Retorno de un cl¨¢sico
V¨ªdeo an¨¢lisis: Xenoblade Chronicles Definitive Edition
Os mostramos en v¨ªdeo todas las bondades de la revisi¨®n de uno de los grandes JRPG de los ¨²ltimos a?os.
Casi una d¨¦cada despu¨¦s de su estreno inicial, Xenoblade Chronicles regresa en una versi¨®n para Switch denominada de forma apropiada como?Definitive Edition. Porque este relanzamiento no es una simple remasterizaci¨®n que a¨²ne el impacto de la escala de Wii con la comodidad port¨¢til de New 3DS. Monolith Soft ha vuelto a la pizarra y ha redibujado el cl¨¢sico con el fin de lograr que sea un producto m¨¢s moderno y accesible tanto para los fans como para una nueva hornada de jugadores. Ambientado sobre los restos de dos criaturas inmensas, Xenoblade cuenta la historia de Shulk y de otros habitantes de Bionis cuyos caminos se cruzan para hacer frente a la amenaza del tit¨¢n opuesto, Mekonis.
Esta premisa sirve como punto de partida para una ascensi¨®n literal por un cuerpo donde cada parte se extiende hasta el horizonte con diferentes tipos de dise?os y ecosistemas. Por eso es una suerte que la nueva versi¨®n dedique tantos esfuerzos a redise?ar la interfaz y los men¨²s como a renovar el apartado gr¨¢fico. El completo retexturizado y la mayor carga poligonal lo rejuvenece, pero el mejorado rastreo de objetivos a?ade calidad de vida a sus cientos de misiones. Rendimiento mejorable aparte, ya que el modo port¨¢til vuelve a evidenciar ciertos sacrificios, Definitive Edition es una carta de amor a su universo.
En una consola como Switch, que ya ha recibido juegos como su propia secuela, Breath of the Wild, Dragon Quest XI o The Witcher 3, el regreso del primer Xenoblade dif¨ªcilmente va a impresionar a los novatos. Pero tiene mucho para disfrutar todav¨ªa, sea por el original concepto del mundo, por la inspirada direcci¨®n art¨ªstica, por los giros del argumento principal o por la experimentaci¨®n que brinda el sistema de combate. Los d¨ªas de mayor asombro quiz¨¢ ya queden atr¨¢s, pero los de diversi¨®n a¨²n deber¨ªan estar delante.