She Remembered Caterpillars, an¨¢lisis: un bello puzle

Todo g¨¦nero del mundo del videojuego tiene sus propios engranajes a nivel de construcci¨®n. No es lo mismo hacer un walking simulator que un first person shooter, un campo donde priman otros conceptos tanto a nivel de dise?o como de interfaces o rendimiento t¨¦cnico. Sin embargo, existe un g¨¦nero donde la complejidad de su creaci¨®n es cada vez mayor: el de los puzles.

Se dice, de manera com¨²n y entre los creadores, ¡°que ya est¨¢ todo inventado¡±. Esto se puede traducir de muchas formas, pero la m¨¢s sencilla ser¨ªa que ya existe la rueda, as¨ª que la clave est¨¢ en qu¨¦ camino se va a dirigir la misma. Con She Remembered Caterpillars se demuestra que todav¨ªa hay maneras de hacer girar un mecanismo y que este no se enquiste, en especial si hablamos de algo tan tedioso como es la creaci¨®n de un puzle.

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Colores para todo

She Remembered Caterpillars es uno de esos juegos indies que siempre merece la pena tener en una biblioteca. No por romper los esquemas de lo que jugamos en nuestro d¨ªa a d¨ªa, sino m¨¢s bien por plantear cada una de sus propuestas de manera f¨¢cil, digerible y sin muchos aspavientos.

Al fin y al cabo, en esta producci¨®n para PC -que ahora llega a Nintendo Switch y es la versi¨®n que analizamos- no hay nadie que nos acompa?e de la manita gui¨¢ndonos. Dos cubos de colores, un texto en off que narra la acci¨®n y la mejor de las suertes para ser capaz de encontrar el camino (o la salida).

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She Remembered Caterpillars juega con el jugador, valga la redundancia. No aporta ni un solo grano de informaci¨®n en pantalla. La idea es que el propio usuario experimente para la resoluci¨®n de cada puzle. No son dif¨ªciles, ya que basta emplear la l¨®gica para superarlos. Pero ah¨ª est¨¢ la clave: en unos tiempos modernos donde pensar est¨¢ sobrevalorado y el raciocinio de capa ca¨ªda, tirar de l¨®gica cada vez cuesta m¨¢s (y entonamos tambi¨¦n el mea culpa, que nadie se escapa de la ecuaci¨®n).

Cada puzle es un color. Y esto es literal. El dise?o de la producci¨®n parte de la premisa de que el jugador sepa de principios crom¨¢ticos muy simples, como que con el rojo y el azul se forma el morado. De esta manera, si hay un puente en azul, el cubo morado podr¨¢ atravesarlo por tener ese color en su ADN. Simple, pero no por ello f¨¢cil. Adem¨¢s, tambi¨¦n se apuesta por los colores inversos, es decir, cruzar plataformas de colores totalmente opuestos.

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Todos estos puzles, que van aumentando la dificultad a medida que se juega, van conectados con una narrativa que empieza bien, pero se va diluyendo conforma avanza. Uno sube, otro baja. Sin embargo, nos quedamos con el atrevimiento de los chicos de Jumpsuit Entertainment de contar una historia sin m¨¢s narrativa que los puzles. La empresa no es f¨¢cil, y se podr¨ªa decir que le ha salido a medio camino, pero est¨¢ lejos de encandilar a pesar de los temas tan personales que aborda, desde la p¨¦rdida hasta el olvido pasando por el amor familiar.

Puede parecer un tir¨®n de orejas, pero es m¨¢s bien un ¡°qu¨¦ habr¨ªa pasado si¡±. Hablamos de un juego de puzles donde la experiencia inmersiva es la nota predominante. No hay interfaces, la m¨²sica es casi anodina y s¨®lo est¨¢ el puzle versus el jugador. Ante este panorama, calar es m¨¢s dif¨ªcil, as¨ª que no queda m¨¢s que aplaudir por lo realizado, que no es poco.

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Puntualizar que esta versi¨®n para Nintendo Switch no incluye novedades de peso. Dejando de lado que la pantalla t¨¢ctil sirve para pulsar en cada personaje, el resto es id¨¦ntico a lo visto para PCs.