Prey, la ¨®pera espacial de Arkane Studios, ?el BioShock de esta generaci¨®n?

Como todos sabemos, las comparaciones son odiosas y pedimos perd¨®n por ¨¦sta. Al fin y al cabo, Prey no es BioShock. Tampoco Dead Space, System Shock o Metroid. Por no hablar de otros t¨ªtulos como Half Life, Afr1ft, SOMA o Alien. Qu¨¦ demonios, Prey ni siquiera es Prey. ?O quiz¨¢s s¨ª? Quiz¨¢s sea todos ellos a la vez. Un poquito de cada uno. Un reflejo, un detalle. El manantial de grandes nombres del que bebe el juego es evidente, como tambi¨¦n lo es su verdadera naturaleza. Ante todo, Prey es Arkane Studios. Y a d¨ªa de hoy, y Dios(honored) mediante, no es poca cosa.

Tras su ¨²ltimo tr¨¢iler, premiere en The Game Awards, la obra ha reclamado protagonismo por m¨¦ritos propios, y la reminiscencia de los espectadores al legado de Ken Levine ha sido un¨¢nime. Sin embargo, ?qu¨¦ supondr¨ªa que Prey fuera el BioShock de esta generaci¨®n? Citando a mi compa?ero Fran Serrano Acosta al hablar de ¨¦ste ¨²ltimo, significar¨ªa tener ante nosotros un t¨ªtulo con ¡°gusto por crear algo diferente¡±, por ¡°dejar huella a trav¨¦s de una manera distinta de ver las cosas¡±. Desde luego hay razones para pensar que el trabajo de Arkane puede postularse a ello, a convertirse en una creaci¨®n ¨²nica, con una ambientaci¨®n fascinante y un planteamiento muy personal, poco habitual en el g¨¦nero de los juegos en primera persona.

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En persecuci¨®n de semejante haza?a, el estudio tejano ha emprendido la b¨²squeda de una nueva identidad por medio de un reboot que, para desgracia de los fans del original, se aleja de sus ra¨ªces. Adi¨®s a los portales o la cultura nativa americana. Nos quedamos sin ambientaci¨®n macarra y sin aliens con aires de cyborg. Ni siquiera se espera relaci¨®n argumental alguna entre aquel ind¨®mito juego lanzado hace m¨¢s de una d¨¦cada y la obra de Arkane. A fin de cuentas, lo que m¨¢s se escucha en las conversaciones sobre el motivo del nombre de esta nueva aventura es un mero ¡°it was a cool name¡±. Si vas a hacer un juego que consista en encerrar a los jugador en un determinado escenario mientras son perseguidos y cazados por alien¨ªgenas, Prey (Presa), suena bien. No hay m¨¢s.

En esta ocasi¨®n el lugar de dicho encierro ser¨¢ Talos I, una instalaci¨®n espacial de investigaci¨®n perteneciente a la compa?¨ªa TranStar. Permitir¨¢ al estudio tomarse un respiro de la tem¨¢tica victoriana para viajar al espacio, a un futuro inmediato. Dunwall o Karnaka ceder¨¢n as¨ª el relevo a un emplazamiento de dimensiones colosales que orbita alrededor de nuestro planeta, como si de una ciudad flotante se tratara ¨Cains, Columbia...¨C. Una construcci¨®n que pretende hacer palidecer la nada despreciable variedad de ambientes de la Sevastopol de Ripley, o del USG Ishimura de Clarke.

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De ese modo, explorando Talos I encontraremos toda una serie de entornos ¨²nicos, como los t¨²neles de mantenimiento que recorren la plataforma, donde se nos permitir¨¢ movernos en gravedad cero para facilitar la navegaci¨®n a trav¨¦s de la estaci¨®n. O como los cuarteles de la tripulaci¨®n, el lugar donde ¨¦sta hac¨ªa su d¨ªa a d¨ªa, en los que encontraremos desde dormitorios hasta centros de ocio con tiendas, salas de cine, cafeter¨ªas o gimnasios. Siempre pasando por espacios tan fascinantes como el denominado ¡°Arboretum¡±, un genuino bosque espacial formado por ¨¢rboles que han sido modificados gen¨¦ticamente para producir ox¨ªgeno de cara al mantenimiento de la tripulaci¨®n. Y los almacenes de comida, la sala de tratamiento de agua...

