Console Wars, el mejor libro sobre videojuegos
Console Wars, obra de Blake J. Harris, es un libro sobre videojuegos soberbio. Con tal de describir la guerra de consolas entre SEGA y Nintendo, el escritor estadounidense se nutre de m芍s de 200 entrevistas a miembros de ambas compa?赤as durante los 90 y tres a?os de intensas conversaciones con Tom Kalinske. El anta?o presidente de SEGA of America es el pilar sobre el que se cimenta una historia que analiza la rivalidad entre Sonic y Mario como nadie lo ha hecho jam芍s.
Console Wars, el libro sobre la guerra de SEGA y Nintendo
De entre todos los jugadores que vivieron la encarnizada guerra de consolas entre SEGA y Nintendo durante los a?os 90, pocos ubicar赤an su inicio en Espa?a. Tom Kalinske, presidente de la SEGA of America m芍s exitosa, acababa de dejar Mattel. Pese a lograr comandar la empresa juguetera m芍s exitosa del mundo con apenas 38 a?os, Kalinske opt車 por abandonar Mattel por problemas internos. Su siguiente paso fue la presidencia de Universal Matchbox, la que anta?o fuera competencia de Mattel pero que rozaba la quiebra cuando Kalinske asumi車 la presidencia. Por alguna raz車n, los coches de juguete de Matchbox no vend赤an bien en Espa?a, as赤 que el presidente decidi車 viajar a Barcelona para averiguar por qu谷.
Al bajar del taxi, Kalinske se qued車 perplejo. En lugar de la min迆scula oficina en la que supuestamente trabajaba el distribuidor de la ciudad condal, el ejecutivo hall車 un imponente edificio. Cuando entr車, hall車 con estupor que estaba en una f芍brica en la que se manufacturaban miles de cochecitos de Matchbox. Poco antes, Kalinske hab赤a trasladado toda la producci車n a Asia, por lo que no entend赤a nada. La persecuci車n por parte de un col谷rico grupo de espa?oles, junto con la confirmaci車n de su socio David Yeh, hicieron que Kalinske se percatara de que aquello era una f芍brica ilegal. Aunque no fue el motivo principal para explicar su marcha de Matchbox, s赤 que sirvi車 como detonante.
Sin trabajo y frustrado, Kalinske se encerr車 en casa. Ante semejante estampa, su mujer anim車 a su marido para que se fueran de vacaciones junto a sus hijos. Era julio de 1990 y todos dorm赤an tomando el sol cuando una sombra perturb車 la lectura de Kalinske. ※Hola, Tom§, salud車 una alegre voz. ※Qu谷 dif赤cil es localizarte§, continu車 el desconocido. Era Hayao Nakayama, el presidente de SEGA Enterprises, que buscaba un nuevo l赤der para SEGA of America. El elegido fue Tom Kalinske. El resto ya es historia del videojuego.
La batalla que defini車 a una generaci車n
Esa es una de las m迆ltiples an谷cdotas que recoge Console Wars, un libro que narra la contienda entre SEGA y Nintendo durante el inicio de los a?os 90. Aquel era un tiempo de identidades, en el que decantarse por una consola u otra constitu赤a una decisi車n inexorable, de esas que definen nuestra forma de ser para toda la vida. En palabras de Eduardo Galeano, maestro uruguayo de las letras, ※un hombre puede cambiar de mujer, de partido pol赤tico o de religi車n, pero no de equipo de f迆tbol§. Al albor de los 90, ning迆n jugador pod赤a cambiar de compa?赤a de videojuegos. El compromiso de cualquier infante que estrenara consola era inmediato. Un pacto para la eternidad que le consagraba a Mario o a Sonic durante el resto de sus d赤as. Todav赤a hoy retumba el eco de una lid sin par, una que se libraba en cada sal車n, en cada patio de recreo y en cada plaza.
