La Fuga de Deponia

"El cielo es el l¨ªmite"
En una gloriosa ¨¦poca que abarc¨® varias generaciones, compa?¨ªas como Squaresoft no tuvieron casi rival en el g¨¦nero RPG. Cada Final Fantasy o producci¨®n paralela de esta -Chrono Cross, Parasite Eve, Vagrant Story- que lanzaba se convert¨ªa en una joya m¨¢s a atesorar y que t¨¦cnicamente superaba l¨ªmites gr¨¢ficos, visuales, sonoros y jugables. Lo mismo que algunas como Naughty Dog, que desde Crash Bandicoot hasta The Last of Us, pasando por Jak & Daxter y Uncharted, se empe?a en superar la marca que obtienen con cada t¨ªtulo. Esto es lo que parece pasarles a los alemanes Daedalic Entertainment, que desde los tiempos de la encantadora y delirante Edna & Harvey -maravillosa aventura de marcada est¨¦tica expresionista- no han hecho m¨¢s que elevar el list¨®n en calidad y alcance constantemente dentro del g¨¦nero de la Aventura Gr¨¢fica. En los ¨²ltimos a?os nos han encandilado con la preciosista The Whispered World o la soberbia y catastrofista A New Beginning. Y este presente 2012, tras ese regalo a los ojos que es The Dark Eye: Chains of Satinav, perfecto candidato en la categor¨ªa de juego m¨¢s bello visualmente de este a?o, Daedalic regresa por segunda vez con otro candidato a algo: a juego m¨¢s hilarante, descacharrante, divertido y mejor doblado de todo el 2012, cortes¨ªa de FX Interactive, que esta vez no se supera, PULVERIZA absolutamente el nivel logrado en el doblaje de New York Crimes. ?De cu¨¢l estamos hablando? De La Fuga de Deponia, un t¨ªtulo situado en una autentica basura de mundo, literalmente, ya que es encima de una especie de planeta-vertedero de desechos industriales en donde se desarrolla esta particular historia de deseos, sue?os irrealizados, calcetines fusionados, cepillos de dientes con vida propia, loros chivatos, ex-novias que no se sabe c¨®mo no nos han partido a¨²n algo pesado y a ser posible con pinchos en la cabeza, y un protagonista que pasa de ser un simp¨¢tico perdedor a un completo anti-h¨¦roe vago y amigo de gastar bromas pesadas no, sino demoledoras.

Sue?os de Grandeza
Kuvaq, Deponia. Fecha desconocida. Al fin y al cabo, y como bien dice el manual, "?qu¨¦ importa el tiempo en un enorme desguace c¨®smico?". Basura, basura y m¨¢s basura es lo que se almacena en los p¨¢ramos, los yermos y hasta en las calles de la ciudad. Y Basura es lo que el 'bueno' de Rufus ve cada d¨ªa por el telescopio desde la casa de su ex-novia Toni, en la que a¨²n vive. Pero hoy es distinto; s¨ª, hoy las cosas son diferentes. Hoy saldr¨¢ bien. Hoy funcionar¨¢. Hoy Rufus enganchar¨¢ su cabina unipersonal, la misma que tiene un buz¨®n por asiento, a un gigantesco im¨¢n, el mismo que funciona con cohetes a mecha; y hoy, a?os despu¨¦s de que su padre lo abandonase y dejase solo en la faz de Deponia, hoy se enganchar¨¢ al transporte a¨¦reo que lo sacar¨¢ de Kuvaq y lo llevar¨¢ a la Tierra so?ada... Al El¨ªseo. Qu¨¦ importa que las otras veces la cosa siempre haya fallado: que la cabina se haya roto, que los cohetes explotasen antes siquiera de despegar, o que todo terminase donde siempre suele empezar: en lo alto de una pila de basura. Hoy nos engancharemos con Rufus en un cohete lleno de sue?os e ilusiones. Hoy conseguiremos nuestro objetivo. Hoy nos fugaremos de Deponia... Solamente hay un peque?¨ªsimo, min¨²sculo y a todas luces insignificante problema. Y ese es, sencillamente, que nuestro Rufus es un absoluto desastre en todo, excepto a la hora de aprovecharse de quienes le rodean para no tener que dar un solo palo al agua -que en este mundo sale tan espesa que directamente la llaman 'pip¨ª de mosquito'-. sobre todo de Toni, santa, sant¨ªsima que ya est¨¢ de vuelta de todo y solamente quiere que la deje en paz -aunque en una l¨ªnea magistral de di¨¢logo esta se?ala con resignaci¨®n "me vas a estar drenando la vida hasta que me muera".

