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Armado con una pistola de ganchos y poseedor de un equilibrio casi perfecto entre sencillez de planteamiento y dificultad elevada, el primer Pang y sus secuelas se encaramaron al ¨¦xito en los salones de todo el mundo durante los mejores a?os de las recreativas. Desarrollaban con mucho acierto una f¨®rmula que todos identificamos ahora de inmediato , para terminar dando forma a una de las franquicias m¨¢s recordadas y reverenciadas por los jugadores retro. Llama mucho la atenci¨®n que, en los tiempos que corren, una f¨®rmula como la de Pang, que ha mantenido a trav¨¦s de los a?os un nombre tan reconocible, haya permanecido tanto tiempo en un sacr¨®fago. Y es que pocos cl¨¢sicos b¨¢sicos resultan m¨¢s adaptables a los vientos que hoy soplan por los mares del videojuego independiente y descargable. Por fortuna, las cosas han cambiado de signo y, tras el sentido homenaje que hace pocos meses realizaba The Bug Butcher , nos llega el primer juego de la franquicia en a?os. El primer Pang con la licencia oficial de Mitchell Corp desde 2010. Desarrollado y producido por dos nombres con honda raigambre retro, como son los de PastaGames (desarrolladores del simp¨¢tico Pix the Cat ) y DotEmu (muchas reediciones de cl¨¢sicos a sus espaldas) lo que m¨¢s llama la atenci¨®n tras acabar la campa?a de Pang Adventures es, sin duda, hasta qu¨¦ punto sus creadores han decidido arriesgar . Su af¨¢n por incorporar nuevas ideas a unas mec¨¢nicas ya contrastadas tras casi tres d¨¦cadas. Y es que, aunque no lo parece en los primeros compases del juego, Pang Adventures ampl¨ªa la experiencia de los viejos arcades con multitud de ingredientes. Estos nuevos elementos consiguen dar forma a? una experiencia que, desde luego,resulta novedosa dentro de lo que es la saga, as¨ª como como intensa y desafiante . Una propuesta no exenta de zonas oscuras, que mezcla sus propios planteamientos con el sabor de lo a?ejo: sus nuevas apuestas con el entra?able ¡°dispara a las bolas que se dividen hasta desaparecer¡±.
Las novedades, la mayor¨ªa implementadas con acierto, se dividen en dos frentes : la proliferaci¨®n de nuevos tipos de bolas y el armamento disponible. De entre las primeras, profundizando en lo que sucedi¨® en Pang 3 y Mighty! Pang (injust¨ªsimo olvido el que sufre este gran juego), nos encontramos con esferas de las que llueven rayos o lava, otras que explotan generando una nube o segundos despu¨¦s de recibir un impacto, algunas dotadas de escudos que las hacen m¨¢s resistentes y, sobre todo, las hay con f¨ªsicas muy distintas y velocidades de desplazamiento extremas . Posiblemente, algunos fans de los cl¨¢sicos las encontrar¨¢n demasiado diferentes, y lo cierto es que incluso las m¨¢s b¨¢sicas parecen pesar menos que las de las primeras entregas. Pero igualmente hay que reconocer que esta decisi¨®n ha terminado por dotar al juego de unas variables de las que carec¨ªan sus ancestros. Por lo que respecta al armamento, regresa todo el antiguo arsenal al tiempo que se incorporan nuevas? opciones: pistolas y escopetas con tiempo de recarga, un lanzallamas demoledor pero de corto alcance, unos shurikens que se quedan clavados por la pantalla y pueden destruir esferas mucho despu¨¦s de lanzarse, as¨ª como un l¨¢ser devastador pero limitado en munici¨®n. Pang siempre construy¨® su gran apartado jugable en torno a estos dos elementos que son las diferentes armas y los tipos de bolas, combinados en un soberbio dise?o de niveles . Lo mismo sucede en esta ocasi¨®n, donde la gran apuesta de Pasta Games y DotEmu ha sido la de refundar casi por completo los principios de dise?o de los mismos. Divididos en seis mundos, con quince pantallas en cada uno, los niveles de Pang Adventures son enormemente variados en cuanto a lo que cada uno demanda al jugador para superarlos . Ya no se trata solamente de disparar y esquivar, sino que la mayor¨ªa de niveles, sobre todo en el ¨²ltimo tramo de la campa?a, cuentan con elementos lindantes con el puzzle que sientan estupendamente al conjunto. A medida que avanzamos y a pesar de que existe cierta irregularidad en cuanto al inter¨¦s , iremos explorando las nuevas posibilidades. El tiempo, muy limitado, se convierte en un elemento m¨¢s del dise?o en no pocas ocasiones. Tanto es as¨ª, que se ha incorporado un bot¨®n de reinicio por si vemos que no seremos capaces de limpiar la pantalla dentro de los segundos disponibles.
