1998 fue, en lo que a videojuegos se refiere, sin duda un a?o a recordar por muchos motivos, en especial gracias al lanzamiento de algunos t¨ªtulos que acabaron convertidos en obras maestras absolutas nada m¨¢s irrumpir en el mercado. Entre los lanzados para la primera PlayStation, hubo uno que destac¨® con luz propia: Metal Gear Solid. Aunque en esencia el juego no inventaba nada nuevo (Kojima recog¨ªa en su mayor parte los conceptos de los dos primeros Metal Gear de MSX, para expandirlos y trasladarlos a un entorno tridimensional), para muchos era una revoluci¨®n absoluta y completamente novedosa dada la poca popularidad que tuvieron los t¨ªtulos originales en occidente. Sin embargo, un juego se adelant¨® varios meses al lanzamiento de dicha obra maestra, preparando a una legi¨®n de usuarios en las bondades de la infiltraci¨®n y el sigilo antes de que Solid Snake obtuviera el reconocimiento mundial con la tercera de sus aventuras. Dicho t¨ªtulo respond¨ªa al nombre de Tenchu, y nos pon¨ªa en la piel de un silencioso y letal ninja (o una bella y mort¨ªfera kunoichi) que, en plena ¨¦poca feudal japonesa, deb¨ªa sobrevivir en varios entornos hostiles usando a fondo sus principales cualidades: agilidad llevada al l¨ªmite, capacidad casi sobrenatural para fundirse en las sombras y un talento innato para matar en d¨¦cimas de segundo. Al igual que suceder¨ªa en Metal Gear Solid varios meses despu¨¦s, para avanzar en Tenchu deb¨ªamos evitar a toda costa el enfrentamiento directo. Combatir contra varios enemigos cara a cara significaba casi siempre una muerte segura, por lo que era m¨¢s recomendable eliminarlos uno a uno, en el m¨¢s completo silencio para que as¨ª nadie acudiera a ver qu¨¦ estaba pasando. El ¨¦xito de Tenchu fue indiscutible gracias a la calidad que atesoraba en todas y cada una de sus parcelas, dando pie a la correspondiente franquicia que se extendi¨® hasta Tenchu: Stealth Assassins en 2008. Acquire, creadores originales de la serie, solo han estado presentes en tres de las nueve entregas que conforman la saga (debido al baile de compa?¨ªas que han pose¨ªdo los derechos de Tenchu, desde Sony Music hasta From Software), encarg¨¢ndose mientras tanto de las series Way of the Samurai y la que ahora nos ocupa, Shinobido.
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Shinobido es, en esencia, la forma que ha tenido Acquire de seguir desarrollando entregas de Tenchu cuando la poseedora de los derechos de dicha franquicia decid¨ªa encargar secuelas a otro estudio de desarrollo en lugar de a ellos. Casi podr¨ªamos hablar de un spin-off no oficial dado que ambas franquicias comparten desarrollo, mec¨¢nica, ambientaci¨®n y estilo audiovisual. Con dos entregas lanzadas a mediados de la pasada d¨¦cada (Shinobido: Way of the Ninja en 2005 para PS2 y Shinobido: Tales of the Ninja en 2006 para PSP), la serie parec¨ªa haber ca¨ªdo en el olvido hasta que, con motivo del lanzamiento de la nueva y flamante PlayStation Vita, Acquire ha decidido recuperarla para darle presencia en el cat¨¢logo inicial de la port¨¢til. Este Shinobido 2: Revenge of Zen podr¨ªa considerarse secuela directa de aquel Shinobido lanzado para PSP seis a?os atr¨¢s dado que sigue su misma filosof¨ªa, presentando misiones ¡°al estilo port¨¢til¡± que se caracterizan por ser cortas, de consumo r¨¢pido, lo cual presenta ventajas y desventajas que ser¨¢n convenientemente desgranadas en los siguientes p¨¢rrafos. Guerra a tres bandas El argumento de Shinobido 2 nos traslada al Jap¨®n de mediados del siglo XVI, concretamente a la provincia de Utakata. Esta tierra se est¨¢ viendo sacudida por una serie de conflictos entre tres facciones que ambicionan obtener la supremac¨ªa total: la Casa de Ichijo, actual gobernante de Utakata; el Clan Kazama, una familia que en el pasado serv¨ªa a los Ichijo, aunque ahora conspira contra ellos; y la secta de Amurita, un misterioso grupo religioso que busca convertir toda la regi¨®n a su fe, cueste lo que cueste. Nosotros tomamos el papel de Zen, el ¨²nico superviviente de un clan ninja que, v¨ªctima de una traici¨®n, es arrasado por completo. Zen deber¨¢ buscar respuestas y encontrar al responsable de la destrucci¨®n de su clan mientras, como mercenario, toma parte en la guerra oculta que se desencadena entre los tres bandos que se disputan el dominio de Utakata.
