Jurassic World Evolution 2, an¨¢lisis. M¨¢s expansi¨®n que secuela

Hace unos meses tuvimos la oportunidad de probar una demo de Jurassic World Evolution 2 y nuestras primeras impresiones no pudieron ser m¨¢s positivas. Si el original ya era un juego de gesti¨®n y estrategia m¨¢s que competente, esta secuela parec¨ªa dispuesta a subir de nivel y competir en las grandes ligas. Promet¨ªa corregir los problemas del primero y sumarle un buen n¨²mero de a?adidos. M¨¢s biomas (nieve y desierto), efectos climatol¨®gicos (tornados, tempestades y tormentas de arena o ventiscas), dinosaurios acu¨¢ticos y voladores, un mayor n¨²mero de criaturas (84 especies por las 44 del original), etc¨¦tera. Tambi¨¦n presum¨ªa de remozar la f¨®rmula incorporando nuevas capas de profundidad (incubaci¨®n de huevos, contrataci¨®n de cient¨ªficos, peleas por el territorio¡­), e incluso de traer consigo un modo de juego extra: Teor¨ªa del Caos. Sin embargo, y que quede constancia de que somos los primeros sorprendidos, las sensaciones que nos ha dejado la versi¨®n final son mucho, pero mucho m¨¢s tibias.

Todas las novedades citadas est¨¢n ah¨ª, pero no siempre son bienvenidas, rara vez pasan de anecd¨®ticas y conllevan algo de lo que nadie nos hab¨ªa avisado: recortes en otros campos. Jurassic World Evolution 2 no es m¨¢s y mejor, sino que son un pu?ado de a?adidos extra, a menudo cuestionables y sin la ambici¨®n, el ingenio y las dimensiones del original. Parece una expansi¨®n m¨¢s que una secuela y el precio se nos antoja desorbitado. ?Sigue siendo disfrutable? Desde luego que s¨ª, pero no es el salto diferenciador que esper¨¢bamos y podemos comprender que haya gente a la que, tras probar ambos, a¨²n le guste m¨¢s el primero.

Un dinosaurio se comi¨® el modo campa?a

Su vilipendiado modo historia es el mejor ejemplo de lo que exponemos. La campa?a del primer Jurassic World Evolution era una delicia a la que echar horas y horas, un paseo por el archipi¨¦lago de las Cinco Muertes que nos permit¨ªa inaugurar un parque jur¨¢sico en cada isla. En esta secuela, la campa?a no es m¨¢s que un tutorial de tres o cuatro horas. Se compone de varias misiones francamente f¨¢ciles y simplonas que sirven para visitar los nuevos biomas y probar las nuevas funciones, nada m¨¢s.

El pen¨²ltimo nivel, por hablaros de alguno, nos invita a crear un aviario y acaba cuando metemos dentro un pu?ado de especies y las hacemos convivir en armon¨ªa. Es decir que basta con pedir a nuestros cient¨ªficos que investiguen c¨®mo construir el edificio, a continuaci¨®n levantarlo y por ¨²ltimo soltar en su interior a los dinosaurios que hayamos rescatado de alguna expedici¨®n previa. No hay m¨¢s. Y como la misi¨®n empieza d¨¢ndonos dinero de sobra, les ampliamos el aviario un par de veces para que tengan espacio y est¨¦n felices, a?adimos agua, alimentadores y nos coronamos con unas rocas por aqu¨ª y unos ¨¢rboles por all¨¢. En menos de media hora habremos completado la misi¨®n y estaremos en la siguiente. No hay opci¨®n de volver, ni objetivos de reputaci¨®n. Como dec¨ªamos, no pasa de ser un mero tutorial.

