A Short Hike, An¨¢lisis. Un viaje con los ojos abiertos

?Qu¨¦ necesita una diadema para ser una diadema de la suerte? Son estas las preguntas que te sueles hacer en el mundo de A Short Hike, un lugar donde desconectar, coger fuerzas y regresar a esa vida que toma un ritmo que t¨² no eliges, donde los reveses son irremediables. Porque Claire, a pesar de su juventud, necesita descansar¡­ y no sabe c¨®mo. Necesita alejarse del d¨ªa a d¨ªa, sentir que el tel¨¦fono est¨¢ apagado o fuera de cobertura. Volver a sintonizar consigo misma.

Un d¨ªa, su t¨ªa May le recomienda que vayan a una isla que ella conoce muy bien, que de verdad lograr¨¢ descansar y tomarse un buen descanso en ese complicado verano. Una vida que seguramente guarde muchas reminiscencias con la de cualquiera de nosotros. La virtud de A Short Hike, desarrollada por el talentoso canadiense Adam Robinson Ryu, es su capacidad para transportarnos a un lugar desconocido que se siente profundamente familiar. El viaje, de apenas dos horas basado en llegar a lo m¨¢s alto de la monta?a, es la esencia del camino. Y es en el mismo donde sucede todo. ?El resultado? Un merecido descanso del que podemos aprender muchas cosas.

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Exploraci¨®n y descubrimiento, ideas que nos gu¨ªan para seguir adelante

A pesar del ritmo pausado de esta breve aventura, todo sucede muy r¨¢pido. En cuesti¨®n de minutos, el resto de personajes de este pl¨¢cido lugar te van contando sus problemas, sus aficiones, lo que han perdido y lo que est¨¢n buscando. Un toque muy Animal Crossing que, por qu¨¦ no decirlo, le sienta de maravilla. Desde la pesca al nado pasando por el salto y el vuelo. Son estos dos ¨²ltimos los que verdaderamente dan sentido a esta c¨®moda jugabilidad, porque el escenario no solo se explora a trav¨¦s de los peces que se esconden en las profundidades marinas o lo que se encuentra dentro de ese cofre tras un ¨¢rbol, sino tambi¨¦n de arriba abajo. La verticalidad es el eje vertebrador del avance y, con peque?os indicios, no te pierdes. Siempre descubres algo nuevo.

Est¨¢s perdido, pero de alguna manera sabes c¨®mo continuar. No hay ninguna prisa, nosotros elegimos c¨®mo, d¨®nde y cu¨¢ndo. Lo importante es no precipitarse, sino aprender todo lo que tiene que ense?arnos este lugar para, al final del d¨ªa, coger impulso, correr y¡­ volar.

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Hay objetivos, no obstante. Hay secretos. Desde el personaje que nos pide un favor hasta el mero placer de ser pacientes mientras intentamos pescar un pez o jugamos al paloncesto. Poco a poco vamos descubriendo nuevas formas de interactuar con el entorno, revisitar eso que vimos anta?o y, gracias a las plumas doradas (cada una que encontramos permite un salto m¨¢s), alcanzar entornos antes inalcanzables; desafiar a una carrera a ese otro animal apasionado por el parkour; correr con la tortuga campeona de los campeonatos regionales; subir a lo alto del roc¨®dromo del club ¡°con miembros en medio mundo¡±.

A Short Hike te plantea muchas preguntas, pero no te responde tom¨¢ndose muy en serio. De hecho, Robinson Ryu rema a contracorriente y lo justifica todo de la manera m¨¢s terrenal posible. Cre¨ªble. El juego de r¨ªe de las convenciones actuales del videojuego, de sus vicios y f¨®rmulas usadas hasta el agotamiento. La experiencia busca que te recuperes; no tanto ofreciendo mec¨¢nicas nuevas, sino traslad¨¢ndote a un lugar donde te puedas sentir en paz. Es quiz¨¢ un ejercicio de reflexi¨®n, de por qu¨¦ damos tanta importancia a cosas que verdaderamente no la tienen. Por eso plantea dilemas del d¨ªa a d¨ªa que, en un lugar que no se ve azotado por la industrializaci¨®n, perder una diadema es la gota que colma el vaso. Por eso la gente se cuestiona qu¨¦ es la suerte y c¨®mo podemos llegar a ser afortunados. Quiz¨¢, de nuevo, es necesario tomarse un descanso de vez en cuando y simplemente parar, porque esa otra vida ¡ªla real¡ª de Claire cuenta con problemas que ella no puede solucionar, incluidos los problemas de la gente a la que ama.

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En lo alto de Picohalc¨®n

Pero el camino sigue y Claire sigue teniendo la meta de llegar a lo m¨¢s alto de la monta?a. Hay que reconocer lo sumamente satisfactorio que es volar, saber que con esa quinta pluma dorada ahora puedes dar nada menos que cinco impulsos y toparte literalmente con las nubes. Puedes escalar m¨¢s y durante m¨¢s tiempo. A lo lejos, una especie de castillo. ?Qu¨¦ habr¨¢ ah¨ª? Y vas. Y te pierdes. Y no te importa. Sigues subiendo, te compras un sombrero, pescas, echas una carrera. Est¨¢s llegando.

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Art¨ªsticamente habla por s¨ª solo. Con tan poco se ha logrado mucho, una reivindicaci¨®n a la simpleza, a ser capaces de transmitir sin apenas mediar palabra. A Short Hike antepone el color y usa peque?os trazos blancos para indicar la direcci¨®n del viento. La sencillez no ha sido ¨®bice para ser expresivo y detallista; por no hablar de la excelente composici¨®n sonora aportada por Mark Sparlin donde el piano es el gran protagonista. La llegada a Nintendo Switch de A Short Hike es una celebraci¨®n porque implica que las ventas en PC han sido suficientes como para trabajar en este notable trabajo de adaptaci¨®n. Se ve exactamente igual de bien que en PC y, como recomendaci¨®n, no dud¨¦is en jugarlo en modo port¨¢til.

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No ve quien tiene mejor vista, sino el que tiene los ojos m¨¢s abiertos. A Short Hike te hace sentir despierto.