Xenoblade 2: Monolith Soft apuesta por el buen RPG

Avance de Xenoblade Chronicles 2

Hay algo de ir¨®nico en el hecho de que Xenoblade Chronicles 2, juego japon¨¦s desarrollado en la burbuja de Nintendo durante el ¨²ltimo par de a?os, salga en plena pol¨¦mica de ¡°loot boxes¡± incorporando un sistema muy similar. Por supuesto aqu¨ª no hay microtransacciones, y el ¨²nico dinero extra que el jugador puede gastar m¨¢s all¨¢ del juego en s¨ª es en el Season Pass que a?adir¨¢ contenido como personajes, modos y misiones a lo largo de 2018. A pesar de ir a contracorriente en tantas otras cosas, Nintendo s¨ª ha dejado claro que el uso de DLCs casa con ellos (ve¨¢se Mario Kart 8, Breath of the Wild o incluso el propio Xenoblade X en su lanzamiento japon¨¦s), as¨ª que la decisi¨®n sorprende poco a estas alturas. Pero volviendo a Monolith Soft, y lo que ofrece su Xenoblade 2 ya desde el d¨ªa uno (literalmente, sale el 1 de diciembre), es curioso el modo en el que reinterpreta la premisa del ¡°gambling¡± para crear una mec¨¢nica beneficiosa que ayuda a diferenciar esta nueva entrega de sus predecesoras.

Aunque el uso de Xenoblade para el nombre de estos juegos tiene su origen en un gui?o a la carrera pasada de Tetsuya Takahashi, autor de Xenogears en su estancia bajo la tutela de Squaresoft y Xenosaga bajo la de Namco Bandai, en cada juego tambi¨¦n se ha buscado la forma de incluir alguna justificaci¨®n interna. En el caso de Xenoblade 2, el elemento clave es la parte Blade, ya que es la nomenclatura oficial para designar a una especie de guerreros que podemos crear, coleccionar y utilizar en combate. Antes de que alguien piense en Pok¨¦mon, porque evidentemente hay un punto de conexi¨®n ah¨ª, lo cierto es que este sistema se solapa sobre la base del primer Xenoblade para dar origen a algo bastante fresco, si bien potencialmente confuso de inicio. Los personajes ¡°normales¡±, denominados aqu¨ª como Pilotos, siguen manej¨¢ndose en tiempo real y atacando autom¨¢ticamente mientras cargamos el uso de artes, habilidades manuales que hacen las veces de ataques especiales, magias, curaciones y dem¨¢s repertorio t¨ªpico de un JRPG. Sin embargo, esta vez el uso de artes simult¨¢neas se ha limitado mucho (s¨®lo tres) para mover el foco a los Blades.

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Vinculados a cada Piloto, de los Blades dependen desde ventajas pasivas hasta el arma que empu?amos, el elemento m¨¢gico principal y el propio set de artes. Es decir, cambiar de Blade en pleno combate (acci¨®n realizable con un simple bot¨®n una vez se cargan, no es uso ilimitado) tambi¨¦n cambia esos tres comandos, llegando a un total de nueve disponibles cuando tenemos tres Blades vinculados a un mismo Piloto. Esto es importante no s¨®lo por las m¨²ltiples combinaciones posibles (podemos tener un Blade orientado a la curaci¨®n, otro al ataque, etc), sino por c¨®mo se interrelacionan las magias elementales: tanto al cargar la barra de grupo como uno de los comandos de la interfaz, podemos participar en cadenas en las que hasta tres Pilotos con sus respectivos Blades enlazan t¨¦cnicas para crear combos devastadores, capaces de cambiar el rumbo de una pelea en cuesti¨®n de segundos. Parece algo ca¨®tico de primeras (por suerte, el juego introduce todas estas mec¨¢nicas de forma muy gradual, 15 horas despu¨¦s de empezar seguimos encontrando tutoriales), pero apunta a ser un sistema muy rico en posibilidades en cuanto se domine.

