Destiny 2: La Maldici¨®n de Osiris, an¨¢lisis

Las buenas sensaciones que nos hab¨ªa dejado la entrega original se desvanecen por completo ante la llegada del primer contenido descargable incluido en el pase de temporada. La Maldici¨®n de Osiris lleg¨® el pasado d¨ªa 5 de diciembre, sobre el papel, ?cargada de novedades?. Nueva cadena de misiones argumentales, in¨¦ditos asaltos, la llegada por fin de Mercurio como plantea explorable para el PVE, una nueva experiencia accesoria dentro de Leviat¨¢n y una gran gama de objetos novedosos con los que escalar hasta la nueva cima de luz.

Ante este surtido de novedades, lo m¨¢s normal en un jugador de Destiny es preparar la cartera ante la nueva aventura que se avecina. Pero la realidad ha sido bien distinta, y lo que nos hemos encontrado nos recuerda a la oscura ¨¦poca por la que pas¨® la entrega original antes de recibir los grandes cambios con la expansi¨®n El Rey de los Pose¨ªdos. Desde MeriStation nos hemos puesto de nuevo el traje de guardi¨¢n para exprimir cada cent¨ªmetro del nuevo contenido.

Nada m¨¢s introducirnos en la carta estelar comprobaremos que un nuevo icono en la parte superior de la pantalla se despliega ante nosotros. Tras comprobar el trasfondo que da pie a los acontecimientos de La Maldici¨®n de Osiris a trav¨¦s de una cinem¨¢tica que elude a la nostalgia de los veteranos ¡ªbendita c¨¢mara de cristal¡ª, ser¨¢ en la torre donde Ikora Rey nos pondr¨¢ al d¨ªa del paradero desconocido de tan afamado hechicero.

En ese preciso momento se habilitar¨¢ la opci¨®n de poder viajar por primera vez a Mercurio, uno de los planetas m¨¢s demandados para su llegada como zona explorable. Nuestra misi¨®n ser¨¢ sencilla: localizar los ¨²ltimos movimientos de Osiris ya sea a trav¨¦s de su espectro o de sus fieles. La nueva campa?a girar¨¢ en torno a ocho nuevas misiones que nos llevar¨¢n a revisitar otros planetas del contenido b¨¢sico y escenarios que no son propios de Mercurio, sino de otra escala temporal que poco tiene que ver con el contexto abrasador del planeta ¨¢rido.

Los primeros compases en ¨¦l nos dejan perplejos. Bungie tiene una mano que pocos estudios tienen a la hora de crear entornos sobrecogedores. Ese gigantesco sol de fondo que ilumina por completo las estructuras vex mientras que en la superficie los restos de la Legi¨®n Roja intentan sobrevivir a las acometidas rob¨®ticas. La excelente misi¨®n inicial ser¨¢ tan solo un espejismo de lo que encontraremos a continuaci¨®n, teniendo que volver a planetas como La Tierra, Io o Nessus. No es malo pisar su superficie de nuevo, ni mucho menos, pero s¨ª que termina si¨¦ndolo al comprobar de qu¨¦ forma se ha realizado. La mayor¨ªa de niveles son reciclados de otras actividades encontradas en el contenido b¨¢sico, lo cual no ayuda a la hora de aliviar las sensaciones de constante repetici¨®n a las que se ve sometido el jugador.

Esto podr¨ªa remediarse si los acontecimientos en Mercurio fueran de mayor calidad. Pero el estudio ha querido hacer hincapi¨¦ en una especie de entorno cambiante donde variar la experiencia en cada visita. Llamado Bosque Infinito, al entrar en su contexto nos embarcaremos en una especie de viaje entre diferentes periodos del tiempo en el que, al menos en t¨¦rminos argumentales, se puede vaticinar los sucesos futuros. Al m¨¢s puro estilo Tron ¡ªsalvando las distancias¡ª, esta supercomputadora vex es capaz de procesar cualquier cosa. Como guardianes, irremediablemente estaremos metidos de lleno en ¨¦l.

De nuevo, la premisa suena de lo m¨¢s interesante: niveles procedimentales llenos de sorpresas. La realidad es bien diferente, y es que tanto en lo visual como en lo jugable, el hast¨ªo que produce pasada la sorpresa inicial alcanza unos l¨ªmites impropios de un videojuego que ya nos ha demostrado en el pasado que las cosas, con mimo y esfuerzo, se pueden hacer bien. Para poder superar los niveles propuestos, deberemos acabar con diferentes enemigos especiales que har¨¢n las veces de llave para as¨ª progresar hasta el encuentro contra el jefe final. Si bien durante esta minicampa?a estaremos cansados de ¨¦l, lo m¨¢s gracioso es que el contenido postgame PVE de La Maldici¨®n de Osiris se basa principalmente en superar operaciones heroicas a trav¨¦s del Bosque Infinito. ?Cambia algo? En absoluto. Es una pena la bala que Bungie ha gastado con este concepto. Interesante desde la barrera, pero terriblemente ejecutado a los mandos.

