Soldados de juguete

Ah? la infancia. Qu¨¦ magn¨ªfica etapa de descubrimiento, de aprendizaje. Quiz¨¢ sea s¨®lo nostalgia pero el caso es que el regreso a nuestra ni?ez ha sido uno de los temas m¨¢s aprovechados en la historia del entretenimiento. Precisamente en todos los cines podemos encontrar desde el pasado viernes una apuesta pura y dura por recuperar aquellos tiempos, la pel¨ªcula Super 8 de J.J. Abrams, creador de Perdidos, que rinde un sincero homenaje a filmes como Los Gonnies o E.T., bajo la tutela del que probablemente sea su gran maestro, Steven Spielberg. Toy Soldiers juega en la misma liga, aunque claro est¨¢, en otro sector. Pero en una ¨²ltima alusi¨®n al cine y sin desviarnos demasiado del tema, cualquiera podr¨ªa recordar cierta secuencia de Toy Story (1995) en la que unos soldaditos verdes sal¨ªan de una habitaci¨®n en misi¨®n oficial, walkie talkie en mano, para descubrir qu¨¦ regalos obtendr¨ªa Andy en su cumplea?os. Misiones m¨¢s peligrosas habr¨¢n afrontado y la obra de Signal Studios es quien nos ense?a cu¨¢les.

El estudio afincado en Seattle sorprendi¨® a todo el mundo en marzo del a?o pasado con el notable Toy Soldiers, una mezcla de tower defense y t¨ªtulo de acci¨®n que hizo las delicias de quienes pudieron jugarlo, cosechando unas ventas sobresalientes a lo largo de los meses aprovech¨¢ndose del boca a boca y de la rebajas que se fueron realizando el a?o pasado. Su principal objetivo no era tanto la mezcla de g¨¦neros como lograr la simpat¨ªa de los jugadores a trav¨¦s de un dise?o art¨ªstico deudor de aquellos juguetes ?b¨¦licos' que ¨¦stos usaban en su infancia. Soldaditos verdes, GiJoes, etc¨¦tera, iban a ser ahora quienes volviesen a contarnos a su modo algunas de las batallas clave de la II Guerra Mundial. Como era de esperar, el ¨¦xito obtenido por aquel ha llevado a su estudio a poder lanzar una secuela, que es la que hoy nos ocupa.

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Jugabilidad

Toy Soldiers Cold War es el nombre de esta secuela que por supuesto tiene lugar principalmente en la Guerra Fr¨ªa, aunque tambi¨¦n incluye alg¨²n nivel desarrollado en Vietnam (con la inevitable alusi¨®n a la Obra Maestra del cine b¨¦lico Apocalypse Now: 'Me encanta el olor a pl¨¢stico por la ma?ana'). Afortunadamente las novedades no se quedan en el cambio de conflicto, pues Signal ha planteado esta entrega no como una vaga expansi¨®n sino como un juego completamente nuevo, que hace las cosas incluso mejor que su predecesor, lo cual era complicado dada la calidad de ¨¦ste. La mec¨¢nica, eso s¨ª, se mantiene: controlar varias unidades de combate y defender nuestra 'caja de juguetes' de los ataques del enemigo. ?El terreno? Par¨ªs, Vietnam? recreados en el cuarto de un infante, con flexos, cubos de rubick, l¨¢pices y otros elementos comunes.

Para cumplir los objetivos tenemos a nuestra disposici¨®n numerosas unidades de combate que podemos crear en el terreno siempre y cuando dispongamos del dinero necesario y de zonas libres para situarlas, siendo estas bastante familiares para cualquiera que haya jugado al Toy Soldiers original. Una ametralladora, perfecta para acabar con las tropas a pie, un mortero, una plataforma anti-tanque para derribar veh¨ªculos pesados, artiller¨ªa, un antia¨¦reo (para derribar aviones y helic¨®pteros) y finalmente la llamada 'provisional', que inicialmente lanza gas t¨®xico, aunque puede evolucionar en lanzallamas. Todas las unidades pueden mejorarse en hasta tres niveles, haci¨¦ndolas m¨¢s da?inas y variando no s¨®lo su efecto en combate sino tambi¨¦n sus aptitudes: la ametralladora de nivel 2 dispara menos r¨¢fagas que la de nivel 1, pero claro, es m¨¢s eficiente. La de nivel 3, por su parte, pega varios disparos de amplio rango.