Uno de los pilares que cimientan todo gran videojuego es la ambientaci¨®n. Se necesita de un espacio ¨²nico, con vida propia, que sin necesidad de l¨ªneas de di¨¢logo nos transmita tanto como los personajes que lo pueblan, algo en lo que este ¡°Prey 2017¡± parte con la lecci¨®n aprendida. A la variedad de escenarios se le sumar¨¢n todo tipo de terminales de seguridad, documentos y audios con informaci¨®n sobre las operaciones de la compa?¨ªa TranStar y valiosos restos y pistas de la tripulaci¨®n ¨Cque a¨²n cuenta con supervivientes dispuestos a ofrecernos curiosas misiones secundarias, donde ganar armas y mejoras¨C. La exploraci¨®n se antoja vital en un mundo repleto de secretos que reflejar¨¢ su historia y pasado en cada habitaci¨®n. Ahora bien, para lograr una ambientaci¨®n a la altura tambi¨¦n es necesaria esa atm¨®sfera de desasosiego y soledad de cualquier estaci¨®n espacial que se precie, y una continua sensaci¨®n de peligro ante el peligro extraterrestre que podr¨ªa acechar tras cada esquina. Es decir, hacen falta una buena historia y un enemigo a la altura.

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En el caso de la primera, parte de una ucron¨ªa, de un ¡°?Qu¨¦ hubiera pasado si...?¡±. En el universo del t¨ªtulo, durante la d¨¦cada de los sesenta, en plena carrera aerospacial, un sat¨¦lite de la Uni¨®n Sovi¨¦tica fue atacado por una serie de peligrosas criaturas de origen extraterrestre. El bloque comunista opt¨® por hacer a un lado la Guerra Fr¨ªa, obviando sus diferencias con Estados Unidos para hacer frente de forma conjunta a la nueva amenaza. Ambos gobiernos crearon una instalaci¨®n alrededor del sat¨¦lite que permitiera, no solo tener controlados a los alien¨ªgenas, sino tambi¨¦n estudiar sus habilidades para potenciales usos militares. Tras la muerte de un equipo de investigaci¨®n, el programa de cient¨ªficos all¨ª establecidos cerr¨® hasta su recuperaci¨®n por parte de la corporaci¨®n TranStar.

En apenas unos a?os, la compa?¨ªa triunf¨® all¨ª donde los gobiernos de la Tierra fracasaron. A trav¨¦s de la neurocirug¨ªa lograron aprovechar en humanos las habilidades de las criaturas provenientes del espacio. As¨ª nacieron los ¡°Neuromods¡±, que como si de los implantes de Deus Ex se trataran, pueden reestructurar nuestro cerebro para permitirnos hacer cosas con las que anteriormente apenas pod¨ªamos so?ar, v¨¦ase tocar un instrumento que nos es ajeno o hablar una lengua totalmente desconocida, siendo los m¨¢s llamativos los que aumentan nuestras aptitudes f¨ªsicas para que podamos ser m¨¢s fuertes o resistentes que cualquier humano al uso.

Con semejante situaci¨®n, ?c¨®mo es que todo se ha descontrolado? ?Qu¨¦ nueva cat¨¢strofe se desencaden¨® en la Talos I para permitir a los alien¨ªgenas volver a campar a sus anchas, acabando con la tripulaci¨®n? Y, ante todo, ?qui¨¦nes somos? Porque, m¨¢s all¨¢ del papel que adoptamos, que no es otro que el de Morgan Yu, un cient¨ªfico ¨Co cient¨ªfica, si as¨ª lo preferimos, pues podremos elegir el sexo de nuestro personaje¨C, desconocemos nuestro pasado, o si somos capaces de hablar. Desconocemos, cu¨¢nto de humano queda en nuestro interior. Un galimat¨ªas de preguntas sin respuesta que pretenden lanzarnos hacia progresos que nos permitan desentra?ar los misterios que plantea la obra, cuyo argumento es uno de los tesoros que con m¨¢s esmero parece guardarse.

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"Venimos en son de paz", dijo nadie, nunca.

