Miasmata
- PlataformaPC9
- G¨¦neroAventura
- DesarrolladorIonFx
- Lanzamiento28/11/2012
- TextoIngl¨¦s
- VocesIngl¨¦s
Miasmata
Abandonados a nuestra suerte en una isla perdida. Todos est¨¢n muertos. La enfermedad que padecemos, parece agravarse por momentos. Nuestra ¨²nica esperanza reside en encontrar los componentes necesarios para sintetizar una cura, utilizando los recursos naturales del entorno y aplicando nuestros conocimientos de medicina y farmacia. Si damos con las plantas correctas, podremos salvarnos de compartir el mismo y terrible final que casi toda la poblaci¨®n mundial ha tenido. Por si esto no resultase lo suficientemente complicado, parece que algo nos acecha desde la espesura... Se?oras y se?ores, bienvenidos a Miasmata.
La escena independiente no deja de sorprendernos, y el juego que hoy nos ocupa es un ejemplo m¨¢s del ascenso imparable de este tipo de desarrollos. Apuestas arriesgadas que se basan en temas originales, demasiado atrevidos para que las grandes compa?¨ªas puedan plantearse la mera idea de trabajar en ellos, pero que no suponen un reto para creadores empe?ados en una b¨²squeda constante por maravillarnos. Los ¨²ltimos en contribuir a nuestro cambio de visi¨®n sobre los juegos independientes han sido los hermanos Bob y Joe Johnson, integrantes de IonFx, y su m¨¢s reciente trabajo: Miasmata. Una aventura de supervivencia apasionante desde el primer minuto de juego, que busca mantenernos pegados al asiento de nuestro PC mientras la tensi¨®n crece por momentos. Para ello, solamente han necesitado de unos pocos ingredientes, dando forma a un t¨ªtulo aparentemente simple, pero que no dejar¨¢ de sorprendernos durante el transcurso de la partida. Es complicado hallar similitudes entre los t¨ªtulos que encontramos en el mercado, y puede que las mayores semejanzas las tengamos con otros productos de ocio. Miasmata tiene un poco de la esencia de Perdidos, de J. J. Abrams y Damon Lindelof, al ambientarnos en una isla desierta que parece ocultar mucho m¨¢s de lo que muestra. A su vez, la lucha constante para sintetizar una cura nos recuerda al af¨¢n que mov¨ªa al Robert Neville en la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de Soy Leyenda, de Richard Matheson.
Tras conseguir dar el salto desde Steam Greenlight, Miasmata nos propone que encarnemos a Robert Hughes, un cient¨ªfico infectado por la misma plaga que ha diezmado a la poblaci¨®n del planeta, dispuesto a encontrar una cura para la misma. Despertaremos en la orilla de una misteriosa isla, sin recordar nada sobre los eventos que nos han llevado hasta ella, salvo que nuestros colegas ya se encontraban trabajando en la misma. Solamente contamos con una br¨²jula, un reloj de pulsera y un cuaderno de notas... y nuestro tiempo se agota. La enfermedad sigue afect¨¢ndonos, y si no encontramos los compuestos necesarios para paliar sus efectos, compartiremos el aciago final que otros tantos millones de personas han tenido. Afortunadamente, la isla es rica en flora, y muchas de sus plantas y hongos parecen tener las propiedades adecuadas para sintetizar un medicamento que pueda combatir nuestras dolencias. Solamente tendremos que dar con las muestras correctas, y trabajar en una cura que pueda suponer una salvaci¨®n para la humanidad. Por supuesto, a estas alturas deber¨ªamos estar sospechando que nuestra aventura dista mucho de ser un paseo por la jungla recogiendo florecitas. Algo ha ido mal, tremendamente mal, y en cuanto llegamos al primer puesto cient¨ªfico nos encontramos con una realidad bien distinta: El resto de cient¨ªficos han muerto violentamente, y el trabajo realizado hasta la fecha est¨¢ disperso a lo largo y ancho de la isla. Los s¨ªntomas se agravan, y no hay tiempo que perder.
