Uno de los primeros t¨ªtulos con tem¨¢tica LGTB
GayBlade, el refugio arcoiris
Tras sufrir acoso escolar, Ryan Best cre¨® una aventura RPG a modo de catarsis que sirvi¨® de refugio virtual para muchos jugadores LGTB.
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A pesar de los avances sociales en las ¨²ltimas d¨¦cadas, la representaci¨®n del colectivo LGTB sigue consider¨¢ndose un tema tab¨² en los medios y, en especial, en los videojuegos. Despu¨¦s de una mayor concienciaci¨®n sobre la diversidad, la inclusi¨®n de personajes que disten del cl¨¢sico var¨®n heterosexual sigue levantando suspicacias en ciertos sectores. The Last of Us Parte II fue censurado en Oriente Medio por ¡°contenido homosexual¡±, y fue castigado con un review bombing por parte de jugadores que ni siquiera hab¨ªan probado el t¨ªtulo. Recordemos tambi¨¦n el caso de Overwatch, un t¨ªtulo cuyo lore se va confeccionando con el tiempo y a trav¨¦s de elementos transmedia. Cuando el p¨²blico descubri¨® que Soldado 76 y Tracer eran gay y lesbiana, respectivamente, se despertaron diversas disconformidades y suspicacias. ?Es la inclusi¨®n un reclamo comercial de la era actual? No obstante, si echamos un vistazo a la historia del videojuego, comprobamos que el deseo de tener una representaci¨®n digna no es ninguna novedad ni moda pasajera. En el documental High Score, que explora los inicios de la industria, narran c¨®mo Ryan Best cre¨® Gayblade, un provocativo videojuego de rol ambientado en el cl¨¢sico universo de espada y brujer¨ªa, pero ondeando con orgullo la bandera arcoiris y hundi¨¦ndola en cr¨¢neos hom¨®fobos.
La creaci¨®n como catarsis
Uno de los atractivos del rol es que nos permite moldear a nuestro protagonista a nuestro gusto¡ªdentro de las limitaciones de cada sistema¡ª. Podemos escoger nuestro aspecto, raza, clase, especialidades y confeccionar nuestra escala de valores seg¨²n las decisiones que tomemos en el juego. No es de extra?ar que haya roleros que proyecten a trav¨¦s de su avatar una fantas¨ªa de poder, una versi¨®n idealizada de s¨ª mismo y/o de qui¨¦n le gustar¨ªa ser. Esto, adem¨¢s, permite a personas invisibilizadas socialmente a buscar su propia representaci¨®n. En un universo virtual es posible dar rienda suelta a la imaginaci¨®n e ir m¨¢s all¨¢ de la narrativa tradicional. Por ejemplo, es posible crear una elfa lesbiana y vivir un romance con una aguerrida b¨¢rbara mientras van en busca de un tesoro para fundar un hospicio para orcos hu¨¦rfanos.?
Adrienne Shaw, comisaria del Museo Schwules (Berl¨ªn) entrevist¨® a su creador Ryan Best con motivo de la exposici¨®n dedicada a la historia LGTB en videojuegos. El dise?ador confeccion¨® este t¨ªtulo a modo de catarsis tras un suceso traum¨¢tico: ¡°Me cri¨¦ en el sur de Illinois. Esa Illinois rural y cateta. Acababa de empezar el instituto cuando un amigo me sac¨® del armario contra mi voluntad. Esto pas¨® un viernes y el lunes ya lo sab¨ªa el instituto entero. El tormento, las amenazas y el acoso escolar eran interminables. Volv¨ªa a casa hecho un mar de l¨¢grimas. La cosa se puso tan fea que hasta me intent¨¦ suicidar. M¨¢s adelante, me mud¨¦ a California y estaba en Castro (San Francisco) cuando empec¨¦ a trabajar en el juego. Pero incluso entonces llevaba conmigo las cicatrices emocionales de lo que me pas¨® en el instituto. La verdad es que GayBlade se convirti¨® en mi terapia. Met¨ª en el juego a todo tipo de persona que me hab¨ªa agredido y la convert¨ª en un monstruo que el jugador deb¨ªa destruir. Y yo estaba en plan ¡®?Sabes qu¨¦? Me la sopla¡¯. Cuando acab¨¦ el juego y se lanz¨®, sent¨ª como si toda mi carga emocional hubiera desaparecido. Me sent¨ª seguro de m¨ª mismo y los recuerdos de Illinois dejaron de atormentarme. Fue algo muy empoderante¡±.
