Roma Victrix: Ludus Potentia Est
Roma, la ciudad eterna, y su historia han servido de base a todo tipo de juegos, ya fuese estrategia RTS con decenas de legiones o pura acci¨®n en la arena del Coliseo con los Gladiadores o del Circo con las cuadrigas. Ce?¨ªos la toga, patricios, pues el espect¨¢culo va a comenzar.
Capital del Imperio romano, cuyos dominios abarcaban gran parte de Europa, algunos de los m¨¢s grandes fil¨®sofos, pensadores, artistas, generales militares, los C¨¦sares m¨¢s justos, los m¨¢s despiadados, tiranos, gobernantes amados, justos, los l¨ªderes m¨¢s recordados, odiados o temidos. Todos se dieron cita entre los muros de un coraz¨®n urban¨ªstico que proyect¨® su influencia en la Humanidad que vendr¨ªa despu¨¦s que ellos, alcanzando todos los pilares ¨Carte, arquitectura, cultura, lengua, sociedad, religi¨®n, derecho, filosof¨ªa- en la vida del Hombre.
La Ciudad Eterna sigue despertando un sentimiento ¨²nico cuando se pasea por sus calles. Al igual que Par¨ªs o Nueva York, Roma tiene algo que la hace ¨²nica, diferente. Es m¨¢s que una ciudad: Es un icono recuerdo de una civilizaci¨®n y de una cultura cuya importancia estriba no solo en ser pioneros en varios aspectos de la sociedad, sino en que sus ense?anzas siguen imparti¨¦ndose hoy d¨ªa, y su historia y cronolog¨ªa contin¨²an siendo estudiadas desde la escuela, se?al de que son eternas. Y su Coliseo, quiz¨¢s el icono que mejor expresa lo que una vez lleg¨® a ser el Imperio romano, un portento de construcci¨®n y arquitectura que sigue siendo desgranado y estudiado para comprender un funcionamiento perfecto en una ¨¦poca en la que la tecnolog¨ªa de hace tres mil a?os sigue fascinando a las generaciones actuales.
Las mismas que intentan replicar partes de ¨¦l, o de cualquier elemento de aquella Roma due?a del mundo conocido, en los muchos videojuegos en los que desde simples legionarios a todopoderosos gladiadores, o curtidos generales con decenas de centurias bajo su ¨®rdenes, el esplendor y la gloria de un Imperio ha tratado de ser representado. Aprovechemos el buen tiempo del verano para calarnos la toga y pasear por los rincones virtuales de una cultura cuyo alcance est¨¢ impl¨ªcito en el nombre de su principal escenario. En el nombre de cuatro letras y el adjetivo que mejor la precede, cortes¨ªa de M¨¢ximo D¨¦cimo Meridio: Roma Victrix.
La Roma Victoriosa.
La visi¨®n que todos hemos tenido en un libro de texto de una centuria romana avanzando en formaci¨®n de Tortuga, con los escudos cubriendo frontal, trasera, flancos y cabeza de todos los soldados, solo para abrirse un momento, lanzar las Pilums y volverse a ocultar, es algo que hace muy poco pudimos ver y probar en Ryse: Son of Rome de Xbox One durante el E3 2013. Abanderando la pr¨®xima generaci¨®n y sistema de Microsoft, el honor, la traici¨®n y la venganza formar¨¢n parte de una historia digna del P¨¦plum m¨¢s dram¨¢tico. Nuestro personaje, Marius, el joven militar protagonista, se embarcar¨¢ no s¨®lo en una cruzada personal contra los b¨¢rbaros de Britania para vengar a su familia, sino que deber¨¢ descubrir al peor enemigo de Roma, aquel que habita en el Senado y usa la Diplomacia antes que las armas.