Sin desvelar nada m¨¢s sobre el argumento, solamente diremos que nuestros primeros pasos en Miasmata nos servir¨¢n para familiarizarnos con el estilo de juego. Se trata de supervivencia en primera persona, con la peculiaridad de que nuestro protagonista est¨¢ gravemente enfermo. Tareas que podr¨ªan parecer triviales en cualquier otra circunstancia, como correr por un campo de piedras o nadar en r¨ªos con poca corriente, se convierten en un verdadero reto cuando estamos siendo asaltados por las fiebres que acompa?an a la enfermedad. Miasmata mantendr¨¢ presente, en todo momento, que la salud de Robert Hughes es precaria, y la respuesta f¨ªsica se ver¨¢ resentida. Descender por una cuesta puede hacernos caer rodando, si no tenemos cuidado con la velocidad que vayamos cogiendo, y adentrarnos demasiado en aguas profundas tendr¨¢ un tr¨¢gico final para nuestra aventura. Tras una moderada carrera, nos veremos obligados a descansar para recuperar el aliento. La fiebre nublar¨¢ nuestra vista, y la tos sacudir¨¢ nuestro cuerpo. La ¨²nica forma de que podamos seguir nuestra aventura con cierta dignidad, es conseguir los componentes necesarios para crear sustitutos temporales de una cura definitiva. Para ello, tendremos que hacer uso de los puestos de investigaci¨®n dispersos en la isla, examinando las plantas que encontremos y combinando sus propiedades en los improvisados laboratorios. Adem¨¢s, en cada puesto encontraremos anotaciones que ser¨¢n de utilidad.
Cuando hallemos una planta o un hongo, podremos examinarlo con el microscopio para intentar adivinar las propiedades que puedan tener las sustancias sintetizadas a partir de ellos. Una vez encontrados los elementos correctos, podremos utilizar las herramientas concretas para crear un medicamento que produzca el efecto deseado sobre nuestro organismo. La primera de las sustancias, y muy importante para que podamos empezar a movernos con cierta libertad, es el medicamento b¨¢sico. Suele sintetizarse a partir de compuestos muy comunes, y aliviar¨¢ las fiebres durante unas pocas horas. Combinado con el elemento correcto, podremos encontrar una medicina con mayor potencia, que aumente la cantidad de horas de alivio febril. Adem¨¢s, otras plantas y hongos tendr¨¢n efectos estimulantes en nuestro estado f¨ªsico y mental, de gran utilidad para sobrevivir en el entorno en el que nos hallamos. Por ¨²ltimo, solamente unos compuestos muy concretos podr¨¢n ser usados para sintetizar los tres agentes necesarios con los que conseguir una cura definitiva... y nuestra tarea ser¨¢ buscarlos. Internarnos en las profundidades de la isla no ser¨¢ f¨¢cil: solamente podemos llevar un medicamento de cada tipo, y una cantimplora con capacidad para saciar nuestra sed en cinco ocasiones. El cuaderno de notas en el que apuntar todo lo que encontremos y nuestros descubrimientos, un reloj de pulsera, una br¨²jula y un mapa en el que trazar nuestros movimientos.
De hecho, sin estos dos ¨²ltimos elementos ser¨ªa imposible explorar la isla. El mapa parte vac¨ªo, y lo iremos desvelando conforme vayamos encontrando nuevos lugares... aunque esto no ser¨¢ autom¨¢tico. Para saber d¨®nde nos encontramos, tendremos que utilizar t¨¦cnicas de orientaci¨®n y cartograf¨ªa, buscando puntos de referencia en el entorno sobre los que triangular nuestra posici¨®n en el mapa. Si no existen puntos a la vista, o desconocemos la ubicaci¨®n de los que podemos ver, estaremos igualmente perdidos... algo que ocurrir¨¢ con frecuencia en el interior de la isla. Por suerte, la isla parece haber sido el hogar de una especie ind¨ªgena, ahora desaparecida, que tuvo a bien decorar la isla con distintos elementos arquitect¨®nicos. Las ruinas de lo que un d¨ªa fueron sus hogares y templos, grandes cabezas colocadas a lo largo de la ¨ªnsula y distintos pilares de piedra, que servir¨¢n con referencia para dar con nuestra ubicaci¨®n. Sabiendo que existe una combinaci¨®n qu¨ªmica capaz de curar nuestra enfermedad, y contando con los recursos para orientarnos por la isla, podr¨ªa decirse que nada va a impedir que demos con una soluci¨®n a los problemas de la humanidad. Pero, si todo es tan sencillo y la isla est¨¢ deshabitada... ?Por qu¨¦ nos acompa?a siempre la agobiante sensaci¨®n de la mirada de unos ojos acechantes que se clava en nuestra nuca? ?Qu¨¦ es ese rugido que se oye en ocasiones en la oscuridad silenciosa de las veladas nocturnas en la isla?
