Europa Universalis: Roma Vae Victis es una expansi¨®n que incluye el juego original, de modo que puede considerarse como el juego ¨ªntegro que no pudo ser en el pasado. Paradox tom¨® buena nota de las cr¨ªticas de los usuarios y desarroll¨® una nueva versi¨®n del cl¨¢sico bajo la excusa de expansi¨®n. Quien no conozca en qu¨¦ consiste el original puede leer el an¨¢lisis que Meristation le dedic¨® en su momento, desde este enlace .
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B¨¢sicamente el nuevo t¨ªtulo mantiene las normas y sistema de juego, a?adiendo nuevas variables que profundizan tanto en el contexto hist¨®rico como en la inmersi¨®n. A partir de ahora conoceremos los nombres y demandas de nuestros asesores, podremos dejarnos guiar por consejeros de la familia o acabaremos enzarzados en plena guerra civil. Y todo en funci¨®n de los clics que hagamos con el rat¨®n y de nuestras decisiones. Con Europa Universalis: Roma, nunca antes la alta estrategia hist¨®rica hab¨ªa estado tan al alcance del usuario. La expansi¨®n Vae Victis es el complemento ideal para recuperar el t¨ªtulo a todos aquellos que lo tengan en su estanter¨ªa o para invitar a los que no lo conozcan a adquirirlo. Evidentemente con esta afirmaci¨®n no queremos decir que jugar a este simulador sea un paseo por el campo, ni mucho menos. Veremos que la dificultad es alta, pero una vez identificado el sistema de juego la inmersi¨®n y las opciones son casi infinitas.
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Nos ponemos en la piel de un gobernante en plena ¨¦poca romana, desde los albores de la primera guerra p¨²nica hasta la llegada del primer emperador. Para quienes conozcan la famosa serie de televisi¨®n de HBO, que tanto hizo en la difusi¨®n de la cultura del Imperio Romano, los escenarios les ser¨¢n tremendamente familiares.
Jugabilidad El juego a?ade una de las mayores demandas de la comunidad de usuarios: las misiones con objetivos. En el original el jugador eleg¨ªa un periodo hist¨®rico para decidir cu¨¢l ser¨ªa su siguiente paso. Hab¨ªa una falta total de gu¨ªa m¨¢s all¨¢ de decidir entre mantener el statu quo o lanzarse a cambiar el mundo. Est¨¢ claro que siempre tendremos algo que hacer, ya sea crear un nuevo Imperio, convertirnos en los mayores comerciantes del mundo o mantener la paz en la Rep¨²blica. Ahora, adem¨¢s, nos enfrentaremos a escenarios con objetivos espec¨ªficos que pondr¨¢n a prueba todas nuestras habilidades.
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Normalmente las misiones vendr¨¢n dadas por ordenanzas del Senado, si jugamos como Rep¨²blica, o del Consejo, si optamos por la Monarqu¨ªa. M¨¢s adelante veremos las principales diferencias jugables entre las dos opciones. A¨²n as¨ª el juego puede durar todo lo que deseemos, repitiendo mismos escenarios desde diferentes perspectivas o bandos. Para los amantes de la estrategia siempre es tentador jugar a cambiar el curso de la Historia. ?Y si Pompeyo hubiese derrotado a Julio C¨¦sar? Un gobierno vivo La posibilidad de adoptar leyes es otra de las novedades plausibles. A priori podr¨ªa parecer que las opciones son m¨²ltiples, pero a la hora de la verdad son bastante limitadas seg¨²n el tipo de gobierno. B¨¢sicamente suman o restan porcentajes a los indicadores, sin llegar a crear la sensaci¨®n de que las leyes se aplican al pueblo. En este punto la inmersi¨®n pasa desapercibida y se queda en la superficie. Si queremos aumentar o reducir un porcentaje, revisemos las opciones de las leyes.
