Mortal Kombat II
Mortal Kombat II, An¨¢lisis retro
Mortal Kombat II cumple veinticinco a?os en abril de 2018. Aprovechando esta efem¨¦ride, os traemos un an¨¢lisis de la secuela de uno de los videojuegos m¨¢s salvajes y controvertidos de todos los tiempos. ?Que comience el torneo!
Mortal Kombat II, An¨¢lisis retro
En 1993, un a?o despu¨¦s tras el ¨¦xito arrasador en los salones recreativos de Mortal Kombat, Midway no se lo pens¨® mucho y decidi¨® continuar con esta peculiar gallina de los huevos de oro. ?El resultado? Mortal Kombat II. Una secuela que, sobre el papel, cumple con pr¨¢cticamente todos los puntos de la lista de ?todo lo que una secuela digna deber¨ªa tener?. Mejor aspecto visual, mejor banda sonora, m¨¢s personajes controlables, jugabilidad redefinida... todo, insistimos, en teor¨ªa. No obstante, de vuelta al presente ¡ª2018, amigo lector¡ª, nos tememos que no es oro todo lo que reluce, y la nostalgia muchas veces enturbia nuestro criterio. Como dir¨ªa Jack el Destripador ¡ªchiste que viene perfecto teniendo en cuenta el contexto¡ª, vamos por partes.
Your soul is mine
Algo que jug¨® a favor de Mortal Kombat como saga en contraste con su rival m¨¢s directo ¡ªStreet Fighter II¡ª fue el hecho de tener una trama relativamente elaborada para la ¨¦poca y g¨¦nero, y que se mostraba en el attract mode del juego. De este modo, Mortal Kombat II nos dejaba donde termin¨® el anterior: Liu Kang consigui¨® derrotar al malvado brujo Shang Tsung ¡ªhaciendo que su final en el original sea el canon¡ª, del que en esta entrega descubr¨ªamos que era un mero vasallo de Shao Kahn, amo y se?or del Outworld. A punto de ser ejecutado por su fracaso ¡ªy por la supuesta muerte del pr¨ªncipe shokan Goro durante el torneo anterior¡ª, Shang Tsung razona ante su amo que si organizan un nuevo torneo de Mortal Kombat, pero esta vez en el Outworld, tendr¨¢n las de ganar por jugar en casa, y porque el mism¨ªsimo emperador ser¨¢ el obst¨¢culo final a superar. Esta idea seduce al tirano, que como muestra de buena voluntad devuelve su juventud al hechicero, y permite que participe en este nuevo torneo. As¨ª pues, doce luchadores, cada uno de ellos con distintas motivaciones y alianzas, a los que hay que sumar la inclusi¨®n de Kintaro y Shao Kahn como subjefe y jefe final respectivamente, se dan cita en la ¨²ltima iteraci¨®n del certamen de lucha m¨¢s salvaje de todos.
Test your might
A¨²n habiendo perdido el impacto inicial que s¨ª consigui¨® el t¨ªtulo anterior por el hecho de que los personajes eran actores de carne y hueso digitalizados, Mortal Kombat II rayaba a un gran nivel en lo que a aspecto visual se refiere. Y, m¨¢s concretamente, en los sprites de los luchadores. Las animaciones son m¨¢s fluidas ¡ªhay m¨¢s frames por luchador¡ª, y hay un mayor nivel de detalle en los combatientes. Varios de los actores que pudimos ver en el anterior vuelven aqu¨ª con vestuario y habilidades renovadas. Entre ellos, destacamos a Daniel Pesina como Johnny Cage, y los ninjas masculinos: Scorpion, Reptile, Subzero, Smoke y Noob Saibot.
Los escenarios, por otra parte, eran generalmente m¨¢s coloridos, a veces rozando lo estridente. No en vano, recordemos que esta segunda entrega se ambientaba en el Outworld, una suerte de dimensi¨®n alternativa que, sin ser alien¨ªgena, era lo bastante estrafalaria como para poder infundir en el espectador cierta sensaci¨®n de nerviosismo, desasosiego, y e incluso miedo por lo truculento de algunas localizaciones y su ?decoraci¨®n? en forma de cad¨¢veres, sangre, y v¨ªsceras por doquier.