As¨ª que tras observar por en¨¦sima vez la basura, Rufus hace el equipaje llev¨¢ndose s¨®lo lo b¨¢sico: dos calcetines, unas cizallas, guisantes con wasabi incrustados en el sill¨®n y metidos dentro de un bote que antes ten¨ªa algo parecido a un aceite espeso, pero que muy espeso, y un cepillo de dientes que casi podr¨ªamos considerar una mascota, y que el guarro de Rufus no lava porque "es un cepillo, sirve para lavar, no para que lo laven". Desde su tutorial, convertido ya en referencia de c¨®mo explicar una mec¨¢nica plenamente instaurada, la del Point & Click, de forma no solo amena ¨Cimpagable la frase de ¡°los h¨¦roes no necesitamos tutoriales¡±-, sino descacharrantemente divertida en base a un fabuloso doblaje, Deponia ya deja las cosas claras de por d¨®nde van a ir los tiros. Esto es lo mismo de siempre, conversaciones con NPCs, puzles y una historia que vivir, pero es en la forma que se nos narra, las situaciones que se nos plantean y los personajes que conocemos en donde la Fuga demuestra su magistralidad, mostrando ese halo que claramente la distingue desde ya como candidata a aventura gr¨¢fica del a?o, en un a?o por fortuna pr¨®digo junto a muestras como la soberbia e intimista Botanicula o el regreso de P¨¦ndulo con el citado New York Crimes.

"?Nunca os han hablado del poder curativo de la risa?"
El trovador que entona su c¨¢ntico durante los t¨ªtulos de cr¨¦dito iniciales y al inicio de cada cap¨ªtulo, de nuevo fabulosamente localizado al espa?ol, es solo el anticipo de lo que nos espera en materia de risas. El humor no es una baza, ni un a?adido, sino la base del juego. Daedalic quiere que disfrutemos con cada localizaci¨®n y situaci¨®n, como la primera que vivimos: Rufus ha decidido marcharse, pirarse como ¨¦l se?ala, y necesita varias cosas, cuya b¨²squeda sirve a modo de toma de contacto con el juego en s¨ª. Una de estas cosas es su cepillo de dientes, el cual literalmente salta y se esconde en un rinc¨®n oscuro, asomando la cabeza de vez en cuando. Tras ver esto, nuestro protagonista se?ala que ¡°me parece que deber¨ªa haberlo guardado en un sitio m¨¢s protegido de g¨¦rmenes¡±, ya que tiene tanta ro?a el cepillo que es que se mueve y salta solo. Y otra muestra la encontramos en la habitaci¨®n de nuestra ex-novia Tony ¨Cgenial su presentaci¨®n en pantalla-, que nos ha llenado la casa de notas a las que m¨¢s tarde les daremos un 'buen' uso. La puerta de su estancia no solo est¨¢ cerrada con maderas y listones para que nadie entre, sino que cuando la abrimos para entrar, una guillotina con una nota adherida casi nos parte en dos. La postura ninja ante el susto de Rufus es igualmente hilarante (postura que vuelve a adoptar la primera vez que vemos a su ex), am¨¦n de la repugnancia a la hora de obtener otros elementos como las provisiones que necesita para su viaje, el cual ya pod¨¦is imaginar c¨®mo se desarrollar¨¢, con resultados nefastos para ¨¦l, pero con un golpetazo de humor slapstick para los usuarios incre¨ªble.

