Kurt vuelve a enfundarse el traje

MDK 2 es una reliquia, no porque sea especialmente viejo comparado con otros juegos, sino porque tiene elementos de una era que, por olvidada, parece m¨¢s lejana de lo que es. Hay t¨ªtulos que, siendo m¨¢s viejos son constantemente recordados y celebrados, lo que siempre parece que los hace m¨¢s presentes para los aficionados a los videojuegos. Pero MDK 2 pertenece a una cierta escuela de juegos en tercera persona que brillaron por su originalidad, juegos rompedores y alocados que tuvieron en Shiny y Planet Moon sus m¨¢ximos valedores y cuya esencia parece m¨¢s que perdida si se echa un vistazo a los shooters en tercera persona que pueblan nuestra actualidad.

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MDK fue el que origin¨® esta peque?a burbuja, una de las grandes obras de Shiny y un juego que puso sobre la mesa algunas ideas y mec¨¢nicas memorables e influyentes, especialmente ese soberbio sistema de francotirador que permit¨ªa al protagonista alcanzar objetivos milim¨¦tricos a grandes distancias y que tanto inspirar¨ªa a una infinidad de shooters posteriores. Un aut¨¦ntico cl¨¢sico. MDK 2 trat¨® de construirse sobre ese legado, aunque diferentes elementos jugaron en su contra, como el hecho de que no estaba desarrollado por el equipo original, sino por Bioware, o la alargada sombra del original, un t¨ªtulo rebosante de personalidad, sorprendente y con un muy particular sentido del humor que resultaba muy dif¨ªcil de imitar. El argumento de la secuela es una continuaci¨®n directa del final del primero, donde el protagonista logr¨® detener una invasi¨®n alien¨ªgena, no sin antes dejar la tierra al borde de la destrucci¨®n. Cuando todo parec¨ªa haber acabado, surgen m¨¢s problemas y hay que volver a la acci¨®n.

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Lo primero que destaca de MDK 2 es que trat¨® de recuperar lo que era la idea del t¨ªtulo original, que era tener a los tres personajes principales jugables a lo largo de la aventura - a prop¨®sito de eso, aunque MDK pudo ser el acr¨®nimo de Murder Death Kill en la mente de David Perry y de cara a la promoci¨®n del juego, oficialmente el nombre se qued¨® as¨ª como la formaci¨®n de la primera letra de sus tres protagonistas Max, Dr Hawkins y Kurt-. As¨ª que mientras que la primera parte s¨®lo se jugaba con Kurt, un h¨¦roe sin ninguna gana de serlo y equipado con un traje especial dise?ado por el alocado Doctor, en esta tercera se juega con los tres, cada uno protagonizando diferentes secciones e introduciendo estilos y mec¨¢nicas propias que dan variedad al juego. La esencia es la misma en todos los casos, shooter en tercera persona de ritmo trepidante, pero cada personaje introduce su propio giro.

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Bioware realiz¨® un elaborado dise?o en el que cre¨® los niveles, los enfrentamientos y los puzles del juego en funci¨®n de las habilidades de cada personaje, por lo que las diferentes secciones son un reflejo de lo que cada protagonista puede hacer. Kurt, el protagonista de la primera parte, es el que comienza la acci¨®n con un asalto a¨¦reo a una nave enemiga -usando ese paraca¨ªdas con anillas tan ic¨®nico- y en su parcela, adem¨¢s de la acci¨®n constante, se busca especialmente sacar partido de su capacidad para usar el rifle de francotirador. Algunos de los puzles necesarios para avanzar requieren reconocer bien el terreno y reconocer peque?os y alejados puntos a los que disparar, ya sea para activar mecanismos como a la hora de acabar con ciertos enemigos y jefes finales.

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Max es la creaci¨®n del Dr Hawkins, un perro humanoides de seis brazos con pasi¨®n por las armas. Con semejante tarjeta de presentaci¨®n, uno se puede imaginar su 'mec¨¢nica' particular: acribillar a todo lo que se mueva, sin m¨¢s sutilezas. Sus partes son las m¨¢s directas y las menos originales, con escenarios repletos de enemigos que no dejan de aparecer y jefes finales que no requieren m¨¢s t¨¢ctica que esquivar y disparar. Por ¨²ltimo, el Doctor ofrece los escenarios m¨¢s originales y alternativos, combinando din¨¢micas de aventuras gr¨¢ficas -recoger objetos y combinarlos- con la din¨¢mica b¨¢sica de correr, disparar con una tostadora at¨®mica y saltar, lo que a la postre le permite protagonizar algunos momentos especialmente memorables. Comparado con lo unidimensionales que son muchos t¨ªtulos de acci¨®n hoy en d¨ªa, es realmente refrescante encontrar un juego como MDK 2.

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Otro problema de MDK 2 son unos dise?os de escenarios anclados en el pasado y que aqu¨ª se hacen m¨¢s evidentes que nunca. En esos a?os era relativamente normal encontrar juegos con largos pasillos y grandes espacios vac¨ªos, quiz¨¢s como una forma de crear ambiente o de sacar partido a la tecnolog¨ªa 3D del momento. Pero a la luz del presente, ese dise?o se descubre como lo que es: aburrido. Es sorprendente ver c¨®mo los escenarios se alargan mucho m¨¢s de lo que necesitan sin que nada pase, absolutamente lineales y sin m¨¢s distracci¨®n que ver paredes iguales hasta llegar al siguiente punto en donde poder disfrutar de algo de acci¨®n. Tanto la dificultad como la longitud artificial podr¨ªan ser las soluciones de emergencia de un juego que en realidad es bastante corto si se logra hacer las cosas a buen ritmo.

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Repasadas las virtudes y defectos del t¨ªtulo original, lo que ofrece esta versi¨®n HD es una adecuada puesta al d¨ªa de un buen juego. Aquellos que recuerden a MDK 2 como un t¨ªtulo de gran calidad gr¨¢fica -que lo era- se sorprender¨ªan si lo vieran funcionar en la actualidad tal y como era entonces, ya que los estragos del tiempo son m¨¢s que evidentes y nuestras percepciones de lo que se puede esperar visualmente de un videojuego han ido evolucionando casi sin darnos cuenta ante la escalada gr¨¢fica de los ¨²ltimos a?os; lo que antes estaba en la cima, ahora queda reducido a pr¨¢cticamente nada lo que es m¨¢s evidente en algunos juegos que en otros. La versi¨®n HD hace una gran tarea actualizando ese notable trabajo y restaurando buena parte de su belleza original. Los modelos son nuevos y est¨¢n bien realizados, las texturas est¨¢n recreadas con mucho acierto y el juego funciona a las mil maravillas, con gran fluidez y sin imperfecciones. Es en muchos sentidos como se deber¨ªa plantear cualquier restauraci¨®n de un juego con a?os encima, tocando lo justo, respetando al m¨¢ximo la esencia del original.

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