Inmersos seguimos en el mejor momento que se recuerda para los los verdaderos ermita?os del videojuego . Cualquiera que hubiese decidido, mediados los noventa, desaparecer en la jungla para volver precisamente estos ¨²ltimos meses, tendr¨ªa muchos problemas de adaptaci¨®n en casi todo lo que tiene que ver con la tecnolog¨ªa, en otro universo con respecto a lo que conoci¨® antes de su largo paseo por el campo. En cambio, podr¨ªa seguir disfrutando del ocio electr¨®nico como si nada hubiese pasado, sin necesidad alguna de probar pr¨¢cticamente nada que no conociese ya en su momento . La tendencia neo-retro que lo hace posible es ya tan nutrida que casi no importa a estas alturas qui¨¦n la comenz¨®, pero de la escena independiente nacional nos llega un nuevo ejemplo de lo mejor que puede dar de s¨ª la pasi¨®n por revivir los juegos del ayer con muy pocos aditivos . Sin apenas edulcorantes que nos distraigan de su intenso sabor original.
DyA Games es un estudio con pocos mimbres . Tan pocos que lo forman solamente dos personas, los hermanos Daniel y Alberto a quienes se adivinan cientos de horas en su infancia con los mandos de las consolas de 16 Bit entre manos. Con sus dos ¨²ltimos proyectos lanzados en Steam, el sensacional Bot Vice y el nuevo Strikey Sisters que hoy nos ocupa, van consiguiendo poco a poco hacerse un hueco entre una escena que engulle a los menos aptos cual torbellino descomunal. Tambi¨¦n demuestran, para los que a¨²n tengan dudas, que entre los desarrolladores indie nacionales hay talento a raudales a la hora de dise?ar juegos de calado en la vertiente m¨¢s neocl¨¢sica de la escena. Sus propuestas dejan claro, una vez m¨¢s, que los proyectos que de alguna manera complementan a los grandes nombres como pueden ser Rime o Aragami gozan de muy buena salud, en esta edad sin nombre del soft espa?ol por la que transitamos. En esta ¨¦poca, que no se nos olvide, de desarrolladores nacionales que se encargan de sagas del calado hist¨®rico de Metroid.
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Al grano desde el comienzo
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Strikey Sisters trae de vuelta varios nombres reverenciables del medio, ya que se basa sin disimulo en el viejo Breakout de Atari , cuya idea populariz¨® despu¨¦s el gran ¨¦xito de Arkanoid, bendecido con oleadas de imitadores. Esta vez son unas simp¨¢ticas brujas super deformed las que se encargan de destrozar ladrillos con una bola que no debemos dejar caer tras nosotros ; pero el juego no resulta para nada el ¨²ltimo clon de unos modelos a los que supera con mucho, si contemplamos todo desde un prisma actual. El elemento destroza-ladrillos no es m¨¢s que uno de los varios que moldean su jugabilidad , y es aqu¨ª donde reside la grandeza de lo que est¨¢ sucediendo estos ¨²ltimos a?os en la escena independiente, cuyas mentes inquietas no se cansan de apretar una y otra vez las tuercas a los mitos. Strikey Sisters es un buen ejemplo de ello, y como tantos otros aporta un nuevo punto de apoyo a los t¨ªtulos que enamoraron de ni?os a quienes ahora desarrollan videojuegos: los t¨ªtulos que dieron forma a la vocaci¨®n de casi todos los actuales desarrolladores. Dicho esto, no pensemos que Strikey Sisters es un juego muy original. Muchas cosas permanecen inalterables desde Arkanoid, y las peque?as Marie y Elene deben procurar calcular con esmero la trayectoria de la bola para que cause el mayor destrozo a los bloques enemigos mientras recogen objetos que las dotar¨¢n de mayor potencia destructiva. Al igual que en los abuelitos del g¨¦nero, mantener la bola alejada por la parte alta de la pantalla resulta muy productivo a nivel de ladrillos destruido s, permiti¨¦ndonos concentrarnos en recoger todo aquello que nos va cayendo desde arriba, en forma de monedas, ¨ªtems¡ o llaves para abrir niveles secretos. Lo bueno es que el juego se las apa?a para que la intensa acci¨®n que nos propone est¨¦ repartida a partes iguales entre el devenir de la bola y lo que va pasando por la parte baja de la pantalla, en la que toca liarse a mamporros con los simp¨¢ticos bichejos que por all¨ª se ir¨¢n aventurando.