Y es que nuestro personaje es un aut¨¦ntico regalito, un dechado de (des)virtudes que lo mismo cambia el suministro de agua del pueblo por -atenci¨®n- nitr¨®geno l¨ªquido, que inyecta virus de envejecimiento prematuro al canario de Toni, de la que decir que es una santa de esta mujer es poco, ya que cuanto m¨¢s sabemos de Rufus, m¨¢s pena nos da ella y m¨¢s comprendemos y simpatizamos con su sempiterna cara de asco (genial la sonrisa de ella cuando Rufus sale malparado en su en¨¦simo intento de escape). Daedalic llega a romper la 4? pared entre videojuego y usuario con tanta maestr¨ªa como la vista en el pr¨®logo, ya que m¨¢s de una vez cuando intentemos hacer una combinaci¨®n aleatoria de objetos y probarlos en los hotspots al azar, Rufus soltar¨¢ un puyazo directamente dirigido a nosotros. El grado absolutamente bizarro ya del personaje lo encontramos con las enso?aciones que de vez en cuando se apoderan de esta especie de quinta esencia del anti-h¨¦roe a medio camino entre el Roger Wilco de Space Quest y el Guybrush Threepwood de Monkey Island, como la que tiene la primera vez que ve a la inconsciente el¨ªsea Goal, a la que 'salv¨®' del transporte a¨¦reo y los que parece son los enemigos del juego, y es que salvar y tirar por la borda son t¨¦rminos casi coet¨¢neos en el universo particular del propio Rufus. A esto le sumamos una galer¨ªa de secundarios como el contest¨®n de pura iron¨ªa Wenzel, el/la secretario/a Lotti -de sexualidad bipolar indecisa y cambiante en tiempo real-, y dem¨¢s elementos de la ciudad como el m¨¦dico/encargado de la oficina de emergencias y m¨¢s puestos a¨²n, y ya tenemos un peculiar plantel que quiz¨¢s se antoja un poco parco en n¨²mero, pero que sin duda crecer¨¢.

Y aqu¨ª es d¨®nde hallamos uno de los puntos d¨¦biles del juego: su historia, que realmente no es que no vaya a ninguna parte, sino que apenas nos cuenta hechos y elementos, apenas avanza m¨¢s all¨¢ de salpicarnos con detalles de la trama que est¨¢ por desencadenarse, pero que parece no llegar jam¨¢s, resultando una presentaci¨®n del escenario y el estilo que el estudio usar¨¢ en pr¨®ximas entregas. Concebida al inicio como una aventura gigantesca de entre 40-50 horas con decenas de personajes y escenarios, finalmente Daedalic decidi¨® partir su Deponia y dividirla en una trilog¨ªa, siendo esta primera parte un t¨ªtulo en el que, quitando las motivaciones de nuestro protagonista, vemos una exposici¨®n de hechos iniciales -la el¨ªsea Goal, literalmente ca¨ªda del cielo y algunos elementos m¨¢s- que terminan en un final realmente abrupto, seco, de una primera parte de la que se sabe ya que tendr¨¢ dos secuelas. A lo largo de sus diez-doce horas de juego -tiempo que depender¨¢ como siempre de la experiencia que tengamos en el g¨¦nero, aumentando o disminuyendo-, casi la mitad nos la pasaremos de puzles en puzles por la ciudad de Kovac tratando de despertar a una bella durmiente. Tras un inicio que ya exige, que ya demanda tener algo de bagaje aventurero, la historia se estanca de repente en la segunda parte del alargado en exceso primer cap¨ªtulo, que nos tiene de puzle en puzle para obtener, hablar, conseguir, llevar, traer, explotar y despertar cosas, hechos y personajes, lo que nos tiene varias horas pegado en tareas aparentemente inconexas la una de la otra (pero todas encaminadas a un mismo fin), en un desarrollo que oscila entre la linealidad de la mayor¨ªa del juego y la libertad en segmentos como este que se?alamos, en el que los personajes se mantienen incluso despu¨¦s de haber dejado ya de ser ¨²tiles al cumplir su funci¨®n.

