StarCraft Remastered
- PlataformaPC9.2
- G¨¦neroEstrategia
- DesarrolladorBlizzard Entertainment
- Lanzamiento14/08/2017
- TextoEspa?ol
- VocesEspa?ol, Ingl¨¦s
- EditorActivision Blizzard
Starcraft Remastered, An¨¢lisis
8 a?os despu¨¦s de publicar el an¨¢lisis de su segunda parte y casi 20 tras la irrupci¨®n en el mercado de la primera entrega, Blizzard Entertainment pone sobre la mesa un lavado de cara a uno de sus t¨ªtulos estrella y saca brillo al juego que cambi¨® el panorama del deporte electr¨®nico para siempre.
Normalmente al analizar un videojuego es pr¨¢cticamente obligado hacer un ejercicio de adivinaci¨®n, porque (casi) siempre lo vemos en el momento de su lanzamiento y solamente podemos imaginar o anticipar cual va a ser su recibimiento por parte del gran p¨²blico, del resto de medios o c¨®mo lo va a juzgar la historia. Muy pocas veces uno es consciente de tener entre manos un producto que va a cambiar la cronolog¨ªa del sector, por muchos millones que haya costado su desarrollo o por mucho m¨¢rketing que se le haya dedicado. En ocasiones se puede intuir, s¨ª; el sentido ar¨¢cnido zumba tan fuerte que algo sabes que est¨¢ pasando, pero generalmente lo que sucede es que o bien el redactor es demasiado prudente en sus expectativas y el futuro lo deja en evidencia, o bien se excede en el "hype" y la respuesta de la gente le (nos) da una lecci¨®n. Todos los que hacemos reviews, de alguna forma u otra, hemos sucumbido a ambos extremos. Y a todos nos volver¨¢ a pasar, a todos sin excepci¨®n. Pero pocas veces podemos analizar un t¨ªtulo del que sabemos a ciencia cierta el impacto que ha tenido en sus coet¨¢neos y la influencia que ha ejercido sobre toda una industria en particular. Hoy tenemos esa oportunidad. Podemos revivir esa parte tan bonita del universo que tanto nos gusta y atrevernos a completar, con todo el respeto del mundo, el an¨¢lisis que Carlos Ju¨¢trez hizo para esta revista a principios de 1999. Ah¨ª es nada.
Al principio fueron orcos
Hablar de Starcraft es hablar de muchas cosas. Es hablar del Warcraft del espacio, sin el que Starcraft no existir¨ªa; es hablar de uno de los t¨ªtulos que defini¨® el concepto "esports", tan de moda hoy en d¨ªa; es hablar de la quintaesencia del juego de estrategia en tiempo real, que tantas alegr¨ªas nos dio en las d¨¦cadas de los 90 y 2000; es hablar de la manera en la que Blizzard suele o sol¨ªa hacer las cosas. Pero sobretodo es hablar de Tassadar, de Raynor, de Zeratul... y del nacimiento, ca¨ªda y renacimiento de la Reina de Espadas. Hoy Kerrigan ya es un personaje que ha trascendido los l¨ªmites de la franquicia para convertirse en uno de los iconos de la compa?¨ªa californiana y, al igual que Arthas en Warcraft y WoW o m¨¢s recientemente Leah (y otros) en Diablo, es v¨ªctima del mismo tipo de giro de acontecimientos que ya forman parte del sello Blizzard. Todos consumidos por un mal mayor, todos sin posibilidad de redenci¨®n. Revivir la historia de Kerrigan es revivir una de las mejores vistas en un juego de este estilo y, con el permiso de la franquicia C&C y el admirado Joseph Kucan, alguna de las mejor interpretadas tambi¨¦n.
