Payday 2, An¨¢lisis Nintendo Switch

Payday 2, An¨¢lisis Switch

Casi cinco a?os tras su lanzamiento en PC, OVERKILL y Starbreeze han decidido lanzar Payday 2 en Nintendo Switch despu¨¦s de que el t¨ªtulo haya pasado por la gran mayor¨ªa de plataformas de la anterior y la presente generaci¨®n. Como viene siendo habitual en los ports para la consola h¨ªbrida, esta versi¨®n tiene como principal reclamo la posibilidad de jugarla tanto en casa como en el metro, pero se ve claramente que los a?os no han pasado en balde para el juego de atracos por excelencia.

Payday 2 es un juego eminentemente cooperativo donde hasta cuatro jugadores tienen que coordinarse para llevar a cabo robos en distintas localizaciones, que van desde forzar y saquear el contenido de la caja fuerte de un banco a asaltar un avi¨®n repleto de pal¨¦s con dinero, lanzarlos a tierra firme y caer en paraca¨ªdas para recoger los montones de d¨®lares desperdigados mientras hacemos frente a oleadas de polic¨ªas.

Aunque se esfuerce al principio de las misiones en recordarnos que podemos completar la misi¨®n (o al menos, varias fases de ella) en sigilo, lo cierto es que cada partida se convierte en una versi¨®n descafeinada de Left 4 Dead. Jugar sin ser detectados por las c¨¢maras de seguridad o por un guardia es bastante dif¨ªcil si vamos en solitario, pero pr¨¢cticamente imposible jugando online ya que cada uno ir¨¢ por su cuenta, priorizando el completar la misi¨®n lo antes posible en lugar de hacerla lo m¨¢s divertida que se pueda. El motivo de esto es que Payday 2 en Switch no tiene chat de voz, y aunque jugando con tus amigos siempre puedes tirar de aplicaciones externas como Discord, al jugar con extra?os no existe esa posibilidad. Otra soluci¨®n es usar la conexi¨®n en red local con otras tres Nintendo Switch, una de las novedades de esta versi¨®n, pero es cierto que rara vez se dar¨¢ el caso en que se junten cuatro amigos con la consola y con el juego en la misma habitaci¨®n.

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Por lo tanto, dado que en la mayor¨ªa de ocasiones una c¨¢mara de seguridad ve a alguno de los jugadores, y en otras tantas al matar al primer guardia de seguridad no se preocupan de responder al comunicador de este para decir ¡°todo est¨¢ bien¡±, al final acabamos jugando misiones de entre 20 y 40 minutos aproximadamente donde constantemente estamos enfrent¨¢ndonos a una horda incansable de polic¨ªas, miembros del FBI, equipos antidisturbios, francotiradores y otros enemigos no demasiado variados mientras tratamos de cumplir los objetivos (abrir con un taladro la c¨¢mara acorazada, explorar el escenario para conseguir los objetos que hay que llevar a la furgoneta de escape, etc.). Y sin prestar demasiada atenci¨®n a las personas que est¨¢n en el parque o en el banco donde transcurre la acci¨®n, masacradas por la lluvia de balas de ambos bandos a pesar de que, con coordinaci¨®n, podr¨ªamos preocuparnos de llevarlos a un lugar seguro y no sufrir las penalizaciones de final de misi¨®n que a buen seguro tendremos al terminar la misma.

Que la jugabilidad acabe bas¨¢ndose en masacrar cuerpos policiales es un problema cuando ves que los a?os no han pasado en balde para las respuestas de las armas, que a pesar de haber muchas y variadas, todas dan la sensaci¨®n de no tener la fuerza que deber¨ªan, ya sea por la respuesta visual o por la sonora. Tampoco ayuda que la inteligencia artificial, sin importar la dificultad en la que juguemos las misiones, no es precisamente avispada, pues no es raro encontrarnos a polic¨ªas esper¨¢ndonos tras una puerta d¨¢ndonos las espaldas o ver a comandos enteros esperando a ser masacrados en el punto en el que aparecen.