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El sistema de gesti¨®n de la econom¨ªa se mantiene sin cambios, con el mismo proceso para crear rutas comerciales equilibradas. Lo que se a?ade es el factor relaciones entre gobernadores y nivel de lealtad o satisfacci¨®n, de cara a apoyar o debilitar acuerdos comerciales. Como ya hemos adelantado Roma Vae Victis nos permite elegir el tipo de forma de gobierno en la que queremos participar. B¨¢sicamente son Rep¨²blica, Monarqu¨ªa y Tribu. Cada una con sus notables diferencias y retos que alcanzar. Quiz¨¢ la m¨¢s novedosa pueda ser la de Tribu, que podr¨ªa ser una mezcla en peque?a escala de las otras dos. El gobierno de la Tribu recae en la piel de jefes de clan tribales, a los que habr¨¢ que contentar y mantener a raya, seg¨²n el caso.
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En la Rep¨²blica el Senado podr¨¢ promulgar leyes, elegir¨¢ al c¨®nsul y demandar¨¢ acciones. Los personajes que lo formen luchar¨¢n por alcanzar grandes cotas pol¨ªticas. Ser diplom¨¢ticos con todos ellos, para evitar un exceso de poder en los que lleven m¨¢s tiempo y dejar v¨ªa libre a las nuevas promesas, es otro gran aliciente del t¨ªtulo. La simulaci¨®n pol¨ªtica en este sentido es excelente. Por ¨²ltimo se nos ofrece la posibilidad de gobernar en una Monarqu¨ªa a trav¨¦s del Consejo, formado por personas que elegiremos nosotros mismos. En este sistema cobran mayor importancia las conspiraciones a nuestras espaldas y los posibles problemas derivados de los herederos al trono. Un consejo pr¨¢ctico es prestar siempre atenci¨®n a las necesidades de nuestros consejeros, para preservar su lealtad y evitar intentos de usurpaci¨®n del poder.
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Profundidad de personajes En los tres casos entra en juego otra de las grandes novedades de la expansi¨®n: los personales. Podremos profundizar en cada uno de ellos, conociendo sus ambiciones y solicit¨¢ndoles ayuda. Est¨¢ claro que el escenario ideal es mantener satisfechos a todos los personajes que formen nuestra c¨¢mara de representantes o el Consejo, pero la tarea no ser¨¢ ni mucho menos sencilla. El juego entremezcla intereses de manera notable y nos dejar¨¢ tomar varias decisiones sobre ellos. Desde concederles t¨ªtulos o enviarles sobornos para mantener su lealtad, hasta encarcelar o ejecutar a los m¨¢s molestos. L¨®gicamente estas decisiones tambi¨¦n ser¨¢n aceptadas por la plebe y el resto de pol¨ªticos con sus propias consecuencias. Dejarnos llevar por la tiran¨ªa es sumamente sencillo y lo complicado es aprender a lidiar de manera democr¨¢tica. Sumado a esto los personajes m¨¢s importantes podr¨¢n casarse y crear alianzas con otras familias. Este aspecto, tan repetido en la Roma de la antig¨¹edad, es otra de las posibilidades estrat¨¦gicas del juego. Si tenemos dos gobernantes de provincia algo inquietos siempre podemos tratar de que creen lazos de sangre para devolver la estabilidad.
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Esta gesti¨®n de los personajes tambi¨¦n ha de ser pausada y meditada, pues es f¨¢cil levantar envidias al hacer un desfile u honrar a un aliado. Tambi¨¦n resulta fundamental que nuestros colaboradores m¨¢s cercanos apoyen a nuestro candidato para la sucesi¨®n. De lo contrario se desencadenar¨ªa un conflicto interno de proporciones insospechadas. Descuidar el aspecto social de los personajes puede tirar por la borda todo nuestro esfuerzo, as¨ª que no bajemos la guardia ni descuidemos a nadie. Con todo este c¨®ctel de intereses, necesidades, ambiciones y lealtades se hac¨ªa casi obligado introducir un nuevo concepto en el juego. La guerra civil, representada en el original en un ¨²nico escenario, podr¨¢ desatarse si se dan ciertas premisas. En Roma Vae Victis nos podremos encontrar con un golpe de estado por parte de un general desleal, una traici¨®n de nuestros consejeros con su propio candidato al trono o el resultado de nuestras acciones tir¨¢nicas.
