The Count Lucanor
- PlataformaPS4PCNSW6.5PSVXBO
- G¨¦neroAventura
- DesarrolladorBaroque Decay
- Lanzamiento03/03/2016 (PC)18/10/2017 (NSW)
- TextoEspa?ol
- EditorBaroque Decay
An¨¢lisis, El Conde Lucanor
Una colaboraci¨®n entre espa?oles y franceses da como fruto un videojuego llamado El Conde Lucanor que conjuga diversos g¨¦neros sabiamente.
An¨¢lisis, El Conde Lucanor
En noviembre de 2015 el estudio espa?ol Baroque Decay publicaba en la plataforma Greenlight de Steam un proyecto l¨²dico con sabor a rol a la vieja usanza que adem¨¢s combinaba acci¨®n, puzles y el miedo. Solo necesit¨® de un par de meses para recibir luz verde gracias a la comunidad y tras su paso por ordenadores personales, El Conde Lucanor llega ahora a la consola h¨ªbrida de Nintendo, Switch.
Los productos indie siempre llaman la atenci¨®n de los jugadores m¨¢s exquisitos y la raz¨®n la hemos comentado muchas veces en MeriStation, ofrecen caracter¨ªsticas que las grandes compa?¨ªas no se atreven a plasmar en un videojuego, al menos no en un software triple A. Todos aquellos que se interesen por El Conde Lucanor comprobar¨¢n de primera mano que el videojuego nos enga?a, nos averg¨¹enza en algunos momentos y nos muestra las dos caras del protagonista, la ego¨ªsta de un ni?o de diez a?os pero tambi¨¦n el comportamiento angelical de un chaval de tan corta edad. Y todo ello sin ofrecer mucha carga narrativa ni una cantidad abrumadora de horas para desvelar el misterio que nos ofrece el Castillo T¨¦nebre, lugar donde se da la aventura de Hans, su protagonista.
La historia comienza el d¨ªa que nuestro zagal cumple a?os. Raudo y veloz lo primero que le recuerda a su madre es si se ha acordado de la importancia del d¨ªa en el que se encuentran y le exige un regalo. Al ser una familia pobre, con apenas recursos para pasar el d¨ªa y con el padre batallando en la guerra, Hans no recibe regalo alguno y su madre le recuerda que no pueden permitirse lujos. Harto de la situaci¨®n -aqu¨ª es cuando nos dar¨¢n ganas de abofetearlo- decide emprender su propio camino en la b¨²squeda de riquezas para no compartirlas con nadie. Lo que al principio puede parecer un viaje lleno de parajes verdes y hermosos, se transforma a los pocos minutos en la peor pesadilla que un ni?o puede imaginar con seres extra?os y gore a mansalva.
Mientras que Hans huye de ese t¨¦trico escenario se da de bruces con un duende sin nombre que insta al chaval a seguirlo al castillo donde presta sus servicios. All¨ª conocer¨¢ la noticia de que el Conde Lucanor busca un joven de bien que herede su fortuna, castillo y t¨ªtulo. ?El requisito? ?nicamente tiene que averiguar c¨®mo se llama ese extra?o duende. Los sue?os se hacen realidad para Hans, tan solo tiene que averiguar como se llama y quiz¨¢s los habitantes de T¨¦nebre lo sepan. ?Ser¨¢ una tarea tan f¨¢cil como parece o hay m¨¢s de lo que se ve a simple vista? Hans solo tiene que encontrar las letras que forman el nombre del duende en habit¨¢culos del castillo. Parece sencillo...