Mas por fortuna, tras resolver el complicad¨ªsimo puzle final de la ciudad, la segunda vez que volvemos a o¨ªr a ese trovador de la basura, el t¨ªtulo nos lleva por dos cap¨ªtulos siguientes en los que la historia crece, se complica con nuevos personajes, y el ritmo e interactuaci¨®n de esta con los puzles vuelve a adoptar la fluidez que ten¨ªa antes de esa segunda parte del primer cap¨ªtulo. Y aunque los puzles en ocasiones vuelven a contener un marcado componente basurero de surrealismo particular deponiano, las soluciones ya no son tan rocambolescas, aunque tampoco siguen la fr¨ªa l¨®gica de casos recientes como Secret Files 3, siendo esta una aventura destinada para aventureros con cierto grado de experiencia debido a la (hoy en d¨ªa agradecid¨ªsima) dificultad de algunos rompecabezas, que nos har¨¢n recordar a los instantes m¨¢s dif¨ªciles de A New Beginning. Pero no solamente tendremos puzles tradicionales de inventario y objetos, sino pruebas de pericia y habilidad en forma de rompecabezas de escenario y minijuegos como el que envuelve manejar una vetusta mira para enganchar un im¨¢n, o uno de vagonetas que se convierte en la m¨¢s dif¨ªcil de todo el juego. Por desgracia solo hay transiciones r¨¢pidas cuando vamos a un sitio marcado con un flecha, en los que podremos hacer doble click, aunque dentro de los escenarios no habr¨¢, por lo que si un objeto se encuentra en la otra punta de este, tendremos que esperar pacientemente a que Rufus camine hasta all¨ª. Lo mejor de su absolutamente cl¨¢sico sistema de control Point & Click es la opci¨®n de o bien desplegar el inventario de una forma cl¨¢sica, o bien usando la rueda del rat¨®n: girando abajo lo desplegamos, recogi¨¦ndolo igual de r¨¢pido gir¨¢ndola hacia arriba. Una ejecuci¨®n que brinda dinamismo al tiempo que respeta la mec¨¢nica tradicional. En caso de querer ver los Hotspots de la localizaci¨®n en que estemos, en el que hay zonas de interactuaci¨®n que no a?aden nada al desarrollo, solamente tendremos que pulsar la barra espaciadora.

Visionarios
Desde The Whispered World, las producciones Daedalic han funcionado bajo la potencia del motor gr¨¢fico Visionaire Studio, que usa un punto de vista 2D con m¨²ltiples capas parallax. Bien, ?Qu¨¦ decir del apartado visual? Pues que el estudio lo ha vuelto a lograr, componiendo otro universo particular (y van ya...) que hace gala de su propia? personalidad y que vive gracias a una direcci¨®n art¨ªstica magistral, dibujando un planeta usado como vertedero interestelar que mezcla elementos tanto industriales como Steampunk. Cada fondo y localizaci¨®n dibujados a mano se convierten de nuevo en peque?itas obras de arte en las que el ojo no capta la cantidad de detalles a un solo golpe de vista. Y que, seg¨²n la estructura del juego, nos regala visualizaciones de escenarios con una luz crepuscular de atardecer que verdaderamente constituye una de las partes m¨¢s hermosas a nivel visual de todo Deponia. Nos encontramos a lo largo de su duraci¨®n con encuadres tan soberbios como la casa de Wenzel, que se compone de tres m¨®dulos: cocina, sal¨®n y s¨®tano, los cuales visualmente est¨¢n divididos por una tuber¨ªa central que delimita como los bordes de una vi?eta de comic cada estancia. El toque magistral es que, sin variar el encuadre, cada vez que entramos en una de las tres estancias, las otras dos se mantienen en negro para que esa parte en espec¨ªfico tenga todo el protagonismo visual. El mundo de Deponia est¨¢ vivo gracias a los multiples scripts de movimiento que hay en cada escenario -aunque no superan a la enormidad de Dark Eye: el cepillo de dientes animado, el viento que hace ondear cables sueltos y tuber¨ªas desvencijadas en el exterior de la chatarrer¨ªa, constantes nubes de ebullici¨®n de no se sabe d¨®nde, la bufanda de Wenzel, camaleones, loros que informan sobre infidelidades, brazos de gr¨²as mec¨¢nicas o un robot volador que recuerda a los que ve¨ªamos al inicio de Machinarium y con los que pod¨ªamos interactuar en la maravilla de Amanita Design.