Y ese es Total War: Rome II, que viene con la intenci¨®n de estar a la altura de la primera entrega, que hace 9 a?os conquist¨® a estrategas virtuales por doquier. Una vez m¨¢s, prepararemos a nuestras legiones y nos dispondremos a conquistar todo el mundo conocido bajo un mismo emblema. En nuestras manos est¨¢ el futuro de la Rep¨²blica de Roma, y el convertirnos en su glorioso Emperador. Rome II: Total War se ambientar¨¢ en los primeros a?os de la Rep¨²blica de Roma, y se extender¨¢ hasta el momento hist¨®rico de la ca¨ªda del Imperio. Este paso no se dar¨¢ como un evento predeterminado, destinado a producirse en una fecha en particular, si no que tendr¨¢ que ser provocado por alguna de las familias existentes en el juego. Solamente acumulando poder, podremos transformar la Rep¨²blica en Imperio, para gloria de nuestra estirpe, elevando a uno de nuestros miembros al rango de Emperador dentro de un escenario mayor que incluye Europa, el norte de ?frica y una mayor cantidad de territorios orientales, lo que nos permitir¨¢ aventurarnos a las tierras al Este del Imperio.
Uno de los aspectos clave del nuevo Total War: Rome II, ser¨¢ la importancia de las legiones y sus soldados, y The Creative Assembly quiere que la profundidad traspase las filas de los ej¨¦rcitos, y nos deje centrarnos en los combatientes casi a nivel individual. Este hecho se har¨¢ patente en el nuevo motor gr¨¢fico para las batallas, capaz de lograr un mayor nivel de detalle sobre los edificios y entornos del escenario, y que nos permitir¨¢ acercarnos hasta observar c¨®mo dos soldados pelean fieramente, c¨®mo si los hubi¨¦semos aislado del resto de la contienda. Con las intenciones de profundizar a¨²n m¨¢s en lo que el primer Rome logr¨®, el 3 de septiembre ser¨¢ la fecha en que los Dioses nos escogen para ser los elegidos, y comprobar si tambi¨¦n otorgan su favor una vez m¨¢s a Creative Assembly.
Pero donde la verdadera grandeza de Roma se ha dejado sentir con la fuerza que su impronta ha dejado en la piel de la Historia, ha sido siempre en los juegos que directamente se situaban en las distintas etapas del Imperio romano. Comenzando siempre por su parte militar, por ese ej¨¦rcito imbatible y temido, tan bien organizado como adiestrado y disciplinado en el combate. La perfecta coordinaci¨®n de infanter¨ªa, caballer¨ªa, arqueros, catapultas y ¨®rdenes precisas en un terreno de batalla y contra un enemigo estudiados a fondo es algo que desde la segunda generaci¨®n los videojuegos nos llevan ense?ando, como es el caso de Legionnaire, el primer t¨ªtulo que nos permiti¨® en 1982 combatir recreando las campa?as del m¨¢s conocido de los gobernantes, el eterno Julio C¨¦sar, en su conquista de los pueblos b¨¢rbaros.
Con un uso pionero en el sector de estrateg¨ªa y t¨¢ctica en tiempo real, los sistemas de 8 Bit Commodore 64, Atari y Apple II pon¨ªan en pantalla mapeados muy b¨¢sicos que representaban terrenos con distintas elevaciones y cotas de altura. Los s¨ªmbolos rosas ¨¦ramos nosotros y nuestras legiones, y los azules los b¨¢rbaros. Usando iconos para representar a cada tipo de unidad, la infanter¨ªa era una espada, la caballer¨ªa ven¨ªa con un icono de cabeza de caballo, y la propia Guardia Imperial de Caesar era el s¨ªmbolo romano militar por excelencia: el ?guila. La pantalla siempre ense?aba una parte muy peque?a del mapeado, en el que la elecci¨®n correcta del terreno era clave para la victoria. A pesar de que la IA enemiga no era precisamente dificultosa, y de que nuestros ej¨¦rcitos pegaban bien fuerte, el uso de combate en tiempo real elev¨® la dificultad, ya que nos obligaba a mirar el mapa y pensar con rapidez.