El Conde Lucanor tiene toques de puzle, de rpg, de aventuras, de sigilo y de misterio/terror. Tambi¨¦n existen momentos de acci¨®n pero en lugar de combatir contra enemigos -no hay combate alguno- estos se reducen a habitaciones con peligros u obst¨¢culos que debemos salvar. Aunque a primera vista un objeto tan cotidiano como es una vela que nos sirve para alumbrar el oscuro castillo pueda parecernos poco importante, aqu¨ª en El Conde Lucanor toma importancia por dos razones. La primera por usarse como iluminaci¨®n m¨®vil -su prop¨®sito original- y la segunda porque deben colocarse en los lugares m¨¢s oscuros ya que de esta forma podremos observar la ruta que toman por el castillo los sirvientes -enemigos en el juego- del Conde Lucanor. Aqu¨ª entra el toque de sigilo pues sin arma alguna y sin posibilidad de combatir con los mismos, debemos escondernos en las cortinas disponibles, esquinas o debajo de las mesas. Todo en el juego est¨¢ dise?ado para aprovechar sabiamente los recursos de los que disponemos y no hablamos solo de las velas. La comida es un bien preciado y hay que tener cuidado de no derrocharla. Otro de los escasos objetos que podemos encontrar en el castillo son las monedas de oro, que igual sirven para comprar objetos a un mercader que para guardar partida. Encontraremos unas cuantas durante la aventura pero quiz¨¢s no tantas como para guardar nuestros avances siempre que queramos. Adem¨¢s hay que suministrar bien estas monedas porque si morimos, nos toca cargar nuestra ¨²ltima partida y rehacer los pasos que ya hab¨ªamos completado previamente.
Las letras que componen el nombre del misterioso duende se encuentran en habitaciones selladas que solo podremos traspasar si encontramos las llaves adecuadas. Estas pistas se obtienen tras completar puzles sencillos o trampas que evadir pero siempre con una dificultad liviana. Una vez obtenidas tendremos que completar un rompecabezas que nos dar¨¢ la soluci¨®n¡ pero ?ser¨¢ la respuesta v¨¢lida?. Como ya hemos dicho, el juego juega, valga la redundancia, con nosotros para hacernos creer que todo lo que aparece en pantalla es real o que la decisi¨®n que hemos tomado es la correcta. Lo que hay que entender desde un primer momento es que toda acci¨®n tiene su consecuencia y que hay que informarse mucho, bien mediante exploraci¨®n del entorno o hablando con los habitantes de T¨¦nebre, antes de seguir nuestros pasos.
El Conde Lucanor es una aventura bastante amena, sencilla de completar y con una duraci¨®n aproximada de cinco horas. Es rejugable pues cuenta con cinco finales distintos aunque hemos comprobado que tres de ellos son ahora mismo inaccesibles a menos que cambiemos el idioma del juego al ingl¨¦s seg¨²n nos informa su distribuidora. Sin embargo el completar la propuesta en sus diferentes cr¨¦ditos finales quiz¨¢s no sea tan emocionante como esper¨¢bamos pues cambian ligeras cosas que poco o nada incitan a darle varias vueltas. El juego, como no, llega traducido a nuestro idioma aunque la manera de hablar de Hans resulta un poco cargante y desear¨¢s que nunca articule palabra.
En el apartado gr¨¢fico vemos c¨®mo El Conde Lucanor se apoya en la est¨¦tica 16 bits mediante la t¨¦cnica pixelart pero que tanto los escenarios como los personajes no son tan detallados ni tan cargados como otros t¨ªtulos que emplean esa t¨¦cnica. No hay una paleta de colores muy extensa ni tampoco grandes detalles, mapeados extensos o virguer¨ªas t¨¦cnicas. Es un juego justito en este apartado pero que, por contra, deslumbra en sus escenas de v¨ªdeo realizadas tambi¨¦n con est¨¦tica retro, animadas y de gran calidad. La m¨²sica m¨¢s de lo mismo. Por m¨¢s que la banda sonora se apoye en composiciones de Johann Sebastian Bach, apenas nos daremos cuenta de que suenan a lo largo de la aventura y los efectos especiales suenan algo distorsionados. Para rizar el rizo, el t¨ªtulo tiene severos problemas de estabilidad en ciertas ¨¢reas del mapeado que incluso llegan a paralizar la acci¨®n, menci¨®n especial a los inicios de la aventura, lugar donde m¨¢s se acent¨²a este problema.
Correcto
No es lo ¨²ltimo ni lo m¨¢s original, tampoco cuenta con la mejor ejecuci¨®n, pero puede divertir si te gusta el g¨¦nero. Bien, pero mejorable. C¨®mpralo si te gusta el g¨¦nero y te gusta tenerlos todos.