Juegos en peligro de extinci¨®n y otros ya perdidos para siempre

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Juegos en peligro de extinci¨®n y otros ya perdidos para siempre

Cojo Chrono Trigger en su versi¨®n oficial americana para SNES. Lo pongo en mi consola y veo que empieza a fallar. Sonido, colores. El cartucho, que tiene m¨¢s de 20 a?os, se le ve degradado. No aguantar¨¢ mucho m¨¢s hasta que, simplemente, ya no arranque. Tengo las versiones de DS, pero no son exactamente iguales. Esto, que es un caso real, es solo un ejemplo de como el paso del tiempo se est¨¢ llevando por delante, de manera inexorable, el legado de la industria de los videojuegos. El riesgo es real: hay juegos en peligro de extinci¨®n y hay t¨ªtulos que ya hemos perdido para siempre.

Lo contaba Kotaku en un art¨ªculo la semana pasada desde el cual hemos querido profundizar para analizar qu¨¦ sucede con la preservaci¨®n de los videojuegos de hace dos o m¨¢s d¨¦cadas. Mar?al Mora (retromaquinitas en Twitter), investiga sobre la historia del videojuego y es conocedor de los problemas que tiene el sector para hacer perdurar lo que ha definido la industria.

¡°No es que haya peligro real de perder videojuegos antiguos, y no tan antiguos, es que hay muchos que se han perdido para siempre¡±. Mora destaca que se trata de un tema mucho m¨¢s complejo de lo que puede parecer a simple vista: ¡°?Qu¨¦ es preservar? Significa conservar una ROM conservar un juego? Dir¨ªa que no, e incluso en estos casos hay problemas¡±. Un ejemplo claro: Kirby de Satelliteview. Juego descargable v¨ªa sat¨¦lite que la gente grababa en un cartucho de Super Famicom y que se ha dado por perdido, en parte, hasta no hace mucho. Por no hablar de los manuales, las cajas y otros materiales de juegos m¨¢s tradicionales. ¡°?es preservar a Paperboy en MAME equivalente en conservarlo con la m¨¢quina completa y su manillar? No, ?cierto? Pero si nos acercamos m¨¢s a finales de los noventa encontraremos otros ejemplos flagrantes: la narraci¨®n original de BS The Legend of Zelda: Ancient Stone Tablets est¨¢ ya perdida para siempre¡±.

Un caso especialmente sorprendente, porque se trata de The Legend of Zelda y de Nintendo, no de t¨ªtulos o compa?¨ªas menores. Hoy se puede jugar a Ancient Stone v¨ªa emulador, pero no con la narrativa de anta?o. No mediante la experiencia original. Eso est¨¢ totalmente perdido, aunque no es lo ¨²nico.

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La degradaci¨®n del formato f¨ªsico

Lo apuntaba Kotaku en su art¨ªculo: ¡°no es suficiente con guardar los juegos viejos en una caja dentro de un garaje. Los circuitos al aire libre se da?an con el polvo y la luz; la humedad se come los medios magn¨¦ticos, y las roms que copian los datos directamente no garantizan que algo pueda haberse cambiado del juego, incluso sin querer¡±. Mora a?ade algo evidente, y es que ¡°ni cassettes, ni discos magn¨¦ticos, ni ¨®pticos est¨¢n pensados para durar 20 o 30 a?os. Menos todav¨ªa para durar eternamente¡±.

De hecho, tampoco sabemos si las ROMs son eternas. ¡°No ha habido tiempo de comprobarlo, puede que ma?ana caigan como moscas, puede que duren cien a?os; pero nadie lo puede asegurar¡±, explica. En este sentido, Mora abre el debate m¨¢s all¨¢ de lo que puede ofrecer una ROM: ¡°?Preservamos el juego o la experiencia de juego? Porque ya ah¨ª entramos en un terreno accidentado. ?Quieres volver a jugar online a Crysis? No puedes, EA cerr¨® los servidores. Es m¨¢s, si siguieran ah¨ª, no habr¨ªa jugadores. Incluso bajando a terrenos m¨¢s simples, los juegos de java de los m¨®viles antes de los smartphone, por ejemplo. O ?puedes replicar c¨®mo se jugaba a una aventura gr¨¢fica en los 90 sin internet, s¨®lo solucionando mediante inteligencia colectiva y, con suerte, alguna pista en una revista? Ya es dif¨ªcil incluso separar el efecto de las gu¨ªas y los gameplays actuales¡±.

No se salvan ni los m¨¢s recientes CD¡¯s y DVD¡¯s

Todo aquel que se dedica a estudiar el legado de los videojuegos coincide que la era ¨®ptica es todav¨ªa peor para la preservaci¨®n de los contenidos. ¡°Las capas saltan y pasan a ser ilegibles, las unidades de lectura se estropean, y tenemos algo contempor¨¢neo que afecta al t¨ªtulo: los parches. FF XV en el disco resulta que no vale para nada porque precisas de los parches que descargas. ?C¨®mo conservas eso? ?Qu¨¦ es el juego, el original del disco o el juego m¨¢s el parche?¡±.