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El ejemplo de un nivel concreto del juego resume a la perfecci¨®n el tipo de dise?o que predomina en Pang Adventures: en pantalla nos encontramos un pelot¨®n de bolas agrupadas en torno a una esfera explosiva . Si le acertamos, lo cual no es f¨¢cil por la velocidad a la que se mueve, se activa una cuenta atr¨¢s que las eliminar¨¢ a casi todas en unos segundos (en los que hay que? seguir esquivando). Si no impactamos con la bomba, la pantalla se ir¨¢ llenando hasta lo imposible y la cosa no terminar¨¢ bien. L¨®gicas similares encontraremos en muchos niveles, junto con muchos otros pensados claramente para obligarnos a interactuar con las diferentes alima?as que por all¨ª se pasean (cangrejos que se comen bolas o pajarracos que desv¨ªan la direcci¨®n de las mismas), o con ciertos elementos nuevos como las zonas seguras y los muelles que nos propulsan . Al finalizar cada mundo nos enfrentamos a un jefe final, novedad que esper¨¢bamos en la saga. Son enfrentamientos divertidos aunque no demasiado desafiantes y creemos que se repiten en exceso. Una l¨¢stima, porque el ¨²nico jefe diferente, al final del juego, tiene mucho m¨¢s inter¨¦s. Por lo que respecta a los modos de juego, ninguna novedad . A la cl¨¢sica campa?a en forma vuelta al mundo se suman dos propuestas para los m¨¢s atrevidos. Por un lado, vuelve el genial Panic Mode, en el que nos ir¨¢n lanzando de todo, sin pausa alguna hasta llegar al nivel 99, planteando un desaf¨ªo para los jugadores m¨¢s hardcore. Por otro, al terminar la campa?a se desbloquea el modo Score Attack. Parece poca cosa, pero este modo resulta ser el tradicional arcade en el que contamos con tres vidas extra para superar de nuevo la campa?a, a cambio de la desaparici¨®n del agobiante l¨ªmite de tiempo. Lamentablemente, no hay mucha variedad ni novedades en este frente, como habr¨ªamos deseado, pero no dir¨ªamos que tal cosa transforme a Pang Adventures en un juego poco rejugable, ya que estos dos modos adicionales fuera de la campa?a son propuestas de elevada dificultad que nos picar¨¢n como anta?o. La rejugabilidad, elemento tan propio de los arcades, se ha fiado m¨¢s bien a la propia variedad de los niveles, as¨ª como los marcadores online o los desaf¨ªos de puntuaci¨®n que nos plantea el juego, diferentes seg¨²n juguemos solos o en cooperativo. No est¨¢ mal, pero en los tiempos que corren, deber¨ªamos habernos encontrado con algo m¨¢s. En cuanto al apartado t¨¦cnico, lo mejor que se puede decir es que cumple con lo que se espera de ¨¦l . Lo peor, que no convencer¨¢ a todo el mundo. Aunque todo luce fluido y sin problemas en la versi¨®n analizada (Playstation 4), est¨¢ claro que se trata de un juego con gr¨¢ficos pensados para resultar vistosos tambi¨¦n en los m¨®viles. Y es aqu¨ª donde surgen algunos de sus inconvenientes, sobre todo para los m¨¢s veteranos. Todo el apartado gr¨¢fico es simp¨¢tico, desenfadado y vistoso : una cari?osa caricatura de los juegos de ayer. Aun as¨ª, nos da la sensaci¨®n de que la salida del juego para m¨®viles ha supuesto que los tama?os de las bolas, en relaci¨®n con los de la pantalla y los personajes, sean muy distintos comparados con los cl¨¢sicos. Aunque los controles responden muy bien (al menos en la versi¨®n para consolas), esto hace algo complicado esquivar con ¨¦xito las bolas m¨¢s peque?as, ya no tan peque?as, cuando las cosas se ponen complicadas. En ocasiones caeremos de forma un tanto injusta por ello, aunque lo terminaremos superando y esquivaremos con maestr¨ªa como en los cl¨¢sicos. No obstante, pensamos que es un punto en el que las cosas podr¨ªan haber sido diferentes y posiblemente molestar¨¢ a algunos jugadores y en cualquier caso, estamos ante un apartado gr¨¢fico del que esper¨¢bamos m¨¢s, independientemente de que nos pueda o no gustar el estilo art¨ªstico. Por lo que respecta al sonido, de nuevo nos encontramos temas en la tradici¨®n arcade de la saga. Acompa?an muy bien la acci¨®n y no est¨¢n nada mal, pero creemos que est¨¢n claramente por debajo del gran despliegue musical de los dos primeros Pang . Sobre todo en n¨²mero, ya que si hay alg¨²n aspecto en el que se ha quedado contenido por el camino desde los noventa, es el de la cantidad de fondos de pantalla y temas musicales, mucho m¨¢s abundantes ambos en las entregas anteriores. Esto s¨ª que se nota mucho, y no para bien.
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