Tecnolog¨ªa punta

Flying Wild Hog es un nuevo estudio polaco creado con profesionales provenientes de equipos de renombre como CD Projekt, People Can Fly o City Interactive. Es un estudio modesto en tama?o pero con claras aspiraciones de hacer algo interesante en la industria, y el primer resultado de esas aspiracioes es Hard Reset, su notable ¨®pera prima. En ¨¦l se cuenta, o se trata al menos, la historia del Mayor Fletcher, un soldado veterano contratado como parte del equipo de seguridad en la futurista ciudad de Bezoar, una megaurbe que pondr¨¢ los pelos de punta a todo amante de Blade Runner y de la est¨¦tica futurista/cyberpunk. La mayor amenaza para los habitantes de Bezoar son los robots, m¨¢quinas incontroladas que se lanzan a asesinar a cualquier humano que se ponga en su camino, por motivos que se desconocen.

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Y los motivos se desconocen porque lo cierto es que el intento de Hard Reset de contar una historia se queda en eso, un intento. Las historias se cuenta trav¨¦s de escenas de comics al estilo Max Payne y realizadas con exquisito gusto est¨¦tico, pero la narrativa es bastante confusa y acaba chocando con la acci¨®n del juego, como si cada una fuera por su lado sin molestarse mutuamente. Al principio la cosa est¨¢ m¨¢s o menos clara, pero est¨¢ claro que algo paso en la fase final del desarrolo porque lo que se intenta narrar al final tiene poco sentido o coherencia.

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Pero lo cierto es que tampoco importa mucho, porque lo que realmente ofrece Hard Reset es un FPS de muy vieja escuela en su dise?o con unos de los mejores motores gr¨¢ficos que hay ahora mismo en el mercado. Hard Reset es un aut¨¦ntico espect¨¢culo visual y merece la pena detenerse en hablar de las bondades gr¨¢ficas de un juego que, sin ser obra de alguna multimillonaria compa?¨ªa, consigue superar pr¨¢cticamente a la mayor parte de juegos en el mercado. El norte de Europa siempre ha destacado por ser cuna de grandes programadores desde los tiempos de los ordenadores de 8 bits y parece que, viendo The Witcher 2 y este Hard Reset, Polonia cuenta tambi¨¦n con una escuela a considerar de cara al futuro.

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Por descontado, ayuda el hecho de que sea un juego exclusivo para PC y que haya sido concebido para compatible desde el principio. Pero hay que destacar que el equipo no se ha tomado eso como un cheque en blanco para explotar s¨®lo los ordenadores de gama m¨¢s alta, sino que el motor funciona a la perfecci¨®n en equipos m¨¢s modestos sin renunciar a su capacidad para mostrar espect¨¢culo. Por experimentar un poco, probamos el juego en un equipo de gama media baja -Intel Core 2 Q6600 a 2,4 Ghz, 4Gb RAM y una ATI Radeon 5670- y el rendimiento del juego sorprendi¨® con opciones gr¨¢ficas en High y antialising activado. No es que sea un FPS abierto ni mucho menos, los caminos est¨¢n bien definidos y el desarrollo es bastante lineal, lo que ayuda a controlar la carga gr¨¢fica, pero eso no resta m¨¦ritos a un trabajo sobresaliente en ese apartado.

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Desde el mismo comienzo, Hard Reset empieza a invadir los sentidos con el escenario de una ciudad que quita el aliento, con gigantescos edificios rodeando al jugador con interminables luces de ne¨®n de todas formas y colores, que por otro lado contrastan con la suciedad y el aspecto desangelado de las calles, una excelente recreaci¨®n de una ciudad futurista dist¨®pica. Pero la calidad visual no se queda en el escenario de fondo, sino que se traslada a la misma acci¨®n, proponiendo toda clase de estructuras destrozables y efectos de iluminaci¨®n de todo tipo, entre los que destacan las tormentas el¨¦ctricas. El escenario suele estar plagado de explosivos, lo que no es muy realista pero que sirve al jugador para ir reventando muros y encontrar lugares secretos. El motor f¨ªsico est¨¢ tambi¨¦n a la altura y una gran cantidad de componentes del escenario pueden ser destrozados o ser susceptibles de volar por los aires ante un impacto, la que al final acaba por dar un dinamismo especial a la acci¨®n.