La criatura, pues desconocemos su nombre, es un ser peligroso y letal. Nos acechar¨¢ durante toda la aventura, y nunca sabremos desde d¨®nde aparece o hacia que lugar se dirige. Puede rastrearnos a kil¨®metros de distancia, deslizarse en la espesura y sorprendernos en medio de la jungla. En los momentos en los que se encuentre cerca de nuestra posici¨®n, nuestro coraz¨®n comenzar¨¢ a latir con fuerza y solamente tendremos tres opciones: enfrentarnos a ella, huir o escondernos. La primera se mostrar¨¢ in¨²til r¨¢pidamente, y solamente servir¨¢ para ganar unos pocos segundos de tregua antes de tener que tomar otra decisi¨®n. La segunda puede resultar un fracaso, si no lo hacemos lo suficientemente bien tendremos a la criatura demasiado cerca como para correr. La tercera y ¨²ltima... teniendo en cuenta nuestro estado f¨ªsico, puede tener terribles consecuencias. Est¨¢ es la triste realidad, pues la criatura es aparentemente invencible. Tendremos que confiar en nuestra suerte y en nuestro instinto para librarnos de ella en cada ocasi¨®n, teniendo en cuenta que se trata de un ser extremadamente astuto, que aprende de nuestros movimientos y se va volviendo m¨¢s agresivo conforme pasan los d¨ªas y sigue sin obtener su presa. Ciertos compuestos nos ayudar¨¢n a detectarla y saber si estamos bien escondidos, y otros potenciar¨¢n nuestras capacidades f¨ªsicas para huir de ella. Solamente hay una certeza: siempre estar¨¢ ah¨ª, esperando para atraparnos.
El juego se controla ¨²nicamente con una combinaci¨®n sencilla de teclas. El rat¨®n orientar¨¢ nuestros movimientos, y su bot¨®n derecho nos har¨¢ mirar nuestra mu?eca y a la br¨²jula. Esta informaci¨®n es necesaria para saber el tiempo que podremos mantenernos en el exterior, las horas que quedan hasta que la fiebre vuelva y la direcci¨®n que llevamos. Con el bot¨®n izquierdo realizamos la mayor¨ªa de las acciones, como recoger un objeto o planta, usar un arma o arrojarla si lo quedamos pulsado. Tambi¨¦n es necesario para interactuar con el instrumental de laboratorio y el diario. La "barra espaciadora" se usa para saltar, "may¨²sculas" para correr y "control" para agacharnos. Con "tabulaci¨®n" mostraremos el diario, y podremos leer las anotaciones sobre la investigaci¨®n, repasar las notas que hemos encontrado en los puestos cient¨ªficos y ver nuestro estado actual, as¨ª como acceder a las medicinas y a la cantimplora. La tecla "M" muestra el mapa, y para definir un punto de referencia sobre el que triangular nuestra posici¨®n, tendremos que hacia el mismo y pulsar con el bot¨®n izquierdo del rat¨®n. Y, por supuesto, el movimiento se realizar¨¢ con la habitual combinaci¨®n de las teclas "W", "A", "S" y "D". Sencillo y intuitivo, y perfecto para que nuestros pensamientos puedan destinarse a una preocupaci¨®n mayor: encontrar una cura antes de que la criatura nos encuentre a nosotros. Y, por lo experimentado, no parece una tarea tan sencilla. ?Se echan en falta una mayor cantidad de interacciones con otros elementos de la isla? La verdad es que s¨ª. La ausencia de posibilidades como cazar animales para alimentarnos, o recoger madera en el interior para hacer una fogata, habr¨ªan terminado de dar forma a una aut¨¦ntica lucha por la supervivencia.