Las provincias las pod¨ªas anexionar mediante conquista, pero a veces era mejor usar la diplomacia para, digamos ¡®convecer¡¯ a los b¨¢rbaros. Otra novedad era preocuparnos de nuestros ciudadanos, y para elevar la moral nada mejor que ofrecerles carreras de cuadrigas y combates de gladiadores gestionados por nosotros mismos en los que incluso pod¨ªamos apostar para sacar beneficio, ya que levantar un Imperio nunca fue barato. Las carreras se resolv¨ªan mediante una c¨¢mara cenital con varias barras en la interfaz referidas a los caballos, la velocidad o el carro, y un mapa de la pista. Y las luchas en la arena bajo una cl¨¢sica perspectiva en 2D lateral. Todo un cl¨¢sico de la estrategia con una BSO MIDI que beb¨ªa del estilo Mikl¨®s Rozsa en Ben Hur y que fue porteado de PC a Mega Drive, y en cuya variedad reside su atractivo, ya que incluso al firmar la alianza con Egipto pod¨ªamos intentar seducir a la emperatriz del Nilo, la bella Cleopatra con los rasgos de Elizabeth Taylor.
Se trata de construir, gestionar y mantener nuestro Imperio durante a?os in-game, estableciendo para ello pactos y tendiendo la Pax Romana a otras provincias, para mantenerlas o traicionarlas seg¨²n nos convenga. Ofrendas, tratos de favor, anexiones, progresar de forma teol¨®gica para que nuestro l¨ªder se identifique con los dioses, mantener la sociedad y evolucionarla para las revueltas sean menores, sofocar sublevaciones en El Cairo o Egipto. Todo ello a trav¨¦s de pantallas y pantallas de una gesti¨®n que absorbe como muy pocos, y un tutorial dise?ado para ense?ar hasta al m¨¢s n¨®vel en esto de la estrategia y las micro-gestiones. Aunque cuidado, porque este Europa Universalis ciertamente exige bagaje en el g¨¦nero para sacarle toda la diversi¨®n posible, incluido un multijugador a 32 usuarios.
Y es que, m¨¢s que controlar legiones en el campo de batalla, no hay duda de que colarnos e influir al m¨¢ximo nivel es en ocasiones m¨¢s divertido. Del Senado de Roma part¨ªan todas las decisiones del mundo romano. Y eso era posible de manejar en uno de los mejores t¨ªtulos RTS que hemos visto en el g¨¦nero, Rome: Total War. Lanzado en 2004, en su campa?a principal deb¨ªamos escoger una de las tres familias a elegir, comenzando con pactos entre ellas. Aunque esto solamente era el inicio, ya que pronto todo deriva en lo primario: Conquista y control. Para poder gobernar una ciudad, ¨¦sta deb¨ªa estar dirigida por alguien de nuestra familia, que se ver¨¢ representada en forma de ¨¢rbol geneal¨®gico y con cada uno de sus miembros masculinos puntuados con respecto a su capacidad para liderar tropas y dirigir emplazamientos.
Siendo un gran l¨ªder y obedeciendo al Senado, este nos recompensaba de forma generosa. Pero llegar¨¢ un momento en el que el pueblo nos ame tanto, que el propio senado ya desconf¨ªe de nuestro poder y no nos considere precisamente el nuevo R¨®mulo, sino un objetivo peligroso al que hay que exigirle incluso suicidios. Sinti¨¦ndonos entre la gladius y la pared, darle la espalda al Senado significa una guerra civil en la que las otras familias se unen a este para declararnos la guerra. Traer ej¨¦rcitos, comenzar con los subterfugios y la diplomacia para sobornar, plantear estrategias como no atacar Roma directamente, sino sitiarla y bloquear su puerto. Todo vale en un juego en el que los combates suponen la mitad de su jugabilidad, siendo la astucia y gesti¨®n la otra mitad. Un t¨ªtulo may¨²sculo cuya secuela podr¨ªa convertirse en lo mejorcito del g¨¦nero.
