Cine
Cazafantasmas: Afterlife, cr¨ªtica. La nostalgia como negocio
Jason Ritman resetea la saga con una secuela que ignora la ¨²ltima entrega y recupera los c¨®digos de la comedia ligera del cine de los 80.
En el cine, como en la vida, todas las comparaciones son odiosas, pero en el caso de Cazafantasmas: Afterlife es inevitable porque son muchos los factores que invitan a ello. Primero porque al frente del proyecto est¨¢ Jason Reitman, hijo de director de las dos primeras entregas (Ivan Reitman), segundo porque parte de los han puesto el dinero han sido Bill Murray y el propio Ivan Reitman. Y por ¨²ltimo porque Dan Aykroyd es uno de los productores ejecutivos. Jason contaba con cierta sorna que tener a su padre a su lado sentado en el set de rodaje controlando y comentado todas sus decisiones creativas no es la mejor forma de trabajar, pero por lo menos le ha dado la satisfacci¨®n a su progenitor de resucitar una saga que parec¨ªa enterrada tras el fiasco de Paul Feig con Cazafantasmas en 2016.
Homenaje a los cl¨¢sicos de los 80
La pel¨ªcula bebe no solo del esp¨ªritu original de las dos entregas sino tambi¨¦n de cl¨¢sicos de los 80 como The Goonies o Gremlins para crear una comedia ligera llena de gui?os al pasado y que no tiene m¨¢s pretensi¨®n que ser un entretenimiento familiar y servir de homenaje a Harold Ramis, protagonista y coguionista de las dos primeras, fallecido en 2014.
La historia, sin que sea un alarde de imaginaci¨®n, muestra cierta coherencia e hila de manera razonable con los dos primeros episodios. Una familia monoparental en la ruina hereda una vieja propiedad en un pueblo de mala muerte, pero el caser¨®n destartalado solo es una fachada tras la que esconde un secreto que une pasado y presente. El desarrollo de los personajes es insustancial, como lo son sus problemas monetarios de la madre, los l¨ªos del hijo adolescente o la personalidad extra?a de la hiperinteligente hija peque?a. Todo est¨¢ puesto ah¨ª para dar cierta capa de pintura a una aventura que va por otro lado y que conduce a la vuelta del gran enemigo de los primeros Cazafanstamas, Gozer, as¨ª como de sus dos escuderos: El Maestro de las Llaves y El Guardi¨¢n de la Puerta.
Los fans, contentos
La cinta, que supera por poco las dos horas de duraci¨®n, tiene un inicio desigual hasta que a mediados de metraje coge ritmo y va encadenando escenas de acci¨®n hasta un desenlace que, no por esperado, har¨¢ las delicias de los mit¨®manos de la saga. La nostalgia siempre ha sido buen negocio en Hollywood y Ritman le saca dividendo.
Al tratarse de una pel¨ªcula de corte familiar no hay grandes alardes interpretativos, quiz¨¢ destaque sobre todos Paul Rudd (Ant-Man), que demuestra una vez m¨¢s su natural talento para la comedia. Carrie Coon tambi¨¦n construye un personaje cre¨ªble a pesar de que la historia le da poco recorrido y en cuanto a los chavales, Finn Wolfhard (Stranger Things) y McKenna Grace (El Cuento de la Criada) cumplen en dos papeles demasiado esteriotipados. De entre los secundarios destaca el jovenc¨ªsimo Logan Kim, que logra construir un personaje divertido sin llegar a ser repelente. Menci¨®n a parte merecen los regresos de Bill Murray, Dan Aykroyd, Ernie Hudson y una radiante Sigourney Waever, todos ellos con una presencia corta, aunque relevante para el desenlace para la historia. Lo cierto es que est¨¢n metidos en la cinta de una manera poco org¨¢nica, en busca una conexi¨®n emocional con el espectador. Ya puestos, en este ejercicio de derroche de nostalgia se echa en falta la presencia de Rick Moranis.
Viejos conocidos
A nivel de efectos especiales la pel¨ªcula es deudora de la original y mantiene muchos de los trucos que hicieron grande al film de Ivan Reitman, incluyendo los fantasmas transparentes, una legi¨®n de mini Marshmallow, las turbulencias y, como no, las famosos pistolas de plasma. Pero todo lo que en los 80 era innovador, aqu¨ª tiene un aire retro que solo se sujeta dentro del concepto de homenaje que tiene toda la pel¨ªcula.
Una banda sonora familiar
En cuanto a la banda sonora corre a cargo de Rob Simonsen, que ya hab¨ªa trabajado con anterioridad con Reitman. El compositor parte de la partitura original de Elmer Berstein y la hace suya, es f¨¢cil recordar algunos sonidos cl¨¢sicos, pero siempre dentro de un enfoque m¨¢s actual. El legendario The Ghostbusters de Ray Parker Jr. vuelve a sonar al final de la pel¨ªcula y es inevitable recordar la pol¨¦mica que se suscit¨® por plagio de un tema de Huey Lewis And The Nees (I Want a New Drug), pero lo cierto es que Huey Lewis tambi¨¦n se hab¨ªa ¡°inspirado¡± en otro tema de M (Pop Muzik). Aqu¨ª tambi¨¦n hay mucho fantasma por cazar.
En conjunto Cazafantasmas: Afterlife es una pel¨ªcula que tira m¨¢s por su pasado que por su presente, en la que los fans de la saga se sentir¨¢n c¨®modos porque incluye muchos de los c¨®digos de la saga, pero que queda lejos del nivel de las primeras. Es m¨¢s que recomendable quedarse a la primera de las escenas poscr¨¦dito que tiene; es sin duda uno de los mejores momentos de la pel¨ªcula.
Lo mejor
- Recuperar el tono de las dos primeras entregas
- Paul Rudd
- Ver a las viejas glorias en acci¨®n
- La primera de las escenas poscr¨¦dito
Lo peor
- La primera media hora
- Los personajes est¨¢n demasiado estereotipados