Kojima, t¨² antes molabas

En Metal Gear Solid dedic¨¢bamos nuestra primera hora de juego a la infiltraci¨®n en una base enemiga v¨ªa mar¨ªtima, pasando inmediatamente despu¨¦s por varias situaciones destinadas a que nos hici¨¦ramos con el control de nuestro personaje, hasta que ya entr¨¢bamos en el complejo en s¨ª y daba comienzo la aventura principal. En Metal Gear Solid 2, ese primer momento de juego llevaba el nombre de ¡°Tanker Chapter¡±, y ya se trataba de un pr¨®logo con todas las de la ley, hasta el punto de que, tras superarlo, se iniciaba un giro narrativo que nos dejaba en una situaci¨®n muy diferente a la inicial. Con MGS3, la introducci¨®n era denominada ¡°Misi¨®n Virtuosa¡±, y de nuevo se trataba de un pr¨®logo/tutorial tras el que la situaci¨®n daba un vuelco y muchas cosas dejaban de ser lo que en un principio parec¨ªa que eran. MGS4 nos planteaba una primera misi¨®n en la que deb¨ªamos eliminar un objetivo; por supuesto, al terminar aquella toma de contacto inicial la cosa se complicaba, dej¨¢ndonos listos y dispuestos para encarar el resto de la aventura en circunstancias m¨¢s complicadas de lo que parec¨ªan en su origen.

Hideo Kojima, siguiendo la tradici¨®n de la saga, hab¨ªa ideado un contundente y explosivo pr¨®logo para su futurible Metal Gear Solid V: The Phantom Pain. En dicho pr¨®logo, el personaje principal deb¨ªa cumplir una misi¨®n de rescate, tras la que por supuesto todo se torcer¨ªa y el hilo narrativo dar¨ªa un giro de 180?. Pero por desgracia, la industria de los videojuegos actual no es la misma que hab¨ªa visto nacer a los Metal Gear Solid 1, 2, 3 y 4. La propietaria de la licencia Metal Gear tampoco es la misma. Y por supuesto, el creador de la franquicia ha dejado de ser quien era anta?o. ?La consecuencia? El pr¨®logo, que en anteriores MG se nos ofrec¨ªa como introducci¨®n a la aventura principal, ahora se nos vende aparte. El llamado Ground Zeroes no es otra cosa que la fase inicial de The Phantom Pain; pero claro, como el juego a¨²n tardar¨¢ al menos un a?o en llegar y Konami no quiere esperar tanto tiempo para meter mano en el bolsillo de los aficionados, acab¨® ordenando a Kojima que separara dicha fase inicial del resto del juego, la maquillara un poco con algo de misiones secundarias por aqu¨ª y tablas de records por all¨¢, y lo colara en el mercado como si de un t¨ªtulo completo se tratara.

Por supuesto, las quejas de los aficionados no tardaron en llegar, pero Konami ha hecho con ellas lo mismo que el resto de compa?¨ªas hicieron cuando sus clientes se quejaron de los DLCs y los micropagos: o¨ªdos sordos y a seguir adelante con el plan estipulado. Y ahora ya lo tenemos aqu¨ª: lo que antes era una demostraci¨®n o la fase inicial de un t¨ªtulo completo (definici¨®n que por cierto ya brilla por su ausencia en el mercado), ahora se nos vende a unos 30 euros de nada. Vaya por delante que la calidad de Ground Zeroes es m¨¢s que notable a pesar de su corta duraci¨®n. Pero claro, con eso Konami tambi¨¦n contaba; de no ser as¨ª, en lugar de tenerlo ahora en las tiendas lo hubi¨¦ramos jugado como un disco de demostraci¨®n incluido en el ¨²ltimo Castlevania, o colgado gratuitamente como cualquier otra demo tanto en PS Network como en Xbox Live. Pero Konami sabe que va a vender; pocas unidades o muchas, eso da igual, pero va a vender muy por encima de los costes que le ha supuesto poner en circulaci¨®n lo que no es otra cosa que la fase inicial de un juego que no llegar¨¢ a las tiendas hasta el pr¨®ximo a?o.

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?Y en cuanto a Kojima? ?Ah, Kojima, t¨² antes molabas! Cuando uno se hace mayor y las velas comienzan a desbordar su tarta de cumplea?os, muchos mitos acaban cayendo del pedestal en el que se encontraban por una u otra raz¨®n. Para m¨ª, Kojima era uno de esos mitos. En los tiempos del primer Snatcher, lo consideraba un desarrollador original y con talento; en la era del primer Metal Gear Solid, le jur¨¦ amor eterno, hasta el punto de perdonarle esa continua ida de almendra que era Sons of Liberty en su pr¨¢ctica totalidad; y conforme jugaba a Metal Gear Solid 4, ya adquiri¨® para m¨ª un halo de deidad, de ser omnipotente capaz de crear, desarrollar y cerrar magistralmente la que considero mejor historia jam¨¢s contada en el ¨¢mbito del videojuego. Pero Konami siempre estuvo ah¨ª; y Kojima, seguramente por la estabilidad econ¨®mica que le brinda la empresa, se ha doblegado a la que viene siendo su casa desde los tiempos del MSX. Ya en el final de MGS4 existe un tramo (esos ¨²ltimos cinco minutos en los que todo deja de ser lo que parec¨ªa) donde se nota a la legua la mano impositiva de Konami. Y dicha imposici¨®n no ha hecho sino crecer con el paso del tiempo, hasta llegar a d¨ªa de hoy, a Ground Zeroes. 

Kojima es el ¨²ltimo grande que queda en esa anta?o gran empresa tras la marcha de Igarashi; y seguramente seguir¨¢ ah¨ª, al frente de ese dudoso equipo llamado Kojima Productions (un equipo que no fue capaz de acabar por s¨ª mismo un proyecto, Metal Gear Rising, y que ya lleva cinco largos a?os desarrollando The Phantom Pain), tirando de un carro lento y pesado al tiempo que traga con las salvajadas que se le piden desde arriba, aunque solo sea porque edulcor¨¢ndolas con una buena cantidad de yenes le sabr¨¢n mejor. ?l ya ha dicho que no quiere hacer un Metal Gear Solid VI, pero lo acabar¨¢ haciendo; y Konami nos vender¨¢ el pr¨®logo aparte, y seguramente tambi¨¦n el ep¨ªlogo. Y la rueda de una industria que hace tiempo perdi¨® el norte seguir¨¢ girando, dirigi¨¦ndose a ninguna parte, mientras los pocos que a¨²n admiramos a Kojima desearemos que tome el camino que muchos otros grandes han tomado ya, y deje de rendir pleites¨ªa a una compa?¨ªa moribunda para dar rienda suelta y sin trabas a todo el talento que sin duda a¨²n es capaz de derrochar a espuertas.