Que, hablando de sangre; uno de los factores m¨¢s elementales de la saga vuelve aqu¨ª a m¨¢xima potencia. La hemoglobina se cuenta aqu¨ª por hectolitros, pues cada golpe ¡ªy especialmente los uppercuts¡ª hacen que el rival la derrame a borbotones. El juego tampoco se corta un pelo a la hora de mostrarnos todo tipo de muertes truculentas con los nuevos Fatalities que incluye, entre los que destacamos los Stage Fatalities, que son ejecuciones contextuales y espec¨ªficas de algunos niveles. En The Pit en el anterior t¨ªtulo pod¨ªamos hacer que nuestro rival cayese al vac¨ªo y muriese empalado por los pinchos del fondo del foso; aqu¨ª podemos volver a hacer tropel¨ªas de este calibre en escenarios como The Dead Pool, The Pit II o Kombat Tomb. Concreta y respectivamente, tenemos la posibilidad de ver c¨®mo nuestro enemigo es disuelto al caer en una piscina de ¨¢cido, presenciar c¨®mo se parte la crisma al despe?arse al vac¨ªo, o empalarlo en un techo con pinchos de un gancho muy salvaje. Mortal Kombat II no defraudaba a los que ven¨ªan buscando acci¨®n bestia que, por momentos, rozaba lo c¨®mico.
Get over here!!!
Mortal Kombat II no ser¨ªa lo mismo si no hubiese contundencia en los golpes que se propinan entre s¨ª los luchadores del juego. Adem¨¢s de la crudeza visual, tambi¨¦n es necesario el componente sonoro para decirle de forma t¨¢cita al jugador que la cosa es seria. Y a este respecto, MKII no decepciona. Los efectos sonoros son, por tanto, realmente buenos. De entre ellos destacamos, ir¨®nicamente, m¨¢s los gritos de los luchadores a la hora de recibir da?o que los sonidos que producen los golpes propiamente dichos, pues son un mejor indicador de que realmente la acci¨®n es tan bestia como aparenta ser. Tampoco olvidamos la m¨ªtica voz del anunciante en los combates, que aqu¨ª es nada m¨¢s y nada menos que Shao Kahn ¡ªen el anterior era, por motivos l¨®gicos, Shang Tsung. Es la guinda del pastel, ya que celebra golpes particularmente salvajes, se regocija con nuestros Fatalities, y se cabrea con los Friendships.
La banda sonora del juego, sin llegar a ser mala, queda muy eclipsada en virtud de la org¨ªa de gritos, alaridos, y sonidos que producen los distintos pu?etazos, patadas y magias que se lanzan ambos combatientes.
Flawless victory
Pero vayamos al quid de la cuesti¨®n. Como todo videojuego que se precie, y m¨¢s de esta ¨ªndole, debemos determinar si sus mec¨¢nicas funcionan para establecer si se trata de un t¨ªtulo potable. Mortal Kombat II se presenta, como su predecesor, como un t¨ªtulo de lucha m¨¢s bien convencional, si bien es cierto que introdujo varios elementos originales al g¨¦nero como los Babalities, que eran finishers humor¨ªsticos y no letales. Las peleas siguen el formato habitual: se deciden al mejor de tres rondas, y cada personaje tiene, adem¨¢s de los golpes comunes a todos, varias habilidades ¨²nicas que requieren un input particular.
La jugabilidad, a este respecto, es m¨¢s fluida y variada que en Mortal Kombat. Cada luchador tiene m¨¢s movimientos especiales ¡ªque son al fin y al cabo lo que los diferencia entre s¨ª, aparte de su aspecto¡ª, y hay m¨¢s luchadores, por lo que aqu¨ª da la sensaci¨®n de que estamos m¨¢s ante un t¨ªtulo de peleas como mandan los c¨¢nones que ante una suerte de experimento sobre gore y sprites digitalizados como s¨ª que parec¨ªa el videojuego original. De hecho, es uno de los videojuegos m¨¢s divertidos de su g¨¦nero y ¨¦poca para jugarlo con otra persona que quien escribe estas l¨ªneas recuerda.