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Todas estas modificaciones son las que ayudan a Toy Soldiers Cold War a no quedarse en la superficie, oblig¨¢ndonos a pensar c¨®mo podemos afrontar mejor la contienda. En otros juegos lo mejor ser¨ªa mejorar todas las unidades y esperar a que ¨¦stas trabajen por si solas, pero aqu¨ª no funciona as¨ª: a veces, una ametralladora de nivel 2 ser¨¢ mucho m¨¢s efectiva que su evoluci¨®n, por disparar m¨¢s r¨¢pido y permitir m¨¢s libertad de acci¨®n. Esta capacidad de decidir qu¨¦ hacer se da en pr¨¢cticamente todo el juego, tanto es as¨ª que se nos permite dejar que las unidades ataquen por si solas, aunque si queremos tambi¨¦n podemos ponernos sobre ellas y usarlas directamente.

En este caso la c¨¢mara cambia y el juego pasa a ser un -por as¨ª decirlo- shooter en primera persona en el que, eso s¨ª, s¨®lo movemos la mirilla. Controlarlas por nosotros mismos har¨¢ que sean m¨¢s eficientes, ya que la IA tiende a hacer cosas raras como dejar de disparar a distancias cortas, permitiendo que se abra un hueco por el que los enemigos se abran paso. Por supuesto esto cambia en caso de controlar nosotros mismos la ametralladora, o el antia¨¦reo, que nos permitir¨¢ derribar aviones con mucha m¨¢s facilidad si lo utilizamos y lo tenemos en al menos nivel 2 (donde adquiere un autoapuntado), que si dejamos a la propia m¨¢quina usarlo por si mismo. No es que la IA sea baja, sino que simplemente est¨¢ pensada de forma que le jugador sea miembro activo de la contienda y no un mero espectador.

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Todo lo anterior podr¨ªa referirse sin problema alguno a la primera entrega de Toy Soldiers, pero como ya hemos apuntado, encontramos novedades en esta Guerra Fr¨ªa recreada por juguetes digitales. Una de las m¨¢s aplaudidas ser¨¢ sin duda alguna la inclusi¨®n de los veh¨ªculos como un arma habitual, pues en el original ya hab¨ªa opci¨®n de usar alguno en ciertos momentos. Aqu¨ª son parte activa de los niveles aunque tienen una particularidad: al ser de juguete, tienen una bater¨ªa que se va agotando a media que los usamos, de forma que tenemos que devolverlos a su zona de recarga o  recoger pilas a lo largo del nivel. Tenemos aviones, tanques y helic¨®pteros, con dos modos de ataque (disparos a r¨¢fagas o misiles/ca?onazos) y son tremendamente eficientes contra seg¨²n qu¨¦ unidades. Usarlos no es un capricho ahora; es una necesidad, sobre todo en niveles avanzados.

Tambi¨¦n una novedad muy agradecida la suponen las denominadas 'Cortinas de humo'. Para acceder a ellas tenemos que haber rellenado un multiplicador de combos situado en la zona inferior izquierda de la pantalla, para lo cual tenemos que acabar con un gran n¨²mero de enemigos y encontrar entre ellos a uno con una estrella sobre su cabeza. Derribarle nos permitir¨¢ utilizar -presionando el bot¨®n Y- algunas armas extra, como una bomba nuclear, un ataque a¨¦reo e incluso a un soldado que parodia a Rambo. En los dos primeros casos tomamos as¨ª el control temporal de una cruceta que nos permite dirigir nuestros impactos y en el ¨²ltimo, la c¨¢mara pasa a ser en tercera persona. La capacidad de destrucci¨®n de este 'Rambo' es alt¨ªsima y tambi¨¦n dispone de dos modo de ataque, volvi¨¦ndose extremadamente ¨²til cuando se dispone de ¨¦l.

