Ponerse frente Siege of Dragonspear es una experiencia un tanto singular. Una cosa es revivir un juego a trav¨¦s de una nueva versi¨®n/remake/reboot o cualquiera de las formas que tiene la industria hoy en d¨ªa de ponernos sobre la mesa experiencias pasadas. Otra muy diferente es encontrarse una nueva expansi¨®n de un juego de hace 17 a?os -se dice pronto-, una expansi¨®n adem¨¢s insertada en una historia a todas luces finalizadas, a caballo entre la primera y la segunda entrega. Aunque en perspectiva, quiz¨¢s ese sea precisamente el ¨²nico espacio donde cabr¨ªa un nuevo Baldur¡¯s Gate ¡°nost¨¢lgico¡±, es ese territorio nebuloso antes de que Irenicus se cruzara en nuestro camino, lo que permite cosas del estilo de recuperar a actores cl¨¢sicos como Jim Cummings (Minsc) para grabar nuevas l¨ªneas, buenos reclamos para el p¨²blico potencial (que obviamente estar¨¢ compuesto en su gran mayor¨ªa por los que disfrutamos de la obra magna de Bioware en su d¨ªa). Para situarnos, la nueva expansi¨®n se sit¨²a muy poco despu¨¦s de terminar la historia del primer juego y convertirnos en el ¡°H¨¦roe de Baldur¡¯s Gate¡±. Sin tiempo casi ni respirar, nuestro personaje se ve envuelto en una nueva intriga que tiene que ver con una cruzada liderada por una figura misteriosa, Caelar Argent. Sus motivos no est¨¢n claros para los se?ores de la ciudad, pero su ej¨¦rcito crece exponencialmente y sus acciones est¨¢n destrozando el comercio y arrasando poblados indefensos cuyos habitantes huyen desesperadamente a unas ciudades saturadas y desprovistas. La situaci¨®n es tan grave que las tres ciudades-estado de la Costa de la Espada han movilizado a sus ej¨¦rcitos para detenerla y restablecer la paz. Por circunstancias de la trama, nosotros y nuestro grupo se movilizar¨¢ con el ej¨¦rcito de Baldur¡¯s Gate hasta llegar a la fortaleza de Dragonspear, un camino largo en el que tendremos oportunidad de hacer varias paradas y vivir otras aventuras.
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El planteamiento del juego hace la estructura necesariamente lineal (aunque trata de expandirse un poco a medida que avanza). El hecho de que seamos parte de un ej¨¦rcito y tengamos un objetivo concreto y relativamente urgente plantea por necesidad un desarrollo m¨¢s restringido a la fuerza, pero esto es razonable siendo una ¡°expansi¨®n¡±. A¨²n as¨ª, en nuestro camino tendremos oportunidad de vivir distintas aventuras paralelas que adem¨¢s de la experiencia y equipamiento adicional, visitando cuevas y mazmorras interesantes, algunas con atractivas historias que conectan con nuestro personaje. Como peque?o reproche, se podr¨ªa argumentar que el tema del asedio que da nombre al juego hubiera dado juego a misiones y objetivos diferentes centrados en los esfuerzos militares para acabar con un ej¨¦rcito enemigo, pero esto es algo que generalmente se ignora, dej¨¢ndolo como una excusa para marcar nuestra progresi¨®n y vivir aventuras que en varios casos no tienen demasiado que ver con la campa?a militar. Una de las primeras cosas que nos llama la atenci¨®n es la evoluci¨®n de la versi¨®n expandida del Infinity Engine y algunos toques interesantes que contrastan con la experiencia original de los juegos. Por ejemplo, resulta muy ¨²til que cuando queremos mover un objeto entre personaje, el color de los retratos del grupo cambiar¨¢ en funci¨®n de si el objeto le es ¨²til o no. Tendremos la posibilidad de comparar estad¨ªsticas cuando nos equipamos con un nuevo objeto, o cosas tan simples como la posibilidad de equiparnos con un escudo permanente, que sacaremos a relucir o no dependiendo de si tenemos el arma apropiada, lo que nos facilita mucho la vida cuando queremos alternar armas en combate. Hay una serie de peque?os y grandes detalles que realmente optimizan la experiencia y modernizan este interfaz cl¨¢sico para cumplir mejor su funci¨®n.
