Yakuza 5
Yakuza 5
Una sorpresa inesperada que nos dieron en el PlayStation Experience, Yakuza 5 es una realidad en Occidente. S¨®lo digital, pero aqu¨ª tenemos la entrega m¨¢s completa de toda la saga hasta el momento.
Si hubiera que resumir Yakuza 5 en una palabra, esa ser¨ªa ¡°m¨¢s¡±. Esta quinta entrega, toda una sorpresa verla en Occidente que nos dio el PlayStation Experience del fin de semana pasado -aunque s¨®lo nos llega de forma digital y no tendr¨¢ lanzamiento f¨ªsico por estos lares- es el juego m¨¢s largo de la saga, el que ofrece m¨¢s lugares que visitar, m¨¢s personajes que controlar, m¨¢s minijuegos, m¨¢s historia, m¨¢s profundidad, a¨²n m¨¢s momentos delirantes¡ Y aunque no siempre m¨¢s es mejor, todo lo que los fans de la saga buscan est¨¢ presente y ampliado. Eso s¨ª, aquellos que hayan probado entregas anteriores de la saga y no hayan sucumbido a sus encantos no van a variar su opini¨®n con esta nueva entrega, pero el juego es sin duda el mejor hasta la fecha y un imprescindible para quienes gusten de esta inimitable combinaci¨®n de aventura, beat'em up y RPG que es Yakuza.
Al igual que en la cuarta entrega, de nuevo volvemos a ponernos en la piel de varios protagonistas. Y si en la cuarta eran cuatro, en este caso, haciendo honor al t¨ªtulo, ser¨¢n cinco: el imprescindible Kiryu Kazuma, El duro de pu?os pero tierno de coraz¨®n Taiga Saejima, el peculiar prestamista Shun Akiyama, la a¨²n muy joven pero ya muy madura ahijada de Kiryu Haruka Sawamura; y la nueva incorporaci¨®n, el guarrete y despreocupado Tatsuo Shinada, un ex bateador profesional venido a menos, reconvertido en ¡°reportero¡± del ambiente nocturno de Nagoya y endeudado hasta la coronilla. Todos ellos se muestran en una forma incluso m¨¢s ¨ªntima que en anteriores entregas, con sus personalidades a veces contradictorias, siempre antiheroicas; las de perdedores entregados en diferentes maneras al objetivo que nombra el subt¨ªtulo japon¨¦s del juego: cumplir sus sue?os. Regresa tambi¨¦n la estructura epis¨®dica, de forma que cada personaje tendr¨¢ su propia historia, cada uno en una ciudad distinta.
Y es que en esta ocasi¨®n no se limitan solo al cl¨¢sico Kamurocho (el nombre que recibe en la saga el barrio tokiota de Kabukicho) o al Soutenbori (Doutonbori) osakense. Esta vez tambi¨¦n visitaremos Tsukimino (Suzukino) en Sapporo, Nagasugai (Nakasu) en Fukuoka y Kineicho (Sakaemachi) en Nagoya. Cualquiera que haya visitado estos lugares (las zonas de fiesta m¨¢s conocidas de cada ciudad) se sentir¨¢ totalmente c¨®modo recorri¨¦ndolos como si hubiera pagado su pasaje a Jap¨®n para hacer turismo por ellos, tal es el nivel de fidelidad. Pero a diferencia de otros sandbox, aqu¨ª no encontraremos kil¨®metros de zonas acartonadas que recorrer. Como en entregas anteriores, y al estilo que inici¨® Shenmue, cada barrio se limita a las calles que lo delimita en la realidad, lo que supone apenas unas pocas calles. Pero en ellas todo est¨¢ lleno de vida, con decenas de comercios abiertos a nuestra visita, y cientos de personas paseando por sus calles, muchos de ellos esperando nuestra ayuda, y otros tantos una cama de hospital para recuperarse de la paliza que les vamos a dar.
De mafioso a taxista
De nuevo la historia, que retoma la vida de los protagonistas pocos meses despu¨¦s del final de Yakuza 4, vuelve a sumergirnos en una compleja intriga de clanes dentro de un mundo en donde prima un delicado equilibrio entre el valor de la lealtad y la codicia. Pero esta vez el equipo de desarrollo, fiel a su estilo de ofrecer una cantidad masiva de contenido, ha creado una historia paralela al argumento principal ¨²nica para cada personaje, lo que han denominado ¡°another drama¡±. As¨ª, veremos al ¡°taxista¡± Kiryu comenzar conduciendo con el m¨¢s estricto respeto a las reglas de tr¨¢fico a trajeados clientes para acabar convirti¨¦ndose en la bestia negra de una banda de carreras callejeras. A Saejima aprendiendo a sobrevivir al fr¨ªo extremo, y la nieve constante mientras da caza al m¨¢s terrible oso de los montes de Hokkaido o a Tatsuo rencontr¨¢ndose con su pasado como deportista.
