An¨¢lisis de Civilization VII, el referente de la estrategia por turnos vuelve con una entrega soberbia

Los amantes de la estrategia est¨¢n de enhorabuena. Una de las sagas m¨¢s importantes del g¨¦nero vuelve con energ¨ªas renovadas y un marcado esp¨ªritu transgresor, ofreci¨¦ndonos una entrega soberbia que nos ha conquistado por completo. La serie de culto creada por Sid Meier y Bruce Shelley en 1991, entonces bajo el sello de Microprose, ha marcado desde entonces las pautas de la estrategia por turnos y ha sentado las bases de lo que se conoce como juegos 4X, ya que las premisas de esta clase de juegos se sustentan sobre cuatro pilares: explorar los mundos virtuales que nos presentan, expandir nuestros imperios, explotar los recursos a nuestro alcance para que nuestra civilizaci¨®n florezca y, en ¨²ltima instancia, exterminar a quien ose interponerse en nuestra ascensi¨®n a la gloria.

El objetivo final en todos los t¨ªtulos de la saga es el mismo: guiar a una incipiente civilizaci¨®n virtual desde los albores de su nacimiento hasta ser la naci¨®n m¨¢s dominante sobre la faz de la Tierra, bien sea convirti¨¦ndola en una cuna de saber y tecnolog¨ªa que conquiste las estrellas antes que las naciones rivales, o barriendo a las mismas del mapa al frente de una s¨²per potencia b¨¦lica si optamos por un planteamiento m¨¢s agresivo. Hay mil y una formas de jugar a Civilization, todas ellas plenamente satisfactorias y de lo m¨¢s divertidas. La profundidad de los juegos y la abrumadora cantidad de opciones y posibilidades que brindan para gestionar nuestro imperio bien dar¨ªa para dedicarle una tesis doctoral a cada una de las entregas de la serie, y pese a ello esta siempre ha ofrecido t¨ªtulos accesibles para todo tipo de jugadores sin importar su nivel de experiencia con el g¨¦nero o la propia saga.

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Han transcurrido casi 9 a?os desde el lanzamiento de Civilization VI, el mayor lapso de tiempo entre dos entregas de la saga, lo cual ya nos da pistas de lo ambicioso de esta entrega. El propio Sid Meier ha declarado que una de las premisas innegociables para la saga es evitar que esta siga el camino de t¨ªtulos deportivos como Madden o series como Call of Duty con sus respectivas entregas anuales. Cada nueva entrega de Civilization debe estar plenamente justificada m¨¢s all¨¢ del pertinente avance visual y t¨¦cnico. Y lo cierto es que con Civilization VII han cumplido con creces con dicha premisa, ofreciendo una entrega muy innovadora, llena de cambios de gran calado y que se ha atrevido a arriesgar con varias nuevas premisas que sorprender¨¢n a los seguidores m¨¢s ac¨¦rrimos de la serie. Todo ello para ofrecer un juego que nos ha encantado y que se convierte por derecho propio en un nuevo referente del g¨¦nero, un t¨ªtulo casi infinito que brindar¨¢ miles de horas de diversi¨®n a quien busque un juego de estrategia y gesti¨®n lleno de posibilidades y enfoques para todo tipo de jugadores.

Lleva las riendas de tu civilizaci¨®n

La premisa b¨¢sica se mantiene con respecto a lo visto en otros t¨ªtulos de la saga: debemos gestionar nuestro imperio para obtener la victoria frente a un n¨²mero aleatorio de naciones rivales, pudiendo lograr dicha victoria por cuatro m¨¦todos: el cient¨ªfico, el cultural, el econ¨®mico o el b¨¦lico. Deberemos fundar ciudades y asentamientos, y mejorarlos con construcciones y modificaciones del entorno que nos permitan obtener recursos como son oro, producci¨®n de ciencia, cultura, felicidad para nuestros ciudadanos y diplomacia. Todo ello en base a infinidad de decisiones, siendo la primera la elecci¨®n del lugar adecuado para fundar cada una de nuestras ciudades, que se aprovechar¨¢n de diversas bonificaciones de entorno en funci¨®n de su ubicaci¨®n. A continuaci¨®n habr¨¢ que ir eligiendo la producci¨®n de dichas urbes, entre diversas construcciones que reportar¨¢n beneficios en distintos campos, o unidades como colonos que permiten fundar nuevos asentamientos o destacamentos militares para defensa o conquista. Incluso podemos embarcarnos en la construcciones de grandes maravillas de la humanidad, como el Coloso de Rodas o Los Jardines colgantes, las cuales nos proporcionar¨¢n grandes beneficios y abrir¨¢n paso a una ¨¦poca de esplendor cultural.

