Figment, an¨¢lisis Switch: un surrealista viaje sensorial

Para definir Figment, muy f¨¢cilmente puede venirnos a la mente una palabra: extra?o. Tambi¨¦n calificativos como Ins¨®lito o particular entrar¨ªan en la ecuaci¨®n encargada de transmitir, de manera fidedigna, la cualidad intr¨ªnseca al juego que nos ocupa.

Este t¨ªtulo de cariz surrealista y planteamiento aventurero recoge elementos de producciones tan dispares como Monument Valley, The Legend of Zelda o Night in the Woods para transportarnos hasta el coraz¨®n de un inquietante mundo interactivo en perspectiva ortogonal.

Porque si algo define al planteamiento narrativo de Figment es precisamente eso; el viaje introspectivo que nos lleva hasta el subconsciente del individuo y, por ende, hasta un paraje de extra?a composici¨®n global, pleno de formas que van desde lo cercano y maravilloso hasta lo ins¨®lito e inc¨®modo, y elementos que nos recuerdan a pintores como Salvador Dal¨ª mientras las animaciones de los personajes se matizan con un estilo europeo bastante caracter¨ªstico.

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La luz de la desgracia

El hilo narrativo de Figment se debate entre dos mundos; el que podemos llamar ¡°real¡±, donde el individuo lucha contra la muerte mientras permanece en coma, y el que promueve su subconsciente, dentro del cual encarnamos el papel de Dusty con el objetivo de recuperar los recuerdos del primero en aras de hacerlo despertar.

Y lo cierto es que Dusty no est¨¢ muy por la labor: su ir¨®nica forma de dirigirse a Pipers (nuestra Navi particular) roza la mala educaci¨®n, la frialdad con la que acomete cada desaf¨ªo sorprende hasta a sus propios enemigos y, en definitiva, la misi¨®n que le ha sido encomendada antes el caos reinante en Cerebr¨®polis, lejos de despertar su instinto her¨®ico, solo logra motivarle para conseguir unos cuantos cubos de hielo que enfr¨ªen su bebida favorita. Poco alentador, o al menos eso es lo que parece en un primer momento¡­

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Figment es, b¨¢sicamente, un juego de acci¨®n con elementos de aventura gr¨¢fica y matices de videojuego de puzzles, cuya imaginativa puesta en escena se apoya en la m¨²sica como hilo conductor de su jugabilidad, lo que sirve para describir un lienzo destacable, aunque lejos de estar perfectamente aprovechado.

Los g¨¦neros del subconsciente

Hay una brillante intenci¨®n de mezclar g¨¦neros, las eficaces animaciones contribuyen a que el manejo del protagonista sea agradable y efectivo, mientras que descubrir m¨¢s del mundo que nos rodea ¡ªya sea llamando a las puertas de las casas mientras asistimos a las m¨¢s variopintas y desconfiadas respuestas desde el interior o investigando los m¨¢s ins¨®litos parajes¡ª se convierte en uno de los m¨¢s reforzados motores del juego.

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Y esto es debido a que su sistema de combate (nos abriremos camino a golpe de espada, intentando esquivar y atacar con buen tempo), parco en posibilidades y que cae en la monoton¨ªa (incluso contra unos enemigos finales de desigual inspiraci¨®n), no se ve apoyado como deber¨ªa por la vertiente aventurera del t¨ªtulo. Buscar piezas que nos permitan acceder a nuevas zonas, arreglar mecanismos para conseguir que el viento de ciertos molinos nos desbloqueen determinadas rutas, o resolver escuetos puzzles contextuales moviendo bloques con el objetivo de que un nuevo puente se alce ante nosotros, se convierten en din¨¢micas que divierten en un principio, y terminan cansando a medida que se acerca la resoluci¨®n de este viaje.

En todo momento la m¨²sica del juego de Bedtime Games nos dar¨¢ pistas para la resoluci¨®n de puzzles, ambientar¨¢ los enfrentamientos contra los enemigos m¨¢s dif¨ªciles del juego (cada uno tiene su particular e hilarante tema cantado por ellos mismos que nos har¨¢ soltar alguna que otra carcajada), y os dar¨¢ alguna que otra sorpresa mientras g¨¦neros como el rock, el folk o la m¨²sica cl¨¢sica se entremezclan.

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Teatralidad a golpe de surrealismo musical

El ins¨®lito ¡ªy por momentos incluso inc¨®modo¡ª universo visual creado a partir de Figment tambi¨¦n nos recuerdan a t¨ªtulos como Path to Mnemosyne; no en vano ambas producciones pretenden representar de manera visual el subconsciente humano, siendo la mezcla de elementos est¨¦ticos y musicales algunos de los instrumentos utilizados para tal fin.

Como si de un cuadro de El Bosco se tratase, la muchas veces err¨¢tica perspectiva visual utilizada en el t¨ªtulo que nos ocupa logra encandilarnos, mientras que otras nos resulta de una extra?a y ¡°anti-est¨¦tica¡± belleza. La banda sonora de St?j Snak interviene de forma definitiva en estas sensaciones, que nos acompa?an a medida que luchamos contra los miedos del protagonista, en un periplo de asonante teatralidad de unas cinco horas de duraci¨®n que, de una forma u otra, permanecer¨¢ en nuestra retina durante bastante tiempo.

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Hay aciertos en Figment, y uno de los m¨¢s destacados podr¨ªamos definirlo en su personalidad. Los mundos realizados a mano, los versos que nos acompa?ar¨¢n durante este viaje narrativo, as¨ª como su particular paleta de colores (de una extra?a viveza que, en muchas ocasiones, nos da una notoria sensaci¨®n de suciedad, de decadencia¡­) ya son marca de la casa Bedtime Digital Games.

Estos alumnos aventajados ya definieron su esencia con Back to Bed, mientras se inspiraban en artistas como Magritte o Escher, con el objetivo de destacar en la industria del videojuego a trav¨¦s de Steam. Casi cinco a?os despu¨¦s, con t¨ªtulos disponibles para varias plataformas (Figment llega ahora a Switch tras su paso por Steam, Xbox One y PS4) y varios premios cosechados durante los ¨²ltimos tiempos, el estudio dan¨¦s ya est¨¢ sumergido en su pr¨®xima propuesta. Seguramente no sea para todo el mundo; es muy posible que su popularidad no alcance la de otros videojuegos independientes. Lo que podemos dar por seguro es que, de una forma u otra, el videojuego estar¨¢ salpicado por la particular personalidad de la que goza Figment.

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