La industria del videojuego actual no se entender赤a sin el duelo entre SEGA y Nintendo. El temprano salto a las tres dimensiones o los estudios de marketing pulidos de los que hoy se beneficia el sector fueron algunas de las gratas consecuencias. En aquella carrera tecnol車gica, publicitaria y videol迆dica, no hab赤a remilgos. Desde anuncios sin cuartel hasta la creaci車n de videojuegos que t赤tulos a los de la competencia. Aquella 谷poca fue, en suma, convulsa y compleja. El m谷rito de Blake J. Harris y de su Console Wars reside precisamente ah赤, en deconstruir y explicar la batalla que marc車 a una generaci車n.
La idea del libro naci車 un 14 de diciembre de 2011, coincidiendo con el vig谷simo octavo aniversario de Blake J. Harris. ※Mi hermano me sorprendi車 con un regalo perfecto: una Mega Drive como la que ten赤amos de peque?os§, recuerda Harris en una entrevista para New York Video Game Critique Circle. A?orante de aquellas tardes frente a un televisor de tubo, con el bocadillo a medio terminar al lado, el escritor se pregunt車 qu谷 hab赤a pasado con SEGA. Las preguntas adecuadas conducen a respuestas reveladoras y las dudas del autor de Console Wars no fueron una excepci車n. Al m芍s puro estilo de la filosof赤a DIY (hazlo t迆 mismo), y al no encontrar literatura sobre el auge y ca赤da de SEGA, Harris asumi車 la tit芍nica tarea de recrear la guerra de consolas.
Un reportaje period赤stico colosal
El resultado es Console Wars, editado en Espa?a por H谷roes de Papel. La obra del escritor estadounidense retrata hasta el m芍s nimio detalle sobre la rivalidad entre Sega y Nintendo en un ejercicio aspiracional para cualquier periodista. Una de sus principales inspiraciones, como 谷l mismo admite, fue Ultimate History of Video Games, de Steven Kent. Asimismo, para confeccionar su libro, Harris entrevist車 a m芍s de doscientos antiguos empleados de ambas compa?赤as en pos de una verdad coherente, as赤 como a decenas de otros individuos vinculados con la industria. Empero, cualquier lector avezado detectar芍 que una fuente destaca por encima del resto.
Se trata de Tom Kalinske, manantial del que fluye Console Wars y, por ende, su protagonista. Para Harris, el expresidente de SEGA of America es el responsable de la infancia de cualquier ni?o nacido en los a?os 70 u 80. ※Su capacidad para convertir ideas inusuales en aut谷nticos iconos es insuperable§, elogia entusiasmado el escritor. En 1990, con una Nintendo controlando el 90 % del mercado, no hab赤a opci車n mejor para transformar a SEGA que el hombre que convirti車 en mito a marcas como Barbie o He-Man. Tom Kalinske concedi車 tres a?os de entrevistas a Harris, por lo que es l車gico que Console Wars se entremezcle con el relato personal del anta?o ejecutivo de Mattel.
Toda esa herc迆lea labor de documentaci車n resultan en una narraci車n contrastada y una lecci車n magistral para cualquiera que ejerza el periodismo de videojuegos. Porque, sin duda alguna y ante todas las cosas, Console Wars es periodismo. Uno excelso y ejemplar, que bien merece mimo en cada una de sus encuadernaciones y lecturas. Es dif赤cil concebir una sola de las quinientas p芍ginas que componen la obra de Harris sin una f谷rrea rutina de verificaci車n. ※Lo m芍s complicado de escribir el libro fue unir las miles de piezas de este puzle y escoger aquello que no solo era interesante, sino relevante para la narraci車n§, confiesa Harris en la entrevista al medio neoyorkino.