No obstante, insistimos. Hay un grave problema en Mortal Kombat II que tiene mucho que ver con su idiosincrasia: recordemos que, ante todo, estamos frente a un videojuego de recreativas, por lo que la forma de financiaci¨®n que hab¨ªa aqu¨ª era recaudaci¨®n directa. Que corriesen las monedas, vamos. Es por ello que MKII pega un repentino y salvaje pico de dificultad jugando contra la m¨¢quina a partir del segundo luchador. Mientras que en la primera entrega la IA del juego era m¨¢s o menos adaptativa ¡ªlos rivales se adaptaban al nivel que demostraba usar el jugador, en funci¨®n de las habilidades que utilizara; rara vez nos met¨ªan ataques especiales si nosotros tampoco los us¨¢bamos¡ª aqu¨ª se vuelve un infierno jugable: la inteligencia artificial es, a grandes efectos, perfect play.
Elaboremos un poco sobre este concepto. Absolutamente todos y cada uno de los oponentes a partir del segundo oponente responder¨¢n con un vicio y una contundencia brutales ante cualquier movimiento que hagamos. ?Salto con patada? Uppercut o antia¨¦reo en el momento exacto. ?Nos cubrimos? Lanzamiento. ?Proyectiles? Bloqueados, y acto seguido responden con sus propios proyectiles. Es como si nos leyeran la mente constantemente. Lo gracioso del asunto es que, t¨¦cnicamente, la m¨¢quina no hace trampas ¡ªuna persona con reflejos sobrehumanos podr¨ªa, en teor¨ªa, reproducir resultados similares¡ª; no obstante basa su inmensa ventaja con respecto al jugador en su gran velocidad de c¨¢lculo, en una omnisciencia absoluta con respecto a la prioridad de los golpes, y en que no tiene que calcular y deducir distancias visualmente a la hora de saber si ciertos ataques van a conectar con el oponente o no. R¨ªete t¨² de Mr. Karate en Art of Fighting.
Ante este dilema, nos vemos forzados a combatir el fuego con fuego, por lo que Mortal Kombat II en su vertiente monojugador se convierte, en esencia, en una pugna de desgaste. Nos vemos obligados a usar una y otra vez alg¨²n movimiento que sea especialmente abusivo en el momento justo, para ganar los combates. Evidentemente, esto no es divertido, pero no hay otra alternativa. Esperamos que os guste utilizar a Kitana y usar el movimiento especial del abanico que suspende al enemigo en el aire?constantemente. No exageramos lo m¨¢s m¨ªnimo con esto que os comentamos. De hecho, tal fue su nivel de infamia, que en varios foros de internet de la ¨¦poca ¡ªe incluso a d¨ªa de hoy¡ª se sigue hablando de este concepto como algo llamado ?MK Walker?, que resume muy concienzudamente lo que los oponentes controlados por la m¨¢quina hacen en este juego: andar de forma incansable e implacable hacia nosotros, bloqueando cualquier ataque que les hagamos, y respondiendo con los suyos propios con una contundencia pr¨¢cticamente sin parang¨®n.
Fatality
Mortal Kombat II es, en l¨ªneas generales, muy superior a su predecesor. Las buenas gentes de Midway parecieron tomar nota de lo que gust¨® y lo que no en la anterior entrega ¡ªllegando incluso al extremo de suprimir a los dos personajes menos populares: Sonya y Kano, que hacen un cameo en el nivel de Shao Kahn¡ª, haciendo un trabajo notable. No obstante, MKII dista, y mucho de ser un t¨ªtulo grande por m¨¦ritos propios.
Su principal pecado ya lo hemos relatado: su IA es excesivamente hostil. Entendemos que algo as¨ª ser¨ªa comprensible en personajes que, dentro del universo del propio juego, son desproporcionadamente poderosos, como pueden ser Kintaro y Shao Kahn. No obstante, que esto se aplique a pr¨¢cticamente todo el?roster, echa bastante para atr¨¢s y hasta cierto punto empeque?ece el resto de aspectos positivos y apartados del videojuego. Disfrutaremos al m¨¢ximo de Mortal Kombat II solo si jugamos con otro jugador humano, y ambos tenemos cierto nivel.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podr¨ªan haberlo llevado a cotas m¨¢s altas. C¨®mpralo sin miedo.