Burnout Paradise Remastered
- PlataformaNSW7.5XBO7.5PS4PC
- G¨¦neroConducci¨®n
- DesarrolladorCriterion Games
- Lanzamiento16/03/2018 (XBO, PS4, PC)19/06/2020 (NSW)
- TextoEspa?ol
- EditorElectronic Arts
Vuelve el rey del asfalto m¨¢s salvaje
Burnout Paradise Remastered, an¨¢lisis Switch
Analizamos el salvaje Burnout Paradise Remastered en Nintendo Switch. ?Hace justicia este port al gran cl¨¢sico de carreras arcade de Criterion?
El incombustible y querido Burnout Paradise llega a los circuitos de Switch en su versi¨®n Remastered. Veamos qu¨¦ da de s¨ª este port del influyente cl¨¢sico de las carreras arcade. Ya veremos si el juego de Criterion mantiene el tipo corriendo en las entra?as de la consola h¨ªbrida de Nintendo. Arrancamos motores y te lo contamos en los siguientes p¨¢rrafos. Bienvenidos al an¨¢lisis de Burnout Paradise en Switch.
Como en otros casos de juegos que se reencarnan en una nueva m¨¢quina con unos a?os de retraso, invitamos a nuestros lectores a que echen un vistazo al an¨¢lisis que publicamos en su momento. Intentaremos aqu¨ª ofrecer luz y color que complementen el trabajo ya realizado por nuestro compa?ero.
Los ingredientes de la receta perfecta
Burnout vivi¨® momentos de gloria en su nacimiento en la generaci¨®n de los 128 bits. Se trataba de carreras arcade de coches en circuitos urbanos con tr¨¢fico donde se premiaba el riesgo. Conducir en sentido contrario o pasar rozando las carrocer¨ªas de despistados conductores iba llenando la barra de turbo que tan importante podr¨ªa ser en momentos decisivos. La ansiedad en la conducci¨®n la complementaban unos generosos checkpoints, que se hac¨ªan notar en su cuenta atr¨¢s cuando colision¨¢bamos m¨¢s de lo debido. Lo curioso del asunto es que se trataba de un juego donde perder segundos proporcionaba placer de forma espectacular. Cuando fall¨¢bamos al coger una curva o nos empotr¨¢bamos contra un autob¨²s que se nos hab¨ªa interpuesto en un cruce, el juego de c¨¢maras cinematogr¨¢fico y la ralentizaci¨®n de la acci¨®n transmit¨ªan un enorme subid¨®n al usuario. De ah¨ª solo cab¨ªa un paso hacia la inmortalidad, y se dio en la acci¨®n de sacar intencionadamente a los rivales de la pista. Ya ten¨ªamos la se?a de identidad de la saga: el Takedown.
No se trataba de un placer culpable, como se quiso dar a entender desde los voceros de los mass media. Lo peliagudo del tema, los siempre indeseados accidentes de tr¨¢fico en el mundo real, hab¨ªa obligado a tirar de imaginaci¨®n en los anuncios publicitarios. Entre telediarios, aparec¨ªan en nuestras televisiones dos veh¨ªculos aparcados el uno junto al otro, con una voz en off que nos dec¨ªa que el juego iba de coches a toda leche d¨¢ndose pi?as, mientras, en las im¨¢genes los conductores derramaban por la ventanilla botellas de leche e intercambiaban pi?as (de las que se comen y adornan ex¨®ticas pizzas). Con el juego en manos del usuario se demostr¨® que no hab¨ªa apolog¨ªa sexual del metal retorcido en duras colisiones a lo Ballard, sino una felicidad infantil de cuando la li¨¢bamos parda con cochecitos de juguete. Tanto es as¨ª que se habilit¨® una celebrada opci¨®n que se basaba ¨²nicamente en provocar accidentes. El Crash Mode nos devolv¨ªa directamente al cruce entre la moqueta y la litera en nuestro cuarto de ni?os revoltosos. ?Booom, Craaaash! Los potenciadores de puntuaci¨®n y explosi¨®n digitalizaban con todo lujo de detalles nuestras onomatopeyas infantiles.
Sucesivas entregas de Burnout fueron llegando a PS2, Xbox, Gamecube, incluso hubo excelentes t¨ªtulos en PSP y sonrojantes apariciones en Nintendo DS. Con la salida de PS3 y Xbox 360, Criterion nos sorprendi¨® renovando una f¨®rmula que ya se hab¨ªa convertido en cl¨¢sica pero que tambi¨¦n se notaba cansada de s¨ª misma. El ¨²nico Burnout que engalan¨® aquella generaci¨®n fue Paradise, y result¨® algo tan bueno que, en los estertores de la gen posterior, la de PS4 y One, a¨²n hablamos orgullosos de ¨¦l.
