Cr¨ªtica She-Hulk 1x01: pateando el orgullo machito en busca de rumbo
Analizamos lo que ha dado de s¨ª el primer episodio de She-Hulk en Disney+, la nueva serie de Marvel que viene dispuesta a revolucionar el UCM.
Es f¨¢cil entender la ola de odio que est¨¢ recibiendo She-Hulk en base a su primer episodio. (Entenderla, que no compartirla). Al fin y al cabo es un divertido roast a Hulk y el universo Marvel en general. El personaje de Jennifer Walters hace ver como un idiota al ¡°brillante¡± cient¨ªfico de Los Vengadores y domina en 20 minutos lo que a Bruce Banner le ha llevado 14 a?os y 6 pel¨ªculas (desde 2008, cuando Ruffalo a¨²n era Norton). A la nueva cara del UCM le basta un cap¨ªtulo para hacer saltar por los aires el propio UCM. Adi¨®s al sistema de valores y de moral atribuidos a todo superh¨¦roe. ¡°?Os acord¨¢is de la frase del t¨ªo Ben acerca de que un gran poder conlleva una gran responsabilidad? Pues s¨ª, mirad, que paso. Bastantes movidas tengo ya en mi trabajo y mi d¨ªa a d¨ªa como para ir dando vueltas en licra por ah¨ª¡±. Chap¨®.
Ver a una reci¨¦n llegada meterse as¨ª con un personaje al que conocemos y apreciamos no ayuda a empatizar con ella. Menos a¨²n cuando asoma la guerra de sexos y uno interpreta que si Hulk pierde y queda mal, los hombres pierden y quedan mal. Por eso el primer episodio de She-Hulk es tan divertido. No tanto por sus bromas, sino por las reacciones que provoca. ?De verdad alguien ve un ¨¢lter ego en ese monstruo verde de tres metros? ?Por qu¨¦ defender su honor como si nos fuera la vida en ello? ?Qu¨¦ honor? La s¨¢tira es tan burda que la mitad de las intervenciones de Bruce Banner son bromeando sobre su masculinidad de cristal. Y viendo las reacciones en redes de quienes no lo han pillado, sinceramente, Jessica Gao lo ha clavado. La showrunner ha sacado a la luz a m¨¢s de un ser de las cavernas.
Pero que Marvel tampoco cante victoria. Un primer episodio no debiera ser s¨®lo de presentaci¨®n y ¨¦ste lo es. Carece de gancho, conflicto y fuerza dram¨¢tica, la Sant¨ªsima Trinidad de la ficci¨®n. She-Hulk queda tan por encima del bien y del mal que la serie podr¨ªa acabar aqu¨ª mismo. Ni siquiera el tono termina de ser evidente. Suponemos que es una sitcom, pero m¨¢s que por los gags de la factor¨ªa Stan Lee, porque es dif¨ªcil no re¨ªrse ante lo rid¨ªculo de los motivos tras la transformaci¨®n de Walters, o ante lo lamentable de la presentaci¨®n de Titania y lo extra?o que se hace esa sensaci¨®n de que, en cada toma con los dos Hulks, hay alguien detr¨¢s de c¨¢maras grit¨¢ndoles que no se muevan mucho, que caminen despacio y hagan movimientos lentos y en plan Playmobil. Porque s¨ª, seguimos a vueltas con el CGI.
Resulta complicado discernir hacia d¨®nde apunta She-Hulk si no se conocen de antemano los c¨®mics y el personaje de Titania. Las referencias y ganas de abrazar el humor de Fleabag revolotean por ah¨ª, pero es una filosof¨ªa dif¨ªcil de seguir bajo el manto blanqueador de Disney. Lo mismo ocurre con ese im¨¢n que parece atraer a Jessica Gao hacia las series de abogados con las que ha flirteado durante toda la campa?a de promoci¨®n. Ally McBeal, Ley y Orden¡ Es un estilo que veremos c¨®mo sobrevive bajo su otro manto, el de Marvel, m¨¢s dado a la acci¨®n, las palomitas y el espect¨¢culo. Una serie con superh¨¦roes, pero no de superh¨¦roes. Un proyecto curioso de seguir, como m¨ªnimo original, pero que de momento nos despierta dudas porque tiene muchas papeletas de quedarse en tierra de nadie. Esperemos equivocarnos. Nos vemos tras el episodio 2.