Styx: Shards of Darkness
- PlataformaPC8XBO8PS48
- G¨¦neroAcci¨®n, Aventura
- DesarrolladorCyanide Studio
- Lanzamiento14/03/2017
- TextoEspa?ol
- VocesIngl¨¦s
An¨¢lisis de Styx: Shards of Darkness
Cyanide vuelve a introducirnos en la verde piel de Styx, un trasgo con demasiado apego por lo ajeno. Con una propuesta eminentemente basada en el sigilo, esta aventura nos devuelve al mundo creado en Of Orcs and Men para demostrar qui¨¦n sigue siendo el maestro de las sombras.
La vida de Styx parece experimentar una fase de cierta tranquilidad cuando tomamos el control cerca de su escondrijo. A lo largo de un pr¨®logo que hace las veces de tutorial, vemos su dedicaci¨®n a robar a los humanos que se dejan caer por el lugar en busca de trasgos que cazar. Los pieles verdes son una plaga muy molesta para las autodenominadas razas superiores, hasta el punto de que hay una divisi¨®n de guerreros enteramente dedicada a su exterminio: M.A.T.A.N.Z.A. Ser¨¢ desde esta organizaci¨®n, curiosamente, desde donde nos llegar¨¢n los primeros encargos que complicar¨¢n las labores de nuestro protagonista, al tiempo que har¨¢n mucho m¨¢s fascinante su existencia. El intento de robar un misterioso cetro nos llevar¨¢ a importantes descubrimientos y nuevos personajes que desatar¨¢n una cadena de acontecimientos de creciente magnitud. Por supuesto, que el mundo exterior de las grandes sociedades y reinos pueda cambiar para siempre es algo que a Styx le trae completamente sin cuidado, por lo que el avance de la trama se ver¨¢ amenizado de manera continua por los chascarrillos de un protagonista al que le faltan tantos escr¨²pulos como le sobra humor. Prueba de ello son los comentarios en diversas fases del juego y, por supuesto, las escenas tras cada muerte en las que nos echa en cara nuestra falta de pericia a los mandos (y, tambi¨¦n, nuestra nula consideraci¨®n por su sufrimiento y destino).
Armado para robar
A pesar de que la historia, muy b¨¢sica por lo general, cobre cierto inter¨¦s en los cap¨ªtulos finales, todo el protagonismo cae en la mec¨¢nica jugable: cada elemento est¨¢ puesto a su entera disposici¨®n. El juego se compone de misiones aisladas entre s¨ª que se desarrollan en escenarios muy amplios e independientes. El principal punto fuerte es, precisamente, el dise?o de los mismos, que ofrece continuas alternativas de exploraci¨®n para que avanzar sea una tarea bastante variada. No obstante, cabe decir que los caminos principales son perfectamente viables en la mayor¨ªa de los casos, aunque buscarnos la vida tiene su recompensa en forma de ahorrarnos disgustos y tiempo de espera de las rutinas enemigas, acceder a zonas con buenas vistas para trazar nuestros planes y, tambi¨¦n, recolectar objetos ¨²tiles para desenvolvernos en nuestra tarea o, en su defecto, crearlos. Adem¨¢s, siempre tendremos mejor posici¨®n para escuchar conversaciones desde un lugar seguro, lo cual nos abrir¨¢ objetivos secundarios en varias ocasiones.
Junto con los mencionados objetos, Styx dispone de habilidades m¨¢gicas propias de un maestro en infiltraci¨®n como ¨¦l. Con el extraordinario poder del ¨¢mbar seremos capaces de hacernos invisibles por tiempo limitado y generar clones que cumplan tareas o llamen la atenci¨®n mientras nosotros nos encargamos de cosas m¨¢s importantes. Tras cada cap¨ªtulo podremos utilizar puntos de habilidad ganados para ir aumentando las capacidades del trasgo, pudiendo centrarnos en el aspecto que m¨¢s nos guste, lo que, por norma general, potenciar¨¢ todo aquello que ya pod¨ªamos hacer ampliando rangos de efecto, disminuyendo el consumo de ¨¢mbar, etc.