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M¨¢s completo de lo que aparenta La propuesta de Strikey Sisters es aparentemente la de un cl¨¢sico clon de Arkanoid, pero en la m¨¢s que s¨®lida jugabilidad que exhibe el juego destaca una importante dosis de acci¨®n y esquivas, que otorgan al conjunto una identidad genuina que lo termina por diferenciar de los grandes cl¨¢sicos a los que adora. Pululando por las pantallas nos iremos encontrando enemigos con unos patrones de ataque muy variados, a los que debemos eliminar ya sea con la bola o a golpes. Por supuesto, tambi¨¦n contamos con las bombas, rayos y bolas de fuego que nos ir¨¢n cayendo, de cuyo uso en el momento acertado depende en gran medida el ¨¦xito o fracaso en el nivel. Por ¨²ltimo, para propulsar la bola a gran velocidad y acabar con los enemigos contamos con el gesto que supone esta vez la guinda del pastel, ya que las brujas pueden atacar con un golpe cargado capaz de eliminar enemigos y ladrillos de un solo impacto , as¨ª como de devolver proyectiles. En dominar todas estas opciones se haya gran parte del secreto para disfrutar a fondo de Strikey Sisters. Quien decida rescatar a la inclasificable mascota de las protagonistas debe tener algo claro en las primeras partidas. Strikey Sisters es un juego con varios niveles de profundidad que no se intuyen del todo al comienzo , por lo que las primeras vidas caer¨¢n con rapidez de forma poco honrosa por nuestra parte. Lleva tiempo conocer las posibilidades que el juego ofrece, pero progresivamente se nos van desvelando sus mec¨¢nicas m¨¢s avanzadas que, una vez bien interiorizadas, nos har¨¢n comprender de lo que en realidad va el juego en esta ocasi¨®n. Aprenderemos poco a poco a dirigir la bola con acierto para alcanzar los ladrillos m¨¢s inaccesibles como est¨¢ mandado en el g¨¦nero, pero el ensayo y error tambi¨¦n nos ense?ar¨¢ que no siempre el golpe m¨¢s fuerte es el mejor, sino que la alternancia de velocidades y efectos es el camino correcto hacia el ¨¦xito en casi todas las situaciones. Especialmente cuando las cosas se pongan complicadas, que lo har¨¢n. Los comienzos son desconcertantes y el juego parece menos complejo de lo que termina siendo en los ¨²ltimos niveles, pero una vez se conoce todo lo que sucede en esta vuelta radical al pasado, el combinado est¨¢ lo suficientemente bien ensamblado como para hacer las delicias de los jugadores de corte m¨¢s retro. Ya lo demostraron con Bot Vice , pero es en todas estas mec¨¢nicas tan bien llevadas a la pr¨¢ctica donde la mano de Dya Games se revela como la de un estudio ya experto en plantear una jugabilidad cl¨¢sica con su sello propio . Personalidad es la palabra clave de los juegos del estudio. La identidad de Dya Games se manifiesta en casi todo lo que pasa en pantalla de alguna u otra manera, tanto en lo bueno como en los peque?os aspectos mejorables. Los niveles se parecen m¨¢s bien demasiado entre s¨ª, y se basan en la colocaci¨®n de objetos irrompibles entre los cuales tenemos que conseguir colocar la bola para acabar con los ladrillos situados a traici¨®n. Posiblemente habr¨ªamos deseado algo m¨¢s de variedad entre ellos, pero lo cierto es que el juego se mantiene siempre fresco gracias a los distintos patrones que mencion¨¢bamos. De vez en cuando nos toparemos con unos divertid¨ªsimos enfrentamientos con jefes finales que llegar¨¢n a ser bastante desafiantes, ya que tocar¨¢ devolver proyectiles a mansalva usando el golpe cargado, la mec¨¢nica reina del juego. Son momentos complicados, que mezclan acertadamente la teor¨ªa del caos con la habilidad arcade. Aun as¨ª, no todo es de color de rosa ni est¨¢ totalmente conseguido, como no puede serlo en un videojuego desarrollado por un equipo tan peque?o. Un punto negativo lo encontramos en algunos momentos en los que la bola se empe?a en repetir trayectorias casi horizontales , que pueden ser realmente desesperantes (aunque han mejorado desde la salida del juego gracias a varios parches). Tambi¨¦n llegan a fastidiar bastante algunos finales de nivel en los que se nos complicar¨¢ en exceso acertar a los ¨²ltimos ladrillos, con muertes cuando ya todo estaba ganado. Y es que que el control del que gozamos sobre la direcci¨®n de la bola es muy bueno, pero no todo lo perfecto que nos habr¨ªa gustado teniendo en cuenta lo que en ocasiones se nos exige. Son algunos puntos mejorables, sin duda, pero nada que vaya a arruinar la experiencia? a quien se acerque a una propuesta as¨ª.
Tradicional, en el buen sentido Por lo que respecta a los apartados audiovisuales, lo cierto es que Dya Games est¨¢ especializ¨¢ndose en un estilo de pixel art muy caracter¨ªstico , resultando evidente la familiaridad con sus anteriores proyectos. Los personajes de Bot vice y Strikey Sisters parecen sprites de un viejo juego de Snes o Neo Geo, con tintes que nos recordar¨¢n ahora a la Capcom de Megaman X por las introducciones y escenas, ahora a la Taito de Puzzle Bobble por la simpat¨ªa y el encanto de sus modelos. Es un momento muy revuelto para los gr¨¢ficos bidimensionales, con propuestas incre¨ªbles visualmente , pero el sincero clasicismo de 16 Bits de Strikey Sisters consigue su objetivo de agradar gracias a su aspecto cuidado y encantador. No intenta innovar, ni mucho menos dar una lecci¨®n de arte? como hacen otros grandes del momento (Owlboy, Dead Cells, Hollow Knight¡), pero consigue un encanto innegable a la par que se aleja de las est¨¦ticas de 8 bits para homenajear con acierto a otros sistemas posteriores. En cuanto al sonido, las referencias son mucho m¨¢s evidentes, pero no por ello baja el list¨®n con algunos momentos de mucho tron¨ªo. El juego suena de manera casi id¨¦ntica a como lo har¨ªa un juego de Super Nintendo, pero por suerte la calidad media de las melod¨ªas y voces es bastante alta. En definitiva, Strikey Sisters no compite en la m¨¢xima categor¨ªa actual de los videojuegos que homenajean al pasado a nivel t¨¦cnico, pero llega a cotas muy elevadas si pensamos que todo es obra de un solo artista y su m¨²sica la firma un solo compositor.
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