Qui¨¦n le iba a decir a la Blizzard de entonces, de apenas medio centenar de miembros, que la idea de "vamos a hacer un juego de ambientaci¨®n espacial" llegar¨ªa a estos derroteros. Chris Sigaty, reci¨¦n salido entonces del departamento de criptolog¨ªa de la marina estadounidense y hoy productor ejecutivo de la saga, se preocupaba de que todo funcionara correctamente mientras Chris Metzen, gur¨² del lore de Blizzard durante 25 a?os, aportaba su pasado como Dungeon Master de D&D para dotar al juego de una campa?a individual argumentalmente digna de recordar. Cuando en la ¨¦poca casi toda menci¨®n a la historia eran breves referencias en la introducci¨®n y un texto acompa?ando a los cr¨¦ditos finales al acabar el juego, Starcraft pon¨ªa sobre la mesa una interesante intriga pol¨ªtica mientras se explicaba la amenaza alien¨ªgena y se desvelaban los misterios del universo que enfrentaba a Terran, Zerg y Protoss. Y todo eso mientras aprend¨ªamos a jugar al juego que, para muchos, era su primera incursi¨®n dentro del g¨¦nero de la estrategia en tiempo real.
Es muy posible que a d¨ªa de hoy alguien no sepa qu¨¦ es Starcraft como juego: un combate entre dos o m¨¢s personas en las que tendremos que construir una base, administrar sus recursos, construir un ej¨¦rcito y acabar con nuestros oponentes. El juegos e basa en un inteligente y equilibrado sistema de piedra-papel-tijera en el que cada facci¨®n tiene puntos fuertes y d¨¦biles que pueden ser explotados por sus enemigos y viceversa; los zerg generan muchas unidades r¨¢pidamente pero suelen ser m¨¢s d¨¦biles mientras que los terran tienen un despliegue m¨¢s lento pero buena capacidad de fortificaci¨®n y superioridad a¨¦rea, por poner un ejemplo. Starcraft es un juego muy muy r¨¢pido, que exige tener un buen plan desde el primer minuto, poseer una mente muy ¨¢gil y ser due?o de unas manos todav¨ªa m¨¢s ¨¢giles. La cantidad de posibilidades que ofrece - el macrojuego - con los altos requisitos de micromanejo que solicita hacen que no sea un t¨ªtulo para todo el mundo, especialmente si entramos a jugar con su relativamente escasa pero muy dedicada comunidad online. No es un juego para gente con problemas de estr¨¦s, no es un producto relajante (aunque podemos bajar de velocidad su campa?a) pero bastan pocas partidas para entender por qu¨¦ es uno de los t¨ªtulos competitivos m¨¢s importantes de la historia.
Una historia ampliada, un aspecto renovado
Una de las premisas a la hora de remasterizar el juego original y probablemente el ¨²nico que ten¨ªa a los profesionales con serias dudas sobre la necesidad de esta entrega era que, si se alteraba el c¨®digo del juego, la esencia del mismo pod¨ªa desaparecer. Por eso el mayor hincapi¨¦ que se ha hecho ha sido en el aspecto gr¨¢fico, aunque los m¨¢s nost¨¢lgicos pueden alternar entre ambos - el original y el "nuevo" - pulsando una tecla. El juego se muestra en formatos de pantalla ancha y los modelados de los personajes han sido actualizados de la misma manera a los tiempos que corren. En cierta manera es el mismo efecto de cuando vamos al oftalm¨®logo y va poniendo lentes ante nosotros hasta que de repente nos damos cuenta de que ten¨ªamos 3 dioptrias: el mundo se ve m¨¢s claro, m¨¢s n¨ªtido, a mayor resoluci¨®n. Aunque sigue pareciendo un juego "antiguo", basta poner el formato original para darnos cuenta de los cambios en este aspecto y, al tiempo, reflexionar si nosotros hemos envejecido de la misma forma en estos 20 a?os como lo ha hecho este t¨ªtulo. Da para un art¨ªculo aparte, la verdad.