El principal problema aqu¨ª son los Typhoon, la especie alien¨ªgena que puebla la estaci¨®n y ha evolucionado pr¨¢cticamente al mismo ritmo que ¨¦sta. Por ahora conocemos hasta seis ejemplares de ellos: Cystoids, Mimics, Phantoms, Poltergeist, Telepaths y Nightmare. Los primeros de ellos (Cystoids), hacen las veces del cl¨¢sico enemigo kamikaze que en cuanto detecta movimiento se pone en marcha tras ¨¦l y, una vez toca a su objetivo, explota. Peque?os y f¨¢ciles de enga?ar, pueden darnos m¨¢s de una desagradable sorpresa si no tenemos los ojos muy abiertos. Los Mimics cuentan con un aspecto parecido al de una ara?a y poseen la habilidad de camuflarse (o, como su propio nombre indica, mimetizarse) tomando la apariencia de objetos artificiales y humanos que bien podr¨ªan encontrarse en en el entorno que les rodea. De ese modo pueden convertirse en tazas, instrumentos musicales o, simplemente, basura espacial. R¨¢pidos y dif¨ªciles de distinguir, nos enga?ar¨¢n y dar¨¢n un susto m¨¢s de una vez, lanz¨¢ndose a nuestro cuello en las distancias cortas. Podremos aprovecharnos de ellos y conseguir su habilidad para transformarnos nosotros, tal y como vimos en The Game Awards.La especie est¨¢ndar, la m¨¢s com¨²n, vendr¨ªa a ser la de los Phantoms. Se trata de cuerpos sin vida de la tripulaci¨®n precedente, de cad¨¢veres de Talos I que han sido contagiados por los Typhoon. Corruptos y pose¨ªdos, tienen aspecto b¨ªpedo y humano, poseyendo adem¨¢s una gran variedad de clases. Los hay ¨ªgneos, el¨¦ctricos y hasta t¨®xicos, siendo su aparici¨®n aleatoria, lo que har¨¢ que las partidas sean distintas unas de otras. Como pasaba con los Mimics, podremos analizarles para acabar optando a sus poderes.

Los Poltergeist se comportan como tal y pueden volverse invisibles (otra habilidad canjeable v¨ªa estudio e investigaci¨®n). En muchas ocasiones no sabremos de ellos, ya que ni siquiera nos atacar¨¢n, y en otras notaremos su presencia porque se dedicar¨¢n a arrojar los objetos de la habitaci¨®n de un lado a otro. En determinadas ocasiones, simplemente les dar¨¢ por volverse contra nosotros y lanzarnos por los aires, usando sus poderes para poner en apuros a Morgan. Aunque no hay enemigos finales como tal en el juego, en palabras de Arkane Studios los Telepaths se sienten como peque?os ¡°mini-bosses¡±. Aunque lentos, son extremadamente da?inos con sus disparos de energ¨ªa y controlando la mente de los humanos que les rodean, protegi¨¦ndoles. Aunque los humanos nos atacar¨¢n en su defensa, ser¨ªan plenamente conscientes de no hacer las cosas por voluntad propia, y podr¨¢n golpearnos mientras se disculpan y nos piden que nos alejemos. Por ¨²ltimo, Nightmare, el m¨¢s poderoso al que nos enfrentaremos. Nuestro archienemigo, nuestro Dahaka particular. De tama?o abrumador, ha sido creado ¨²nica y exclusivamente para acabar con nosotros, y se dedicar¨¢ a perseguirnos por las instalaciones para darnos caza. Cuanto m¨¢s fuertes nos hacemos, m¨¢s nota nuestra presencia, como si de una anomal¨ªa o virus nos trat¨¢semos, siendo m¨¢s posible encontrarnos con ¨¦l. De ese modo, si nos diera por implantarnos una decena de neuromods en una habitaci¨®n, por poner un ejemplo, seguramente no tardar¨ªa en aparecer cerca de ella o directamente en la misma, alertado por los cambios en nuestra fuerza y capacidades. Habr¨¢ que acostumbrarse a huir, siendo el combate contra ¨¦l un suicidio tan valiente como est¨²pido.