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Adem¨¢s, t¨¦cnicamente los ordenadores de hoy tienen poco que ver con los de la ¨¦poca de Baldur¡¯s Gate, as¨ª que Beamdog se ha permitido algunos lujos. Quiz¨¢s el m¨¢s impresionante se produce al principio, cuando tenemos la oportunidad (extremadamente limitada) de pasear por ciertas localizaciones de Baldur¡¯s Gate y nos encontramos decenas y decenas de personajes en pantalla, representando por un lado la desesperaci¨®n de cientos de refugiados que han invadido las calles de la ciudad, y por otro lado, creando la sensaci¨®n de estar realmente en una de las principales y m¨¢s bulliciosas ciudades de la Costa de la Espada. Puede parecer un detalle irrelevante, y a vece incluso cuesta un poco moverse con tanta gente en medio, pero el truco hace que la ambientaci¨®n sea m¨¢s potente en esta parte inicial, con escenas visualmente potentes como cuando salimos con el ej¨¦rcito en medio de la muchedumbre. La l¨¢stima es que, como hemos comentado, esta experiencia en Baldur¡¯s Gate al comienzo es muy limitada, con s¨®lo pocas zonas para explorar y muy limitadas en espacio, ya que vamos con objetivos espec¨ªficos y no se nos deja apenas rienda suelta al paseo contemplativo. En general, el t¨ªtulo destila intenci¨®n por usar el motor de una forma que hubiera sido imposible hace unos a?os. Hay muchos m¨¢s scripts, y considerablemente m¨¢s complejos, lo que permite m¨¢s posibilidades y alternativas en funci¨®n de unas circunstancias u otras. Entrar en detalle ser¨ªa destripar la experiencia, pero por ejemplo nos quedamos bastante impresionados en un encuentro en las primeras horas del juego, donde el encuentro con cierto personaje nos abr¨ªa diferentes puertas: simplemente haci¨¦ndonos ver y hablando con ¨¦l nos abr¨ªa la puerta a una misi¨®n, o a un combate directo, mientras que si no lo hac¨ªamos pod¨ªamos volver a un punto anterior y aceptar una misi¨®n diferente, junto con una ayuda para poder hacerla m¨¢s f¨¢cil. Y si decidimos combatir, no se contentaba con ofrecernos simplemente un encuentro dif¨ªcil que conquistar a base de magia y acero, sino que adem¨¢s hay que encontrar algo y recorrer el nivel de cabo a rabo con el enemigo en los talones para poder vencerlo. Momentos como estos hay bastantes y se puede apreciar lo lejos que hemos llegado en el arte de los scripts (la potencia ayuda, por supuesto).
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En el lado opuesto de la balanza a todo esto, el t¨ªtulo tiene una considerable cantidad de problemas, especialmente si pretendemos continuar nuestra partida de la edici¨®n mejorada de Baldur¡¯s gate (que por otro lado es necesaria para jugar a Siege of Dragonspear). Los mods instalados dan problemas, las partidas guardadas pueden dar problemas tambi¨¦n, el multijugador es un desastre, hay bugs, problemas de rendimiento y otras incomodidades menores y mayores. El t¨ªtulo no est¨¢ bien finalizado seg¨²n se traduce de la opini¨®n de los jugadores y en Beamdog son conscientes de ello, reconoci¨¦ndolo y asegurando que hay varios parches en camino. En nuestra experiencia, con una partida nueva y sin mods, no hemos experimentado nada grave que rompa nuestro ritmo, pero dado el volumen de quejas y las opiniones en el foro, no dudamos de que hay que tenerlo en cuenta. Por nuestra parte s¨ª nos encontramos algunos problemas relacionados con el trazador de rutas de los personajes (alguna vez nos encontramos a un miembro de nuestro grupo tratando de avanzar desesperadamente por encima de un obst¨¢culo). Tambi¨¦n vimos algunos peque?os fallos como misiones completadas y recompensadas que no quedaban registradas como tales en el diario, pero nada demasiado importante. En teor¨ªa, cuando est¨¦ este an¨¢lisis publicado deber¨ªa haber un parche con varios bugs mayores corregidos. No vamos a entrar en este an¨¢lisis en el tema de Mizhena, el personaje transexual que ha generado una inmensa pol¨¦mica a su alrededor. No es que el debate no tenga inter¨¦s, pero para este an¨¢lisis es pr¨¢cticamente irrelevante: un NPC que proporciona servicios de sacerdotisa en el campamento y que si le preguntamos un poco m¨¢s de su vida nos dir¨¢ que antes era un hombre. Honestamente, si no hubiera sido por la pol¨¦mica ni nos hubi¨¦ramos enterado, y no afecta para nada al juego. Ni siquiera es un personaje desarrollado debidamente o que tenga incidencia en la trama, y por lo tanto no merece la pena valorarlo en este contexto m¨¢s all¨¢ de estas l¨ªneas. Demasiado hemos dicho ya y s¨®lo por la incre¨ªble tormenta medi¨¢tica que se ha formado. Huelga decir que la incidencia en la posible valoraci¨®n del juego por nuestra parte es cero, si negarle por otro lado m¨¦rito al debate, que es m¨¢s complejo y abarca m¨¢s elementos que el de la mera presencia de un personaje transexual.