Y esto es lo que nos lleva a las ¡°loot boxes¡± del principio. Si bien el argumento introduce una serie de Blades principales, con su propia personalidad y papel activo en la historia, no son suficientes para sacar partido de verdad al combate. Al menos en lo que llevamos de juego, cada Piloto s¨®lo cuenta con uno por defecto, intransferible a los otros miembros del grupo, y a partir de ah¨ª el jugador debe conseguir m¨¢s mediante el uso de cristales primordiales. Estos ¨ªtems a veces se obtienen a lo largo del desarrollo principal, pero en su mayor parte son recompensas por derrotar enemigos o encontrar cofres. La gracia aqu¨ª es que nunca sabemos con certeza c¨®mo ser¨¢ el Blade que va a salir de cada cristal. Sus estad¨ªsticas, elementos y armas se generan de forma aleatoria, y aunque hay diferentes variedades de cristales, as¨ª como turbos para potenciar algunos de sus atributos antes incluso de abrirlos, siempre que se inicia la secuencia en la que despertamos a uno de estos seres se genera una intriga que se puede resolver tanto con alegr¨ªa como con decepci¨®n (y s¨ª, el juego guarda autom¨¢ticamente para que no podamos reiniciar y explotar la mec¨¢nica).

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Muchos de estos Blades, la gran mayor¨ªa de los que vamos a conseguir de hecho, son versiones gen¨¦ricas que repiten unos pocos dise?os con ligeras variaciones (principalmente el arma). Cumplen bien su funci¨®n a la hora de asistir en combate o abrir cofres que requieren habilidades determinadas, y en los primeros compases son vitales para complementar a los Blades ¡°protagonistas¡± con elementos m¨¢gicos de los que ellos no disponen, as¨ª como a?adir artes importantes a nuestros personajes (como aquellas que sirven para crear la cl¨¢sica cadena de desprotecci¨®n > derribo > lanzamiento que ya vimos en anteriores Xenoblade). Sin embargo, con un poco de suerte tambi¨¦n acabaremos obteniendo algunos Blades raros, personajes predefinidos que cuentan con mejores atributos, un dise?o personalizado y di¨¢logos propios, casi como si fuesen un protagonista m¨¢s. Son el premio gordo, uno tan ansiado como impredecible, que sirve para a?adir un valor extra al combate y la exploraci¨®n al margen la t¨ªpica adquisici¨®n de experiencia y dinero (que tambi¨¦n regresan con montones de opciones en las que invertirlos), aunque ya veremos c¨®mo afecta el componente de azar cuando intentemos desbloquearlos todos.

Este complejo sistema creado en torno a Blades y Pilotos (hay m¨¢s particularidades que detallaremos llegado el an¨¢lisis) apunta a ser uno de los puntos fuertes de un Xenoblade Chronicles 2 que, por lo dem¨¢s, tiende a seguir muy de cerca al original de Wii. En t¨¦rminos de dise?o de escenarios y enemigos, direcci¨®n de las secuencias o elecci¨®n de las piezas musicales, es dif¨ªcil evitar la sensaci¨®n de que el objetivo era construir una experiencia familiar para los fans en vez de experimentar como hicieron con Xenoblade X. Es una decisi¨®n que seguramente tendr¨¢ tanto partidarios como detractores, aunque por ahora nos interesa m¨¢s saber c¨®mo evoluciona el juego a lo largo de las horas. Si aprovecha las ense?anzas de su antecesor para crear un producto m¨¢s redondo (como poco ya podemos destacar una clara mejor¨ªa en la organizaci¨®n y seguimiento de misiones), o si por contra se termina quedando algo a la sombra por no contar con ese factor sorpresa que s¨ª tuvo el primer Xenoblade gracias a su abrumadora escala y el concepto de gigantes habitables (aqu¨ª readaptado a una serie de titanes voladores que casi recuerdan m¨¢s a las islas del Baten Kaitos tambi¨¦n creado por Monolith Soft).

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En poco m¨¢s de dos semanas saldremos de dudas. A¨²n quedan muchos lugares por explorar, Blades por conseguir, combates por librar y giros de gui¨®n por descubrir (el arranque es prometedor de cara a los aficionados a historias con su buena raci¨®n de sorpresas). Pero si algo se puede conceder a Takahashi y a su equipo ya desde estas primeras tomas de contacto, es que todav¨ªa mantienen una capacidad ¨²nica para fascinar con los bellos y enormes mundos que brotan de sus imaginaciones. Preferimos no entrar en muchos detalles por el momento, dado que el descubrimiento es una parte fundamental del viaje, y Xenoblade 2 es b¨¢sicamente un ¡°road trip¡± rolero cargado de fantas¨ªa. Pero incluso en un panorama post-Breath of the Wild y post-Mario Odyssey, Monolith Soft sabe que dentro de los confines de Nintendo ¨¦sta ha sido su gran especialidad durante el ¨²ltimo par de generaciones, y no parece querer cerrar el primer a?o de Switch sin pronunciarse al respecto. La parte buena es que, gane quien gane este peque?o pulso interno, los principales beneficiados seremos los jugadores.