Ride to Hell: Retribution
- PlataformaPC23602PS32
- G¨¦neroAventura, Acci¨®n
- DesarrolladorEutechnyx
- Lanzamiento28/06/2013
Ride to Hell: Retribution
Ride to Hell: Retribution es la verg¨¹enza del mundo motero de la Norteam¨¦rica de los 60, una producci¨®n que deber¨ªa haberse quedado en cancelada como ya lo estuvo y dejar el heavy y las Harley Davidson para otras desarrolladoras m¨¢s diestras con g¨¦neros como la conducci¨®n o las peleas. PC, Xbox 360 y PlayStation 3 reciben este disgusto de homenaje a cargo de Eutechnyx y Deep Silver. Un verdadero infierno.
Quiz¨¢ en Eutechnyx creyeron que hacer un videojuego maduro significa simplemente intercalar violencia y sexo entre sus escenas. O quiz¨¢ pensaron que haci¨¦ndolo aburrido y absolutamente plano se obtiene una interacci¨®n exigente y solo para adultos. Si no es porque pensaran as¨ª, desde luego que no se explica este c¨²mulo de errores que es Ride to Hell: Retribution, una de las peores experiencias en moto que hayamos vivido nunca en esto del ocio electr¨®nico, pero tambi¨¦n una de las peores experiencias a pie con secuencias de Quick Time Events, combates cuerpo a cuerpo y tiroteos que se recuerdan en la generaci¨®n. Sinceramente, una desilusi¨®n para los que mir¨¢bamos de reojo c¨®mo Deep Silver iba a recuperar el ambientillo de los moteros sat¨¢nicos de los 60, esa filosof¨ªa de vida que a¨²n hoy da coletazos e instaur¨® una serie de valores culturales m¨ªticos como el buen rock and roll, la pasi¨®n por la carretera y las bandas o la est¨¦tica black ante cualquier otra forma de expresi¨®n.
Originalmente cancelado y reflotado a mediados del a?o pasado, RtH: Retribution es una obra clar¨ªsimamente consciente de sus paup¨¦rrimos costes de creaci¨®n y los tiempos apurados que ha manejado siempre, adem¨¢s de errores jugables de base que nunca la iban a dejar ir m¨¢s all¨¢ por mucho que se intentara arreglar o maquillar. Es un t¨ªtulo mal acabado en lo t¨¦cnico pero peor concebido en lo jugable, puesto en manos de un equipo inexperto y sin dinero para abordar todo lo que quer¨ªan, un equipo al que le desbord¨® la ambici¨®n y podr¨ªan haber logrado un mejor producto qued¨¢ndose solamente en un g¨¦nero de los 4 que entremezcla, o revisando algunos patrones est¨¦ticos que, sinceramente, le pasan una factura imperdonable al aspecto gr¨¢fico. Si a eso sumamos el mal gusto con ciertos temas o implicaciones, y el tratamiento analfabeto de cuestiones que ridiculizan m¨¢s que elogian el mundo de los moteros, el resultado es esta cat¨¢strofe de la que hablamos, Ride to Hell: Retribution.
Sexo, drogas y rock and roll
Era el lema de la ¨¦poca, mientras el conflicto en Vietnam daba sus ¨²ltimas cifras de muertos. Los Estados Unidos de finales de los 60 viv¨ªan, como el resto del globo, la revoluci¨®n hippie y un nuevo horizonte que priorizaba la buena m¨²sica pop y rock a cualquier estado bajo de ¨¢nimo. Era el momento de las bandas, el fil¨®n del heavy metal y los moteros solitarios unidos a un clan dispuesto a recorrer en sus Harley Davidson y otros modelos del momento miles y miles de kil¨®metros para encontrarse con otros colectivos de nombre igual de oscuro o disfrutar de concentraciones y conciertos. Era el d¨ªa a d¨ªa de Jake Conway, reci¨¦n llegado de la guerra y con un pasado que lo perturba y lo enfrenta diametralmente a otros moteros de la banda The Devil's Hand.
