Road Not Taken

La escena indie ha irrumpido con mucha fuerza en la industria de los videojuegos y ha permitido que en una ¨¦poca en la que triunfan especialmente algunos g¨¦neros en concreto, como los de acci¨®n y sobre todo los FPS, haya sitio tambi¨¦n por propuestas que seguramente no tienen hueco entre los m¨¢s vendidos, pero mantienen su p¨²blico intacto.As¨ª las cosas, propuestas como los plataformas o los juegos de puzzle han conseguido tener m¨¢s salida gracias a t¨ªtulos de corte descargable y a compa?¨ªas peque?as que se atreven a hacer volar su imaginaci¨®n. Es una de las virtudes de los juegos indie: no hay limitaciones en forma de previsiones de ventas o enormes inversiones que recuperar. V¨ªa libre a la imaginaci¨®n. Y ah¨ª es donde se encuentra Road Not Taken, un juego de puzzle de Spry Fox para PC, PS Vita y PS4.

La propuesta del t¨ªtulo es tan sencilla como adictiva pasados los primeros minutos de juego. Nosotros somos un explorador que llega a una aldea y que tiene como principal misi¨®n recuperar a los ni?os peque?os que se pierden por el bosque mientras van a buscar bayas, una materia de primera necesidad para la subsistencia de dicha aldea. Cuando cae la nieve y el viento los ni?os se pierden y las madres se desesperan. Nuestro objetivo es adentrarnos en los peligros del bosque, dar con los ni?os y devolverlos con sus madres o en su defecto con el alcalde, que se encuentra en la entrada del bosque. Para conseguirlo contamos con un bast¨®n m¨¢gico que nos permite elevar cualquier objeto que est¨¦ contiguo a nosotros (a cualquier de los cuatro costados) y empujarlo con virulencia en l¨ªnea recta hasta que de con otro obst¨¢culo o los l¨ªmites de cada zona.

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As¨ª pues, si elevamos a un ni?o desde el lado derecho lo mandaremos en l¨ªnea recta desde donde estamos hasta llegar a su madre, por ejemplo. Pero esto ser¨ªa simplificar al m¨¢ximo lo que ofrece en realidad Road Not Taken. Nos movemos por casillas y solo tenemos un bot¨®n de acci¨®n. Y contamos con un contador de energ¨ªa que se va gastando cada vez que cargamos con cualquier objeto. Nos explicamos: podemos elevar un objeto y andar con ¨¦l pegado a nuestro lado para colocarnos en posici¨®n de lanzarlo hacia donde queremos. Caminar con los objetos nos van reduciendo la energ¨ªa. Cuando esta llega a cero, se acaba la partida. Cada nivel representa un a?o, y el m¨¢ximo de a?os que podemos jugar son quince. Si en el cuarto a?o nos equivocamos de movimientos y morimos, empezaremos de cero en el primer a?o la siguiente partida. Como bebe del g¨¦nero Roguelike, las mazmorras se generan de manera aleatoria y nunca habr¨¢ una fase igual a la anterior.

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La gracia de recuperar a los ni?os para las madres est¨¢ precisamente en la gran cantidad de obst¨¢culos y secretos que nos encontramos en cada fase. Cuando llegamos a un habit¨¢culo veremos que adem¨¢s de buscar ni?os, necesitaremos combinar elementos del escenario para abrir camino a la siguiente zona. Por ejemplo, poner tres pinos juntos, seis piedras azules toc¨¢ndose, etc. Hay decenas y decenas de objetos que nos podemos encontrar en pantalla y que tienen diversas medidas, pesos que hacen que lleguen m¨¢s o menos lejos cuando los lanzamos¡­ una aut¨¦ntica locura. Nos podemos encontrar en zonas con cuatro o cinco piedras, otros tantos ¨¢rboles, esp¨ªritus que nos quitan vida si los tocamos, pajarracos, mapaches, estatuas. Y de por medio, madres y ni?as. La gracia est¨¢ en saber movernos y saber remover las piezas del puzzle para poder avanzar y conseguir nuestro objetivo.

