Wreckfest, an¨¢lisis

La obsesi¨®n por el realismo de las grandes y medianas producciones de videojuegos est¨¢ dejando en el ostracismo a algunos g¨¦neros en concreto, siendo el arcade de conducci¨®n uno de ellos. La simulaci¨®n de Gran Turismo o Forza Motorsport prevalece sobre propuestas m¨¢s directas como The Crew 2 o la venida a menos Need for Speed, mientras que solo la subsaga Forza Horizon mantiene el pulso de los simuladores m¨¢s puros, llenando un hueco que hace a?os estaba m¨¢s que cubierto. Sin embargo, sigue existiendo un espacio para los arcades extremos, aquellos que no solo lo son por sus mec¨¢nicas de conducci¨®n, sino por su esencia, en la que la destrucci¨®n cobra la misma -en ocasiones m¨¢s- importancia que la velocidad. Ese espacio ya tiene aspirante, tras casi un lustro en estado de Early Access en Steam, la versi¨®n definitiva de Wreckfest llega a consolas y PC con la intenci¨®n de ser referente, y as¨ª, nos ponemos al volante de la versi¨®n de Xbox One para desgranar a fondo las cualidades del juego de Bugbear Entertainment, recientemente comprados por THQ Nordic.

Normalmente se habla de Wreckfest en clave de sucesor espiritual de Flatout, algo con mucho sentido, ya que el estudio fin¨¦s es quien est¨¢ a cargo de ambos. No en vano las similitudes no son precisamente pocas, pero habiendo pasado ya 13 a?os desde Flatout 2, la puesta al d¨ªa de la propuesta es evidente. El objetivo sigue siendo el mismo, y aunque en la mayor¨ªa de pruebas sea llegar el primero, realmente ser el m¨¢s r¨¢pido est¨¢ sobrevalorado, y tan importante como eso es saber sobrevivir entre los impactos capaces de crear verdaderos amasijos de hierro y donde el propio juego es quien los propicia con el dise?o de algunos de sus circuitos.

Todo puede ocurrir en Wreckfest

Wreckfest parte de un control fant¨¢stico, asequible para quien no est¨¦ acostumbrado al g¨¦nero, que funciona perfectamente con mando, pero tambi¨¦n exigente a la hora de llevar a cabo algunas maniobras en pos de sacar el m¨¢ximo rendimiento en curvas, evitar o provocar choques. Es perfectamente distinguible adem¨¢s el tipo de veh¨ªculo que conduzcamos, tanto en tama?o, ya que no es lo mismo conducir la Abeja Asesina que un autob¨²s o una cosechadora -si, hay veh¨ªculos as¨ª de absurdos y divertidos-, as¨ª como la superficie: tierra, gravilla, asfalto¡­ El que sea un arcade no quiere decir que Bugbear haya descuidado algunos detalles importantes que aportan una mayor variedad al juego.

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Este sistema de conducci¨®n se apoya sobre uno igualmente estupendo como es el de f¨ªsicas, seg¨²n el cual no solo se sabe distinguir, como dec¨ªamos, la superficie sobre la que pilotamos, sino donde el agarre de las ruedas est¨¢ cuidado al detalle, as¨ª como el efecto de los diferentes impactos sobre la carrocer¨ªa. La consecuencia no es sino una experiencia que s¨ª, es puramente arcade, pero a su vez realista en cuanto al comportamiento de los variados tipos de veh¨ªculos que conducimos en Wreckfest.

Y es que la variedad de veh¨ªculos es otra de las grandes virtudes de Wreckfest, o m¨¢s que la variedad, la calidad y distinci¨®n de los mismos. ?En qu¨¦ videojuego es posible jugar una carrera de autobuses escolares llena de choques y da?os realistas? Eso s¨ª, este car¨¢cter tambi¨¦n disparatado tiene una consecuencia que es convertir cada competici¨®n en algo disparatado, divertido, imprevisible¡­ y a veces frustrante, pero todo completamente intencionado.