Pero como bien saben los fans de Yakuza, la historia solo avanza si el jugador quiere, pues hay mil y una formas de perder el tiempo con multitud de misiones secundarias, eventos, minijuegos¡ Desde formar un duo c¨®mico e intentar superar una complicada audici¨®n a base de pullas graciosas a participar en un combate de bolas de nieve, pasando por cosas tan exc¨¦ntricas como tomar parte en un show televisivo que consiste en ver a una Haruka corriendo lo m¨¢s r¨¢pido posible para deleite de sus fans; probar el neurocasco de realidad virtual de un profesor chiflado que permitir¨¢ a nuestros personajes luchar a lo Streets of Rage en las calles de Soutenbori, o ayudar a un chef borrach¨ªn a conocer y comentar los mejores restaurantes del pa¨ªs nip¨®n. E incluso hasta algo tan inesperadamente com¨²n como regatear precios en comercios para conseguir comprar una serie de productos indicada con un presupuesto muy limitado. Cualquier esquina oculta un nuevo reto, lo que permite sesiones cortas de juego en las que, en vez de avanzar en la historia, nos sumerjamos en este Jap¨®n tan parecido al real y nos dejemos llevar por su mundo y habitantes. Eso s¨ª, a veces el juego se deja llevar y alcanza niveles de delirio que hacen preguntarse al jugador por la salud mental de alg¨²n guionista.
No faltan por supuesto los Club Sega, que son en esta ocasi¨®n una oportunidad ¨²nica para los fans de la franquicia Taiko no Tatsujin (taiko drum master, una de las franquicias musicales m¨¢s populares en Jap¨®n) de disfrutar por fin de esta saga (aunque en una versi¨®n recortada) sin recurrir a la importaci¨®n. No podemos tampoco dejar de mencionar ese Virtua Fighter 2 mejorado con posibilidad de luchar en red contra otros jugadores a trav¨¦s de PSN. Y para los m¨¢s tradicionales vuelven por supuesto los UFO Catcher, tan complicados como siempre. Y no podemos olvidarnos del karaoke, pachinko, pesca, bateo, dardos, billar, bolos, p¨®ker, y hasta carreras de gallos.
Maporros y bailes
Pero todo este envoltorio no ser¨ªa nada sin una buena jugabilidad. Una vez m¨¢s las calles de Jap¨®n estar¨¢n plagadas de gente un poco pasada de vueltas que se pondr¨¢n muy violentos porque les hemos mirado mal o no les gusta nuestra cara. En estos casos los protagonistas (salvo Haruka, que ser¨ªa feo una celebridad metida en peleas callejeras) volver¨¢n a lucir un enorme repertorio de movimientos, cada uno con su estilo propio. El sistema de combate vuelve a ser una versi¨®n pulida del que la saga ofrece desde su primera entrega, con la posibilidad de usar la experiencia ganada en los combates para mejorar nuestro set de movimientos y barras de vida o especial. Experiencia que tambi¨¦n ganaremos superando misiones secundarias. Sin grandes innovaciones, se mantiene fiel a la mentalidad de si no est¨¢ roto, no lo arregles.
Menci¨®n aparte merecen los episodios de Haruka. En este caso, durante las secuencias en que la controlemos, nos sumergiremos en un simulador de ¡°idols¡± japonesas que bebe directamente de referentes como Idolmaster y, aunque con pretensiones menores que un t¨ªtulo completo, har¨¢ las delicias de aquellos que disfruten de los juegos r¨ªtmicos. Por una parte, Haruka deber¨¢ entrenar duro para convertirse en la ganadora del show ¡°Princess Leage¡±, contra un temible d¨²o musical. Por otra se intentar¨¢ hacer un nombre en el mundo del Street Dance de Osaka enfrent¨¢ndose a las rivales que le esperan en cada esquina. Y todo ello aderezado de encuentros con fans, apariciones en televisi¨®n, y pu?aladas de las rivales que buscaran acabar con esta reci¨¦n llegada al mundo de la farandula antes de que se haga un nombre. No faltar¨¢ tampoco alg¨²n productor pervertido con proposiciones indecentes y un submundo criminal que resplandecer¨¢ al apagar los focos.
Todo este contenido cuenta adem¨¢s con los mejores gr¨¢ficos vistos en la saga en las entregas publicadas en occidente, gracias al estreno de un nuevo motor gr¨¢fico. Y si bien, tras tres a?os desde su lanzamiento japon¨¦s los gr¨¢ficos no sorprenden, cumplen m¨¢s que sobradamente su funci¨®n de ayudar al m¨¢ximo a la inmersi¨®n. El mismo objetivo cumple el apartado sonoro, muy continuista respecto a anteriores entregas pero que nos permitir¨¢ viajar a Jap¨®n con solo cerrar los ojos. Eso s¨ª, los textos del juego, por desgracia, nos transportar¨¢n m¨¢s bien a las islas brit¨¢nicas en su correcto ingl¨¦s, pero a estas alturas y con una distribuci¨®n exclusivamente digital, son un mal menor a cambio de disfrutar de esta peque?a joya de la mejor Sega. Y en los ¨²ltimos tiempos estas no abundan.
Excelente
Un t¨ªtulo referente en su g¨¦nero, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutar¨¢s de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en cl¨¢sico con el paso de los a?os. C¨®mpralo sin pesta?ear.