We Love Katamari REROLL+ Royal Reverie, an¨¢lisis

Casi dos d¨¦cadas despu¨¦s del lanzamiento original de la secuela de Katamari Damacy llega a sistemas actuales una remasterizaci¨®n tan absurda por concepto como necesaria para la industria. Y es que ya en 2005 con el t¨ªtulo original para PS2, We Love Katamari, lograba ampliar y mejorar la premisa del primer t¨ªtulo, logrando que lo hilarante e irreverente de su personalidad creciera varios enteros con pruebas m¨¢s locas y desafiantes, con su creador Keita Takahashi junto a Namco d¨¢ndolo todo a nivel creativo. Ahora, casi dos d¨¦cadas despu¨¦s, recibimos con los brazos abiertos una remasterizaci¨®n a cargo de Monkeycraft respaldada por Bandai Namco Entertainment que pretende hacernos rodar como nunca en PC, Nintendo Switch, PlayStation 4, Xbox One, PlayStation 5 y Xbox Series X|S, aumentando la resoluci¨®n, aplicando algunas mejoras aqu¨ª y all¨¢ en su jugabilidad y a?adiendo unos cuantos contenidos. Y desde su reciente lanzamiento, no podemos dejar de jugar a We Love Katamari REROLL+ Royal Reverie. Ni t¨² tampoco podr¨¢s.

Tambi¨¦n amamos Katamari Damacy

Como en el original, el concepto de Katamari Damacy es tan original como adictivo y absurdo. En esencia, debemos hacer rodar una bola pegajosa conocida como katamari a lo largo y ancho de diferentes niveles con la que recoger infinidad de objetos, haciendo que la bola crezca y crezca hasta niveles insospechados. Y a medida que vayamos absorbiendo objetos de mayor tama?o, podremos acceder a otros incluso m¨¢s grandes, dando como resultado un progreso de lo m¨¢s desafiante y atractivo. Todo ello a trav¨¦s de una historia totalmente c¨®mica y surrealista con la que se pretende abordar temas como la familia, el consumismo y la creatividad.

Y es que tras las acontecimientos del primer t¨ªtulo, Katamari Damacy, el Rey de Todo el Cosmos se carg¨® el espacio con todos sus planetas y estrellas tras una noche de fiesta y desenfreno. No obstante, al despertar se dio cuenta de lo que hab¨ªa hecho, por lo que pidi¨® ayuda a su hijo, el Pr¨ªncipe, para que bajara a la Tierra con un katamari y se hiciera con el m¨¢ximo n¨²mero de objetos posibles para crear nuevos astros y devolver as¨ª la vida a un cosmos m¨¢s vac¨ªo que nunca. Tras su exitoso plan, empezaron a llegar fans que ped¨ªan al monarca m¨¢s y m¨¢s katamaris, con lo que ya tenemos excusa para empezar a rodar por los entornos m¨¢s creativos e inesperados que nos podamos imaginar.

Hechas las presentaciones, tan solo ser¨¢ necesario dejarnos ir y empezar a rodar sin pausa, recogiendo desde la moneda m¨¢s ¨ªnfima a la monta?a m¨¢s alta; porque s¨ª, en esta nueva versi¨®n de We Love Katamari podremos absorber incluso nubes, kaijus y ciudades enteras. Pero vayamos por partes. We Love Katamari REROLL+ Royal Reverie es una versi¨®n remasterizada, mejorada y m¨¢s completa de la secuela original de PlayStation 2 lanzada en 2005. La base es la misma pero se mejoran los gr¨¢ficos y su resoluci¨®n, se mejoran algunos aspectos de su jugabilidad, se a?aden ciertas caracter¨ªsticas y se incluye la expansi¨®n Royal Reverie, a trav¨¦s de la cual podemos conocer m¨¢s sobre la vida del Rey de Todo el Cosmos y su relaci¨®n con el Rey Anterior mediante niveles extra.

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Como decimos, las mec¨¢nicas de We Love Katamari REROLL+ Royal Reverie son simples, aunque a su vez exigentes a partir de ciertos estadios de nuestro progreso. Dependiendo del nivel, tendremos que empezar por objetos mundanos y de tama?o contenido, para as¨ª, tras superar diferentes fases de di¨¢metro de nuestro katamari, acceder a objetos m¨¢s y m¨¢s grandes, incluso colosales. Para ello tendremos que combinar los dos sticks de control del pad, tanto para empujar el katamari como para dirigirlo hacia donde queramos, adem¨¢s de movimientos extra como la posibilidad de dar un salto fugaz para realizar un cambio brusco de direcci¨®n. Los controles tienen su miga y al principio nos costar¨¢ adaptarnos a ello, aunque tras unos cuantos niveles podremos hacernos con sus peculiaridades y pronto nos moveremos como pez en el agua. Y nunca mejor dicho, porque incluso daremos con un nivel subacu¨¢tico.

Cada nivel tiene sus propios desaf¨ªos y objetivos y tendremos que cumplir los alocados sue?os de cada uno de los personajes que nos pedir¨¢n nuestra ayuda para construir el mayor n¨²mero posible de katamaris; menci¨®n especial para coleccionables como los regalos de los fans o los primos del Pr¨ªncipe m¨¢s o menos escondidos por los diferentes niveles. Y si bien en un principio las pruebas ser¨¢n bastante sencillas, a medida que progresemos en el juego nos encontraremos con pruebas cada vez m¨¢s exigentes, algunas de ellas incluso frustrantes, tambi¨¦n hay que decirlo. Y es que ser¨¢ crucial elegir el tipo y el tama?o de los objetos a absorber en cada momento, a?adiendo un toque estrat¨¦gico que le sienta fenomenal a la ecuaci¨®n. Si no logramos cumplir con el objetivo de cada momento, el Rey se enfadar¨¢ y mandar¨¢ nuestro katamari frustrado al cosmos en forma de polvo estelar; en cambio, si salimos victoriosos, nuestro katamari se convertir¨¢ en un nuevo astro que tendr¨¢ mucho que decir en la parte final de la aventura.

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A nivel de extras, podemos acceder al modo Royal Reverie para descubrir m¨¢s sobre la infancia del Rey a trav¨¦s de desaf¨ªos ¨²nicos, adem¨¢s de desbloquear nuevos personajes, trajes y accesorios para nuestro katamari, a?adiendo as¨ª nuevas capas de profundidad y m¨¢s horas de juego. Aunque no podemos dejar de lado uno de los aspectos m¨¢s llamativos y que m¨¢s personalidad otorgan al juego: su colorida y surrealista puesta en escena. Si bien se ha aumentado la resoluci¨®n, los gr¨¢ficos de We Love Katamari REROLL+ Royal Reverie mantienen su inconfundible personalidad low poly con una paleta de colores totalmente saturada y su curiosa mezcla de elementos de corte infantil con otros m¨¢s ¡®realistas¡¯, por as¨ª decirlo. En t¨¦rminos similares podemos hablar de su banda sonora, con un buen surtido de temas pegadizos que tras varias horas de juego pueden pecar de repetitivos. Desde aulas de estudio a zoos, pasando por una acampada, una estaci¨®n de esqu¨ª o pueblos y ciudades enteras; las ambientaciones del juego son absolutamente desternillantes.