Como toda gran pugna, as赤 como cualquier informaci車n period赤stica, la de Console Wars es una historia de bandos. El mayor desaf赤o al que se enfrent車 Harris, como bien recalca 谷l mismo, fue bucear en un oc谷ano de hojas y grabaciones hasta hallar un tesoro submarino en forma de historia impresa. Por un lado, la versi車n de Nintendo, planteada desde la paciencia y el buen hacer. Por otro, la ambici車n e irreverencia de SEGA. Dos formas completamente opuestas de comprender el videojuego; dos relatos contrarios que Harris contrasta con una pericia envidiable. Con la bibliograf赤a videol迆dica cada vez m芍s repleta de ensayos e investigaciones, Console Wars cubre la carencia de literatura sobre la historia del videojuego. Trasciende el mero repaso al legado del medio y profundiza en una de sus etapas m芍s intensas, dotando al texto de un valor dif赤cilmente igualable.
Auge y ca赤da de SEGA
Pero el libro de Blake J. Harris es algo m芍s que un ejemplo de no ficci車n. Sustentada en la b迆squeda de la veracidad, la trifulca entre SEGA y Nintendo se ali?a con giros de guion constantes, personajes harto interesantes y una vocaci車n narrativa encomiable. M芍s que un enorme reportaje, que tambi谷n, Console Wars es una novela que escrutina una 谷poca apasionante. El objetivo de Harris al combinar su documentaci車n con su 芍gil y entretenida habilidad narrativa era que transportar a los lectores a la historia. Porque, con semejante material, el escritor consideraba que limitarse a reportar los hechos era desperdiciar todo el trabajo realizado. ※Casi todas las personas que entrevist谷, tanto de SEGA como de Nintendo, recuerdan esta etapa como una de las mejores de sus vidas§, revela el autor norteamericano. Precisamente por el valor literario intr赤nseco a los hechos, Console Wars tiene la acidez y la agilidad de la novela ligera, con una historia amena y excelentemente desarrollada.
Console Wars es un relato multidimensional. Sirve como lecci車n vital, documento hist車rico, examen humano y espacio de posibilidades. Quiz芍 la m芍s especial de todas las facetas citadas sea la primera, su valor como ense?anza para la vida. Porque, ante todo, el libro que nos ata?e es una historia de aciertos y errores. Supone una extensa moraleja que, como la f芍bula de la liebre y la tortuga, describe con atino la carrera entre ambas f芍bricas de sue?os. Nintendo era puro talento y paciencia, como si anticipara la templanza con la que el mejor Bar?a mec赤a el cuero hasta romper la 迆ltima l赤nea de la defensa. Ante el marketing feroz de SEGA, la compa?赤a de Kioto segu赤a apelando al p迆blico infantil y priorizando la calidad de sus obras antes que la cantidad. SEGA, siguiendo con la analog赤a futbol赤stica, apostaba por un ritmo intenso y contraataques fulgurantes, explotando al m芍ximo sus limitaciones para medirse con los m芍s grandes. Desde luego, no es imprudente establecer una conexi車n entre Tom Kalinske y Diego Pablo &Cholo* Simeone, dos hombres que convirtieron las flaquezas de sus equipos en fortalezas imbatibles. Partido a partido, juego a juego, bit a bit.
El periplo de seis a?os que narra Blake J. Harris empieza y termina en el paradis赤aco Haw芍i. Entre 1990 y 1996, la SEGA de Tom Kalinske pas車 de ser una empresa de videojuegos m芍s, ocupando una cuota de mercado anecd車tica, a encabezar el mercado norteamericano. El puntal del 谷xito de la anta?o conocida como Service Games fue Tom Kalinske, que se sirvi車 de su experiencia en Mattel para iniciar una refriega marketiniana y sentimental contra Nintendo. Cuando 谷l lleg車 a la filial norteamericana de SEGA a petici車n de Hayao Nakayama, su nueva empresa no era m芍s que una piedra encasquillada en la suela del zapato de Nintendo. Los padres de Mario acaparaban el 90 % del mercado estadounidense tras arrasar con NES, mientras que la compa?赤a del erizo, por no tener, no ten赤a ni al erizo.