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Realmente todas esas caracter¨ªsticas se apoyan en la imprevisibilidad. El m¨¢s minimo error puede dar con nuestro coche completamente destrozado, siendo imposible recuperar al grupo de cabeza de carrera, usando el s¨ªmil ciclista. Esto es a vez frustrante cuando somos nosotros los que la lideramos, pero al mismo tiempo nos hace permanecer atentos si no lo hacemos, ya que nuestros competidores son tambi¨¦n susceptibles de cometer alg¨²n fallo que nos deje alguna oportunidad de victoria. En definitiva, nunca sabes lo que puede ocurrir sobre el circuito, lo que otorga una gran sensaci¨®n de emoci¨®n a todas y cada una de las carreras que disputemos, y que generalmente, sabe premiar la agresividad cuando queremos atacar las primeras posiciones, as¨ª como la calidad en la conducci¨®n cuando lideramos la carrera.

Contenido cl¨¢sico con multijugador muy disfrutable

Como cualquier juego de conducci¨®n que se precie, el contenido de Wreckfest se sustenta en dos pilares: offline y multijugador online, funcionando ambos fant¨¢sticamente bien. El jugador solitario se va a encontrar un modo Carrera extenso, compuesto por multitud de carreras sobre diferentes superficies, con requisitos de veh¨ªculos y que son b¨¢sicamente de tres tipos: carrera, carrera de destrucci¨®n y competiciones de demolici¨®n.

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No hace falta explicar mucho sobre las carreras sin m¨¢s: gana el primero en llegar a la meta, y los choques quedan en un segundo plano, pero¡­ son posibles. Otra cosa diferente es lo que nos encontramos en las carreras de destrucci¨®n, donde el objetivo es el mismo, pero donde est¨¢ siempre presente la imprevisibilidad de la que habl¨¢bamos antes, propiciada por el propio dise?o de los circuitos. Estos est¨¢n creados de manera que haya cont¨ªnuos cruces entre el grupo de cabeza y el de cola, provocando el caos y obligando al jugador a estar atento y saber incluso frenar a tiempo si es necesario, algo siempre preferible a ser v¨ªctima de un choque que seguramente d¨¦ al traste con una posible victoria. Cabe dejarlo claro: estas son las pruebas m¨¢s divertidas de todas, y aunque al comienzo del Modo Carrera no haya suficientes vueltas para que se provoquen colisiones, m¨¢s adelante disfrutaremos como ni?os, no solo de manera individual, sino tambi¨¦n en el multijugador.

Por otro lado, las competiciones de demolici¨®n son, como su propio nombre indica, pruebas de supervivencia en las que se alza con la victoria el ¨²ltimo coche que quede entero. Esto puede resultar injusto muchas veces, ya que para conseguir ganar puede bastar con mantenerse alejado de la acci¨®n hasta el final, en el que embestir a los escasos rivales que queden. Establecer como requisito de victoria inflingir la mayor cantidad de da?o posible hubiera sido m¨¢s justo, pero as¨ª es como est¨¢ montado Wreckfest a veces: es divertido, mucho, pero insistimos, tambi¨¦n frustrante en algunas cosas -no muchas-.

Este extenso modo para un jugador gana en profundidad gracias a un sistema de progresi¨®n en el que conseguimos experiencia no solo como conductores en general, sino tambi¨¦n mediante la fidelidad a un veh¨ªculo en concreto. Es decir, a medida que avanzamos podemos decidir entre comprar un nuevo veh¨ªculo m¨¢s potente o bien adquirir piezas que potencien el que ya tenemos, todo bajo un sistema perfectamente equilibrado -sin micropagos, todo con dinero del juego- en el que los veh¨ªculos rivales no est¨¢n acordes al nuestro. Es decir, es posible que lleguemos al punto de disputar una carrera para la que nuestro coche actual se quede corto, pero no hay problema: basta repetir algunas competiciones anteriores para grindear cr¨¦ditos o desbloquear esas piezas, y as¨ª poder competir con garant¨ªas. Cuando hablamos de grindear tampoco hay que asustarse, ya que Wreckfest es generoso a la hora de ofrecer recompensas.

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La oferta de contenido se completa con un multijugador del que vamos a disfrutar. S¨ª, lo va a hacer incluso aquel que reniegue de batirse el cobre online, ya que al contar tanto la habilidad como, en ocasiones, el azar, los 24 jugadores en liza van a estar en absoluta igualdad de condiciones. Es posible disputar todo tipo de competiciones o crear las nuestras propias, habiendo tambi¨¦n algunas en las que sin requisitos de clase de veh¨ªculo, reina el caos y por qu¨¦ no decirlo, la diversi¨®n.