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Este argumento, que a priori podr¨ªa dar cabida a momentos interesantes al presentarnos una b¨²squeda personal dentro de un conflicto a una escala m¨¢s global, acaba cayendo en saco roto debido a la torpe y nada clara forma en la que se nos presenta y desarrolla a lo largo del juego. Es ¨¦sta quiz¨¢ la mejor forma de definir al t¨ªtulo que nos ocupa, ya que est¨¢ repleto de buenas y prometedoras intenciones que no acaban de cuajar por las m¨¢s diversas razones. La mec¨¢nica y sistema de control del juego es m¨¢s que familiar para aquellos que ya hayan jugado a entregas anteriores tanto de Shinobido como de Tenchu. Cada misi¨®n tendr¨¢ un objetivo primario, de obligatorio cumplimiento para superar la fase, y otro secundario que nos aportar¨¢ m¨¢s dinero si decidimos completarlo. Las ¨¢reas de juego se encuentran repletas de enemigos en constante vigilancia, a los que tendremos que eliminar silenciosamente (aunque tambi¨¦n existen misiones que nos animan a ser superadas sin derramamiento de sangre), uno a uno, o de lo contrario acabaremos siendo superados por la situaci¨®n dado que un enfrentamiento directo con m¨¢s de dos adversarios a la vez supone casi siempre una muerte segura. Para buscar la espalda del adversario y as¨ª poder acabar con ¨¦l en silencio, de un solo golpe, contaremos con una gama de acciones, t¨¦cnicas y movimientos bastante variada, la cual se ver¨¢ expandida a medida que superamos niveles y adquirimos experiencia que desbloquear¨¢ nuevas habilidades para nuestro personaje. En general, este Shinobido 2 cumple a la hora de hacernos experimentar la satisfacci¨®n que produce eliminar en silencio a un rival tras otro mientras el resto de enemigos ni siquiera saben que estamos ah¨ª. Eso s¨ª, los controles se convierten en un obst¨¢culo m¨¢s en lugar de en el medio para permitirnos alcanzar la victoria, ya que no son todo lo precisos que ser¨ªa deseable. Sin embargo, lo menos pulido de todo es la c¨¢mara (parte esencial en un t¨ªtulo de estas caracter¨ªsticas), ya que casi siempre nos muestra ¨¢ngulos muertos y planos cortos que en nada ayudan a nuestra labor. Por supuesto, el stick anal¨®gico derecho queda reservado al control de dicha c¨¢mara, pero a¨²n con esta ayuda nos costar¨¢ tenerla bajo control para que sirva a nuestros prop¨®sitos en lugar de estorbarnos.
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El combate directo, que se activar¨¢ una vez hayamos sido descubiertos por el enemigo, tampoco funciona como deber¨ªa. Las posibilidades de ataque y defensa de nuestro personaje son extremadamente limitadas (aumentan algo a medida que adquirimos experiencia, aunque no lo suficiente), y cuesta bastante mantener fijado al enemigo para que as¨ª nuestros ataques alcancen su objetivo y podamos al mismo tiempo bloquear los suyos. Como no podr¨ªa ser de otra forma, la c¨¢mara se pondr¨¢ de parte de nuestro adversario y har¨¢ todo lo posible para que el enemigo quede fuera de nuestro ¨¢ngulo de visi¨®n, dificultando con ello saber de d¨®nde vienen los ataques. Necesitaremos pr¨¢ctica y perseverancia hasta llegar a dominar estos combates con un m¨ªnimo de garant¨ªas, una l¨¢stima que ello se deba no a la dificultad o desaf¨ªo que nos presente el juego sino m¨¢s bien a los errores que se han cometido a la hora de enfocar la acci¨®n. El n¨²mero de misiones que nos presenta Shinobido 2 es bastante elevado, e incluso se nos da la opci¨®n de elegir varias de ellas en casi todo momento, as¨ª como tambi¨¦n podremos influir con nuestras acciones en la forma y orden en que se nos presenten dichas misiones. Por ejemplo, en una de ellas podemos conseguir armas para una determinada facci¨®n, lo que implicar¨¢ que si en un futuro debemos combatir contra ellos tengamos que hacer frente a unos enemigos m¨¢s duros y correosos