Fallout 76, primera incursi¨®n en West Virginia

Es madrugada. Mientras que la mayor parte del pueblo norteamericano apura los ¨²ltimos rayos de sol, en Espa?a los seguidores de Fallout trasnochan para probar en primicia las primeras pinceladas de lo nuevo de Bethesda. West Virginia es nuestro nuevo patio de recreo durante cinco largas horas, tiempo suficiente para saborear la nueva f¨®rmula de esta saga emblem¨¢tica que por primera vez se expande al terreno multijugador.

?El d¨ªa de la recuperaci¨®n!

Los primeros pasos en el mundo de Fallout 76 nos son familiares. Tras despertar en el ic¨®nico refugio de Vault-Tec y moldear el rostro y sexo de nuestro alter ego, pasaremos directamente a descubrir lo que ha ocurrido o, como una persona de bien har¨ªa tras 25 a?os en coma, buscar a la supervisora para saldar cuentas. Pero no estaremos solos. Unas notas de guitarra rompen el sepulcral silencio del sal¨®n. Al girarnos descubrimos que un simp¨¢tico compa?ero se ha arrancado a tocar las cuerdas. Es un humano y la primera muestra del mundo compartido entre servidores. Desde el primer momento viviremos la experiencia junto a otros jugadores en cualquier parte del mundo. No hay estancias que bloqueen esta unificaci¨®n ni misiones en solitario; todos nos regimos por las mismas reglas tras terminar la pantalla de carga.

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Mientras buscamos la salida, el juego nos guiar¨¢ a trav¨¦s de peque?os tutoriales sobre las mec¨¢nicas clave para subsistir en el yermo. La comunicaci¨®n con los dem¨¢s es imprescindible para expresar nuestras intenciones al resto de usuarios, por ello contaremos con una rueda generosa de gestos ¨²tiles al no tener un micr¨®fono disponible. Nuestro primer encuentro, el se?or de la guitarra, se bas¨® en la experimentaci¨®n de estos movimientos. Era bastante curioso comprobar que este tipo de comunicaci¨®n serv¨ªa para su prop¨®sito, aunque hay que tener en cuenta que est¨¢bamos en una situaci¨®n lejos de ser peligrosa; por la estepa, la paciencia del resto de jugadores es m¨¢s bien escasa.

Por otro lado tenemos el nuevo sistema S.P.E.C.I.A.L, que ha sufrido uno de los mayores cambios respecto al clasicismo de las habilidades del pasado Fallout 4. Ahora, al subir de nivel, obtendremos la posibilidad de aumentar en un punto cualquiera de los rasgos principales: fuerza, percepci¨®n, resistencia, carisma, inteligencia, agilidad o suerte. Al seleccionar una, obtendremos la carta correspondiente al nivel adquirido, la cual podremos incluir dentro de su rama.

Todas las cartas var¨ªan en funci¨®n de su valor. Para poder incluirlas entre las habilidades activa, basta con tener el suficiente nivel del perk correspondiente. Esto nos permite jugar en cualquier momento con la baraja construida a lo largo del juego y adaptarla seg¨²n nuestras necesidades. Lo cierto es que funciona realmente bien, es divertido poder acumular habilidades y desde el primer momento tendremos beneficios que en otras ocasiones tardar¨ªamos m¨¢s horas en recibir. En algunos puntos del juego recibiremos sobres, un conjunto de cinco cartas aleatorias que incluye una de mayor rango. Todav¨ªa desconocemos si existen otros m¨¦todos de obtenci¨®n, hasta el momento han solido acompa?ar al alcance de ciertos niveles.

El ¨²ltimo de los objetos suministrados es el C.A.M.P., una peque?a m¨¢quina port¨¢til que nos permitir¨¢ construir nuestro propio campamento en el lugar que queramos y con lo que queramos. Las posibilidades arquitect¨®nicas son similares a las de Fallout 4. En la parte derecha de la pantalla aparecer¨¢n todos los objetos y paneles a fabricar, aunque hay una notable diferencia si lo miramos en perspectiva: los recursos necesarios son ampliamente superiores a los de la modalidad offline. Pr¨¢cticamente la mayor¨ªa de utensilios para fabricaci¨®n han sido divididos o aumentados en cantidad para que la b¨²squeda sea m¨¢s laboriosa que anta?o. Tener este espacio ¡°seguro¡± es imprescindible si queremos sobrevivir lo mejor posible a los peligros de ah¨ª fuera. Las mesas de trabajo se dividen seg¨²n su especialidad, desde el armamento hasta el equipamiento, pasando por qu¨ªmica, cocina, etc¨¦tera.

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25 a?os tras las bombas

Fallout 76 enga?a. Pese a sentirse como una extensi¨®n de las novedades logradas con la cuarta entrega numerada, lo cierto es que precisa de un cambio de mentalidad a la hora de jugarlo. Todo el loot ha variado completamente. Los enemigos no sueltan equipamiento y munici¨®n con la misma frecuencia, y el resto de almacenes por el mundo tampoco son tan boyantes. Para obtener los mejores recursos debemos jugarnos el pellejo durante las misiones ofrecidas.

