AER: Memories of Old, An¨¢lisis

Que los estudios independientes tienen m¨¢s posibilidades de experimentar no es ninguna novedad. El menor coste de sus desarrollos permite que las ideas m¨¢s alocadas puedan llegar a buen puerto (y ejemplos tenemos miles, desde el particular Vostok hasta el pr¨®ximo Blasphemous). No obstante, esto es como una apuesta en Internet: mientras que los triples A juegan a lo seguro para ganar unos centimillos por euro apostado, los independientes van a por una cuota con m¨²ltiples variantes para ganar mucho con una sola moneda (o perderla, claro).

AER: Memories of Old es una de esas aventuradas apuestas que de vez en cuando plantea la casa de juegos. No es una producci¨®n apta para todos los p¨²blicos -y negarlo ser¨ªa absurdo-, pero supone un soplo de aire fresco a lo que el mercado destila en estos momentos. Es la en¨¦sima corroboraci¨®n de que los estudios independientes pueden jugarse todo a una carta para llevarse el premio gordo.

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Vuela alto

Definir AER: Memories of Old no es f¨¢cil. El encasillamiento al que se suelen someter los juegos m¨¢s comerciales no responde igual cuando se aborda el mercado independiente. ?Qu¨¦ es AER entonces? Se podr¨ªa decir que una mezcla de walking simulator, flying simulator, plataformas, puzles e incluso sandbox a peque?a escala. As¨ª, sin anestesia.

Cuando se cree estar ante un nuevo Journey, de repente aparece un Eagle Flight de Ubisoft, los mejores puzles de Tomb Raider o el plataformeo de Ratchet & Clank. Esta simbiosis de conceptos abruma y choca entre s¨ª de primeras, con la sensaci¨®n de estar perdido en un mar de dudas y sin saber qu¨¦ hacer. Dan ganas de dejar el mando ¨Cpor experiencia- y que el juego avance solo, pero aqu¨ª reside su magia: una vez se asimilan las mec¨¢nicas de juego tan singulares que tiene este AER: Memories of Old, el periplo de casi cuatro horas que tiene ante s¨ª es maravilloso.

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Porque AER es todo y es la nada, al igual que su protagonista, Auk. Un mundo consumido por el ¡°vac¨ªo¡±, un concepto que se utiliza como met¨¢fora perfecta para un materialismo que no llena el esp¨ªritu y donde es necesario encontrar la paz interior. Ser mejor persona aprendiendo del pasado para corregir el presente y que no afecte al futuro.

Toda esta alegor¨ªa al mundo material se mimetiza con lo que es la propia puesta en escena del juego. Forgotten Key, estudio desarrollador, prescinde de comandos e incluso de radares. La pantalla es di¨¢fana y s¨®lo tenemos ante nosotros a la propia Auk y el mundo que tenemos que explorar. ?Alguien necesita m¨¢s? Adem¨¢s, es adictivo.

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Con el mismo bot¨®n saltamos y cambiamos entre ser una persona o un ave, mientras que con otro encendemos el candil para iluminar la oscuridad que cubre la tierra. Y ya est¨¢. El juego est¨¢ repleto de mensajes y ense?anzas en cada cueva, en cada recoveco, en cada esquina. S¨®lo unos pocos textos nos sacar¨¢n de esa pantalla sin indicadores, aunque como ya se puntualizaba en p¨¢rrafos anteriores, este tambi¨¦n es su h¨¢ndicap.

Journey, por ejemplo, era un walking simulator bien orquestado gracias a su linealidad m¨¢s que visible. Sin embargo, en AER se nos suelta (literalmente) en un mundo que se puede recorrer de punta a punta sin saber muy bien qu¨¦ hay que hacer. De hecho, y esta es una curiosa an¨¦cdota, el primer puzle que realizamos era uno de los ¨²ltimos del juego. Novedoso albedr¨ªo, desde luego.

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Todas estas sensaciones tambi¨¦n se interiorizan en el juego gracias a su colorido y vistoso apartado gr¨¢fico. Con marcados pol¨ªgonos, se apuesta por una paleta viva que recalque lo poco que queda de humanidad en el planeta. De hecho, la oscuridad apenas est¨¢ presente dentro de las cuevas, donde la luz del candil es la que hace de contrapeso en la propia escena.

Este juego de luces y sombras, de m¨¢scaras impuestas donde nada parece lo que realmente es, transmite un aura de magia a la par que de misterio. Miedo por aquello que est¨¢ por descubrir, pero tambi¨¦n la inc¨®gnita por si lo que vendr¨¢ adelante es tan bonito como lo que dejamos atr¨¢s. No es f¨¢cil conseguir esto en un apartado visual a estas alturas de la vida, y AER: Memories of Old lo logra con soltura y determinaci¨®n.

As¨ª mismo, la banda sonora tambi¨¦n acompa?a a la producci¨®n en todo momento y se adecua muy bien a lo que aparece en pantalla. En este sentido, es innegable las referencias que coge de ThatGameCompany y sus dos ¨²ltimas grandes obras: Journey y ABZU. Saber marcar el tempo con el concepto jugable es uno de los elementos primordiales de todo t¨ªtulo, tanto como que la historia acompa?e al gameplay. Minipunto para AER tambi¨¦n por aqu¨ª.

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