Scream (2022), cr¨ªtica. Ghostface regresa con el cuchillo bien afilado
La quinta entrega de la saga creada por Wes Craven y Kevin Williamson recupera su esencia y actualiza a la f¨®rmula a la ¨¦poca contempor¨¢nea.
Una casa en mitad de la nada. La chica enciende el fuego y se dispone a preparar palomitas. Es entonces cuando suena el tel¨¦fono: "?Cu¨¢l es tu pel¨ªcula de terror favorita?¡±, pregunta el asesino. Lo que al principio parece un acto inocente pronto se vuelve un juego macabro donde el fracaso es pr¨¢cticamente sin¨®nimo de muerte. As¨ª arranca la pel¨ªcula original de Scream y as¨ª lo hace esta notable secuela, que no solo se actualiza a los tiempos actuales, sino que lo hace sin traicionar la f¨®rmula cl¨¢sica.
En 1996 todos ten¨ªamos tel¨¦fonos fijos. La era del smarthphone todav¨ªa no hab¨ªa llegado e Internet era casi ciencia ficci¨®n. Durante las m¨¢s de dos d¨¦cadas que han transcurrido, las comunicaciones han evolucionado. Recibimos est¨ªmulos a trav¨¦s de las pantallas e interactuamos instant¨¢neamente con otras personas: es el momento de las redes sociales, de las apariencias y de lo inmediato.
Bajo esa capa de modernidad, que Scream (2022) recoge e integra a la perfecci¨®n, se encuentran los mismos ingredientes que hicieron brillar a este cl¨¢sico del slasher. La saga ideada por el fallecido Wes Craven y por Kevin Williamson regresa con una pel¨ªcula que sigue las reglas del g¨¦nero, las manipula y las introduce en los propios di¨¢logos.
Ghostface: un misterio, metacine y humor, lo que funciona
El largometraje dirigido por Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett hace menci¨®n a otros filmes de terror, pero al mismo tiempo, el metalenguaje referencia la pel¨ªcula dentro de la pel¨ªcula. En el universo cinematogr¨¢fico que se ha construido, la saga Pu?alada se basa en la obra de la periodista Gale Weathers (Courney Cox) y conforma el imaginario colectivo sobre lo que ocurri¨® en el peque?o pueblo de Woodsboro. El metacine alcanza un nivel superior cuando estas referencias tocan incluso al filme original.
Sidney Prescott (Neve Campell), Dewey Reley (David Arquette) y la propia Gale vivieron su propia historia de terror en sus m¨²ltiples encuentros con los distintos Ghostface. Bajo la m¨¢scara, cualquiera puede ser el asesino, un misterio que articula el suspense del guion y que se mantiene casi hasta el final. Sabemos que al menos una de las personas del c¨ªrculo de amigos o familiares de los protagonistas est¨¢ implicado, porque el mismo Dewey deja caer la idea. Al fin y al cabo, habla con la voz de la experiencia (y con unas cuantas pu?aladas y cicatrices para demostrarlo).
De algunas forma, Sid, Dewey y Gale ayudan a los nuevos protagonistas a moverse por los pantanos terrenos de la sospecha. Veinticinco a?os despu¨¦s de los asesinatos en Woodsboro, Ghostface persigue a un grupo de adolescentes, a los que tratan de acuchillar hasta la muerte. Los guionistas de Scream se sienten c¨®modos con el humor y el metacine, y aunque la parte m¨¢s dram¨¢tica no siempre funciona (por ejemplo, la relaci¨®n entre las dos hermanas resulta un tanto insulsa), el conjunto conserva el empaque.
M¨¢s all¨¢ de los enigmas y de los porqu¨¦s, a un slasher se le piden muertes imaginativas, ya que en estas pel¨ªculas, de forma un tanto retorcida, los asesinatos forman parte del humor. En la sala de cine, se escucharon carcajadas cuando el cuchillo atraves¨® la piel de uno de los desafortunados adolescentes.
Puede que la nueva Scream sea m¨¢s de lo mismo, pero detr¨¢s del proyecto se percibe cari?o y respeto a la obra. Eso se transmite a la pantalla y convierte a esta secuela (o recuela, como se les denomina ahora a las pel¨ªculas que contin¨²an la historia volviendo al origen) en una cinta tan digna como divertida, un producto m¨¢s que recomendable.