The Red Strings Club
- PlataformaPC9NSW
- G¨¦neroAventura
- DesarrolladorDeconstructeam
- Lanzamiento22/01/2018 (PC)14/03/2019 (NSW)
- TextoEspa?ol
- EditorDevolver Digital
The Red Strings Club, An¨¢lisis
El destino, la felicidad y la tecnolog¨ªa son los temas que trata The Red Strings Club, lo nuevo de los valencianos Deconstructeam, que tras el galardonado Gods Will Be Watching nos traen una aventura conversacional cyberpunk que brilla tanto en lo argumental como en sus mec¨¢nicas.
The Red Strings Club, An¨¢lisis
La tecnolog¨ªa que una vez se cre¨® con la idea de hacer la vida m¨¢s f¨¢cil y de aumentar nuestro conocimiento sobre todo lo que nos rodea ha acabado por ser pr¨¢cticamente incontrolable por aquellos que la usan en el d¨ªa a d¨ªa. La herramienta se ha convertido en algo ilegible y por partes incomprensible para la mayor¨ªa de nosotros. Constantemente estamos firmando acuerdos de usuario, al usar un servicio o instalar un juego, en los que damos a las compa?¨ªas libertad para acceder a nuestros datos personales sin ni siquiera saberlo. Instalamos aplicaciones en el m¨®vil que conocen nuestras aficiones, las personas con las que nos relacionamos y d¨®nde vivimos. Las corporaciones actualizan nuestros dispositivos ocult¨¢ndonos lo que hay detr¨¢s de esos parches. Las cookies que has aceptado para leer este an¨¢lisis permiten saber a un servidor por qu¨¦ otras webs navegas o qu¨¦ es lo ¨²ltimo que has comprado en Amazon. Cuando compras un juego en Steam aceptas unos documentos que no lees y que permiten a una empresa multimillonaria compartir tu informaci¨®n con otras tantas empresas.
The Red Strings Club, la segunda obra comercial de Deconstructeam tras el aclamado Gods Will Be Watching, es una aventura conversacional pixel-art de ciencia ficci¨®n, concretamente del subg¨¦nero del cyberpunk. Y como las mejores obras del g¨¦nero, habla de un futuro dist¨®pico desde las problem¨¢ticas y debates del presente. Bitcoins, acuerdos de usuario, rob¨®tica, implantes, redes sociales, marketing y corporaciones son t¨¦rminos que la obra del estudio valenciano usa en su argumento, al igual que racismo, machismo, sexualidad, g¨¦nero y filosof¨ªa. Y no pod¨ªa elegirse un lugar mejor para discurrir sobre estos temas: la barra de un bar.
Donovan, uno de los protagonistas de la aventura, es el due?o del pub que pone nombre al juego. Tambi¨¦n es un traficante de informaci¨®n en una sociedad vigilada por el gobierno y las corporaciones, y buen amigo de otro de los personajes clave de la historia, Brandeis, cuyo final sabemos desde que iniciamos el juego por primera vez, cuando lo vemos caer desde la torre de Supercontinent Ltd., la influyente y poderosa compa?¨ªa con la que nuestro d¨²o deben acabar. No se elige a Supercontinent por azar, claro, sino porque en una de esas noches en el Red Strings en las que Donovan sirve una copa a Brandeis mientras ¨¦ste fuma cigarrillos y toca el piano, una androide medio destrozada entra al bar, lo que les lleva a descubrir que la empresa plantea inducir en todos los seres humanos con implantes (o sea, casi todos los seres humanos) un estado que les impedir¨¢ sentir ninguna emoci¨®n negativa, como la depresi¨®n o el miedo.
Las armas de las que disponen Donovan y Brandeis para llevar a cabo su objetivo son la palabra y la tecnolog¨ªa. A lo largo de la aventura vamos conociendo a una serie de personajes con los que habr¨¢ que conversar para conseguir extraer la informaci¨®n que necesitamos. Personajes complejos, profundos y fuera de todo estereotipo que abrazan la diversidad, que nos regalan di¨¢logos llenos de cr¨ªticas, reflexiones y sentimientos; que nos ofrecen reflexiones extrapolables a otros contextos sobre las vicisitudes del creador, la fuente de sus inspiraciones, la utilidad del videojuego o el objetivo del arte.
Pero The Red Strings Club va m¨¢s all¨¢ de elegir temas a tratar con esos individuos y escoger entre una u otra respuesta, gracias a la introducci¨®n de distintas mec¨¢nicas en tres secciones bien diferenciadas. Y la fisicidad de esas mec¨¢nicas es lo que las hace tan brillantes como las conversaciones con las que interaccionan. El juego consigue que nos metamos en el papel de cada uno de los personajes que controlamos a trav¨¦s de las acciones que realizamos con nuestro rat¨®n y nuestro teclado, algo poco habitual en una aventura conversacional.