El dise?o de los personajes y sus animaciones se basa en una est¨¦tica en ocasiones que recuerda a la Flash, aunque mezcla m¨¢s conceptos y variedad visual. Particularmente las animaciones, aunque geniales en el caso de Rufus -delirante cuando lo dejamos un rato solo y se pone a tocar la guitarra imaginaria o a echarse a dormir- y el resto, son escasas durante los tramos de conversaci¨®n, lo que provoca que estas escenas sean un tanto est¨¢ticas comparadas con el resto. Pero esto en ocasiones no ser¨¢ un problema, al menos en neustro pa¨ªs, ya que a pesar de que Rufus y su interlocutor no est¨¦n especialmente activos mientras conversan, un elemento de ¨¦sta mec¨¢nica nos mantendr¨¢ atentos: su doblaje. FX no solamente se ha limitado a editar La Fuga de Deponia en Espa?a, sino que adem¨¢s se ha puesto manos a la obra, cogiendo la alt¨ªsima calidad en trabajo de las voces que escuch¨¢bamos en la versi¨®n castellana de New York Crimes de punto de referencia, y super¨¢ndolo con tal nivel que Deponia es de los juegos mejor doblados de este a?o, y muy seguramente de toda la 7? Generaci¨®n.

Despu¨¦s de morirnos de la risa con la delirante canci¨®n de la intro, toca agudizar el o¨ªdo, porque desde el mismo inicio que Wenzel abre la boca, la voz de doblaje del doctor Leonard Leakey Hofstadter, personaje compa?ero de Sheldon Cooper en Big Bang Theory y eterno enamorado de la rubia Penny, resuena en nuestros o¨ªdos en un trabajo en el que se nota a la legua lo much¨ªsimo que el doblador espa?ol se ha divertido en la sala de doblaje. El resto son todos voces profesionales en las que hasta llegamos a escuchar en los labios de la sexualmente bipolar secretaria Lotti al actor doblador habitual de Will Smith y Fry de Futurama, el cual alterna dos registros tan dispares, que es cuasi imposible reconocerlo salvo en el instante en que los var¨ªa. A un fabuloso doblaje se le suma una impecable librer¨ªa de sonidos que da vida a un planeta-chatarrer¨ªa y a todos los seres vivos o inanimados que lo componen. Y una BSO de estilo predominantemente electr¨®nico, con bases y samplers -ideales para el ambiente met¨¢lico que se respira- de percusiones suaves, conformando un cuerpo musical variado que lo mismo opta por un estilo m¨¢s rapero con unas notas y un sampler m¨¢s din¨¢mico, que lo mismo le a?ade el compositor unos toques como campanillas y el leit motiv de Rufus en rendici¨®n cuando intentamos ajustar la c¨¢mara de escape; o un tema que va creciendo acorde a lo que sucede en pantalla durante el despegue de la c¨¢mara al paso del transbordador de metal. Menci¨®n aparte para el precioso tema del men¨² inicial, de tono ¨¦pico y cariz grandilocuente liderado por viento y percusi¨®n, y que recuerda a la composici¨®n del genio Vangelis para el Alejandro Magno de Oliver Stone y su evocadora obertura inicial que refleja a la percepci¨®n el sue?o de grandeza y el deseo de escapar de nuestro Rufus.