Pero todo cambi車. Kalinske exprimi車 los escasos recursos de SEGA y se sirvi車 de una estrategia comercial tan humilde como efectiva. Al principio del libro, Harris asegura que Kalinske abandon車 Matchbox, antes que por el incidente de Barcelona, porque sab赤a que jam芍s igualar赤a a Mattel y su ambici車n no toleraba el segundo puesto. SEGA no siempre le puso facilidades para erigirse como rey del videojuego, pero el ejecutivo las pugn車 con fiereza. De no ser por 谷l, es posible que Sonic presentara rasgos vamp赤ricos, portara una chaqueta de cuero y tuviera una novia humana. En nombre de cualquier ni?o de los 90, gracias, Kalinske. Ante semejante ambici車n, el ritmo pausado de Howard Lincoln y Minoru Arakawa, responsables de Nintendo of America, no pudo hacer demasiado. De hecho, fue el 赤mpetu de Kalinske el que despert車 a Nintendo y la impuls車 a arriesgar con proyectos como Donkey Kong Country. Console Wars tiene val赤a como documento hist車rico porque detalla con suma atenci車n la evoluci車n de ambas compa?赤as. En el CES de 1990, SEGA no era nada. Al estreno del primer E3, un lustro despu谷s, lleg車 como l赤der del mercado norteamericano. Respecto a Nintendo, es dif赤cil saber si hubi谷ramos gozado de joyas como Super Mario 64 u Ocarina of Time sin la presi車n de Sonic y compa?赤a.
Blake J. Harris does what others don't
Otra de las grandes virtudes de Console Wars es su car芍cter humano. Blake J. Harris escribi車 un relato humano, que desborda sue?os y ambiciones. Ni prensa ni literatura sobre videojuegos tendemos a ensalzar a las personas que hay detr芍s de nuestras obras favoritas, por lo que pocos nombres calan entre los lectores. Consciente de ello, Harris concede todo el protagonismo al factor humano. No solo poniendo nombres y apellidos a los protagonistas de su libro, sino desnud芍ndolos ante el lector, con sus virtudes y defectos. Trasciende la mera descripci車n del curr赤culum para intentar que conozcamos a Kalinske y su equipo. Console Wars ejerce como reuni車n 赤ntima con el expresidente de Sega of America y los miembros de ambas compa?赤as. Harris plasma las virtudes y los defectos de nombres claves en aquel momento como Al Nilsen, Paul Rioux, Olaf Olafsson, Bill White y Peter Main. No se entiende ninguna de las 574 p芍ginas que componen la edici車n de H谷roes de Papel sin el componente humano. Ante todo, Console Wars es una historia de personas.
Cuando uno culmina la lectura de la obra de Harris y cierra el libro dispuesto a reflexionar, es f芍cil percatarse de las posibilidades que plantea este libro. Console Wars es un relato de lo que pudo ser y no fue, de decisiones que generan mundos paralelos con una industria del videojuego completamente distinta. En uno de ellos, SEGA aprovech車 la oferta de Sillicon Graphics y lanz車 al mercado la primera consola de 64 bits. En otro, Nintendo lanz車 la PlayStation junto a Sony y el mercado de ese 2018 paralelo es un monopolio de facto. Anhelos de unos y temores de otros, que apenas duran un nimio suspiro. Realidades alternativas que explicitan el poder de las decisiones.
Console Wars es un ejercicio literario, period赤stico e hist車rico primoroso. Blake J. Harris redact車 una obra b芍sica para cualquiera que viviera la aut谷ntica guerra de consolas desde la perspectiva juvenil. Incluso para quien llegara unos a?os tarde y no conozca m芍s que ecos de aquella lid. Dijo el recientemente fallecido Pepe Mediavilla que la guerra no cambia nunca. Aun as赤, merece la pena escrutinar cada bala para aprender de los aciertos y errores del pasado. Ese es uno de los mayores m谷ritos de Console Wars, profundizar en una historia que casi todos sus lectores conocen y sorprenderles aun sabiendo su final. En definitiva, Blake J. Harris does what others don*t.