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Un ejemplo de c¨®mo aprovechar una licencia

Con el modo de juego extra ocurre algo similar. Teor¨ªa del Caos nos propone cinco misiones ambientadas cada una de ellas en una pel¨ªcula distinta de la saga. Viene a ser un ¡°?qu¨¦ pasar¨ªa si¡­?¡±, o lo que es lo mismo, una reinterpretaci¨®n de lo sucedido en las diferentes cintas. ?Hubiera podido John Hammon cumplir su sue?o si hubi¨¦semos sido nosotros los directores y gerentes de su parque? ?Hab¨ªa un modo de hacer las cosas bien? ?Y si Jurassic World hubiese funcionado? A ese tipo de preguntas es a las que pretende responder Teor¨ªa del Caos. Las cinem¨¢ticas con las que abre cada fase, sus escenarios y las skins de sus edificios y equipos de guardas, entre otros muchos detalles (voces, banda sonora, clips de v¨ªdeo...), est¨¢n directamente extra¨ªdas de cuanto vimos en la gran pantalla, aprovechan maravillosamente la licencia y har¨¢n las delicias de los fans del universo de Spielberg.

Con todo, a nivel conceptual siguen siendo niveles que hacen las veces de academia de instrucci¨®n, de tutorial. Al menos tres de ellos son muy lineales, nos llevan de la mano continuamente y se nota que est¨¢n ah¨ª para ense?arnos a jugar y trastear con seg¨²n qu¨¦ opciones y problemas. M¨¢s que un modo extra, Teor¨ªa del Caos parece una continuaci¨®n de la campa?a, un refuerzo de la misma que tira de nostalgia (bien que hace) y por suerte dura un pel¨ªn m¨¢s. Pero a¨²n si sum¨¢ramos ambos modos, no estamos seguros de preferirlos sobre la historia del original. Y en cualquier caso, ?por qu¨¦ elegir? No son excluyentes. Podr¨ªan haber metido estos como una introducci¨®n la mar de maja y despu¨¦s habernos lanzado a las garras de una nueva campa?a tan larga, profunda y compleja como la de aquel. El resultado actual nos hace sentir en todo momento como si le hubieran arrancado un brazo al juego.

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Una de cal y otra de arena

Esa impresi¨®n reverbera en el resto de novedades. Est¨¢ muy bien que haya tornados y tormentas de nieve, pero si ¨²nicamente sirven para llevarse por delante medio parque¡­ ?Por qu¨¦ no incluir contramedidas y la opci¨®n de pronosticar su llegada? Tal cual est¨¢, una vez tenemos encima a la madre naturaleza s¨®lo queda cruzar los dedos y abrir los refugios. Hay momentos en que los nuevos efectos clim¨¢ticos se sienten injustos y frustrantes. Es como si la desarrolladora hubiese a?adido problemas a la gesti¨®n del parque, pero no soluciones. Queda vistoso a nivel visual, pero chirr¨ªa en lo jugable. Exactamente lo mismo que sucede con, por ejemplo, los dinosaurios acu¨¢ticos y voladores. Nos alegramos de que se hayan atendido las peticiones de la comunidad y de que se incluyeran, pero son menos interactivos y tienen menos opciones en torno a ellos que el resto de dinosaurios. No son s¨®lo decorativos, pero... Por no hablar de los quebraderos de cabeza que le da a la c¨¢mara meterse en los aviarios, o de las f¨ªsicas del agua. Es la t¨®nica habitual de todas las novedades. Se agradecen, pero el esfuerzo podr¨ªa haber sido mayor. Falta ambici¨®n, ideas. Rellenan el expediente y poco m¨¢s.