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De m¨¢s inter¨¦s est¨¢ el tema del gui¨®n en general (traducido al castellano nuevamente gracias al esfuerzo de la comunidad hispana). Aqu¨ª encontramos triunfos y fracasos repartidos, aunque en general apreciamos que Beamdog ha subido el list¨®n frente a lo que hab¨ªa demostrado en el contenido a?adido en las versiones expandidas, seguramente fruto del nuevo talento que se ha incorporado en los ¨²ltimos tiempos. Los m¨¢s recientes fichajes de gente de la talla del director narrativo de Dragon Age, David Gaider, que se incorpor¨® como director creativo, apuntan a un futuro m¨¢s ambicioso para el estudio, aunque ese cap¨ªtulo est¨¢ por escribirse todav¨ªa. Pero es obvio que Siege of the Dragonspear es el proyecto m¨¢s ambicioso para la compa?¨ªa y el de mayor riesgo frente a sus trabajos de restauraci¨®n y ampliaci¨®n anteriores. Sin meternos demasiado en detalle para ahorrar destripes, encontramos cosas convincentes, personajes bien planteados y reacciones interesantes (nuevamente, la mejora de los scripts ayuda en algunas de estas tareas). Los personajes cl¨¢sicos que regresan han sido tratados con mimo y respeto en la mayor parte de los casos, aunque hay algunos mejores y peores (Jaheira en particular sale bastante desdibujada frente a su personaje en Baldur¡¯s Gate 2, mientras que Minsc sigue conservando su encanto, m¨¢s all¨¢ de una desafortunada l¨ªnea planteada como una broma ¡°que rompe el cuarto muro¡±, y que se decidi¨® eliminar ante las quejas de los usuarios). Hay, como hemos dicho, triunfos y fracasos, seguramente fruto de las diferentes manos que han trabajado en el desarrollo de misiones y tramas. Hay misiones que son redondas (la ya mencionada mazmorra despu¨¦s de la introducci¨®n es un ejemplo de muy buen contenido), hay otras que quedan por debajo de algunas aventuras hechas por amateur. Hay ciertos elementos insatisfactorios de la trama, pero hay otros que est¨¢n a un gran nivel y nos recuerdan a lo mejor de los juegos de Bioware. Es una mezcla que deja patente que Beamdog es un estudio en proceso de construcci¨®n, pero que en general resulta satisfactorio y resuelve razonablemente bien la papeleta de llenar un vac¨ªo argumental sin poder salirse demasiado de los ra¨ªles impuestos por el sandwich argumental de las dos entregas.
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Pero por encima de todo, quiz¨¢s el mayor placer de Siege of Dragonspear es recuperar la din¨¢mica de grupos, configuraciones, encuentros de enemigos, bestiario y todo lo que implica el combate de Baldur¡¯s Gate. Incluso juegos creados con el molde del Infinity Engine, como el reciente Pillars of Eternity, no tienen esas sensaciones que desprende este t¨ªtulo. Ciertamente son juegos con una filosof¨ªa de dise?o distinta m¨¢s all¨¢ de lo b¨¢sico que los une, pero hay algo en el sistema de conjuros, habilidades y la variedad de encuentros en el t¨ªtulo basado en Reinos Olvidados que lo hace especial -tampoco podemos ignorar que est¨¢ basado en un modelo muy rodado por a?os de juegos de mesa-. Beamdog ha a?adido algunos toques de su parte, incluyendo un modo de dificultad ¡°Historia¡± en el que es imposible morir y que est¨¢ creado para que los jugadores se limiten a disfrutar la historia, Y luego un modo de dificultad extrema para probar a los que han pasado a?os creando personajes y configuraciones perfectas con los que superar el juego. Jug¨¢ndolo en el modo intermedio, encontramos un buen balance entre lo que era el combate en la primera y segunda parte, con m¨¢s recursos y posibilidades que en la primera entrega, pero menos cargado de lo que lleg¨¢bamos a estar en la segunda, resultando en un punto bastante c¨®modo en donde los combates f¨¢ciles pueden ser muy asequibles con la t¨¢ctica adecuada, pero los encuentros m¨¢s complicados nos obligan a desarrollar t¨¢cticas m¨¢s elaboradas.