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Tambi¨¦n habr¨¢ que elegir qu¨¦ avances tecnol¨®gicos y conocimientos decidimos estudiar , y seleccionar entre distintos tipos de gobierno y avances culturales. La cantidad de variables a las que hay que prestar atenci¨®n es enorme, y siempre estamos descubriendo elementos interesantes y nuevas v¨ªas para que nuestra civilizaci¨®n florezca. Tambi¨¦n habr¨¢ que prestar especial atenci¨®n a la diplomacia y las relaciones con los dem¨¢s imperios presentes en nuestras partidas, as¨ª como prepararse para defender nuestras urbes o incluso lanzarnos a despiadadas campa?as b¨¦licas en pos de la dominaci¨®n mundial. Pese a lo abrumador de su propuesta en un inicio, estamos ante un t¨ªtulo amigable que fomenta la experimentaci¨®n y resulta satisfactorio en todo momento y que adem¨¢s nos ofrece 6 niveles de dificultad que hacen que la experiencia resulte placentera para todos los niveles de pericia con el g¨¦nero. Civilization VII es uno de esos t¨ªtulos donde las horas pasan volando sin darnos cuenta, no en vano esta saga es la principal culpable de que se acu?ara la popular expresi¨®n ¡°un turno m¨¢s y lo dejo¡± hasta que nos percatamos que nos han dado las tantas al frente de nuestro imperio virtual.

Multitud de novedades

Como ya hemos comentado, estamos ante una de las entregas m¨¢s transgresoras e innovadoras en la historia de la saga. Los cambios comienzan incluso antes de lanzarnos al ruedo, ya que por primera vez, el l¨ªder o figura hist¨®rica que elijamos al frente de nuestro imperio no est¨¢ ligado a una civilizaci¨®n en concreto, debiendo elegir ambos por separado. Tenemos a figuras hist¨®ricas como Isabel la Cat¨®lica, Napole¨®n, Benjamin Franklin y muchas m¨¢s, y podremos ponerlos al frente de distintas dinast¨ªas como la griega, la romana y otras tantas. Tanto los dirigentes como las distintas civilizaciones tienen caracter¨ªsticas ¨²nicas y bonificaciones propias, por lo que juntando unos con otros obtendremos diversas sinergias a explotar en las partidas, ofreciendo esta novedad infinidad de combinaciones y posibilidades.

La otra novedad rompedora es la divisi¨®n de las partidas en tres eras, la era antigua, la era de los descubrimientos y la era moderna. El progreso de la era lo indica un marcador en la esquina superior izquierda de la partida, y se va llenando a medida que las distintas civilizaciones consiguen unos determinados hitos. El avance del indicador de progreso es com¨²n para todos los imperios presentes en la partida y todos ellos realizan la transici¨®n a la siguiente era de manera simult¨¢nea. Dentro de cada era podemos optar por seguir alguna de las cuatro rutas de legado, la cient¨ªfica, la cultural, la econ¨®mica o la militar. Se nos pedir¨¢n diferentes objetivos, como estudiar la escritura y construir una biblioteca en la ruta cient¨ªfica, o construir un determinado n¨²mero de maravillas del mundo en la ruta cultural, y al alcanzarnos obtendremos una serie de puntos de legado que podremos canjear por diversas mejoras en la siguiente era. Las victorias al completar alguna de las rutas de legado en las dos primeras era ser¨¢n parciales, debiendo completar alguna de dichas rutas en la ¨²ltima era para alzarnos con la victoria definitiva.

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Esto abre la posibilidad de grandes remontadas, y nos permite diversificar nuestros esfuerzos en distintas rutas en las era previas para centrarnos en una concreta en la ¨²ltima para alcanzar la victoria definitiva. Por si este planteamiento no fuera suficientemente rompedor, cuando realizamos la transici¨®n de era deberemos elegir una nueva civilizaci¨®n para nuestro imperio, de entre las disponibles para dicha era, por lo que la cosa cambiar¨¢ por completo. Esto exige una alta capacidad de adaptaci¨®n y planificaci¨®n a largo plazo, e incluso las civilizaciones disponibles en la nueva era se desbloquear¨¢n en algunos casos en funci¨®n de nuestras acciones en la previa. Los per¨ªodos previos a la transici¨®n estar¨¢n marcados por ¨¦pocas de crisis donde se aplicar¨¢n diferentes penalizaciones a nuestro imperio, y varias de las construcciones y unidades quedar¨¢n obsoletas al realizar el cambio de era y las perderemos con sus respectivas bonificaciones. Todo ello supone un cambio radical para la serie, y lo cierto es que a nosotros este nuevo planteamiento nos ha gustado mucho y nos ha convencido.