Mant¨¦n la esencia, cambia todo lo dem¨¢s
Burnout Paradise empez¨® a correr en las nuevas m¨¢quinas en 2008. Continuaba en la f¨®rmula el entorno urbano y alrededores, el tr¨¢fico y los takedown, pero se dejaban atr¨¢s los trazados prefijados a base de grandes flechas de ne¨®n en pos de la libertad para recorrer calles y carreteras. Un reto en cada cruce de caminos: carrera, furia al volante, trucos¡ y carta blanca para llegar al destino o conseguir el objetivo marcado.
La incertidumbre era nuestra copiloto en las primeras horas de juego. Sin un trazado definido para llegar de A a B, la concentraci¨®n deb¨ªa ser m¨¢xima para mirar la carretera, a los rivales, el tr¨¢fico, posibles atajos, el intermitente que te indicaba en el veh¨ªculo d¨®nde girar en el pr¨®ximo cruce y el parpadeo en la parte superior del nombre de la calle en el siguiente giro a tomar. Parece estresante aqu¨ª escrito, as¨ª que Imaginad como era con un mando en las manos. La acumulaci¨®n poco a poco de experiencia hac¨ªa que termin¨¢ramos expulsando de nuestro coche a la incertidumbre sin quitar el pie del acelerador, ah¨ª, en pleno derrape en mitad de una curva. Por el retrovisor ve¨ªamos c¨®mo se alejaba el cuerpo rodando hacia una cuneta. Ya no volver¨ªa a incordiarnos. Era en ese momento en el que entend¨ªamos que esto iba de libertad, que no pasaba nada por equivocarse, por perderse.
El juego se convert¨ªa en las primeras horas en ese padre condescendiente que nos deja ganar una carrera que sabemos perdida. Tom¨¢bamos una ruta err¨®nea que nos llevaba en sentido contrario a la meta, y ah¨ª estaban sobre el mapa esas flechas rojas haci¨¦ndose las remolonas mientras la flecha blanca, nosotros, encontr¨¢bamos el camino correcto. Val¨ªa en esas horas la comprensi¨®n a paso lento del mapa, que lo que parec¨ªa un atajo tal vez no lo fuera, que tal vez apetec¨ªa deso¨ªr las indicaciones de una ruta ¨®ptima para abrazar con rabia y altaner¨ªa lo desconocido. Una vez la incertidumbre yac¨ªa en el suelo inm¨®vil ya no hab¨ªa vuelta atr¨¢s. La ciudad era nuestra.
La era post Paradise
Ha llovido mucho sobre el asfalto digital en los ¨²ltimos doce a?os. Muchas de las obras que se han alzado desde entonces sobre campos y ciudades llevan en su adn binario el c¨®digo bastardo de Burnout Paradise, con los mapeados enormes y la libertad por bandera. Pero hay m¨¢s.
La propia Criterion puli¨® las cualidades de la descendencia de Paradise cuando se hizo cargo de una renqueante, por entonces, franquicia Need for Speed. As¨ª llegaron para insuflar vida Hot Pursuit (2010), en la l¨ªnea cl¨¢sica de trazados cerrados poniendo el foco en las persecuciones; Most Wanted (2012), un Paradise m¨¢s refinado y elegante que ol¨ªa a Chanel y no a aceite quemado de motor, ambos fueron estupendos juegos; y Rivals (2013), entrega intergenaracional que ampliaba el mapeado y profundizaba en el componente online. En este ¨²ltimo echaron una mano a Ghost Games, verdaderos responsables del t¨ªtulo.
En Paradise ya se hab¨ªan probado ciertos ajustes que facilitaban la conducci¨®n por un trazado inexistente. El DLC Big Surf Island, centrado en hacer el cafre con nuestros b¨®lidos, domesticaba sin embargo las rutas en las carreras con unos marcadores de luz que se alzaban cientos de metros desde el suelo y eran visibles desde cualquier punto del mapa. Puede que se debiera en principio a una necesidad de optimizar esa isla de dimensiones mucho m¨¢s limitadas que el enorme mapeado del juego base. Hab¨ªa carreras que te mostraban esos checkpoint numerados haciendo zigzag, colocados en c¨ªrculo marcando el per¨ªmetro de la isla, o un galimat¨ªas que daba como resultado un dibujo imposible siguiendo los puntos. A la larga, la desarrolladora debi¨® darse cuenta de lo pr¨¢ctico que era a la hora de focalizar la atenci¨®n del jugador en el objetivo. Se segu¨ªa prescindiendo de trazados y se manten¨ªa la libertad en la conducci¨®n, pero el jugador simplemente deb¨ªa serpentear por las calles teniendo siempre presente ese haz de luz en el horizonte. El hallazgo se convirti¨® en un est¨¢ndar.