Con una buena carga gr¨¢fica ¨Cmejor en personajes que en escenarios-, el problema fue emplear dos tipos de jugabilidad que el estudio no logr¨® mezclar bien, por lo que las secciones de infiltraci¨®n con Octavio, implementadas para aliviarnos de tanto combate en la piel del ca¨ªdo Agripa, que pasaba de ser un condecorado general a un gladiador ¨Csaludos, Ridley Scott. Demasiado lineales y carentes de emoci¨®n de un Metal Gear Solid o un Tenchu, por poner dos ejemplos, aunque esenciales para hacer avanzar la narrativa de conspiraciones y secretos al nivel de los senadores, lo bueno era cuando salt¨¢bamos a la arena del Coliseo con el monstruo Agripa, y arma en mano nos dispon¨ªamos no a matar a nuestros enemigos, sino a entretener a nuestro p¨²blico, que vibraba a cada estallido de sangre que provoc¨¢bamos, en algunas de las secciones m¨¢s intensas y que mejor han recreado las sensaciones de films como Gladiator o Espartaco. Quiz¨¢s se les iba la mano con el tama?o de algunas armas, pero como gritaba Russell Crowe, "??OS HAB?IS DIVERTIDO!? ??OS HAB?IS DIVERTIDO!? ??ACASO NO EST?IS AQU? PARA ESO!?"¡± Pues s¨ª que muchos nos divertimos, y bastante procurando convertirnos en los Helios Maximos de Capcom.
Por supuesto, el ¨¦xito y la recompensa ven¨ªan de cu¨¢nto se divirtiese la plebe con nuestras escabechinas, por lo que obtener su favor era esencial tambi¨¦n. Lo mejor ven¨ªa sin duda de los distintos modos que Tecmo Koei implement¨® en el juego. Ten¨ªamos desde un Todos contra Todos a un Todos contra Nosotros de pura supervivencia, m¨¢s duelos y lucha por equipos. Aunque las favoritas eran Hunting, en la que nos tocaba pelear contra bestias como tigres, leones, elefantes, en un combate en el que el cazador no se sabe qui¨¦n es; y la Recreaci¨®n de las Batallas, que convert¨ªan al Coliseo en el escenario de las victorias de su ej¨¦rcito para diversi¨®n del pueblo ¨Cla escena de las Hordas B¨¢rbaras del film Gladiator. De acuerdo que todo se reduc¨ªa al fin y al cabo a matar, pero as¨ª era la vida de un Gladiador. Y Colosseum, con sus geniales entrenamientos, nos sumerg¨ªa en ellas. Y por dos veces, aunque su precuela de 2010 en PSP, Gladiator Begins, no estuviese a la altura del original.
Hasta el momento, todo ha sido ejemplos de t¨ªtulos que nos pon¨ªan en la piel de un gladiador que ten¨ªa que lidiar por su vida en la arena del Coliseo, pero, ?Qu¨¦ pasar¨ªa si un desp¨®tico emperador de nombre Arruntius quisiera organizar los Juegos Definitivos y para ello, cual Manhunt B.C. derribase parte de Roma para alargar el Coliseo y la zona de combate? Esto suced¨ªa en Gladiator: Sword of Vengeance, en una tarde de sangre y arena, el h¨¦roe Thrax salta al recinto para hacer lo que mejor sabe: decapitar, desmembrar y cercenar. Pero de repente, la Tierra que conocemos se mezcla con el El¨ªseo, y el El¨ªseo con un mundo mitol¨®gico en el que se cruzan lo divino y lo humano, lo real y lo mitol¨®gico con el ¨²nico fin de conseguir que nuestro elegido no concluya con ¨¦xito su misi¨®n.
Mezclando Colosseum con una mitolog¨ªa estilo God of War en la que hasta los esqueletos sangraban, era una pena que gr¨¢ficamente las texturas no estuviesen al mismo nivel que la impresionante iluminaci¨®n que Konami implement¨® en PlayStation 2. Un juego de acci¨®n con un esquema tan cl¨¢sico como un Golden Axe, pero con un toque de imaginaci¨®n extra al estilo Jason y los Argonautas en un gui¨®n de malos y venganzas doblado al castellano y con una IA enemiga decente, lo cierto es que este juego era uno de esos que PS2 oculta en un enorme cat¨¢logo y con el que es f¨¢cil engancharse de nuevo, aunque haya envejecido peor que algunos compa?eros de a?o como el debut de Kratos.