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Uno de los escenarios, quiz¨¢ el m¨¢s controvertido, es el que se refiere a la guerra civil populista. Esto podr¨ªa darse si la facci¨®n populista logra una mayor¨ªa en el Senado. Se ver¨ªan tentados, y las reglas del juego lo har¨¢n, a tomar el control de las fuerzas militares y levantarse en armas para alcanzar el poder absoluto. Para prevenir una guerra civil es importante, adem¨¢s de mantener contenta a nuestra red de gobierno (pol¨ªticos, militares, familias?.), tener un nivel de Estabilidad elevado. Esto se logra gobernando con medidas sociales, crecimiento econ¨®mico, cuidado del ej¨¦rcito y alg¨²n que otro soborno para tener contenta a la oposici¨®n. Decirlo es f¨¢cil, pero llevarlo a la pr¨¢ctica es todo un reto.
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En el punto de la IA, se detecta exactamente el mismo nivel que en el primer juego. El enemigo comete muchas veces errores de c¨¢lculo, aunque podemos achacarlo a que, por ejemplo, cuentan con un general incompetente. Este aspecto no destaca para bien ni para mal. Cumple con su cometido, que ya es suficiente. Gr¨¢ficos y Sonido Pasando al apartado t¨¦cnico, el problema con los tiempos de carga disminuye. A la hora de iniciar el tendremos que aguardar m¨¢s de lo habitual en otros juegos, pero menos que en el original, al son de m¨²sica acompa?ada por im¨¢genes. Un punto flaco que tampoco se justifica por el movimiento del motor gr¨¢fico o el tr¨¢fico de las millones de variables del juego. Con los ordenadores actuales el juego deber¨ªa arrancar mucho m¨¢s r¨¢pido. A¨²n as¨ª, no desmerece en absoluto el acabado.
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Gr¨¢ficamente no sorprende, con las mismas texturas que el original y sin mayores pretensiones. Que nadie espere espectacularidad m¨¢s all¨¢ de las propias sensaciones de dominar toda Europa. Aunque hist¨®ricamente no se recuper¨® ning¨²n tipo de partitura de la verdadera Roma, muchos compositores tratan de aproximarse a c¨®mo deb¨ªa ser la m¨²sica por aquel entonces. De nuestros o¨ªdos se deleitar¨¢n con fanfarrias ¨¦picas y muy romanas que nos envolver¨¢n en la conquista de la Galia o la protecci¨®n de la Rep¨²blica. Los efectos a¨²n dejan mucho que desear pero se amoldan al estilo del juego, que no debe ser demasiado din¨¢mico, y las voces son inexistentes. El sonido, pues, sigue cumpliendo, con alguna melod¨ªa de m¨¢s, aunque podr¨ªa haberse mejorado.
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Aprender a gobernar La curva de aprendizaje, como coment¨¢bamos al principio, es muy elevada siguiendo la tradici¨®n de los Europa Universalis. No estamos ante un punto flaco ni mucho menos, pues un juego de estas dimensiones va acompa?ado por necesidad de un sistema de juego complicado. Los conceptos b¨¢sicos ser¨¢n f¨¢ciles de comprender, y m¨¢s con las ayudas y consejos que constantemente tendremos en pantalla. Podremos desactivarlos una vez las sepamos en su totalidad, aunque siempre es recomendable redundar a equivocarnos con algo y desatar una tormenta pol¨ªtica, militar o social.
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La complejidad viene a la hora de profundizar en los conceptos. Uno debe tirar del manual online que acompa?a al t¨ªtulo y de los consejos que pueda encontrar en diferentes foros. Los tutoriales siguen siendo los b¨¢sicos, quiz¨¢ presuponiendo que la mayor¨ªa de jugadores que se enfrenten al Vae Victis ya conocer¨¢n los entresijos de los Europa Universalis. Un punto negativo sobre todo para jugadores noveles, que se las ver¨¢n canutas si no dedican un m¨ªnimo al manual? y puede que hasta desistan, no llegando nunca a conocer las delicias del juego. Multijugador La expansi¨®n mantiene las mismas caracter¨ªsticas multijugador que el origial. Esto es, un m¨¢ximo de 32 jugadores v¨ªa LAN y una docena por Internet. El rendimiento en este tipo de partidas sigue siendo ¨®ptimo para un equipo de 3 GB con una Nvidia 8400 a 128 MB.