El sistema de objetivos es bien sencillo, tendremos uno de mayor peso que nos guiar¨¢ a trav¨¦s de las diferentes facciones y partes del mundo (con poca carga narrativa hasta donde hemos llegado), y el resto se dividir¨¢n entre secundarias y eventos. Estos ¨²ltimos son trabajos aleatorios que se activar¨¢n seg¨²n las circunstancias del mundo, peque?os recados que nos har¨¢n sumar unas buenas chapas y utensilios. Por ejemplo, en una ocasi¨®n tuvimos que reparar un robot para escoltarlo hasta un punto en concreto. Al tener un tiempo m¨¢ximo para aceptarla, podremos viajar r¨¢pidamente a la localizaci¨®n por un peque?o coste.

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Pero al mundo le falta algo. El ambiente y la forma en la que se aceptan las misiones se siente deshumanizado. No hay npc¡¯s por las zonas iniciales, la mayor¨ªa de pueblos (como Flatwoods, la primera ciudad que visitaremos) est¨¢n muertos. Los antiguos inquilinos que sobrevivieron a las bombas yacen en sus domicilios o por las calles. De hecho, la facci¨®n inicial a la que ayudaremos formaba parte de este enclave y sin embargo ya no se encuentra ah¨ª. Toda la comunicaci¨®n de los objetivos se transmite a trav¨¦s de ordenadores o por simples mecanismos del hud.

Si bien antes alud¨ªamos a la escasa carga narrativa de la trama principal, ahora cobra mayor sentido. La compa?¨ªa ha decidido transmitir la historia a trav¨¦s de peque?as piezas de texto por el mapa. Tanto por los cad¨¢veres como por los interiores de sus domicilios. Esto crea un ambiente un tanto extra?o, puesto que en ning¨²n momento existe una gran conexi¨®n con la que encajar las piezas, todo lo contrario: dan vueltas sobre un mismo tema sin aclarar realmente lo que ocurri¨®.

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Las hostilidades de West Virginia no solo estar¨¢n presentes en los enemigos esparcidos por todo el yermo, sino tambi¨¦n en los propios jugadores, que tendr¨¢n la posibilidad de elegir en qu¨¦ modo jugar. Todos los integrantes de nuestro grupo no recibir¨¢n da?o por fuego aliado y podr¨¢n comerciar sin ning¨²n tipo de restricci¨®n o miedo de que terminen traicionados. Sin embargo, si nos encontramos a alg¨²n llanero solitario, tendremos tres acciones diferentes: comerciar, atacar o dialogar. Si decidimos elegir la v¨ªa de la violencia, existe un peque?o margen de tiempo en el que quien ha recibido el da?o no sufra la misma cantidad que si se encuentra en estado de combate. Todos sabemos que se nos puede escapar sin querer el bot¨®n de disparo, y esto ayuda a que no se nos vaya de las manos por una metedura de pata.

La compa?¨ªa ya hab¨ªa avisado por activa y por pasiva de la cantidad de errores que encontrar¨ªamos durante este programa B.E.T.A. Nuestra experiencia ha sido en base a una Xbox One X y lo cierto es que hemos encontrado menos problemas de los que pens¨¢bamos. La tasa de fotogramas por segundo se manten¨ªa bastante estable en su objetivo de 30 im¨¢genes. En cambio, en cuanto a c¨®digo en l¨ªnea, todav¨ªa queda margen de optimizaci¨®n. En m¨¢s de una ocasi¨®n sufrimos saltos de pantalla indeseados, o combates donde los enemigos cambiaban de animaci¨®n de forma brusca o se mov¨ªan en peque?os saltos.

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Hasta pronto, West Virginia

La sensaci¨®n que nos ha dejado estas cuatro horas en la estepa de Fallout 76 est¨¢ llena de contrastes. Por un lado tenemos la percepci¨®n de no haber visto todav¨ªa ni un ¨¢pice del contenido que disfrutaremos el pr¨®ximo 14 de noviembre, sobre todo por el gran ¨¢rea de juego que ofrece, pero por otro queda una inc¨®gnita a¨²n por resolver. ?Podr¨¢ mantenerse a un buen nivel durante la mayor parte de la campa?a? Conocemos de sobra que, principalmente, estamos ante una experiencia social. Junto a amigos, el juego gana much¨ªsimo m¨¢s que en solitario. ?Y m¨¢s all¨¢? Las misiones hasta el momento carecen de inter¨¦s, no hay ning¨²n ¨¢pice argumental con el que engancharte a seguir. Sin embargo, el cuerpo nos pide seguir indagando en su mundo mientras experimentamos todas sus mec¨¢nicas. Hacer crecer al campamento, defendernos del resto de jugadores o incluso encontrar alg¨²n recinto urbano donde poder divisar algo m¨¢s de la esencia Fallout. Esta beta en acceso anticipado para Xbox One es un buen inicio para un t¨ªtulo que precisa de muchas horas para desentra?ar sus virtudes.