones

Por alguna extra?a raz¨®n, cuando el jug¨®n tradicional se acerca al m¨®vil como plataforma, tiene unas cuantas preconcepciones. La primera y la m¨¢s importante es por su control; obviamente, no tenemos la comodidad de un mando, de un pad, de un sistema que est¨¦ dise?ado exclusivamente para disfrutar del ocio electr¨®nico; luego, la diferencia de modelos, por mucho que est¨¦n basados en chips gr¨¢ficos similares, provoca ciertos problemas de compatibilidad si queremos hacer un juego gr¨¢ficamente ambicioso. Son taras muy importantes, las cuales van poco a poco salv¨¢ndose en parte gracias a iniciativas como la de la propia Nokia con su nuevo sistema N-Gage y unos modelos m¨¢s unificados en este sentido.

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Y tal como poco a poco se van consiguiendo resultados m¨¢s satisfactorios en este campo, poco a poco aparecen m¨¢s nombres conocidos poniendo todo lo necesario para llevar a buen puerto sus conceptos sin sacrificar aspectos b¨¢sicos de su jugabilidad -un ejemplo perfecto es Jap¨®n, con apuestas como FFVII: Before Crisis, tomando una saga cl¨¢sica y llev¨¢ndola al m¨®vil sin tapujos-. As¨ª que no hay saga mejor para demostrar tal teor¨ªa que Metal Gear Solid, ese icono de los videojuegos creado por Kojima y su equipo que ahora, tras el fin de la saga con MGS4, decide sentirnos viajeros del tiempo para llevarnos a la ¨¦poca donde comenz¨® todo.

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Por supuesto, nuestro querido h¨¦roe no se iba a quedar de manos cruzadas. En esta ocasi¨®n ser¨¢ una tal Dr. Victoria Reed la que nos dar¨¢ el chivatazo de d¨®nde se encuentra la versi¨®n m¨¢s mejorada del tanque b¨ªpedo. Con el proyecto Philantrophy reci¨¦n formado, el modelo REX siendo fabricado a un ritmo casi alarmante y ambos protagonistas sin ganas de quedarse con los brazos cruzados, era de esperar el t¨ªpico escenario -ese escenario que se repite, seg¨²n Kojima- de la saga: una fortaleza, al superviviente de Shadow Moses infiltr¨¢ndose, muchas transmisiones de c¨®dec -¨²nico elemento para contarnos la historia, por razones obvias-, y m¨¢s de un escollo en el camino.

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Como es l¨®gico, no se puede tratar a esta versi¨®n m¨®vil como a las mayores: tiene muchas menos pretensiones argumentales, si bien otras entregas han demostrado que a¨²n as¨ª se pueden llevar resultados interesantes sin desmerecer al concepto global de la saga. Este es un caso que se queda a medias: hay alguna que otra sorpresa interesante, pero el ritmo por lo general es muy r¨¢pido, con una situaci¨®n poco esbozada, y que no deja de conducirnos por una hilera de retos. Cumple con su cometido, pero no lo eleva a una categor¨ªa que s¨®lo los Metal Gear creados por Kojima pueden alcanzar.

Las texturas, a pesar de parecer bastante recicladas respecto al primer t¨ªtulo de la saga dan una sensaci¨®n de reutilizaci¨®n constante. Los escenarios, por tanto, no llegan a dar este toque de variedad necesario, pero eso no importa ya que el dise?o de niveles cumple, y la inmersi¨®n es la adecuada. As¨ª tambi¨¦n act¨²an los personajes, tanto Snake como los soldados de turno, todos ellos parcos a la hora de animarse, eso s¨ª -sensaci¨®n acentuada cuando aparece un peque?o video-, pero comprensible. Es pr¨¢cticamente uno de los ejemplos m¨¢s fehacientes del provecho que se le puede sacar a un m¨®vil en este sentido.

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Con el sonido, eso s¨ª, nos encontramos ya unas taras m¨¢s visibles. Las melod¨ªas que aparecen son las cl¨¢sicas, pero llevadas a las limitaciones tanto en calidad como en cantidad que los 2MB de instalaci¨®n nos dan. No hay voces, por lo que pierde algo de ?appeal' en este sentido, pero lo suple todo ese elenco de efectos cl¨¢sicos, reconocibles al instante por cualquier seguidor de la serie. Por lo tanto, nos encontramos ante una peque?a contradicci¨®n t¨¦cnica: es irreprochable el resultado obtenido, pero sus defectos saltan a la vista.

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Lo primero son todas las acciones realizadas por nosotros: agacharnos, seleccionar arma, navegar por el c¨®dec, cambiar de c¨¢mara, agacharnos? todo ello se han reducido a dos botones, ?A' y ?B', donde uno de ellos se usa mayoritariamente para abrir el men¨². ?Qu¨¦ se hace con el otro? Muy sencillo, introducir una acci¨®n contextual: para agacharnos, s¨®lo tenemos que estar cerca de un lugar donde ello tenga utilidad y Snake lo har¨¢ autom¨¢ticamente; para disparar, tan s¨®lo tenemos que equiparnos el arma -con el mismo bot¨®n- y luego disparar. La naturalidad con la que se ha llevado sorprende, puesto que no se echa de menos esa versatilidad de un mando.

A esto ayuda un correcto dise?o de niveles con retos de lo m¨¢s sencillos. Siempre, por supuesto, bajo la premisa lineal a la que estamos acostumbrados. Los retos son sencillos, las rutinas de la inteligencia artificial enemiga no sorprenden pero tampoco son demasiado discretas, y a la hora de tomar un arma el apuntado autom¨¢tico facilita mucho algo que podr¨ªa ser un gran problema. De hecho lo es, cuando pulsamos 0 para ir a la vista en primera persona, puesto que no podemos apuntar a la cabeza para matar a los enemigos de un disparo sin sufrir nosotros primero. Como siempre, las cl¨¢sicas SOCOM, FAMAS, o los explosivos C4 tienen sus momentos de protagonismo.

Lo que s¨ª llama la atenci¨®n son dos formas de utilizar la c¨¢mara de nuestro dispositivo para darle alg¨²n toque original a la jugabilidad; el primero es con la vista en primera persona, pero lo olvidaremos a los cinco minutos. Pudiendo mover nuestra mano para que Snake haga lo mismo con la suya, la detecci¨®n de objetos por parte del sistema se hace demasiado inexacta, poco ¨²til para apuntar. Por otro lado, tenemos el t¨ªpico camuflaje de los ¨²ltimos cap¨ªtulos de la saga, donde tenemos que sacar una foto para llevarle el color al traje de nuestro personaje. Un par de curiosidades que no van m¨¢s all¨¢.

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La duraci¨®n del t¨ªtulo tampoco va mucho m¨¢s all¨¢, que digamos. Un jugador experto puede completarlo en poco menos de dos horas, contando con las 15 misiones VR que tenemos al final. Obviamente, trat¨¢ndose de la plataforma que es, esto no es nada raro, pero contando el precio de 10 € que cuesta el t¨ªtulo se habr¨ªa esperado un poco m¨¢s de longitud en este sentido, m¨¢s para una propuesta ambiciosa como es la que nos ocupa.

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