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El coraz¨®n de Toy Soldiers Cold War es su perfecta forma de mezclar la acci¨®n con la mec¨¢nica de un tower defense, pero a¨²n va m¨¢s all¨¢ permitiendo al jugador reflexionar sobre c¨®mo quiere afrontar cada nivel, algo que incluso potencia la rejugabilidad en diferentes niveles de dificultad. Dependiendo de c¨®mo actuemos, cuanto dinero gastemos en la creaci¨®n de unidades, las mejoras innecesarias que llevemos a cabo, el tiempo dedicado al nivel, etc¨¦tera, obtendremos un rango o calificaci¨®n u otro, por lo que tendremos que tener en cuenta todos estos aspectos y no ir a lo loco. Tambi¨¦n es clave sabe c¨®mo encarar a la siguiente oleada de enemigos (en la parte superior de la pantalla se indica qu¨¦ va a asaltarnos), creando as¨ª las unidades con cabeza y no s¨®lo por su poder de acci¨®n. Si tenemos cuatro ametralladoras en el escenario y la siguiente oleada est¨¢ formada por aviones, poco o nada vamos a poder hacer para frena su avance. Colocar las unidades a una distancia u otra tambi¨¦n es determinante, aunque es un juego que hace tan bien su trabajo educando al jugador sobre c¨®mo aprovechar sus mec¨¢nicas que explicarlo es innecesario, pudiendo acceder cualquier usuario a la demo y salir de dudas por si mismo.

Todo lo anterior se refiere a la campa?a principal pero tambi¨¦n es v¨¢lido para las dem¨¢s modalides de juego que ofrece Toy Soldiers Cold War, que van desde el cooperativo hasta a enfrentamientos online. Encontrara una segunda persona con quien jugar -en cualquiera de los dos casos- expande a¨²n m¨¢s las posibilidades de juego y abre las puertas a la sana diversi¨®n que estos arcades tienen la obligaci¨®n de ofrecer. Signal Studios lo sabe y as¨ª lo ha demostrado, pero no se ha quedado ah¨ª sino que tambi¨¦n ha a?adido detalles como varios minijuegos (algunos de los cuales pertenecen al tutorial, eso s¨ª) que van desde acabar con enemigos hasta lanzar proyectiles y hacer diana. Son peque?os extras, pero redondean una propuesta que jugablemente se muestra tan s¨®lido -o m¨¢s- que el original.

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T¨¦cnicamente la cosa tampoco se toma a broma, a pesar de que pueda sonar contradictorio. Una buena noticia es que los tiempos de carga son inferiores a los del primer Toy Soldiers a¨²n a pesar de que visualmente es m¨¢s s¨®lido, apoy¨¢ndose en el motor propio de la compa?¨ªa, el SigEngine. Las f¨ªsicas est¨¢n cuidad¨ªsimas y todo lo mostrado en pantalla muestra un aspecto s¨®lido, funcionando perfectamente gracias, eso s¨ª, a una tit¨¢nica labor de dise?o que intenta emular (logr¨¢ndolo) a los juguetes de la ¨¦poca. Es imposible no sentir cierta nostalgia al ver las pantallas de carga o a las peque?as tropas salir corriendo a la muerte sin importarles nada m¨¢s que servir a? su due?o. Un espect¨¢culo que va mucho m¨¢s all¨¢ de la mera parodia, o del simple homenaje, aunque eso s¨ª, presenta alg¨²n problema como una c¨¢mara que en ocasiones es algo imprecisa, dej¨¢ndonos algo vendidos.