Dichos puntos de habilidad se adquieren conforme avanzamos en cada misi¨®n, de modo que los objetivos principales son s¨®lo una forma de conseguirlos; cumplir con encargos opcionales y lograr insignias de oro son las otras fuentes importantes. ?stas ¨²ltimas se basan en nuestra habilidad como jugadores, consistiendo en batir tiempos l¨ªmite, no ser descubierto, no eliminar enemigos y robar objetos coleccionables. Lo cierto es que el juego gana enteros cuanto m¨¢s en serio nos tomemos todos estos aspectos, puesto que la jugabilidad est¨¢ enteramente centrada en el sigilo (acompa?ado de plataformeo y alg¨²n que otro puzle), y la exploraci¨®n de los escenarios se convierte en una experiencia muy satisfactoria que sacar¨¢ lo mejor de nosotros y de las artes de Styx.
Volviendo sobre las habilidades, cabe decir que en ocasiones sentiremos que no son especialmente necesarias. Al menos, no todas. La forma en que afrontamos el juego no tiene por qu¨¦ variar a medida que desbloqueamos mayores poderes, y hay que decir que, en ocasiones, abusar de algunos de ellos podr¨ªa restarle gracia. No obstante, el juego es suficientemente largo y los niveles suficientemente amplios como para asegurar que, normalmente, no sea una idea muy atractiva ir desperdiciando ¨¢mbar, m¨¢xime cuando el dise?o de niveles invita a perdernos en su verticalidad para encontrar todo tipo de resquicios y rutas alternativas.
La satisfacci¨®n de la clandestinidad
Esto puede dar a entender que el juego no es excesivamente exigente, ya que no nos fuerza a agotar los recursos de que disponemos. Lo cierto es que la dificultad es extremadamente relativa a nuestra forma de jugar y, por supuesto, al nivel que elijamos entre los cuatro disponibles. Por un lado, no es nada recomendable tratar de hacer las cosas demasiado deprisa, ya que los estados de alerta no s¨®lo quitan gracia a la experiencia sino que, adem¨¢s, nos hacen excesivamente vulnerables, ya que los enfrentamientos directos son cada vez m¨¢s desfavorables para nuestro bajito protagonista. Tanto es as¨ª que la ¨²nica opci¨®n de combatir es acertar a parar el golpe rival para contraatacar mortalmente, y eso es m¨¢s dif¨ªcil cuanto mejor armado est¨¢ el enemigo y m¨¢s guardias acudan a la alarma. Por otro lado, hay que remarcar que uno de los principales fallos del juego est¨¢ en la IA, y ¨¦sta s¨ª que aligera considerablemente la dificultad en ciertos casos. Como ocurr¨ªa en la primera entrega, el campo de visi¨®n de los enemigos no abarca demasiada periferia: en lugar de los habituales 90 grados, parece que se queda en 60 a lo sumo, de modo que caminar a hurtadillas al lado de otros personajes es perfectamente viable. Adem¨¢s, en niveles de dificultad bajos suelen tardar mucho en entrar en estado de alerta, de modo que podemos salir de su radio de acci¨®n antes de que nos pillen de manera efectiva.
En lo anterior tambi¨¦n influyen los indicadores, que siempre facilitan nuestra labor. Normalmente tendremos marcado el lugar de destino, pero tambi¨¦n contamos con medidores de alerta de los enemigos, permiti¨¦ndonos saber en todo momento si alguien nos ha visto, o¨ªdo u olido (s¨ª, tambi¨¦n debemos prestar atenci¨®n a nuestro olor en algunas ocasiones). La visi¨®n de ¨¢mbar, que se puede usar indefinidamente, posibilita identificar al instante todo tipo de objeto interactuable y la direcci¨®n de visi¨®n de los guardias. No obstante, cabe mencionar que todo esto puede desactivarse y que, incluso contando con ello, el juego ofrece una experiencia de infiltraci¨®n muy gratificante. Tambi¨¦n es digno de menci¨®n la ausencia de un modo de librarse de los enemigos sin asesinarlos, lo que implica que, si queremos el rango correspondiente, debamos permitir que patrullen normalmente durante toda la misi¨®n. Adem¨¢s, los niveles de dificultad est¨¢n para colmar las expectativas de los m¨¢s exigentes, siendo el m¨¢s elevado toda una oda a la paciencia y el saber hacer, puesto que no s¨®lo terminar¨¢ nuestra partida en caso de ser descubiertos, sino que tendremos que comenzar el nivel desde el principio (y, aunque los tiempos objetivo para las insignias podr¨ªan indicar que no son demasiado largos, lo cierto es que tomado con calma y seguridad s¨ª que tienen una duraci¨®n considerable, pudiendo irse la primera partida completa a m¨¢s de 15 horas perfectamente, siempre pudiendo ser m¨¢s cuanto m¨¢s completistas seamos). Una importante novedad, por cierto, es que tenemos un guardado r¨¢pido manual que har¨¢ las delicias de quienes no soportaban tener que volver a los puntos de control tras cada intento fallido, pero, evidentemente, en el nivel m¨¢s dif¨ªcil esa opci¨®n est¨¢ desactivada.