Tras las varias decepciones que encontraremos a lo largo de las dos horas de nueva campa?a, llegaremos al que se supone que es el punto ¨¢lgido del periplo de Osiris. Parece que Bungie cuando da con una nueva mec¨¢nica la estira hasta la extenuaci¨®n. El enfrentamiento contra ?la amenaza de la humanidad? se salta toda la ¨¦pica que se le presupone para envolvernos en un combate t¨ªpico, dise?ado en base a un quick time event camuflado de escena jugable. Y de repente habremos salvado a la humanidad. Pero, ?qu¨¦ ha ocurrido hasta el momento? Recapitulemos: Hemos dado vueltas por toda la galaxia, hemos repetido las mismas situaciones vividas en anteriores eventos de Destiny 2 y alguien nos ha dado un engrama morado que nos permite subir dos puntos de luz. ?Os hab¨¦is enterado de algo? Seguramente no, pero nosotros tampoco; as¨ª de desali?ada resulta la narrativa de este DLC.

La porci¨®n de terreno explorable en el planeta m¨¢s peque?o del Sistema Solar hace honor a su tama?o. Nos encontramos ante un c¨ªrculo de unos quinientos metros de di¨¢metro donde en los extremos y centro se encuentran una peque?as edificaciones necesarias para el desarrollo del ¨²nico evento p¨²blico dado all¨ª. Justo debajo hay un sector perdido poco interesante; la mayor parte del tiempo la pasaremos visitando el portal hacia el Bosque Infinito y el faro, donde se encuentra el mercader de la zona. Los aposentos del Hermano Vance ser¨¢ el lugar donde intercambiar los fragmentos de Mercurio por reputaci¨®n, adem¨¢s de servir como establecimiento de la fragua, conectada a la serie de operaciones her¨®icas postgame ligadas al supercomputador vex que comentamos con anterioridad y que nos reportar¨¢n algunas armas exclusivas.

El nivel de jugador pasa de veinte a veinticinco, y la luz de trescientos a trescientos treinta. Esos cinco niveles de diferencia los subiremos incluso antes de finalizar el modo principal y no interfieren en pr¨¢cticamente nada. El progreso en luz s¨ª que seguir¨¢ un ritmo similar al encontrado en el juego base, y es ciertamente de las pocas facetas que tienen miga y animan a seguir repitiendo todo el contenido. En cuanto a los asaltos se a?aden dos hasta el momento que entran en la rotaci¨®n del modo prestigio ¡ªel cual ha visto subida el requisito de luz y por tanto no es accesible para los jugadores sin el DLC¡ª y de la nueva lista heroica, exclusiva de La Maldici¨®n de Osiris. Es exactamente la misma experiencia que el modo tradicional, salvo que la dificultad aumenta a doscientos setenta de luz. Un incremento paup¨¦rrimo para los usuarios veteranos.

Sendos asaltos no son dise?os in¨¦ditos elaborados para la ocasi¨®n, sino que se basan en las misiones ya presenciadas durante la campa?a. Cuando las cosas no se hacen bien salta a la vista la falta de mimo y delicadeza con la que Bungie ha encarado este primer contenido descargable. Que no solo capa ciertas funciones a los jugadores que siguen con los l¨ªmites del juego base, como el modo prestigio para el asalto ¡ªanteriormente tambi¨¦n el relativo a la incursi¨®n, pero se ha corregido previa actualizaci¨®n¡ª, sino que no propone absolutamente nada de inter¨¦s para justificar su adquisici¨®n.

Adem¨¢s de los nuevos mapas de Crisol para quienes gusten de nuevos dise?os para el competitivo, quiz¨¢ la mayor chicha la podamos encontrar en las nuevas estancias para Leviat¨¢n. El cubil es una forma de vivir la gran Raid original de una forma donde la acci¨®n se encuentra m¨¢s empaquetada. Su extensi¨®n y complejidad es un tercio de la encontrada all¨¢ por septiembre; al menos su dificultad es elevada y requerir¨¢ de muchos intentos hasta por fin dar con la tecla.