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El an¨¢lisis que hemos mentado en varios ocasiones se realizar¨¢ mediante una herramienta conocida como ¡°Psychoscope¡±, que nos permitir¨¢ estudiar la actividad cerebral de los Typhoon (?la c¨¢mara de BioShock?) y adquirir con el tiempo sus habilidades. Siempre a base de canjear Neuromods, claro. Adem¨¢s, el Psychoscope nos aporta informaci¨®n muy ¨²til sobre las debilidades y los puntos d¨¦biles de nuestros enemigos. No ser¨¢ el ¨²nico ¨²til que encontremos. De cara a las armas tendremos, por ejemplo, el Fabricator y Recycler, intr¨ªnsecamente relacionados. El primero hace las veces de impresora 3D y nos permite obtener el arsenal que deseemos, siempre y cuando tengamos las piezas necesarias para realizarlos. Parte de ellas podemos obtenerlas a trav¨¦s del segundo, que destruye determinados ¨ªtems para obtener algunas de las herramientas y materiales de crafteo necesarios. Junto a ellos estar¨ªa TranScribe, un asistente personal que justifica la HUD y los men¨²s, siendo la plataforma por la que enviar emails, navegar por mapas e inventarios, etc. Cabr¨ªa incluir el intercomunicador que nos conecta con personas como January, que nos gu¨ªan v¨ªa voz (Atlas...) en las misiones.

En lo jugable, y haciendo a un lado la citada exploraci¨®n y los puzzles que ella nos pueda deparar, as¨ª como el toque de rol para mejorar a nuestro personaje e ir haci¨¦ndole m¨¢s fuerte en seg¨²n que campos por medio de la neurocirug¨ªa, resta hablar del completo sistema de combate sin el que estar¨ªamos perdidos ante los Thypoon. El juego nos permitir¨¢ centrarnos en combatir a los enemigos con sus propias armas y poderes, mejorar las v¨ªas tradicionales (las cl¨¢sicas pistolas de 9 mil¨ªmetros, escopetas y llaves inglesas, por ejemplo), o un c¨®ctel de ambas para compensar que gastemos nuestras mejores en aumentar las cualidades f¨ªsicas de nuestro personaje.

En lo que al elenco de armas respecto, de elecci¨®n radial, se da rienda suelta a la imaginaci¨®n y se mezclan la inventiva y la originalidad con opciones y propuestas m¨¢s veraces, que buscan aportar un punto de verosimilitud. Lo ficticio y lo cotidiano van de la mano en una lista en la que, por ahora, encontramos una llave inglesa, una pistola que puede integrar silenciador, una escopeta, un arma de electroshock para paralizar a los enemigos, ca?ones de espuma para bloquear o incapacitar a los mismos, cargas electromagn¨¦ticas de pulsos y hasta prototipos de herramientas que atraen objetos en la distancia para lanzarlos o romperlos en fragmentos seg¨²n veamos. A ellas se suman los poderes sobrenaturales que la neurocirug¨ªa nos ir¨¢ otorgando (y, conociendo Dishonored, no ser¨ªa raro que pudieran obviarse en determinadas partidas). Podremos tirar de m¨ªmica y camuflarnos convirti¨¦ndonos en objetos cercanos, preparar trampas de fuego, explosiones, manejar objetos a distancia para golpear con ellos, manipular la gravedad con la intenci¨®n de situar en desventaja a los enemigos, confusos durante breves periodos de tiempo, atacar a los enemigos mentalmentee impedirles usar poderes, por ejemplo... etc¨¦tera.

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Negar que la propuesta jugable de Prey se antojan conocida es imposible. Negar que a¨²n as¨ª se antoja muy atractiva, tambi¨¦n. Bebe de aqu¨ª y coge de all¨ª. Mezcla estos dos y combina aquellos. El caso es que funciona. Arkane Studios tiene en sus manos un t¨ªtulo llamado a ser uno de los grandes lanzamientos de 2017. S¨ª, otra vez. Una aut¨¦ntica space opera que parece guardar m¨¢s de una sorpresa a nivel narrativo (el estudio ha comentado que podr¨ªa haber varios Morgan y juegos temporales, tal y como el tr¨¢iler de su anuncio, a lo D¨ªa de la Marmota), y cuya profundidad y ¨¦xito jugable es imposible valorar a¨²n, sin perderse m¨¢s horas en la Talos I (?no era tambi¨¦n BioShock, al fin y al cabo, la simplificaci¨®n de System Shock?).

Con meses de trabajo por delante, tiene tiempo de sobra para demostrar qu¨¦ es capaz de aportar al g¨¦nero y terminar de encontrar su propia identidad. La cosa, por ahora, no pinta nada mal. Y, en cualquier caso, y citando a Picasso, "los grandes artistas copian, los genios roban".