de lo habitual. Tambi¨¦n pueden darse situaciones como la de cumplir una misi¨®n consistente en robar suministros a uno de los tres bandos, encontr¨¢ndonos luego con que ese mismo bando nos pedir¨¢ que le consigamos provisiones ante una escasez que nosotros hab¨ªamos provocado con nuestras acciones. Influir de esta manera sobre el devenir de la historia es algo que, de nuevo, suena bastante bien sobre el papel, pero que a la hora de la verdad acaba flojeando debido a que a medio plazo nos encontraremos con que muchas misiones no son otra cosa que el mismo perro con distinto collar, reduci¨¦ndose todo finalmente a eliminar uno o varios objetivos primarios, trasportar fardos de un punto a otro, espiar al enemigo sin ser vistos y poco m¨¢s. Esta constante sensaci¨®n de d¨¦j¨¤ vu no har¨¢ sino incrementarse cuando caigamos en la cuenta de que tambi¨¦n acabamos visitando una y otra vez los mismos escenarios. Quiz¨¢ habr¨ªa sido m¨¢s recomendable contar con diez misiones largas de una o varias horas de duraci¨®n por pieza en lugar de las decenas y decenas de cortos desaf¨ªos de diez minutos que presenta Shinobido 2, para as¨ª al menos garantizar la variedad y esquivar la sensaci¨®n constante de repetici¨®n que padece el juego. Puede que con misiones m¨¢s largas se rompiera con la t¨®nica de ¡°estilo port¨¢til¡±, pero diablos, la propia consola cuenta con un bot¨®n de hibernaci¨®n que nos permite detener el juego en cualquier momento, para retomarlo posteriormente sin perder un solo segundo en ello as¨ª que, ?d¨®nde est¨¢ el problema?
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El juego al menos cumple su cometido gr¨¢ficamente hablando, aunque eso s¨ª, no esperemos nada extraordinario dado que se limita simplemente a cumplir su papel, presentando escenarios con un buen nivel de detalle, alg¨²n que otro efecto gr¨¢fico curioso como el reflejo de im¨¢genes en superficies acu¨¢ticas, un engine solvente que lo mueve todo con suavidad y unos modelados para los personajes que, aunque no pasan del aprobado, al menos cuentan con un dise?o por encima de la media. El juego no se encuentra doblado al castellano (aunque s¨ª ha sido traducido), y la m¨²sica se limita a ambientar la acci¨®n sin demasiadas florituras. En este sentido se echa bastante de menos la labor del maestro Noriyuki Asakura, compositor habitual en la saga Tenchu, cuyo talento sentar¨ªa m¨¢s que bien al juego que nos ocupa dado que finalmente no consigue destacar en ninguno de sus apartados, ni siquiera en lo que a melod¨ªas se refiere. Por supuesto, los vicios y desvar¨ªos que parecen ser santo y se?a de la presente generaci¨®n en lo que a representar la salud del personaje controlable se refiere tambi¨¦n han hecho mella en este Shinobido 2. No existe barra de salud como tal, por lo que jam¨¢s podremos saber cu¨¢nta energ¨ªa le queda a nuestro personaje, teniendo como ¨²nica y vaga pista la manida, tediosa e ineficaz manera de te?ir la pantalla de rojo cuando somos heridos. Las misiones cuentan con un tiempo l¨ªmite para ser superadas, aunque parece ser que a Acquire tambi¨¦n se le ha olvidado reflejarlo de alguna manera ya sea en el men¨² ingame del juego o en la propia interfaz. La ¨²nica pista que se nos ofrecer¨¢ al respecto ser¨¢ un mensaje de advertencia cuando dicho tiempo l¨ªmite para completar la misi¨®n se encuentre cerca de llegar a su fin. Ni entendemos ni podemos imaginar a qu¨¦ se debe ocultar u obviar de esta manera unos medidores (tiempo y salud) m¨¢s que necesarios para un correcto desarrollo de la experiencia jugable. Al menos, el juego no abusa demasiado en lo que a los controles particulares de PSV se refiere (panel t¨¢ctil trasero, pantalla t¨¢ctil y detectores de movimiento), por lo que no son invasivos y pueden ser obviados en su mayor parte.
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