A Way Out: Prisi¨®n y estigma a trav¨¦s del videojuego

A Way Out tiene la oportunidad de ser un juego muy relevante

La prisi¨®n es un tema muy particular: de tremenda actualidad, de tremenda importancia y tremendamente oculto. Se habla mucho de c¨¢rceles en medios de comunicaci¨®n y en ficci¨®n, pero se habla con muy poca profundidad. Se entra en poco detalle al analizar el funcionamiento interno de las c¨¢rceles, de lo que supone estar en prisi¨®n, y, sobre todo, de lo que implica salir de prisi¨®n. Algo, parad¨®jicamente, muy complicado. La ficci¨®n, en videojuegos o en cualquier otro ¨¢mbito, se tiende a acercar a la prisi¨®n con teatralidad, y eludiendo los temas verdaderamente fundamentales. A Way Out no parece una excepci¨®n, ya no se anticipa como un documental sobre la prisi¨®n, pero s¨ª como una buena excusa para hablar sobre ella.

¡°Fuck the Oscars¡±. Probablemente esto sea lo primero que se venga a la cabeza ahora mismo cuando se piensa en Josef Fares, director de A Way Out. Sin embargo, Fares es un director de cine con una trayectoria interesante en el cine indie. Si la industria del videojuego en las m¨¢s altas esferas es complicada, la inaccesibilidad de los grandes lobbys del cine hollywoodiense explican f¨¢cilmente por qu¨¦ lo primero que Fares decici¨® vociferar con un micro entre las manos fue ¡°Fuck the Oscars¡±. Sin embargo, m¨¢s all¨¢ de la an¨¦cdota de la noche de The Game Awards 2017, de lo que debemos tener convicci¨®n es de que Fares es un contador de historias.

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Una historia de emociones

A Way Out resulta un juego atractivo en m¨²ltiples planos. El primero de ellos responde simplemente a las mec¨¢nicas. La idea de perfilar un juego 100% cooperativo y que ponga como punto de partida la prisi¨®n, hace que esa fase en la cual los protagonistas escapan de la c¨¢rcel se perfile como un juego cooperativo de puzles y sincronizaci¨®n entre los jugadores, del que se puede adelantar un resultado muy interesante. Pocos ejemplos semejantes nos podemos topar en el cat¨¢logo actual, y a ese respecto, A Way Out reivindica el juego social en t¨¦rminos tradicionales, lo que necesita ser perpetuamente aplaudido. Sin embargo, lo m¨¢s llamativo es que buena parte de esta historia se desarrolla una vez los protagonistas han escapado de la c¨¢rcel.

Bajo esta ¨®ptica, m¨¢s que un juego sobre prisiones, A Way Out se defiende como un viaje emocional a trav¨¦s de estos dos hombres, y lo que se encuentran una vez salen de la c¨¢rcel.

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La teatralidad de un escape de prisi¨®n es lo m¨¢s reiterado en videojuegos. The Escapist, de actualidad con su segunda entrega, reivindica esa ansia de libertad de cualquiera que imagina estar entre rejas. Con el estallido de los MMO, cabe recordar que all¨¢ por los 2000 tambi¨¦n tuvo cierta relevancia La Prisi¨®n, un juego social centrado en la convivencia entre presos. En ese caso jugadores reales. Sin embargo, desde fuera, la idea de pensar en una prisi¨®n va unida a la idea de salir de la prisi¨®n. De quedar libre. La claustrofobia que genera pensar en pasar a?os entre rejas engulle toda reflexi¨®n en torno a lo que supone salir de la c¨¢rcel, y, por eso, cuando se piensa en alguien que queda en libertad, s¨®lo se imagina una celebraci¨®n. Falso.

Un momento de complejidad

Salir de prisi¨®n representa trance muy profundo en muchas ocasiones. Una situaci¨®n evidentemente deseada, pero tambi¨¦n de m¨¢xima vulnerabilidad. En primer lugar, el haber pasado por la c¨¢rcel impone un estigma social muy profundo. En segundo lugar, la reinserci¨®n es un proceso dif¨ªcil, largo, y que cuenta con recursos muy deficitarios. Si pensamos en un plano todav¨ªa m¨¢s personal, salir de la c¨¢rcel tras un periodo m¨¢s o menos dilatado es un choque de realidad. Para alguien que pasa un tiempo en un sistema penitenciario el tiempo se detiene durante a?os, pero para los que deja fuera el tiempo sigue avanzado. ?C¨®mo habr¨¢ cambiado tu entorno, tu familia, tus amigos¡­? ?c¨®mo aceptar¨¢n todos ellos tu paso por prisi¨®n? Lo m¨¢s importante, ?c¨®mo has cambiado t¨² tras ese tiempo recluido? S¨®lo estamos rascando la superficie en base a tres o cuatro preguntas evidentes, y ya nos arrojan ante un proceso francamente complicado. Exactamente ah¨ª acude a A Way Out, a ese golpe de realidad al salir (en este caso escapar) de la prisi¨®n. Al reencuentro con miradas de reproche, con miradas de rechazo, y con problemas que hab¨ªan quedado atr¨¢s y vuelven como un pu?etazo inesperado.

Lo m¨¢s atractivo para el tr¨¢iler es ver c¨®mo estos dos hombres se las ingenian para salir de la c¨¢rcel; lo que puede marcar la diferencia en el juego de Fares est¨¢ en la solvencia para abordar lo que viene despu¨¦s.

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