A Musical Story, an¨¢lisis. El ?lbum conceptual versi¨®n Siglo XXI

A Musical Story es el primer juego del peque?o estudio franc¨¦s Glee Cheese. Solo cuatro integrantes para, seg¨²n su propio lema: ¡°Desarrollar juegos innovadores con una fuerte identidad art¨ªstica¡±. La propuesta, que acaba de llegar a todas las plataformas imaginables con su fuerte carga narrativa, responde plenamente a esas intenciones. Est¨¢ por ver si lo han conseguido, asunto que intentaremos aclarar en las siguientes l¨ªneas.

Para ello conviene saber de la antigua amistad de dos de los componentes del estudio. Valentin Ducloux y Charles Bardin se han llevado 20 a?os haciendo m¨²sica juntos. Si era el momento de meterse en esto de los videojuegos, ?qu¨¦ mejor que apostar por un t¨ªtulo musical y de ritmo? Es de prever que el profundo conocimiento que tienen el uno del otro, de una forma de hacer, sentir y actuar, habr¨¢ allanado con notas y arpegios el camino.

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Back to the 70?s. La importancia del contexto.?

La d¨¦cada de los 50 vio nacer el rocanrol dando voz y presencia a los j¨®venes en una sociedad hasta entonces perteneciente a los adultos. En los 60 se alcanzan cotas creativas a la vez que las guitarras y las letras se convierten en la banda sonora de barricadas y contracultura. Los 70, el momento en el que se ambienta el juego, nos muestran los sue?os de un futuro mejor rotos y aplastados por la realidad. La m¨²sica, asimilada por la gran maquinaria de la industria, llena estadios y provee de jets privados a las grandes bandas, que recorren el mundo epatados por el sexo, las drogas, el rocanrol y monta?as de billetes de 100 d¨®lares.

El ¨¢lbum, plenamente asentado y en contraposici¨®n al single, que hab¨ªa sido rey en su primera d¨¦cada de existencia, se torna a veces conceptual. Una serie de canciones aparecen hiladas por una idea, y el conjunto gana en peso ante cr¨ªtica y p¨²blico. Si la segunda mitad de los sesenta nos brinda obras maestras como Sargento Pepper (The Beatles, 1967), la de los 70 coge el testigo sin amilanarse y nos lanza hasta el lado oscuro de la luna (Pink Floyd, 1973). El ¨¢lbum concepto a veces tambi¨¦n crece hasta hacerse doble vinilo. En cuatro caras se exploran en los 60 los caminos de la ¨®pera rock abiertos por el musical Hair o el Tommy de The Who. En los 70, el rock progresivo y sinf¨®nico, borracho de ego, llegar¨ªa a vestir esas cuatro caras con ¨²nicamente cuatro temas de veinte minutos cada uno (Cuentos de oc¨¦anos topogr¨¢ficos, Yes, 1973).

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C¨®mo se ubica A Musical Story en ese contexto

A Musical Story se ambienta en los 70 en l¨ªnea con estas vertientes comentadas. Por un lado, por su protagonista con look calcado al de Jimi Hendrix (1942/1970) en su actuaci¨®n en el Festival de Woodstock de 1969. Toca en una peque?a banda, un cl¨¢sico Power Trio donde el bajo se sustituye por el teclado (The Doors style). El ambiente transmite todav¨ªa ese rollo hippie de la d¨¦cada anterior, cuando todo a¨²n era posible. Como ocurri¨® entonces, la realidad se ha impuesto, y este chico trabaja incontables horas en la cadena de montaje de una f¨¢brica. El hippismo tard¨ªo brillar¨¢ como anta?o en un largo viaje en furgoneta Dodge que realizar¨¢ el grupo para tocar en un festival.

La m¨²sica, por su parte, est¨¢ compuesta pensando en el ¨¢lbum conceptual. Casi todo instrumental, los temas se mueven aqu¨ª entre lo cerrado de un single y, sobre todo, lo expansivo de la improvisaci¨®n en el local de ensayo. Nos encontramos as¨ª pasajes de composici¨®n ambiental y muy libre que sirven de banda sonora de esta peque?a road movie. Sobrevolando el conjunto, la historia sobre la que se sustenta todo. Porque A Musical Story es un juego de ritmo y musical, pero tambi¨¦n, tal vez sobre todo, quiere contarnos una historia.

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La narrativa de un juego musical

Es muy acertado el comienzo de A Musical Story. Antes de apretar Start lo que vemos es al protagonista en coma postrado en la cama de un hospital. De fondo, el sonido r¨ªtmico de las constantes vitales. Arrancado el juego la l¨ªnea del soporte vital ocupa toda la pantalla. Y el martilleante Pi! que nos dice que el personaje est¨¢ vivo se mezcla con el latido de su coraz¨®n, que empieza a asemejarse al toque de una bater¨ªa. Lo que viene a continuaci¨®n es la psique herida intentando juntar las piezas del pasado a trav¨¦s de la m¨²sica; la reconstrucci¨®n de los recuerdos guitarra en mano, construyendo a duras penas el camino de vuelta a casa.

Los ensayos, las cervezas con los amigos, el trabajo en la f¨¢brica, los porros fumados en soledad, los miedos interiores creciendo y creciendo, apagando la luz al final del t¨²nel que sirve de gu¨ªa. Un festival de rock lejos, al este, como lugar en el que hacer brillar los sue?os por una vez en la vida. El amor que aparece sobre el escenario de un sucio bar de carretera. El amor¡­ la tabla de salvaci¨®n ante la adicci¨®n y los malos viajes, el clavo ardiendo al que agarrarse en mitad de la oscuridad.

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La mec¨¢nica y lo bien que encaja con la m¨²sica rock

El rock es una m¨²sica sencilla, repetitiva, relativamente f¨¢cil de ejecutar en su forma m¨¢s b¨¢sica. En el juego los temas se despliegan en c¨ªrculo sobre la pantalla en una primera ronda, en la segunda toca el turno de replicarla. Solo dos botones hacen falta, gatillos superiores derecho e izquierdo, con las variantes de mantenerlos pulsados para notas sostenidas y la pulsaci¨®n de los dos a la vez para, por ejemplo, distinguir los arpegios.

Cuando la cosa se complica no ser¨¢ extra?o fallar en varias ocasiones, y aqu¨ª viene lo acertado de la m¨²sica elegida. El resultado de repetir una y otra vez el peque?o loop buscando la ejecuci¨®n correcta no satura, porque la repetici¨®n se encuentra en la misma base del rock. Poco a poco, se har¨¢ m¨¢s visible un punto blanco que nos ir¨¢ indicando en su recorrido el tempo exacto de las pulsaciones. No hay p¨¦rdida en el resultado final y s¨ª disfrute en el proceso.

Como colof¨®n, a pesar de tratarse de un juego muy corto (aun siendo torpes, nos llevar¨¢ terminarlo menos de dos horas) es tremendamente rejugable. Completar todos los cap¨ªtulos sin fallos nos abrir¨¢ las puertas a un so?ado final que elude el dramatismo de la historia ya contada. Una nueva fase que es todo un premio por la de horas que se va a llevar por delante conseguirlo.