Adr1ft, Gravity llega a la Realidad Virtual

Cuando hace algo menos de un a?o se mostr¨® al p¨²blico las primera im¨¢genes de Adr1ft todos pensamos que era el juego ideal para un entorno de Realidad Virtual. Todos los ingredientes  de una experiencia espectacular estaban ah¨ª: la orbita terrestre, una cat¨¢strofe espacial, un superviviente ?Que m¨¢s pod¨ªamos pedir? Pues un poco de juego no hubiera estado mal. El problema de Adr1ft es su propio destino como juego de lanzamiento en Oculus Rift. Para gente que jam¨¢s ha tocado la realidad virtual, aquellos que se pongan un Rift por primera vez quedar¨¢n maravillados por los saltos en el espacio, o el traje espacial que llevamos, pero hay mucha gente ya que lleva muchos meses comerciando por el espacio exterior en RV con joyas como Elite Dangerous, y Adr1ft s¨®lo sorprende a nivel gr¨¢fico.

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Ese es su tal¨®n de Aquiles: intenta demostrarnos lo fascinante que es la realidad virtual, olvid¨¢ndose por completo de su objetivo que es ponernos en ese entorno virtual tan m¨¢gico que han creado  para hacer alguna cosa interesante. Una vez hemos completado el tutorial la entrada ya es un poco ca¨®tica. Despertamos en el espacio con nuestra base totalmente destrozada en la orbita terrestre pero no podemos evitar tener la sensaci¨®n de que nos hemos saltado una parte, un algo que nos explique como hemos llegado a esa situaci¨®n y lo que es peor, preguntarnos que pintamos ah¨ª. 

Cuando abrimos los ojos es uno de esos momentos que sientes que la RV es un mundo aparte. El aislamiento, la tierra ah¨ª abajo y sobre todo el detalle del traje a?ade un realismo extra a cualquier juego espacial. Puedes mover tu cabeza en el interior de tu escafandra, observando el hud en el cristal de tu casco, as¨ª como las costuras interiores o los peque?os remaches. La realidad virtual tiene eso, cada vez que cambias de genero te sorprende, y cuando llevas unos d¨ªas sin utilizarlo te sorprende igual. El problema es tal como coment¨¢bamos al principio, el espacio es fascinante, pero despu¨¦s de un tiempo, paseando por la nave en escenarios bastante gen¨¦ricos, estas deseando salir al exterior para contemplar la tierra y aqu¨ª han hecho un trabajo excelente. Pero en general te da bastante igual si hay m¨¢s supervivientes, sus mensajes, incluso salvarte a ti mismo.

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Nos encontramos en la piel de la comandante Alex Oshima cuya ¨²nica misi¨®n es reparar los sistemas del Northstar IV. El problema es que del Northstar ya no quedan m¨¢s que pedacitos distribuidos por todo el espacio, aunque convenientemente a una distancia asumible de un modulo a otro. Y aqu¨ª viene la trama principal del juego: pasearte de modulo en modulo para ir arreglando sistemas pero sin lograr nunca que te sientas involucrado en la desesperaci¨®n que deber¨ªa suponer quedarte colgado en una base orbital totalmente destrozada. 

La meta final es activar una capsula de salvamento para regresar a a tierra, Hay grabaciones y emails con datos sobre la tripulaci¨®n y explicaci¨®n a lo que ha ocurrido. Pero parecen demasiado desconectadas como para que sintamos apego, adem¨¢s implican demasiado al protagonista creando un poco de caos narrativo. ?Tengo que descubrir como he actuado cuando se supone que ya lo s¨¦? Eso a menos que no evitemos la tan manida historia de que la explosi¨®n casualmente me ha provocado amnesia.

El mayor obst¨¢culo para llegar nuestro objetivo ser¨¢ que precisamente nuestro traje espacial necesita suministro constante de oxigeno para que no nos quedemos en el camino. Y cuando decimos constante, es constante. ?De verdad era necesario tener que tomar un botella de oxigeno cada veinte metros? Nuestra impresi¨®n es que esta puesto con calzador, como si los desarrolladores tuviera que justificar que realmente se trata de un juego y no lo que pod¨ªa ser un buen simulador de base orbital. M¨¢s adelante podemos ampliar nuestro tanque de oxigeno, que tambi¨¦n se quedar¨¢ corto para largos saltos entre m¨®dulos.

El tema del oxigeno es tan agobiante (y no en el termino agobiante que los dise?adores pretend¨ªan), que han puesto un modo a petici¨®n de los usuarios, que cuando terminas una fase del juego, puedes visitar dicha fase sin temor a perder oxigeno. Admiras los paisajes y el exterior de la base, porque el interior es demasiado gen¨¦rico a excepci¨®n de algunos invernaderos y puedes pasearte como si fueras un turista. Casi se disfruta m¨¢s as¨ª. En un futuro no muy lejano, muchos juegos dise?ados para la realidad virtual traer¨¢n ese ¡°modo turista¡±. ?Nadie desear¨ªa pasear por el Londres Victoriano del Syndicate en realidad virtual?

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El joystick izquierdo nos impulsar¨¢ (que por cierto tambi¨¦n consume oxigeno), mientras el derecho nos posicionar¨¢ y los gatillos servir¨¢n para ascender o descender. Y con esto volvemos al origen del dise?o del juego: en la RV se crea una atmosfera donde realmente acabas sinti¨¦ndote dentro de un traje, flotando entre los miles de restos de la base. En la oculus home catalogan el juego en la categor¨ªa de confort, como ¡°intenso¡±. Con eso se refieren a que hay bastantes n¨²meros de marearnos. Y la verdad es que como te tomes el juego como una carrera lo vas a pasar mal.

Cuando el ritmo eternamente lento de nuestro protagonista nos obliga a intentar ir lo m¨¢s r¨¢pido posible, chocamos con facilidad. Aqu¨ª las f¨ªsicas s¨ª est¨¢n muy logradas y empezamos a rodar. Eso en RV es como estar en un barco en plena tormenta cruzando el Cabo de Hornos: a los pocos minutos quieres morirte. Nuestra experiencia fue pr¨¢cticamente toda en la RV. Pero si no haces movimientos bruscos, sobretodo con el joystick derecho, es dif¨ªcil marearse. Probamos un rato a jugar con monitor, y si ya en RV el juego parece desaprovechado en un monitor intentas buscarle motivos para comprarlo y se te hace realmente dif¨ªcil, a parte de unos gr¨¢ficos excelentes. 

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