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El manual de instrucciones de GayBlade advert¨ªa el tono sat¨ªrico de la aventura: ¡°GayBlade transporta a los jugadores a una mazmorra antigua y oscura para cumplir una misi¨®n aterradora: rescatar a la Emperatriz Nelda de las asquerosas criaturas de derechas que habitan all¨ª. Por suerte, el equipo de rescate est¨¢ formado por heroicos drag queens, queers, lesbianas y muchos m¨¢s que no se detendr¨¢n a la hora de devolver a su amada emperatriz a la lujosa Fortaleza Gay. Pero, ?podr¨¢n salirse con la suya cuando tantos otros, antes que ellos, han fracasado?¡±.
Ryan Best se uni¨® a John Theurer, director creativo, para crear una obra que part¨ªa del cl¨¢sico juego de rol de tablero Dragones & Mazmorras, pero con un tono sat¨ªrico que mostraba su intenci¨®n sin remilgos. Un grupo de cuatro aventureros se reun¨ªa para lanzarse a la misi¨®n de rescate y, en primer lugar, deb¨ªa equiparse debidamente. Las armas, adquiridas en una Boutique M¨¢gica y en una tienda tradicional, consist¨ªan en artilugios estereotipados como bolsos, mazas, secadores de pelo y u?as postizas. En cuanto a las armaduras, ¨¦stas se trataban de atuendos fetiche como cazadoras de cuero, delantales y coronas. Los preservativos ten¨ªan tambi¨¦n una funci¨®n protectora m¨¢s all¨¢ de la salud sexual.

Un mazazo a Buchanan y a la homofobia
El retrato de los enemigos era una versi¨®n esperp¨¦ntica de diferentes arquetipos fascistas, como papas malvados, fan¨¢ticos religiosos, polic¨ªas hom¨®fobos o neonazis dedicados a cazar gays. Cabe hacer una menci¨®n especial a los cangrejos, los cuales hacen referencia a la plaga de ladillas que Ryan Best experiment¨® en su instituto, seg¨²n documentan en The Gamer.
Pero el golpe m¨¢s contundente del juego era el retrato del villano principal del juego, l¨ªder de las hordas hom¨®fobas: Lord Nanahcub, anagrama de Buchanan. Esta ¨¢cida referencia a Patrick Buchanan, candidato republicano en las elecciones de 1992, era toda una declaraci¨®n de intenciones. El pol¨ªtico no ocultaba su desagrado por el colectivo LGTB durante sus apariciones p¨²blicas y consideraba que el matrimonio igualitario supondr¨ªa para Estados Unidos su condena al infierno. En el documental High Score, Charles Martinet analiza el impacto de un t¨ªtulo que se rebelaba contra la homofobia institucional: ¡°[Fue] un gran y fabuloso desaire al Gobierno de George HW Bush, una catarsis que enmascaraba temas temas sociales y morales con un juego de fantas¨ªa¡±.
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No obstante, GayBlade no se quedaba en una obra irreverente y que se burlaba desvergonzadamente de la homofobia y el fascismo. El mismo estudio decidi¨® donar parte de sus beneficios a asociaciones LGTB. Por otro lado, la propuesta de Ryan Best tuvo una entusiasta acogida; muchas personas encontraron un refugio agradable y un mundo virtual en el que pod¨ªan mostrarse como eran, sin miedo a represalias como las que hab¨ªa sufrido el dise?ador en su adolescencia. Adem¨¢s, no eran tiempos f¨¢ciles: el SIDA se hab¨ªa convertido en una de las enfermedades del siglo XX, junto con la injusta estigmatizaci¨®n del colectivo LGTB. ¡°Y yo que pensaba que nadie comprar¨ªa el juego, y acab¨® vendiendo cientos y miles de copias¡±, declara Best a Adrienne Shaw. ¡°Don¨¦ un mont¨®n de copias a asociaciones porque quer¨ªa ayudar a la comunidad. Adem¨¢s, fue entonces cuando pas¨® la crisis del SIDA y no es que nos sobraran las alegr¨ªas y la diversi¨®n. Esta fue una de las formas en las que esperaba aliviar, aunque fuera por un ratito, las cargas y tristezas de mucha gente¡±. En High Score, Ryan Best narra c¨®mo multitud de admiradores le hac¨ªan llegar cartas sobre c¨®mo GayBlade les hab¨ªa alegrado la vida. Adem¨¢s, le pidieron contenido extra para el juego, con mayor variedad de enemigos que cubriera m¨¢s esperpentos del fascista habitual.
