[Opini¨®n] Battlefield V: por qu¨¦ es l¨®gico tener una mujer protagonista

Las mujeres existen. Parece una perogrullada, pero es una hecho que conviene recordar a tenor de las reacciones de algunos jugadores al enterarse de que la protagonista del reci¨¦n anunciado Battlefield 5 ser¨¢ una mujer. Una decisi¨®n que aplaudo, pero no todos me emulan. Con el flamante v¨ªdeo desgranando las caracter¨ªsticas del quinto t¨ªtulo de la saga, que volver¨¢ a la II Guerra Mundial, no son pocos los usuarios que protestan contra la protagonista femenina de la obra. 

Rescatar opiniones puntuales ser¨ªa sesgado, serv¨ªos vosotros mismos consultando los espacios en los que se habla de ello en Twitter y YouTube. Pronto detectar¨¦is que no se trata de una minor¨ªa irrisoria, sino de un colectivo considerable bajo hashtags como #NotMyBattlefield. Opinadores de marca blanca que se escudan en un rigor hist¨®rico interesado y acusan a los responsables de la obra de no ser fieles al conflicto b¨¦lico en cuesti¨®n. Quiero pensar que el ¡°zombis s¨ª, mujeres no¡±, por simplificar un poco su l¨®gica, es el vomitivo mantra de una minor¨ªa que se aferra a la franquicia de DICE como refugio para su masculinidad.

Precisamente, el de los muertos vivientes es el primer problema. ?Tan descabellado es que una industria que celebra los modos con zombis cogidos con pinzas haga lo propio con las mujeres soldado? Todav¨ªa no hay constancia de que Hitler y compa?¨ªa abandonaran el conflicto en pos de saciar su apetito de cerebros. Por el contrario, el papel activo de mujeres combatientes en, por ejemplo, el ej¨¦rcito sovi¨¦tico es una realidad contrastada. Como Anastasia Iv¨¢novna Medv¨¦dkin, tiradora de ametralladora en las fuerzas armadas de la URSS.

Ellas tambi¨¦n participaron en la refriega de todos los tiempos

Y no es la ¨²nica, como demuestra la considerable cantidad de libros que supo citar Alberto Venegas, director de Presura. Entre ellos, destacan obras como Las brujas de la noche, que versa sobre los escuadrones sovi¨¦ticos femeninos de combate o ?ngeles Vengadores, cuyas l¨ªneas profundizan en el papel de las francotiradoras sovi¨¦ticas en la II Guerra Mundial. Artilleras, cirujanas, telegrafistas¡­ Ellas tambi¨¦n participaron en la refriega de todos los tiempos. Empero, como expone Svetlana Alexijevich, Nobel de Literatura en 2015, en su obra La guerra no tiene rostro de mujer, casi todo lo que sabemos sobre la segunda Gran Guerra es por boca de hombres. Eso explica las reacciones desmesuradas de parte de la comunidad en los comentarios del v¨ªdeo en el que se detalla el nuevo Battlefield V. Pero la obligaci¨®n del periodismo, al menos del que va m¨¢s all¨¢ de los 280 caracteres, pasa por contrastar miradas y dotar al p¨²blico de la mayor diversidad argumental posible.

El videojuego es un producto cultural y, por tanto, fruto de la ¨¦poca, contexto y cultura en la que nace. En una sociedad patriarcal, los relatos, juegos inclusive, ensalzan a los hombres e invisibilizan a las mujeres. Sobre todo los productos de masas, los m¨¢s ce?idos al pensamiento imperante. Repiten los esquemas habituales y refuerzan el machismo y la masculinidad de saldo. Habr¨¢ que ver el papel que reserva DICE a su protagonista, pero celebro que trate de desmarcarse de la representaci¨®n predominante de la II Guerra Mundial. M¨¢s miradas, m¨¢s riqueza.

