Una carrera muy corta

Hace ya bastante a?os. Playstation llegaba a las casas con un juego como m¨¢xima referencia: Ridge Racer. El cl¨¢sico arcade era una de las grandes atracciones en cualquier sala recreativa que se preciara, y la idea de tenerlo en una versi¨®n cercana en los hogares era un poderoso reclamo para cualquier amante de la conducci¨®n arcade, en un mundo donde las recreativas todav¨ªa se mostraban t¨¦cnicamente muy superiores a las alternativas caseras. Desde entonces naci¨® una tradici¨®n no escrita por la que Namco siempre buscar¨ªa lanzar un Ridge Racer en cada lanzamiento de Sony. Playstation 1, 2, y 3, m¨¢s PSP, tuvieron siempre un juego de esta saga desde sus primeros pasos en las tiendas. Los tiempos han cambiado, namco es ahora Namco Bandai, pero esa tradici¨®n se ha mantenido con el lanzamiento de Vita, s¨®lo que no de la forma que se hubiera deseado.

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Ridge Racer siempre ha sido una saga querida, con sus defensores y detractores, pero tambi¨¦n ha sido inconsistente, con grand¨ªsimas entregas mezcladas junto con otras en que se ha mostrado un poco deca¨ªda. Pero siempre ha mantenido a cierto nivel. De hecho, su lanzamiento en PSP fue un gran ¨¦xito al ser uno de los t¨ªtulos m¨¢s representativos de la la primera port¨¢til de Sony: cuidado, estiloso, con un resultado audiovisual destacable... era un aut¨¦ntico placer disfrutar de ese t¨ªtulo, especialmente concebido para la pantalla panor¨¢mica y que sacaba buen partido del hardware desde su misma presentaci¨®n. Un t¨ªtulo completo y digno del momento.

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Unos a?os m¨¢s tarde, Ridge Racer y una port¨¢til de Sony vuelven a comenzar juntos el viaje, pero hay algo que ha fallado en el camino. Falta de tiempo, falta de recursos, una visi¨®n mal concebida o ejecutada... sea como sea, un juego que deber¨ªa haber haber sacado el m¨¢ximo partido del hardware de Vita y de su espectacular pantalla se ha quedado en un pobre experimento cuyos resultados futuros son inciertos, pero cuyo estado actual es decepcionante a todas luces. La idea b¨¢sica es simple: juego a precio reducido con un contenido m¨ªnimo, mantener ese contenido relevante con una especie de competici¨®n a cuatro bandas exclusivamente online y aumentar el contenido poco a poco mediante DLC. Vivimos en una ¨¦poca de experimentaci¨®n con los precios y est¨¢ bien que las compa?¨ªas experimenten, pero al igual que con todas las cosas, se puede hacer bien o mal.

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Por partes. El primer fallo de Namco Bandai es la correcta evaluaci¨®n de lo que ofrece por el dinero que se pide. Olvid¨¢ndose uno del potencial, del DLC y de los distintos modos de juego offline e online, tenemos un juego de conducci¨®n con tres circuitos y cinco coches. Punto. Son tres circuitos, los tres refritos directamente importados de Ridge Racer 7 sin cambios apreciables y puestos sin mayor ceremonia en este juego. S¨ª, se pueden recorrer en ambos sentidos, pero eso no dobla el n¨²mero de circuitos. Y s¨ª, comprando el juego antes del 31 de Marzo en versi¨®n digital -en versi¨®n f¨ªsica lo incluyen todas las unidades que han salido a venta ahora en lanzamiento de Vita y el DLC no caduca hasta final de a?o- accedes al primer Pase DLC de forma gratuita, doblando el n¨²mero de circuitos a 6 y de coches a 10, adem¨¢s de incorporar nuevos temas de audio. Eso por el precio de 26 euros -20 en formato digital-. No parece la mejor relaci¨®n contenido/precio, mucho menos si se compra fuera de fecha sin el pase. 

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Luego habr¨¢ diferentes DLCs a lo largo de los pr¨®ximos meses, con nuevos circuitos y melod¨ªas, siendo el siguiente el Silver Pass, que aparecer¨¢ m¨¢s adelante por unos 7 euros. Pero dejando aparcado el futuro, una reflexi¨®n: en el mejor de los casos, se pagan 20 euros -en digital- por seis circuitos. Curiosamente, navegando por la misma tienda, se puede ver el Ridge Racer de PSP por 10 Euros. Es decir, que el juego de Vita por 20 euros tiene que competir con un predecesor que le dobla en contenido -12 circuitos, que se pueden doblar a 24- por la mitad de precio. Aqu¨ª se podr¨ªa argumentar que no son comparables, pues uno es un juego de hace unos a?os y esta versi¨®n es nueva, pero ?en qu¨¦ se diferencia la experiencia?

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M¨¢s pegas, el juego est¨¢ dise?ado en torno a una idea curiosa: al principo eliges una marca, y a partir de ese momento todas tus aportaciones en modo online cuentan en pos de favorecer la imagen y el prestigio de esa marca, sin posibilidad de 'cambiarse de bando', as¨ª que los ¨¦xitos de cada jugador se van sumando en una especie de competici¨®n global. Es posible jugar online con hasta 8 jugadores, o bien competir contra fantasmas de cualquier jugador del mundo, ya que cualquiera puede subir sus actuaciones y tiempos de carrera para que todo el mundo pueda medirse a ¨¦l. Quien m¨¢s horas le eche y quien m¨¢s mejoras acumule, tendr¨¢ mejores posibilidades de obtener mejores tiempos, pero el proceso de progresi¨®n es absolutamente tedioso porque hay que repetir las carreras numerosas veces para obtener accesorios con los que mejorar el coche, haciendo la experiencia un ejercicio de frustraci¨®n. Adem¨¢s, el tema de la marca patrocinadora tampoco aporta mucho a la experiencia, ya que no parece haber ninguna ventaja real en ir ganando o perdiendo, haciendo el ejercicio un tanto in¨²til. Hay un sistema de misiones diaria que deber¨ªa impulsar a los jugadores a competir, pero en realidad tampoco tienen mucho misterio: los que ganan, obtienen puntos para sus compa?¨ªas, los que no, no. La estructura de misiones est¨¢ limitada por pura concepci¨®n de un juego de carreras puro, en el que el objetivo siempre ha sido ganar o perder.

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Sin conexi¨®n a internet, Ridge Racer no tiene ning¨²n tipo de estructura, campa?a o sistema de misiones, por lo que si no se cuenta con una wifi cercana, lo ¨²nico que queda es dar vueltas por los circuitos y tratar de acumular puntos para obtener mejores coches y poder competir en online en igualdad de condiciones. Los ¨²nicos modos online es una competici¨®n normal contra la IA y una carrera contrareloj para obtener los mejores tiempos en una vuelta. Afortunadamente, el control es impecable y la banda sonora s¨ª est¨¢ a la altura de lo que este nombre merece, por lo que la singular experiencia de conducci¨®n de la serie sigue siendo placentera, aunque nada que no puedan ofrecer los juegos anteriores. Cualquier veterano de Ridge Racer 7 tendr¨¢ muy pocos motivos para adentrarse en este t¨ªtulo, y lo mismo se puede decir de cualquiera, pues para descubrir Ridge Racer hay mucho mejores juegos, y m¨¢s baratos. 

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