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Eso lleva directamente a la acci¨®n, un aspecto en el que Hard Reset se muestra muy particular. B¨¢sicamente, est¨¢ dise?ado como un FPS de vieja escuela, y cuando se dice 'vieja escuela' se est¨¢ hablando de Doom, con muy pocas licencias al jugador moderno. No hay coberturas, ni l¨ªmite de armas ni la salud se regenera, por no haber no hay ni siquiera guardado r¨¢pido; lo ¨²nico que s¨ª tiene es un escudo personal que s¨ª se regenera, pero que en su versi¨®n m¨¢s b¨¢sica apenas si ofrece un respiro ante la persecuci¨®n implacable de las m¨¢quinas enemigas. Unos enemigos por cierto cuyo ¨²nica directiva en su IA es 'destruir' marchando directamente sobre t¨ª una vez que te pongas a su alcance.

Modificar la dificultad tampoco salva al jugador, ya que para la gente de Flying Wild Hog, la dificultad no implica cambiar las condiciones del juego y sus enemigos, sino que s¨®lo aumenta la cantidad de N.A.N.O que obtienes. Eso es el 'dinero del juego' y se usa para obtener modificaciones y mejoras de armas. En cuesti¨®n de armamento, el estudio polaco ha encontrado un sistema muy inteligente de plantear el arsenal, dando al jugador s¨®lo dos tipos de armas: una de proyectiles, y otra de energ¨ªa, que se pueden alternar a voluntad. Pero cada arma es 'mutable', por lo que el rifle inicial puede transformarse en escopeta, o lanzamisiles mientras que con el arma de energ¨ªa sucede lo mismo, lo que al final permite tener todo un arsenal muy a mano -que mucha veces habr¨¢ que usar en su totalidad antes las crecientes oleadas enemigas-.. Cada vez que alcanzas un terminal de aumento, puedes usar NANOs bien para desbloquear un nuevo tipo de arma en uno de los dos modelos, o bien mejorar cualquiera de las funcionalidades -por ejemplo, desbloqueando un disparo alternativo para poder condensar energ¨ªa y crear un disparo m¨¢s potente.

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El arsenal es muy satisfactorio, pero hay que tener cuidado a la hora de usar los NANOs porque tambi¨¦n son necesarios para aumentar las capacidades personales del protagonista -mejor escudo, m¨¢s munici¨®n...- y esas habilidades pueden llegar a ser inlcuso vitales para asegurar un paso m¨¢s sencillo por algunas de las partes m¨¢s dif¨ªciles. Es tentador ir desbloqueando nuevos juguetes en forma de armas y mejoras, pero no servir¨¢n de mucho si te quedas sin balas mientras un robot gigante te usa de saco de boxeo. Lo bueno del sistema dual de armas es que las municiones son distintas e independientes, as¨ª que si te quedas sin proyectiles, puedes cambiar al arma de energ¨ªa y usar la reserva energ¨¦tica. Como se ha comentado antes, esto ser¨¢ normalmente necesario.

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El combate resulta ameno e interesante, con algunas armas que son realmente espect¨¢culares. El mortero por ejemplo permite lanzar diferentes tipos de granadas, que son vitales para lidiar con algunas de las hordas m¨¢s peligrosas. Las granadas normales son efectivas, pero las granadas el¨¦ctricas lo son mucho m¨¢s, y luego hay unas granadas de estasis que crean un campo en el que los enemigos quedan paralizados, lo que no s¨®lo es excepcionalmente ¨²til en algunos momentos, sino que tambi¨¦n resulta impresionante de ver. Pese a que los enemigos son robots, la violencia del combate resulta visualmente evidente, ya que cada disparo parece tener un impacto directo en las armaduras enemigas, que van soltando pedazos y piezas, e incluso una especie de l¨ªquido. Algunos robots m¨¢s grandes pueden incluso perder sus extremidades, por lo que tratan de arrastrarse hac¨ªa t¨ª. El combate es muy din¨¢mico y energ¨¦tico, el jugador tiene que estar siempre movi¨¦ndose, lo que a veces ocasiona ciertos problemas ya que el escenario est¨¢ repleto de objetos y es f¨¢cil quedarse atrapado entre una pared y una nube de robots furiosos.

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