Y no, lo de los hechizos no es un chiste nuestro, sino que a lo largo de las 17 pistas podemos encargarnos de los rivales con armas como espadas, jabalinas, hachas y hasta 65 tipos de hechizos -que seguro Charlton Heston le lanzaba a Messala en la versi¨®n del director que nunca veremos de Ben Hur. Pompeya, Giza, el Olimpo, el Circus Maximus, todo vale con tal de derrotar a los 21 tipos de personajes, de carros, caballos y ruedas entre los que elegir. Adem¨¢s, cada pista contaba con atajos y rutas secundarias, con tramos en los que ten¨ªamos que eliminar a los rivales para poder ganar en medio de tormentas de arena, lluvias o en la impenetrable oscuridad de la noche.
Pero si nos quedaban ganas de m¨¢s cuadrigas, la difunta THQ nos las saci¨® con Circus Maximus: Chariot Wars, que lanz¨® de manera multiplataforma antes que el Ben Hur de Microids. De la mano de Kodiak Interactive (WCW Mayhem, WCW Backstage Assault), la mec¨¢nica de los Road Rash de motos se aplic¨® a un esquema de juego en el que en la cuadriga iban siempre dos personajes, el conductor y el gladiador con el que pele¨¢bamos contra otros de cuadrigas rivales ¨Cy que pod¨ªa ser una mujer. Jugando solos, y seleccionando entre carrera normal o de combate, antes de esta ¨²ltima ten¨ªamos que elegir si cog¨ªamos las riendas de los caballos o la espada; en cooperativo a 2, junto a un amigo pod¨ªamos dividirnos los papeles, enfrent¨¢ndonos a otros dos usuarios en multi a 4.
El pre¨¢mbulo obligado a todos los comics con los que los franceses Goscinny y Uderzo llevan ense?ando la historia francesa de esa ¨¦poca desde 1959, y uno de los mayores iconos galos y de Europa, el peque?o guerrero galo Asterix, su inseparable Obelix y la poci¨®n m¨¢gica llevan en los videojuegos desde 1983 en la ¨¦poca Atari. Atravesando g¨¦neros y sistemas, en 1986 el Caldero M¨¢gico llev¨® a los galos al campo de la aventura gr¨¢fica en Amstrad CPC, Commodore 64 y el ZX Spectrum, pero son las plataformas 2D y posteriormente 3D las que m¨¢s han ocupado las incursiones del pueblo gobernado por Abraracurcix, como el Asterix y Obelix de 1996 de Infogrames para Game Boy, PC y Super Nintendo o El Gran Rescate de 1993 de SEGA para sus tres sistemas, Game Gear, Master System y Mega Drive.
A pesar de que en 3D tambi¨¦n nos hemos encontrado con buenos t¨ªtulos, como en la pasada generaci¨®n con Asterix & Obelix XXL y su secuela, Missium Las Vegum, que ten¨ªa algunas de las parodias-homenaje m¨¢s descacharrantes que hemos visto en el sector ¨Clegionarios con anillos y pelo a lo Sonic, Splinter Cell, Ryu, escudos Pac-Man, hasta un/una Lara Croft entrado en kilos-, lo cierto es que las 2D y los p¨ªxeles calaron mejor el aspecto de la bande dessin¨¦e original. Y ninguno tan bien como la recreativa que Konami lanz¨® en 1992. Manteniendo el cl¨¢sico esquema Beat ¡®em up de avance lateral y scroll parallax que tan bien pegaba con la esencia del comic, nunca fue tan divertido y tan fiel pegarles a los romanos ¨Cla animaci¨®n de estos gateando buscando escapar de la paliza, aunque pod¨ªamos zurrarles un poco m¨¢s- bajo un aspecto visual colorista y espectacular. Por si fuera poco, encima ten¨ªamos sorpresas como esa carrera de cuadrigas nada m¨¢s terminar el primer nivel. Una joya de los Arcades que a d¨ªa de hoy Konami deber¨ªa relanzar en servicios digitales con coop online, el sue?o de aquellos que nos peg¨¢bamos poci¨®n en mano para coger sitio en los salones recreativos.
¡°Pero a¨²n no¡¡±
¡°A¨²n no¡±