Hasta la fecha, obras como Call of Duty o el propio Battlefield son parte de esa l¨®gica, como la inmensa mayor¨ªa de superproducciones videol¨²dicas que abarrotan el mercado. As¨ª, la pretendida objetividad y rigor en la representaci¨®n del conflicto es un imposible en tanto que, como producto cultural, parte de una visi¨®n sesgada y condicionada de la realidad. Los detractores de la aparici¨®n de una mujer en el pr¨®ximo Battlefield claman por el bien del rigor hist¨®rico. Sin embargo, sus quejas dejan entrever que solo aspiran a una fidelidad selectiva. No solo por la abundante bibliograf¨ªa que existe sobre el papel de la mujer en el conflicto, de la que ya he citado algunos ejemplos, sino porque caen en la falacia del espejo.

Por bien documentados que est¨¦n los autores, la condici¨®n de creaci¨®n cultural y humana impide calcar la guerra con precisi¨®n de cirujano. La objetividad, tanto en el periodismo como en el caso que nos ata?e, es una mentira. Lo deseable no es ser meros espejos que reproduzcan la realidad de forma totalmente as¨¦ptica, sino que se sea honesto en la presentaci¨®n de los datos. Y, sobre todo, que se entienda el contexto. En el caso de los videojuegos, su parte de su l¨®gica nace de su naturaleza como producto de entretenimiento, por lo que toma ciertas decisiones que rompen con la pretensi¨®n de realismo en pos de brindar diversi¨®n. En el campo de batalla no se revive en puntos de control estrat¨¦gicos ni existe la autorregeneraci¨®n instant¨¢nea. La muerte no entiende de pulsar botones para continuar la partida. El game over vital solo aparece una vez y apagar la consola para evitarlo no es una posibilidad.

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Son obras de ficci¨®n interactivas y, por ende, nadie protesta por esas concesiones ineludibles para blockbusterizar la lid y convertirlas en videojuegos. Ello las hace m¨¢s digeribles como producto y, junto a cuestiones m¨¢s t¨¦cnicas como la interfaz, se adaptan a las necesidades y posibilidades del medio. Del mismo modo que consienten esas facilidades en pro de una experiencia m¨¢s c¨®moda y disfrutable, incorporar mujeres es una decisi¨®n absolutamente respetable. Primero, porque tiene base real y no tiene sentido apelar al realismo hist¨®rico. Segundo, porque Battlefield V aspira a ser un relato de ficci¨®n con matices realistas, no un simulador hipervitaminado y preciso para preparar soldados de cara a futuros conflictos armados.

Como ficci¨®n, los modos con zombis, bastante populares entre los fieles a sagas como Call of Duty, tienen cabida. Si los jugadores pueden acumular bajas rotando sobre s¨ª mismos al tiempo que disparan y optan por recorrer el terreno dando saltos irracionales, asumir el rol de una mujer combatiente no deber¨ªa suponer ¨®bice alguno. Am¨¦n de ser fiel a un contexto hist¨®rico determinado, como prueba la literatura citada, encaja con la evoluci¨®n de la industria. De acuerdo con los datos de Interactive Software Federation of Europe (ISFE), un 44 % de los videojugadores europeos son mujeres. Puedo entender y apoyo, por ende, que los desarrolladores se replanteen la representaci¨®n de ambos sexos en los videojuegos e implementen progresivamente a mujeres protagonistas. De nuevo, mucho m¨¢s en casos en los que su rol est¨¢ reforzado por documentaci¨®n hist¨®rica.

Contar con mujeres como protagonistas no rompe con la pretensi¨®n de rigor hist¨®rico ¡ªcomo con la objetividad, es imposible hacer una representaci¨®n totalmente precisa de lo acontecido en el pasado¡ª en tanto que la mujer tom¨® parte activa en la II Guerra Mundial. Ni Battlefield 5 ni ninguna obra son estandartes de la objetividad, sino fruto de puntos de vista condicionados por m¨²ltiples factores socioculturales. Si admitimos licencias mec¨¢nicas con gozo, es hora de aceptar realidades hist¨®ricas y convertir videojuegos como Battlefield 5 en espacios m¨¢s tolerantes.