Donovan, a quien controlaremos durante la mayor parte de la trama, tiene el poder de ser capaz de despertar los sentimientos m¨¢s profundos de las personas con las que conversa a trav¨¦s de las copas y c¨®cteles que prepara. Las charlas en el Red Strings se producen siempre con un copazo en las manos del cliente, y seg¨²n el tipo de alcohol que lleve, el personaje se sentir¨¢ de un modo u otro y, por tanto, nos dar¨¢ unas respuestas u otras. Cada individuo tiene ciertos sentimientos escondidos (miedo, lujuria, vanidad, depresi¨®n¡) que se representan en pantalla con unos c¨ªrculos repartidos por la silueta del personaje una vez que vamos a preparar la copa. El c¨ªrculo central representa el vaso que vamos a servir y habr¨¢ que encajarlo en el c¨ªrculo de la sensaci¨®n que queramos activar. Para ello nos serviremos de bourbon, vodka, tequila y absenta, que mover¨¢n el c¨ªrculo hacia arriba, abajo, derecha e izquierda; y de hielos, que har¨¢n que el di¨¢metro del circulo disminuya. Mezclar las bebidas har¨¢ que el c¨ªrculo se mueva en diagonal seg¨²n la cantidad que haya de cada l¨ªquido. Poco a poco el sistema se va a haciendo m¨¢s complicado, por ejemplo, introduciendo una coctelera para poder hacer mezclas m¨¢s complejas, o una pastilla que har¨¢ olvidar a nuestro cliente todo lo hablado. Y todo esto se hace de manera f¨ªsica, es decir, hay que sujetar las botellas y verter cuidadosamente su contenido, o mezclar con fuerza los licores de la coctelera movi¨¦ndola con el rat¨®n arriba y abajo.
De igual manera, en la parte en la que controlamos a Akara-148, la androide que entra al bar dando tumbos, fabricamos implantes a petici¨®n del cliente (por poner un par de ejemplos, un cosplayer nos pide una modificaci¨®n para hacerse m¨¢s popular en redes sociales y un emprendedor quiere convencer a inversores para que financien sus proyectos, para lo que le implantaremos una modificaci¨®n que aumente su carisma) a trav¨¦s de la alfarer¨ªa: sobre la mesa de trabajo se nos presenta un bloque al que deberemos dar la forma apropiada gir¨¢ndolo y usando distintas herramientas manuales para construir la silueta y pulir los bordes e imperfecciones del implante. Y cuando nos ponemos en la piel de Brandeis, las conversaciones que tenemos y las acciones que llevamos a cabo nos har¨¢n sentir como si tuvi¨¦ramos habilidades de hacker.
Esa variedad de las mec¨¢nicas que se van introduciendo y la propia variedad de las conversaciones, junto con la interesante trama argumental, hacen que las tres horas aproximadamente que dura la historia capten constantemente la atenci¨®n del jugador. Y los m¨²ltiples hilos que tejen la trama, siempre con sus posibles caminos visibles, pero que nos pueden llevar a resultados impredecibles (desde conocer o no a un personaje a que alguien que fue una pieza fundamental en la lucha contra Supercontinent en nuestra primera partida no tenga relevancia en la segunda vuelta), har¨¢n que queramos completar el t¨ªtulo varias veces no solo porque nos interesen los personajes y queramos conocerlos m¨¢s, o porque las mec¨¢nicas sean interesantes, sino por el inter¨¦s de vislumbrar la complejidad narrativa que Deconstructeam ha llevado a cabo con The Red Strings Club.
Pero, adem¨¢s, el envoltorio de todo esto es tan memorable como su contenido. El pixel-art es una evoluci¨®n notable respecto a su anterior trabajo, con muchos m¨¢s detalles en los escenarios, la iluminaci¨®n, los efectos y los movimientos y acciones de los personajes. Igualmente, la m¨²sica con sintetizadores que no falta en ninguna obra audiovisual cyberpunk te mete de lleno en esta guerra contra una gran corporaci¨®n, al igual que las composiciones de piano te dejan sentirte c¨®modo y relajado en ciertas conversaciones; el dise?o de sonido, la elecci¨®n de uno u otro tipo de m¨²sica, o la ausencia de la misma, est¨¢ medida al mil¨ªmetro para despertar sensaciones concretas en el jugador.
Excelente
Un t¨ªtulo referente en su g¨¦nero, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutar¨¢s de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en cl¨¢sico con el paso de los a?os. C¨®mpralo sin pesta?ear.