Tambi¨¦n nos gusta la posibilidad de confeccionar la plantilla de empleados del parque y que cada cient¨ªfico tenga sus propias habilidades, ventajas e inconvenientes. Es una opci¨®n habitual del g¨¦nero (v¨¦ase Two Point Hospital y sus antecesores, por ejemplo), pero ya puestos, ?por qu¨¦ hacerlos tan idiotas y b¨¢sicos? ?De verdad hace falta decirles hasta cu¨¢ndo deben dormir porque si no se cabrean y nos sabotean? Lo mismo con los equipos de param¨¦dicos y los nuevos problemas salubres derivados de ellos. Si una ¡°ambulancia¡± tiene asignado un recinto y sus dinosaurios enferman, ?de verdad hemos de decirles nosotros manualmente que vayan a ver qu¨¦ les pasa? Hay partidas que encallan y nos atrapan en un bucle infinito de nimiedades. La sensaci¨®n de repetitividad asoma en muchos momentos, como las flaquezas de la IA y la sensaci¨®n de que faltan ¨®rdenes y tipos de comportamiento. La longevidad y el grado de desaf¨ªo deber¨ªan radicar en la cantidad de cosas que debemos controlar y los despistes derivados, o en nuestra creatividad para proporcionar soluciones, o en la toma de unas decisiones u otras y sus respectivas consecuencias. Ahora m¨¢s bien deriva de trampas como las tormentas (aleatorias) y de cu¨¢nta paciencia tenemos y hasta cu¨¢ndo vamos a atender una y otra vez a las mismas tonter¨ªas.

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Por otro lado, s¨ª, nos gusta que las tiendas tengan dentro m¨¢s tipos de m¨®dulos, ?pero por qu¨¦ seguimos sin poder ver el interior? ?Y por qu¨¦ se ha perdido por el camino la opci¨®n de elegir cu¨¢nta gente trabaja en ellas y qu¨¦ precio tienen los productos? ?Por qu¨¦ faltan algunos de los edificios del original?Las nuevas atracciones y recorridos en veh¨ªculos tambi¨¦n tienen su gracia, pero, ?no hubiera sido mejor si se mantuviesen los parques especializados en entretenimiento, seguridad o ingresos? Ya no hay ni rastro de los tipos de enfoque de nuestra gesti¨®n, con sus pros y sus contras. Pero si estos han desaparecido, ?por qu¨¦ los m¨®dulos de las tiendas a¨²n hacen alusi¨®n a ellos? Parece que toman la decisi¨®n, pero sin confianza, sin tenerlas todas consigo, y dejando tras de s¨ª el rastro de lo que fue.

Jurassic World Evolution 2 es una de cal y otra de arena en todos sus apartados. A?ade, pero tambi¨¦n quita. Avanza, pero no lo esperable. Siguen coleando temas pendientes (balancear la econom¨ªa, bot¨®n de deshacer el ¨²ltimo movimiento, etc) y en muchos, como lo gr¨¢fico y sonoro, se mantiene imperturbable, sin aprovechar la nueva generaci¨®n para aumentar las dimensiones de su mapeado (a¨²n m¨¢s de lo que lo hace) o para reducir los tiempos de carga. Pensamos que lo visto en nuestra primera toma de contacto eran las bases sobre las que construir¨ªa un juego de la licencia para el recuerdo, pero de estratos y pilares nada, eso era todo lo que ofrece. No es poco, pero nos deja con hambre.

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La propuesta sigue funcionando y hay hallazgos interesantes, como el aumento del n¨²mero de animaciones y comportamientos de los dinosaurios, o las fases a lo Pok¨¦mon Snap en las que hacemos excursiones fotogr¨¢ficas en nuestro Jeep. Promesas de lo que puede llegar a ser. Y a su vez, el modo sandbox vuelve a brillar con luz propia y las novedades hacen crecer a¨²n m¨¢s el n¨²mero de posibilidades a nuestra disposici¨®n. Nos dar¨¢ tardes y tardesde diversi¨®n montando nuestro parque de ensue?o. Es decir que Jurassic World Evolution 2 sigue siendo de lo m¨¢s recomendable para los fans del g¨¦nero, los dinosaurios o el juego original, pero por exactamente los mismos motivos por los que podr¨ªamos recomendar aquel. Ni m¨¢s ni menos.?