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La calidad de las misiones, tanto de las originales como las pertenecen a parches gratuitos lanzados anteriormente en el resto de plataformas, es bastante dispar. Algunas de ellas est¨¢n repletas de situaciones distintas, como investigar un lugar, encontrar una c¨¢mara acorazada que tendremos que taladrar (una vez activada la herramienta, tendremos que enfrentarnos a hordas mientras prestamos atenci¨®n para que no se quede bloqueada), ir sacando entre todos los objetos de su interior, llevarlos a un punto seguro, encontrar una v¨ªa de escape y acabar huyendo en una lancha motora. Otras, incluso aquellas que prometen m¨¢s complejidad al realizarse en varios d¨ªas distintos, son m¨¢s b¨¢sicas, como robar el contenido de dos furgonetas de seguridad y llevar el bot¨ªn al veh¨ªculo de huida mientras matamos a oleadas de enemigos. En ocasiones, presentan peque?os puzles a resolver con notas en la pared, con c¨®digos de colores que marcan el camino o con puertas cerradas que no podremos forzar solo se pueden abrir con una tarjeta. 

En ocasiones, esto ¨²ltimo a?ade m¨¢s frustraci¨®n que complejidad. Esto se debe a un apartado visual que, aunque se muestra a m¨¢xima resoluci¨®n tanto en televisor (1080p) como en port¨¢til (720p), tiene bajadas de frames habituales, las animaciones se notan vetustas, y se muestra muy oscuro por una paleta de colores poco contrastada; muchas veces nos costar¨¢ ver a un enemigo que est¨¢ a apenas unos metros de nosotros porque se ¡°funde¡± con el entorno, y m¨¢s problem¨¢tico es cuando tenemos que encontrar una tarjeta en un escenario en el que no se aprecia la diferencia entre atrezo y objetos importantes. Muchas veces nos veremos dando vueltas sin sentido para coger algo frente a lo que hemos pasado en varias ocasiones. El agobio de sentirnos perdidos no se aten¨²a con una banda sonora, compuesta por sinton¨ªas synthwave y dubstep, que acaban cayendo en la repetici¨®n constante a lo largo de la misi¨®n.

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El objetivo final de las misiones es aumentar nuestra cuenta corriente, dinero que utilizaremos en uno de los puntos m¨¢s llamativos del t¨ªtulo: la personalizaci¨®n de los personajes. Cada uno de ellos tienen sus propias habilidades (hay uno nuevo, Joy, con la que solo puedes jugar en esta versi¨®n de Switch) y se pueden personalizar con una gran cantidad de m¨¢scaras, aunque habr¨¢ que pasar por caja (con el dinero del juego) para conseguirlas. Pero la personalizaci¨®n va mucho m¨¢s all¨¢. Hay una ingente variedad de armas, aunque no todas presentan la suficiente diferencia jugable. Cada una tiene sus propios accesorios, desde culatas a mirillas, pasando por compensadores y, sobre todo, colores para su dise?o. Para conseguirlas todas habr¨¢ que gastar muchos d¨®lares y subir muchos niveles y, por lo tanto, hacer muchas misiones.

A pesar de que el tiempo ha hecho mella en Payday 2 por todos los fallos comentados, en m¨¢s de una partida nos hemos visto totalmente sumergidos en la misi¨®n, colaborando con nuestros mudos compa?eros, planeando estrategias mentalmente que de vez en cuando sal¨ªan bien, y viviendo huidas llenas de adrenalina. Para el fan de Payday, o para aquel que sepa que siempre va a tener alg¨²n amigo con quien jugar, esta versi¨®n es una propuesta como ninguna otra en el cat¨¢logo actual de Switch, aunque nos parece poca excusa para justificar un precio que duplica al del resto de plataformas.

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