Celeste y su peculiar interpretaci¨®n de la dificultad

Celeste y el sabor de la satisfacci¨®n

Celeste es un juego independiente que esconde algo m¨¢s que una nota de sobresaliente. El t¨ªtulo de Matt Thorson nacido de una game jam ofrece un mensaje y una perspectiva de la dificultad a la que no estamos acostumbrados. A diferencia de los t¨ªtulos de Edmund McMillen, que tratan de ejercer un pulso con el jugador a base de dificultad endiablada, en este caso la interpretaci¨®n es muy distinta.

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Peque?os retos, peque?as recompensas

Durante los 8 niveles de la escalada, Celeste va aumentando la complejidad de las fases de cada nivel y lo hace con mucha agilidad, con peque?as transiciones entre zonas para que cada cambio venga seguido de otra pantalla con un nuevo reto. Es aqu¨ª donde entra en juego el elemento de los peque?os retos alcanzables.

Podr¨ªamos caer en la repetitividad si no fuese por la ausencia de vidas, producto del atolladero que llega a convertirse casi desde el principio; sin embargo, esa penalizaci¨®n por el m¨¢s m¨ªnimo error est¨¢ acompa?ada del incentivo constante de contarnos c¨®mo continua la historia, con sus enigmas y sucesos on¨ªricos.

No hay contador de vidas; hay contador de muertes

Pero es que las derrotas no se sienten como tal al dejar en un segundo plano la p¨¦rdida de vidas, esta vez con m¨¢s acierto que en casos como Rayman Legends, la excelente obra de Ubisoft donde tampoco hab¨ªa contabilizaci¨®n de vidas, pero quiz¨¢ su baja dificultad no demandaba. En Celeste es m¨¢s un incentivo, un reto, al contarse las muertes.

Cuando terminamos un nivel no se muestran m¨¢s que dos cosas: los coleccionables (fresas) y las muertes. Ser¨¢n decenas, posiblemente cientos, invit¨¢ndonos a morir menos¡­ pero a morir, porque la gracia del t¨ªtulo reside en no preocuparte por hacerlo bien a la primera sino en seguir intent¨¢ndolo, en continuar sin penalizarte m¨¢s all¨¢ de lo que seas capaz de penalizarte a ti mismo.

La disyuntiva entre dejar de jugar por toparnos con zonas imposibles o continuar para saber c¨®mo termina el juego est¨¢ ah¨ª. Y t¨², ?contin¨²as o lo dejas de lado? El contador de muertes sigue sumando.

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