Chorus, an¨¢lisis. El sandbox del espacio exterior

Deep Silver Fishlabs es un estudio conocido, principalmente, por su trabajo a los mandos de la franquicia Galaxy on Fire. M¨¢s de una d¨¦cada de historia en la que no son pocos los t¨ªtulos de tem¨¢tica espacial que nos ha dejado, especialmente los dise?ados para dispositivos Android e iOS. Sin ir m¨¢s lejos, el juego del que hoy os hablamos es su primer gran proyecto pensado exclusivamente para consolas de nueva generaci¨®n: Chorus, una aventura de mundo abierto ambientada en un lejano ¡ªy hom¨®nimo¡ª sistema.

Adentrarnos en ¡°un mundo que invita a explorar¡±. Esta es la primera de las premisas jugables y conseguirlo era el gran desaf¨ªo del estudio, seg¨²n nos comentaron cuando tuvimos la oportunidad de charlar con ellos hace unos meses. Y lo han conseguido gracias al inter¨¦s de Nara, la protagonista, en hallar respuestas sobre su propia naturaleza, luego de abandonar por decisi¨®n propia a los suyos tras descubrir que algo oscuro se ocultaba en los planes de sus l¨ªderes. Algo en lo que ella misma particip¨®, y de lo que no se siente precisamente orgullosa.

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La Forsaken: una extensi¨®n de Nara

La manera en la que los responsables del t¨ªtulo han decidido contarnos la historia del mismo nos ha parecido muy original. Forsaken es el nombre que recibe la nave que controlamos, y que es nada m¨¢s y nada menos que especie de proyecci¨®n de la personalidad de Nara. A menudo, la exploraci¨®n en solitario en mitad de un oc¨¦ano de estrellas se ve acompa?ada de las conversaciones que tienen entre s¨ª, aunque tal vez deber¨ªamos decir ¡°consigo misma¡±. Reproches, lamentos y muchas preguntas carentes de respuesta. El guion est¨¢ marcado, en gran parte, por algo tan humano como la necesidad de redenci¨®n, entre otros elementos que a menudo nos sit¨²an en un aut¨¦ntico dilema moral.

En l¨ªneas generales, la historia resulta bastante interesante y ofrece una cantidad de momentos m¨¢s que suficiente para mantenernos en vilo hasta los compases finales. Es algo digno de menci¨®n, pues no siempre es habitual en t¨ªtulos que apuestan por soltarnos en mitad de un enorme mundo abierto. Sin embargo, tenemos que decir que el ritmo peligra en cuanto decidimos olvidarnos del hilo principal y dedicamos un buen pu?ado de horas a disfrutar de todas las actividades que pone sobre la mesa. Es un riesgo asumido por cualquiera que apuesta por el g¨¦nero sandbox, y no tenemos del todo claro cu¨¢l habr¨ªa sido la soluci¨®n para uno de estas caracter¨ªsticas.

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?El GTA del espacio?

No exactamente, pero tampoco se aleja demasiado de lo que podemos encontrar en los referentes de uno de los g¨¦neros de moda. Chorus es capaz de combinar una aventura de ciencia ficci¨®n marcada por su potente carga narrativa, con los ingredientes principales de la f¨®rmula sandbox. En todo momento tenemos la posibilidad de seguir la misi¨®n principal gracias a nuestro mapa, pero resulta inevitable no dejarse llevar por los m¨²ltiples puntos de inter¨¦s que encontramos mientras sobrevolamos el sistema. Hablamos, por supuesto, de las misiones secundarias.

Durante los primeros compases del juego, explorar libremente y dedicarnos a participar en las actividades que salen a nuestro paso es muy gratificante. Personajes que necesitan ayuda, nav¨ªos extraviados en los que hallamos pistas sobre tesoros e incluso pruebas tan variopintas como carreras y persecuciones, entre otras. Todo lo que hacemos tiene su recompensa en forma de cr¨¦ditos, ecos del pasado que aportan trasfondo a la historia y mejoras para la nave. Cr¨¦ditos que, por cierto, podemos emplear en cualquiera de las bases para desarrollar el armamento u otras caracter¨ªsticas de la Forsaken como la potencia de sus escudos.

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Si hacemos referencia a las primeras horas es porque, lamentablemente, al cabo de varias todo se vuelve mon¨®tono. Las limitaciones de la tem¨¢tica son evidentes; muchas misiones se repiten y no son m¨¢s que una excusa para acercarnos a un determinado lugar y pegarnos contra la flota del bando rival. A decir verdad, la sensaci¨®n que nos deja Chorus es que va de m¨¢s a menos, y una vez deja de sorprender, la repetitividad hace mella en la experiencia.

La acci¨®n, eso s¨ª, es bastante divertida gracias al control de la nave, una de las cosas que m¨¢s nos ha gustado. Manejarla es una aut¨¦ntica delicia gracias a la precisi¨®n con la que podemos iniciar la marcha, mantenerla y desplazarnos en cualquier direcci¨®n. Un simple toque al stick y no tenemos que tocar nada m¨¢s para que la nave se mueva ¡°a ralent¨ª¡±, como si de un coche se tratase. Lo mismo sucede a la hora de pasar a la acci¨®n: las ayudas en la punter¨ªa nos permite acertar gran parte de los disparos, dando lugar a que nuestra habilidad a la hora de localizar al objetivo y esquivar sus ataques sean el verdadero desaf¨ªo que plantea cada batalla.

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En resumidas cuentas, Chorus no solo nos ha parecido un buen juego; tambi¨¦n una experiencia original¡­ hasta que se agota. Es accesible para cualquier perfil de jugador y sabe jugar bien sus cartas. Historia, ambientaci¨®n y sensaciones a los mandos funcionan realmente bien, pero la escasa variedad de objetivos a medio plazo pesan y se echa en falta una mayor inspiraci¨®n para resolver algunas situaciones. Con todo, el conjunto es s¨®lido y se apoya en una factura t¨¦cnica importante: 60 im¨¢genes por segundo y una direcci¨®n de arte que har¨¢ las delicias de cualquier amante de la ciencia ficci¨®n.