Ahora bien, no siempre tenemos que enfrentarnos a las adversidades en soledad, ?verdad? Para eso llega una de las principales novedades: el modo cooperativo. Se trata de un sistema de juego online en el que podemos convertirnos en clon de otro jugador (o traer un clon a nuestra partida) para enfrentar la misi¨®n. Esto es muy ¨²til para cumplir r¨¢pidamente con algunos objetivos y, sobre todo, para tender emboscadas mucho m¨¢s fruct¨ªferas que las perpetradas junto a los clones normales. Por contra, tenemos la dificultad a?adida de que cualquiera de los dos puede dar la alarma y, por supuesto, que ambos han de sobrevivir, pues de lo contrario habr¨¢ que volver a comenzar la misi¨®n.
Puliendo la propuesta
Continuando con el aspecto jugable, es hora de hablar de otra clave: el control. Se asienta completamente sobre las mismas bases que su anterior entrega, ofreciendo precisi¨®n por encima de animaciones complejas. El movimiento es r¨¢pido y todo fluye con bastante sencillez, lo cual es de agradecer para su cometido: que no seamos descubiertos por fallos del juego. En alguna ocasi¨®n pueden producirse situaciones confusas fruto de los automatismos: querer saltar y, en su lugar, acabar subi¨¦ndose sobre un borde cercano; o querer descolgarse por una cornisa y ver que Styx se empe?a en pegarse a la pared, ya que para ambas acciones se utiliza la misma tecla. Por suerte son cosas que no suelen desembocar en desgracia y tienen una r¨¢pida soluci¨®n. Quiz¨¢ sea peor el caso de ciertos plataformeos, fallo m¨¢s acusado en su primera parte pero que deber¨ªa haberse pulido a¨²n m¨¢s. Tomado con calma no suele haber problemas, y adem¨¢s se ha establecido un sistema de detecci¨®n de objetos escalables que nos se?ala claramente que el salto ser¨¢ exitoso, pero no funciona con todo sitio al que podemos agarrarnos y a veces hay que jug¨¢rsela para saber si estamos acertando con la medida y direcci¨®n, especialmente al lanzarnos sobre cuerdas y bordes. No es algo que provoque demasiadas desgracias, pero la escalada es un elemento principal de la propuesta jugable y ser¨ªa de agradecer a¨²n m¨¢s esmero en perfeccionarla, si bien es justo admitir el acierto de que, en ¨²ltima instancia, todos estos movimientos se hagan de manera manual.
Por ¨²ltimo, cabe destacar que el juego tiene una atm¨®sfera bien lograda, aunque t¨¦cnicamente no estamos ante un entorno audiovisual demasiado imponente. El lavado de cara respecto a la primera entrega se nota, pero tampoco es un portento gr¨¢fico, con dise?os bastante r¨ªgidos y fr¨ªos, y la banda sonora es algo escasa aunque cumple muy bien en su cometido de acompa?amiento (como debe ser en un juego totalmente enfocado al sigilo). Art¨ªsticamente deja algunas buenas estampas, a pesar de no derrochar personalidad por lo general. Styx, sin embargo, raya a muy bien nivel en todo aspecto: sin duda es el personaje m¨¢s cuidado y est¨¢ un pelda?o por encima del resto del apartado visual.
La versi¨®n usada para analizar este juego es la de PC
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del g¨¦nero. Est¨¢ bien cuidado a todos los niveles. C¨®mpralo.