En este marco hist¨®rico tan reflejado en otros formatos como el cine o la literatura se endosa esta historia, una historia de b¨²squeda insaciable de dinero vendiendo drogas para comprar armas, ambiente t¨®rrido en un poblado del Oeste abandonado y sus alrededores, y clubes de striptease como descubrimiento opcional. As¨ª se desarrolla esta no demasiado larga -y por suerte- aventura de misiones que entrelazan tiroteos, peleas, QTEs y conducci¨®n de motocicletas de gran cilindrada. Aunque no hace bien ninguna de las cuatro cosas. Igual que no hace bien encontrar un tono claro, o una perspectiva, con un arranque algo cachondo que parece que nos quiere dar una visi¨®n diluida y burlesca del mundo de los moteros pero a la que le sigue una seriedad que casi busca convertir al juego en un documental para nada caricaturesco. Y el jugador no sabe c¨®mo tom¨¢rselo, encuentra el juego rid¨ªculo haga lo que haga, empezando por el tratamiento a las mismas drogas, al sexo y al rock and roll.
Los enemigos ca¨ªdos dejan como ¨ªtem unos paquetes cuadrados que se supone que son alijos de droga que podremos vender a un hippie siempre dispuesto a darnos dinero por ellos y que permanece a cualquier hora en la parte trasera de una cl¨¢sica camioneta Volkswagen. Con su dinero, podremos adquirir armas a otros NPCs de los que pululan por este poblado, aunque no es importante hacerlo ya que todas tienen un rendimiento y eficacia similares, siendo poco deseable una escopeta si ya tenemos una pistola, pues el da?o no dista demasiado. Y por supuesto no hay retrocesos, distancias de impacto o estabilidades variantes, eso queda muy lejos de esta mec¨¢nica third person shooter descafeinada. La simplicidad con que se trata todo este tema de la compra-venta ilegal, el juego de estereotipos y la falta de respeto general es insultante.
Insultante tambi¨¦n es el trato a las prostitutas de los clubes nocturnos y de striptease. A priori se puede pensar que est¨¢n caricaturizadas pero sus intervenciones y toscas animaciones dejan claro que lo que de verdad ocurre es que no se ha trabajado lo m¨¢s m¨ªnimo en darles algo de personalidad, son meros objetos con lo que Jake interact¨²a, dibujando la escena sexual de forma abrupta y tosca, como si la imaginara la m¨¢s inexperta de las mentes. Estos clubes sirven solo como curiosidad, como una incorporaci¨®n del sexo porque s¨ª en las reducidas posibilidades del juego. Probablemente este a?adido no sea m¨¢s que una llamada a la atenci¨®n f¨¢cil, nada que ver con otros sandbox que incluyen referencias seuales expl¨ªcitas como GTA o Saints Row, muy bien llevado y que dan al juego un punto adulto y gamberro sensacional. Aqu¨ª es rid¨ªculo.
Y sobre rock and roll, ¨¦ste aqu¨ª tampoco se asegura. El Pressure and Time de Rival Sons es la ¨²nica pieza de licencia de todo el repertorio, utilizada en el juego m¨¢s de tres o cuatro veces y en todo el material promocional previo. Probablemente la parte m¨¢s grande de los presupuestos de Ride to Hell: Retribution se haya dedicado a la contrataci¨®n de los derechos de este temazo, solitario en una BSO que, desastrosamente, intercala versiones de canciones de los 70, los 80 y hasta los 90, lo que saca completamente del contexto sesentero al jugador, una decisi¨®n incomprensible. El apartado de audio, pese a ser lo mejor de este desastre, es bastante pobre e incoherente, con desincronizaciones, poca gama de efectos, personajes muy sobreactuados en su doblaje o escasa variedad musical y canciones m¨¢s gen¨¦ricas mayoritariamente. Y eso que la ambientaci¨®n y el tema de fondo se prestaban completamente a recopilar una buena selecci¨®n de singles de la ¨¦poca. Oportunidad perdida, otra vez.