Ryan Best detall¨®, adem¨¢s, c¨®mo la prensa se hizo eco de su rompedora obra, lo cual le sorprendi¨® dado el car¨¢cter independiente de un juego de los a?os 90: ¡°Me sorprendi¨® la cobertura que recibi¨® GayBlade. El tel¨¦fono no dejaba de sonar y todo el mundo quer¨ªa entrevistarme: la radio p¨²blica nacional, USA Today, peri¨®dicos LGTB nacionales e internacionales, Der Spiegel Magazine¡ hasta Howard Stern me entrevist¨® en su programa de radio¡±. En cuanto a la cr¨ªtica, ¨¦sta elogi¨® la valent¨ªa del juego y su sentido del humor, y advert¨ªa de que tampoco se trataba de un juego simple, como advertimos en la rese?a de Village Voice: ¡°Por muy mono que parezca, GayBlade tiene su miga a la hora de jugar. M¨¢s os vale tener experiencia sustancial en videojuegos de rol para saber c¨®mo arregl¨¢rtelas. Yo me rend¨ª despu¨¦s de ver morir a demasiados personajes mientras me dedicaba a buscar cu¨¢les eran los controles correctos¡±. Joe Clark, autor del art¨ªculo, tambi¨¦n castig¨® la interfaz visual del juego, pero por encima de ello elogi¨® la diversi¨®n proporcionada por la alegor¨ªa reivindicativa.
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P¨¦rdida y recuperaci¨®n de una joya hist¨®rica
Pero no todo el mundo vio GayBlade con buenos ojos. La Enciclopedia del Activismo Provida?¡ªarchivo destinado a clasificar obras peligrosas a ojos de la extrema derecha¡ª?lo se?al¨® como una obra perniciosa que buscaba ¡°impulsar la agenda gay¡±. Para colmo, el juego sufri¨® un infortunio que casi supuso el punto y final para la aventura arcoiris. Seg¨²n explica Ryan en el documental High Score, perdi¨® las copias maestras del juego durante una mudanza en de Honolulu a San Francisco en 2004: ¡°Mis copias maestras, mi instalaci¨®n, mi c¨®digo fuente¡ Todo¡±. Varios admiradores del juego se pusieron en marcha para hacerle llegar una copia, pero fue el Museo Schwules de Berl¨ªn quien cumpli¨® la misi¨®n de salvar un juego que hab¨ªa pasado de puntillas en la historia del videojuego, a pesar de la cobertura del momento. En la labor de investigaci¨®n del museo para encontrar joyas videol¨²dicas olvidadas de la historia LGTB, tambi¨¦n descubrieron Caper On Castro Street (CM Ralph, 1989), una aventura protagonizada por una detective lesbiana en busca de una drag queen desaparecida.
Ryan Best, a pesar de no poseer la copia maestra del t¨ªtulo, s¨ª pudo proporcionar material que sirvi¨® de testigo para una creaci¨®n rompedora para un sector denostado de la poblaci¨®n. El manual de instrucciones, el kit de prensa y algunas capturas rescatadas de algunos art¨ªculos de la ¨¦poca se expusieron y sirvieron para contar una historia que hab¨ªa ca¨ªdo en el silencio.
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Finalmente, y tras una ardua b¨²squeda digna de una caza del tesoro, Best encontr¨® en 2019 los archivos originales del juego. Matthias Oborski, del Museo del Videojuego en Alemania, le ayud¨® a confeccionar una versi¨®n jugable a partir de dichos archivos y, con la ayuda de LGTBQ Video Game Archive y Jason Scott (The Internet Archive), consiguieron darle una segunda vida a un t¨ªtulo que actualmente est¨¢ descargable para Windows de forma gratuita. GayBlade cumpli¨® su misi¨®n de hacer feliz a un colectivo que se ve¨ªa maltratado a diario, tanto en los medios de comunicaci¨®n como en su vida cotidiana. Lejos ha quedado la era del SIDA y la estigmatizaci¨®n que trajo consigo el desconocimiento de la enfermedad, pero la homofobia contin¨²a siendo hoy en d¨ªa un enemigo con una barra de salud demasiado duradera. Sin embargo, t¨ªtulos como GayBlade pueden traer un breve y agradecido regocijo a gente que, lamentablemente, sufre odio por ser qui¨¦n es.