Naturalmente los juegos comerciales tendr¨¢n m¨¢s opciones de mantenerse por el efecto fan y coleccionista, apunta Mora, pero aun as¨ª alerta. ¡°un coleccionista no es un conservador ni tiene la t¨¦cnica para actuar como tal. Evidentemente, cuando entramos en prototipos, versiones previas y lo que sea se complica¡±, desgrana.

Prototipos y versiones previas a la basura

Kotaku pon¨ªa ejemplos de prototipos perdidos. Mother 3 para Nintendo 64, jugable en el Space World de 1999. ¡°no hay otra versi¨®n jugable ni una copia de esa build recuperada¡±, lamentaban.  Frank Cifaldi, historiador de videojuegos, a?ade en el art¨ªculo de dicho portal: ¡°Dice mucho del proceso de un juego que consideramos una obra maestra pero probablemente est¨¢ perdido para siempre¡±. Otro ejemplo: la versi¨®n original de Final Fantasy VII. Empez¨® en 1994 prevista para Super Nintendo, y se puede ver alguna imagen en libros recopilatorios de la serie. El ¨²nico material que se tiene del t¨ªtulo. ¡°Las pruebas y materiales de este juego podr¨ªan ofrecer elementos importantes sobre uno de los t¨ªtulos m¨¢s queridos, pero es una historia ya perdida, solo se sabe de la versi¨®n de Final Fantasy VII que se public¨®¡±, relatan en Kotaku.

Una industria, no una cultura

Mar?al Mora identifica motivos por los cu¨¢les no ha habido intenci¨®n de preservar contenidos durante su creaci¨®n. ¡°El videojuego vive preso de la evoluci¨®n tecnol¨®gica. Y de ese paraguas capitalista llamado "industria cultural", que no es m¨¢s que coger bienes culturales y producirlos masivamente. Es la diferencia entre un Quijote y un best-seller a la Cincuenta Sombras. Theodor Adorno ya dec¨ªa de ella que la industria cultural se basa en el principio de su comercializaci¨®n y no en su propio contenido y su construcci¨®n exacta¡±.

A la industria, resumiendo, ¡°no le interesa la preservaci¨®n, su objetivo es vender el siguiente gadget. Usar, tirar, comprar. Sobre todo lo ¨²ltimo¡±. Algo que lleva a la siguiente pregunta: ¡°?Interesa el videojuego a nivel cultural? Poco o nada. El usuario casi que ni se plantea si es un producto cultural. ?Es FIFA cultura como videojuego? ?Al jugador le interesa conservar FIFA 16 o solo jugar al 17 y los que vengan?¡±, se pregunta. No es algo que ata?a solo al videojuego: ¡° No a todos los que van a ver pel¨ªculas les interesa el cine¡±. Por no hablar del legado a nivel espa?ol, donde los niveles de producci¨®n est¨¢n bajo m¨ªnimos. ¡°C¨®mo va a interesarse el gobierno de turno en su preservaci¨®n¡±. Y pone como ejemplo a Overkal, la consola ¡®espa?ola¡¯ desconocida por muchos que ¨¦l mismo puso de actualidad recientemente tras una larga investigaci¨®n.

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?Puede hacer algo el jugador de a pie?

¡°No tengo fe en que la industria conserve su propia historia¡±. Estas palabras de Jason Scott, de Internet Archive, que intenta recopilar millones de libros, pel¨ªcula, software y dem¨¢s, dejan clara la postura de una maquinaria que siempre mira hacia delante sin importarle lo que deja atr¨¢s. ?Y el jugador, puede hacer algo? ¡°La cultura fan es un fen¨®meno a quien les debemos grabaciones de juegos desaparecidos, pero el fan no tiene un criterio claro; sus propias preferencias, experiencias o la nostalgia son elementos que no deben sustituir una labor real de conservaci¨®n¡±. Para Mora, el coleccionista es m¨¢s de lo mismo, ¡°tendencioso y an¨¢rquico [Y sin las adecuadas herramientas de preservaci¨®n]¡±, aunque ¡°m¨¢s cuidadoso¡±.

Y es que todo se resume de manera sencilla: ¡°?C¨®mo hay que conservar un disquete para que aguante mejor el paso del tiempo? ?Y el cart¨®n? ?Y el pl¨¢stico? Aqu¨ª hay recetas para todo pero no creo que podamos decir que cuando pongo los juegos de NES en una funda de pl¨¢stico lo estoy protegiendo en condiciones de preservaci¨®n adecuadas¡±. Por eso es tan loable, aunque seguramente insuficiente, el trabajo de figuras como Joseph Redon, un franc¨¦s que mont¨® una asociaci¨®n para preservar videojuegos japoneses. ¡°?Es l¨®gico que un franc¨¦s tenga que ir a Jap¨®n a montar una asociaci¨®n dedicada a comprar, para preservar, juegos raros de ordenador japoneses por su propia cuenta?¡±. O el caso mencionado anteriormente de Kirby para Satelliteview, que cost¨® m¨¢s de 800 d¨®lares en un simple acto pensado para preservar un granito de arena m¨¢s en esto del legado de los videojuegos.