Aunque bueno, quiz¨¢ la ambientaci¨®n es algo que no termina de fallar en este juego, lograda al intercalar tantos iconos de esta etapa del siglo XX y con un marcado marr¨®n que colorea todas las escenas, dando algo de identidad a la faceta visual del producto, eso s¨ª, tambi¨¦n decepcionante en t¨¦rminos t¨¦cnicos. Detalles como que la ciudad no tenga l¨ªmites f¨ªsicos y simplemente un mensaje de "te est¨¢s alejando demasiado" nos obligue a retroceder al acercarnos a las barreras invisibles, o las brusqu¨ªsimas animaciones de todos los personajes -incluidos protagonistas- no hacen m¨¢s que reflejar que en presentaci¨®n y gr¨¢ficos Ride to Hell: Retribution parece un juego de hace muchos a?os, y adem¨¢s un juego de entonces ya muy mal acabado. Las explosiones dejan siempre la misma llamarada, el polvo en movimiento expone los p¨ªxeles, las motos parecen flotar sobre el suelo, las texturas rara vez expresan rugosidad o resoluci¨®n y un constante y molest¨ªsimo tearing ba?a todo el conjunto.
Y luego, tras todo esto, est¨¢n las f¨ªsicas. Casi inexistentes o exageradas hasta el punto de destrozar todo el gameplay, un solo codazo de un motero rival puede mandar nuestra moto a la cuneta volando por los aires y rodando con decenas de vueltas de campana. O un salto puede, aleatoriamente, convertir a nuestro veh¨ªculo en un amasijo de hierros sin inercia que porque s¨ª cae al vac¨ªo nada m¨¢s pasar la rampa. Las curvas son amenazas, la rueda trasera derrapa en seguida y hace perder el control sin que el jugador se sienta responsable, hay total imprecisi¨®n en el manejo. Tambi¨¦n las frenadas, bruscas y completas en vez de paulatinas como ser¨ªan en la realidad. En definitiva, toda la experiencia de conducci¨®n se cae cuando empiezan a disponerse estas incongruencias y pesos e inercias raros, azarosos, injustos.
Pero Ride to Hell tambi¨¦n tiene mucho de tiroteos -sobre moto algunos, los que se salvan- o peleas cuerpo a cuerpo. Las f¨ªsicas aqu¨ª tambi¨¦n son irreales pero a este problema se suma una absoluta poca inspiraci¨®n y reiteraci¨®n de situaciones una y otra vez. No dura mucho acabarlo, no m¨¢s de 10 horas, pero de verdad que no se quieren m¨¢s, suficiente. Los cruces de disparos con la ret¨ªcula sobre la pantalla simplemente y el personaje en una extra?a posici¨®n de brazo estirado son aburridos y demasiado largos, con enemigos sin inteligencia que van exponi¨¦ndose aleatoriamente para ser abatidos y nunca recargan.
Los combates con armas blancas, patadas y pu?etazos se resuelven con dos botones, machac¨¢ndolos sin cesar una y otra vez, igual de da?inos y toscos ambos comandos, intercal¨¢ndolos con esquivos de los del rival, muy plano, muy pobre, por debajo del combate habitual de los sandbox. Y luego los Quick Time Events para resolver algunas situaciones, que como dec¨ªamos antes tardan en responder, son imprecisos y muy sencillos, que nos har¨¢n fallar porque el juego no reconoce bien nuestras pulsaciones de botones. Frustrante. Adem¨¢s no siempre responden a la l¨®gica, se colocan en pantalla de forma injustificada a menudo, tambi¨¦n para momentos que se podr¨ªan haber resuleto mucho mejor en lo que argumento respecta. La tosquedad de las im¨¢genes simult¨¢neas termina de derribar estos segmentos.
Y es que realmente Ride to Hell: Retribution no es vistoso ni en las cinem¨¢ticas, muchas de ellas con desenfoques y cargas poligonales al vuelo, que dejan expuestas las texturas planas, muy habituales. Dispone tambi¨¦n algunos bugs importantes, como los que atascan al personaje mientras camina en una superficie ligeramente escalonada o los que hacen desaparecer una pared o una roca. El resultado es pobreza y sensaci¨®n de inacabado, popping, no solo visual sino tambi¨¦n jugable, con comandos que se entorpecen por sus descuidos. Tambi¨¦n la interfaz o los di¨¢logos son un penoso ejemplo de c¨®mo no puede concebirse hoy la presentaci¨®n de un videojuego que aspire a costar los 30 euros que cuesta ¨¦ste, un precio elevado para lo que ofrece, para nadie satisfactorio.
Muy Malo
No tenemos paciencia ni para seguir mirando el resto de opciones para no salir m¨¢s defraudados. No te lo compres, es un desprop¨®sito.