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No se quedan ah¨ª las novedades: siguiendo con la pol¨ªtica iniciada en la anterior entrega, la gesti¨®n de las urbes es m¨¢s directa, y se han eliminado por completo la figura de los constructores, debiendo gestionar los n¨²cleos urbanos directamente, teniendo en cuenta que las construcciones ocupan espacio en las mismas, y que las casillas de las ciudades pueden ser suelo urbano donde ubicar mejoras, o terreno mejorado directamente a granjas o serrer¨ªas, por poner un ejemplo. Tambi¨¦n podremos asignar especialistas a las casillas urbanas, que proporcionan recursos pero tambi¨¦n los consumen, e incluso construir barrios espec¨ªficos para cada cultura ubicando dos construcciones especiales en la misma casilla. Los nuevos asentamientos se fundar¨¢n como pueblos y no como ciudades, funcionando de manera diferente a estas, aunque siempre podremos convertirlos en ciudades pagando un peaje econ¨®mico.

La diplomacia tambi¨¦n ha sido fuertemente potenciada, debiendo estar muy atentos si queremos mantener buenas relaciones con los dem¨¢s imperios, ofreci¨¦ndoles distintos intercambios o aperturas de fronteras, aunque tambi¨¦n dispondremos de muchas opciones para espiarlos o hacerles la pu?eta si queremos optar por esta v¨ªa. Esta rama del juego ha ganado mucho peso, y deberemos prestarle mucha importancia si no queremos que las cosas se salgan de madre. La vertiente b¨¦lica del juego tambi¨¦n se ha potencia, incluyendo la figura de comandantes que pueden agrupar varias unidades bajo su mando, siendo m¨¢s sencilla su gesti¨®n y disposici¨®n en el campo de batalla. Junto a todo ello, hay multitud de peque?os cambios aqu¨ª y all¨ª, que en general mejoran la experiencia, y o cierto es que hay que aplaudir fuertemente el af¨¢n del se?or Meier y su equipo de Firaxis por huir del previsible estancamiento que podr¨ªa sufrir la s¨¦ptima entrega de una saga de tanto peso y tan largo recorrido.

Lo menos bueno

Poco hay que reprochar a esta nueva entrega de la saga. Quiz¨¢ lo m¨¢s grave sea la ausencia de un tutorial de verdadera entidad, alg¨²n escenario de prueba donde se gu¨ªe de manera efectiva a los jugadores noveles en los muchos entresijos de esta nueva entrega. Cierto es que contamos con diversos mensajes de ayuda y recomendaciones en los inicios de las partidas, pero se antojan un tanto escasos. En cualquier caso, siempre podremos acceder a la Civilopedia, un compendio de todo lo que ofrece el juego a modo de enciclopedia sobre el mismo que hace verdadero honor a dicho t¨¦rmino. Creemos que tambi¨¦n se deber¨ªan mejorar los tiempos de carga, demasiado extensos en algunos casos cuando comenzamos o cargamos partida, y quiz¨¢ la inteligencia artificial enemiga necesite alg¨²n peque?o ajuste, cosa habitual en los lanzamientos de los diferentes t¨ªtulos de la saga. Y la verdad es que el precio de la edici¨®n m¨¢s completa del juego, la Founder?s Edition, nos parece muy elevado, nada menos que 129,99 euros.

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Una era dorada para la estrategia por turnos

Por lo dem¨¢s, estamos ante un lanzamiento sumamente pulido, hasta el punto de que no hemos sufrido ni un solo bug en m¨¢s de 40 horas de partida, siendo la estabilidad del t¨ªtulo fant¨¢stica, pudi¨¦ndose decir lo mismo del rendimiento y optimizaci¨®n del mismo, estando verificado el t¨ªtulo para su perfecto desempe?o en la Steam Deck. Las partidas multijugador online tambi¨¦n funcionan a las mil maravillas, aunque es cierto que tampoco hemos profundizado excesivamente en este punto, pero nuestra experiencia result¨® satisfactoria mientras la probamos.

Para rematar una entrega soberbia, Firaxis la ha engalanado con un apartado audiovisual magn¨ªfico. Se ha abandonado el acabado gr¨¢fico excesivamente cartoon de la sexta entrega para apostar por un acercamiento m¨¢s sobrio, luciendo el t¨ªtulo estupendamente en pantalla. El detalle de las construcciones y unidades es muy alto, y nuestras ciudades y grandes urbes lucen como bell¨ªsimos dioramas llenos de detalles, color y vida. La banda sonora resulta plenamente satisfactoria, acompa?ando a la perfecci¨®n a lo que acontece en pantalla, ¨¦pica por momentos y ofreciendo composiciones de genial factura. El trabajo de doblaje al castellano es totalmente profesional, perfecto en la dicci¨®n y los tiempos, completando un trabajo de localizaci¨®n a nuestro idioma perfecto.

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