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Por si fuera poco, la experiencia no se basa solamente en juntar piedras y apartar elementos de nuestro camino. Cada objeto tiene diversas combinaciones posibles. Un ejemplo: combinando un par de objetos construimos una hacha. Con esta arma podemos convertir a los ¨¢rboles en madera. Combinando dos trozos de madera creamos una hoguera, que nos aligera las cargas y perdemos menos energ¨ªa. Con la hoguera podemos ¡°cocinar¡± enemigos y ganar energ¨ªa, tambi¨¦n quemar ciertos obst¨¢culos en el camino. Todo esto teniendo que mover las piezas lanz¨¢ndolas por el escenario y controlando, tambi¨¦n, la energ¨ªa que gastamos. Como un rompecabezas donde hay que encajarlo todo. Pero cuidado, si se nos va la mano y quemamos todos los ¨¢rboles tal vez no podamos avanzar por el camino que nos pide tener a tres ¨¢rboles alineados. Muchas de las primeras partidas son de ensayo-error puro, porque no sabemos qu¨¦ pasa cuando combinamos tres p¨¢jaros y un esp¨ªritu rojo hasta que lo hacemos por primera vez. Esto puede llegar a ser frustrante, porque algunas fusiones que desconoc¨ªamos nos pueden hacer explotar por los aires la partida. Tambi¨¦n tiene parte de su gracia, ya que hay una cantidad ingente de combinaciones.

Adem¨¢s, no todo son objetos inanimados. Tambi¨¦n encontraremos flora y fauna que nos pondr¨¢n de los nervios. Hay ciertas plantas que pasado un tiempo prudencial empiezan a florecer cort¨¢ndonos el camino y dej¨¢ndonos directamente bloqueados, provocando que la partida se vaya al traste. Los animales, adem¨¢s de moverse, tienen la piel muy fina en algunos casos. Hay mapaches tranquilos pero que acostumbran a estar en un lugar que nos molestan, y si los tocamos m¨¢s de la cuenta nos atacar¨¢n. Otros, como las cabras -que van bien porque se comen las plantas antes mencionadas- caminan en direcci¨®n contraria a la nuestra, por lo que es necesario bloquearlas para cogerlas. Lo mismo con los ciervos. Y as¨ª con varios animales m¨¢s, tanto los agradables como los agresivos tipo lobos o cuervos.

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La gracia del juego est¨¢ en recuperar el m¨¢ximo n¨²mero de ni?os posibles durante el paso de los a?os. Todo lo que aprendemos de objetos que encontramos, combinaciones con otros elementos y sus funciones se mantiene de partida a partida, pero no as¨ª las recompensas que ganamos. A medida que avanzamos en el juego recolectaremos algunos materiales que posteriormente se pueden usar en la aldea, como las bayas, conejos, arroz o cobre. En el pueblo hay varios NPC con los que podemos interactuar. Ellos nos dan objetos y nosotros les damos los que necesitan. Una barra de relaci¨®n crece, siendo primero conocidos, luego amigos, etc. y a cambio nos dan recompensas. Desde empezar con m¨¢s puntos de energ¨ªa nuestra b¨²squeda en el bosque a amuletos que var¨ªan la experiencia (m¨¢s presencia de padres, m¨¢s tardanza en la aparici¨®n de espectros, etc.). Los amuletos se guardan en nuestra casa y podemos ir seleccionando el que queramos antes de empezar, de la misma manera que tambi¨¦n podremos ¡°desterrar¡± ciertos enemigos que nos sean muy molestos gracias a otros objetos que nos dar¨¢n NPC del bosque, por ejemplo.

Cuando pasamos de a?o sumamos un porcentaje extra de energ¨ªa de la energ¨ªa restante como la que hemos acabado, pudiendo ir siempre a m¨¢s entre otras cosas porque la dificultad de las mazmorras crece a?o tras a?o. Si morimos, todo lo que hemos conseguido (energ¨ªa m¨¢xima, amuletos, objetos de comercio) se pierde. Y viene otro explorador con la intenci¨®n ¡°que dure m¨¢s que el anterior¡±, seg¨²n palabras textuales de los aldeanos. Y as¨ª vamos jugando en partidas de una o dos horas pic¨¢ndonos para llegar a la jubilaci¨®n (quince a?os) y luego no solo llegar, sino conseguir m¨¢s ni?os rescatados. 60, 70¡­ hasta donde podamos.

A nivel audiovisual, Road Not Taken apuesta por la sencillez y el buen gusto. No es un juego nada exigente ni tampoco un benchmark, entre otras cosas porque no lo pretende. Lo vuelca todo en el apartado art¨ªstico, que consigue crear un universo simp¨¢tico en el que todo se dibuja de manera desenfadada y agradable. El protagonista, las ni?as, las madres o los animales que nos encontramos nos har¨¢n esbozar una sonrisa. Por su parte, la banda sonora es algo m¨¢s limitada en cantidad, variedad y presencia de las melod¨ªas, aunque a cambio los efectos especiales funcionan bien. El juego llega traducido al castellano.