Es posible ver las espinas de los hidraliscos, los reflejos de las tormentas psi¨®nicas en el suelo e inclusoo m¨²ltiples detalles de las unidades ya que ahora, adem¨¢s, podemos hacer zoom in y zoom out en el escenario. Los retratos tambi¨¦n han sido dotados de una puesta a punto y podemos apreciar con todo detalle tanto a Raynor como a un flameador, por poner un ejemplo. Adem¨¢s, se han a?adido nuevas secuencias de narrativa que ayudan a dar m¨¢s contexto a la campa?a, as¨ª como conversaciones guionizadas que suceden entre h¨¦roes y unidades de forma muy din¨¢mica. Todos los efectos de sonido han sido remasterizados a la m¨¢xima calidad, con una menci¨®n muy especial a la m¨²sica: no se puede evitar tener la sensaci¨®n de que la banda sonora nos lleva en volandas durante las misiones, alternando no solamente la melod¨ªa sino tambi¨¦n el volumen y la intensidad. Es my dif¨ªcil crear la impresi¨®n de tener algo nuevo teniendo algo viejo y hay que decir que se ha hecho un trabajo sobresaliente en este aspecto porque no pasa desapercibido. Aquellos que gustan de jugar a los t¨ªtulos con el sonido original muteado y con su propia playlist, les encomendamos a que le den una oportunidad al espectacular resultado que presenta SC:R.
El precio de la nostalgia
Mantener intacta la esencia original viene con unos precios que el jugador habitual de Starcraft ya ha aprendido a pagar pero que el posible aspirante que lo pruebe por primera vez va a encontrar muy poco asequibles; hay cosas inherentes al c¨®digo del juego que, especialmente si se ha jugado a un t¨ªtulo RTS moderno chirr¨ªan much¨ªsimo en este rem¨¢ster. El m¨¢s notorio, por ejemplo, es el sistema mediante el cual la IA establece caminos para llegar a un objetivo, lo que conocemos con "pathing". Al comandar un grupo de unidades para que ataquen un objetivo o se dirijan a un punto del mapa, es habitual que se bloqueen entre s¨ª y empiecen a deambular buscando otra ruta, en lugar de las primeras apartarse para dar paso. Si uno es habitual en superar las 150 acciones por minuto no le importar¨¢ corregir cont¨ªnuamente el camino a trazar pero, para el resto de mortales, sigue siendo un engorro. Seleccionar grupos de unidades arrastrando el mouse tambi¨¦n genera resultados aleatorios, por ejemplo; es muy habitual tener que micromanejar este aspecto cuando, francamente, podr¨ªa haberse programado mejor. Especialmente con unidades m¨¢s grandes y terrestres (ultraliscos, tanques, dragones, goliaths, hidraliscos, etc.) el enemigo mayor al que nos enfrentamos no es un adversario al uso, es una rampa, una colina, una plataforma elevada. Tampoco hay ciertas comodidades a las que uno ya se hab¨ªa acostumbrado en Starcraft 2 (o en DoW3, o incluso en Halo Wars) que se echan de menos. Pero es el precio a pagar por este viaje al pasado: estamos ante el mismo juego, tal cual, pero con unos muy buenos filtros de instagram que lo hacen mucho m¨¢s agradable a la vista. Jugablemente, a nivel de equilibrio de facciones (su punto m¨¢s fuerte, tal vez), a nivel de comportamiento en general... el juego es exactamente el mismo, para bien y para mal.
Hay algunas mejoras en otros aspectos y particularidades que se deben se?alar; por ejemplo, no es necesario comprar el rem¨¢ster para jugar con la gente que posea el juego original que, adem¨¢s, es gratis. Eso s¨ª, hay bastantes mejoras en el sistema de matchmaking que hasta ahora luc¨ªan, por llamarlas de alguna forma, bastante antiguas. Casi vintage, por as¨ª decirlo. Tambi¨¦n se ha a?adido soporte para otros muchos idiomas, pero el castellano siempre ha estado presente, con lo que no es algo de vital importancia para nuestro p¨²blico. Tambi¨¦n permite almacenar partidas en la nube, cosa que los que solemos jugar en m¨¢s de una localizaci¨®n y equipo s¨ª agradecemos profundamente.
Excelente
Un t¨ªtulo referente en su g¨¦nero, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutar¨¢s de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en cl¨¢sico con el paso de los a?os. C¨®mpralo sin pesta?ear.