Una versi¨®n remasterizada para las nuevas generaciones
Conscientes de la vigencia de la f¨®rmula original, toc¨® poner en forma a la vieja estrella para traerla de vuelta a los escenarios. La versi¨®n remasterizada para PS4, One y PC que lleg¨® en 2018 elevaba y estabilizaba el framerate, sub¨ªa el nivel de las texturas y hac¨ªa ajustes en la iluminaci¨®n. Se inclu¨ªan todos los DLC: motos, coches legendarios, los Toy Car, la comentada nueva zona Big Surf Island, etc. pero tambi¨¦n se manten¨ªan las ausencias del juego original. Paradise hab¨ªa perdido el modo Crash de la era de los 128 bits, y ya resultaba escrupuloso a la hora de mostrar la violencia de forma detallada en escena excluyendo de la ecuaci¨®n al conductor. S¨ª los coches son aqu¨ª teledirigidos. ?Y las motos? Fundido a negro en cada choque y vuelta a empezar. El modo Crash habr¨ªa resultado un buen a?adido si no vivi¨¦ramos en la hipersensibilizada sociedad actual.
La versi¨®n de Switch, realizada igualmente por Stellar Entertainment, mantiene el tipo solo lastrada por lo de siempre en estos casos: unos gatillos que no est¨¢n pensados para juegos de conducci¨®n. La resoluci¨®n en port¨¢til es de 720p y en dock de 900p, y la tasa de frames aguanta los deseados 60 fps. Resulta muy fluido jugar y un placer hacerlo en port¨¢til. A pesar del estr¨¦s que provoca ya de por s¨ª conducir a toda pastilla por entornos abiertos sin una delimitaci¨®n clara del recorrido, nuestra vista se hace a la peque?a pantalla a los pocos minutos (por la cuenta que nos trae). El modo online llega hasta los ocho participantes, que se desviven por hacernos morder el polvo, aunque tambi¨¦n encontramos objetivos comunes. En definitiva, Burnout Paradise en Switch es un excelente port de la versi¨®n remasterizada, y una forma estupenda de disfrutar de este cl¨¢sico en toda su gloria.
Conclusi¨®n
Burnout Paradise Remastered en Switch se encuadra en el apartado de los mejores port de la consola. Todo est¨¢ aqu¨ª, con la fluidez a 60 fps como gran e irrenunciable logro. Si bien los juegos de conducci¨®n arcade en mundo abierto han evolucionado desde que el juego llegara inicialmente en 2008, tambi¨¦n hay que remarcar que Paradise marc¨® el camino (la carretera) a seguir en m¨²ltiples puntos. Los juegos actuales han suavizado lo agresivo que era conducir siguiendo nuestros instintos. En este sentido Paradise conserva esa sensaci¨®n de continuo riesgo y peligro que no encontramos en los juegos de carreras actuales, m¨¢s amables con el jugador. Paradise es un todo o nada que se agradece todav¨ªa hoy. Agreste, violento, estresante, vivo, un rey descarado y nunca olvidado que reclama sin pesta?ear el lugar que sabe que le pertenece.
Lo mejor
- El juego aguanta el tipo a pesar de los a?os transcurridos.
- Muy fluido con sus 60 fps constantes.
- Incluye los 8 DLC que llegaron junto al juego original (?Podemos conducir el coche de Regreso al futuro y el de los cazafantasmas!).
- El dicharachero doblaje al espa?ol y la marchosa banda sonora hardrockera (?Jane?s Addiction!).
- M¨¢xima resoluci¨®n en port¨¢til.
Lo peor
- Que en dock se queda en los 900p, aunque no resulta un problema.
- Seguimos echando de menos el modo Crash.
- A los nuevos jugadores puede estresarles demasiado conducir pr¨¢cticamente por instinto.
- Los gatillos de Switch, que no est¨¢n pensados para juegos de coches.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podr¨ªan haberlo llevado a cotas m¨¢s altas. C¨®mpralo sin miedo.