A nivel gr¨¢fico, Miasmata hace gala de una calidad visual muy poco com¨²n en los desarrollos independientes. La belleza con la que se recrea la isla y las distintas zonas de la misma, el agua y hasta los efectos climatol¨®gicos que puede azotarla, es digna de menci¨®n. Los efectos de luz son impresionantes, haciendo que cada momento cuente y consiguiendo que necesitemos buscar refugio una vez llegada la noche, pues podr¨ªamos perdernos o incluso tropezar y caer por un precipicio a pesar de llevar una antorcha. Incluso nos lo pensaremos cuando una tormenta asole la ¨ªnsula, dificultando la visi¨®n durante el tiempo que se quede ah¨ª. La riqueza de la flora y su fauna, creando entornos paradis¨ªacos que no dudar¨ªamos en visitar, si no fuese por la enfermedad y el tema de la criatura de marras. Evidentemente, su calidad no puede competir con la de los mejores juegos en primera persona del mercado, pero el motor dise?ado por Bob y Joe Johnson destaca en el buen sentido. Muchas veces nos soprenderemos observando una preciosa panor¨¢mica mientras esbozamos una leve sonrisa, u oteando la espesura cuando pensemos haber visto una silueta que se haya movido por ah¨ª... y que puede que ni siquiera lo haya hecho, pues no hay constancia de que la criatura del juego pueda observarse en dichas circunstancias, pero la sensaci¨®n paranoica de ser perseguidos no hace m¨¢s que acrecentarse, gracias al magn¨ªfico trabajo visual realizado en Miasmata.
En lo sonoro, un hilo musical acompa?a los momentos m¨¢s distendidos, con suaves melod¨ªas que ayudan a que nos sintamos en un lugar seguro durante unos instantes. Mientras viajemos por la isla, solamente nos acompa?ar¨¢n nuestros pasos, el ruido de las hojas al ser pisadas, o de las ramitas que son quebradas a nuestro paso... y que la criatura puede escuchar. Nuestra respiraci¨®n entrecortada por la tos, y los ruidos propios de la naturaleza, el viento en las hojas y los truenos durante las tormentas... todo contribuye a mejorar la intensidad de la magn¨ªfica experiencia recreada por el motor gr¨¢fico. Pronto aprenderemos a pararnos durante unos momentos y escuchar a nuestro alrededor, buscando pistas que puedan indicarnos la cercan¨ªa de la criatura, o creyendo haber confundido nuestros pasos con el latir acelerado de nuestro coraz¨®n. Nada en Miasmata se ha dejado al azar, y nos encontramos ante uno de los mejores apartados t¨¦cnicos de la escena independiente. Todo tiene un motivo, una raz¨®n de ser dentro del juego, y todo contribuye a crear la agobiante y temible atm¨®sfera que el juego busca recrear. Tiene sus defectos, evidentemente, como la calidad de ciertas texturas en la lejan¨ªa, o el comportamiento de ciertos elementos con el entorno (como tirar algo al agua y que no salpique) pero la apreciaci¨®n general es m¨¢s que buena, y su mec¨¢nica de juego se combina a la perfecci¨®n durante todo momento.
Sin embargo, lo m¨¢s impresionante del trabajo de IonFx, su efecto m¨¢s demoledor, no se consigue directamente al aplicar cualquiera de los elementos anteriormente mencionados. Es la fant¨¢stica combinaci¨®n de sus elementos visuales, sonoros, control del personaje, argumento y escenarios, la que consigue trasladarnos a la piel de Robert Hughes con una facilidad pasmosa. Contribuye que, a pesar de la ficci¨®n de su argumento, el comportamiento sea tremendamente realista en todo momento, dentro de las capacidades que todos entendemos por humanas. En Miasmata somos humanos, y nuestras limitaciones est¨¢n m¨¢s que claras, nunca podremos salirnos de ellas porque no hay manera de hacerlo. Si intentamos forzar nuestra maquinaria un poco m¨¢s all¨¢ de lo debido, acabaremos por los suelos. Si corremos demasiado r¨¢pido por un camino de piedras, caeremos. Si nos deslizamos sin control colina abajo, nos precipitaremos hasta encontrar un obst¨¢culo... y perderemos todo lo que llevemos en las manos, que acabar¨¢ disperso por el terreno. Las plantas se acabar¨¢n, las armas se perder¨¢n y no ser¨¢n repuestas de forma autom¨¢tica. Estamos frente a un reto complicado, sin las ayudas habituales de muchos juegos de supervivencia, sin demasiadas pistas de lo que tenemos que hacer, o de c¨®mo tenemos que hacerlo. De hecho, es f¨¢cil rendirse con Miasmata... y hacerlo ser¨ªa un tremendo error.
Excelente
Un t¨ªtulo referente en su g¨¦nero, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutar¨¢s de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en cl¨¢sico con el paso de los a?os. C¨®mpralo sin pesta?ear.