Child of Eden
- PlataformaPS33608
- G¨¦neroSimulaci¨®n
- DesarrolladorQ Entertainment
- Lanzamiento01/06/2011
- EditorUbisoft
Rez conoce a Kinect
Aunque pasara sorprendentemente con poco bombo por la conferencia de Kinect, la nueva apuesta de Tetsuya Mizuguchi ya est¨¢ en nuestras manos. Prep¨¢rate para la fusi¨®n casi perfecta entre Rez y Kinect
De toda la parafernalia que vimos en el pasado E3 durante la conferencia de Microsoft, en su gran mayor¨ªa enfocada a Kinect, sorprendi¨® que se diera tan poca publicidad a Child of Eden. De hecho ya lo mencionamos en el podcast especial que hicimos al respecto, porque verdaderamente estamos ante uno de aquellos t¨ªtulos que parecen expresamente realizados y haber nacido para el dispositivo de control sin mando de la compa?¨ªa de Redmont. Y no estamos hablando ni de Disney ni de pegar saltos delante de la pantalla, estamos hablando de otro tipo de experiencia mucho m¨¢s seria y s¨®lida.
Y usamos el vocablo 'experiencia' de forma deliberada porque es la mejor forma de definir Child of Eden, sucesor espiritual y virtual remake de la obra de Tetsuya Mizuguchi que alcanz¨® su mayor gloria con PlayStation 2 y de nombre 'Rez'. Child of Eden es Rez y alguna cosa m¨¢s que Rez no pudo ser, en gran parte gracias a Kinect, pero para definirlo de alg¨²n modo se podr¨ªa decir que estamos ante un juego de disparos sobre ra¨ªles con grandes tintes de t¨ªtulo musical. Y por encima de todo es un juego que polariza la reacci¨®n de los jugadores ante ¨¦l: ¨¢malo u ¨®dialo, porque no va a dejar a nadie indiferente. Pero una cosa es bien segura: derrocha pura inspiraci¨®n por los cuatro costados.
No vamos a dividir el juego por apartados porque eso ser¨ªa hacerle un flaco favor al t¨ªtulo y desvirtuar¨ªa completamente el objetivo que nos propone Q Entertainment. Estamos ante un producto que integra m¨²sica, espect¨¢culo visual y la interacci¨®n del usuario en un conjunto arm¨®nico muy dif¨ªcil de disociar y que, aunque t¨¦cnicamente es un 'juego', puede disfrutarse sencillamente como un paseo musical. El argumento nos sit¨²a en un futuro lejano donde internet, ahora llamado Eden, est¨¢ formado por la esencia y recuerdos de las mismas personas. No obstante, un par¨¢sito est¨¢ atacando el sistema y la seguridad de la primera persona que naci¨® en el espacio, Lumi, est¨¢ en entredicho. Nuestro deber consiste en desparasitar el sistema de los malvados virus para recuperar a nuestra bella protagonista y devolverla a Eden.
Y la forma en la que debemos hacerlo es muy similar a la que vimos en el Rez original, pero optimizado para Kinect; con la mano derecha controlamos una ret¨ªcula azul que nos permite seleccionar hasta 8 blancos simult¨¢neamente para despu¨¦s - abriendo el pu?o hacia la pantalla - lanzar los misiles teledirigidos. Con la mano izquierda se abre una ret¨ªcula p¨²rpura especial para los enemigos de este color o que deberemos dirigir para abatir los disparos enemigos, cuando los haya. Alzando ambos brazos se activa la euforia, que limpia la pantalla de objetos, en el ¨²nico momento en que deberemos utilizar ambas extremidades al mismo tiempo.
Estos enemigos que mencionamos no son ni humanos ni alien¨ªgenas ni nada al uso. Son meros cuadrados de colores vibrantes que aparecen en patrones durante las misiones, dise?adas como si nos hubi¨¦semos introducido en un caleidoscopio o en una matriz electr¨®nica. De hecho, uno de los aspectos m¨¢s remarcables del juego es precisamente su dise?o art¨ªstico, que no se parece en nada visto hasta ahora excepto al propio Rez. Que nadie se deje enga?ar por su aparente simplicidad visual porque Child of Eden pone ante nuestros ojos ingentes cantidades de pol¨ªgonos y efectos de part¨ªculas, aunque no de la forma en la que estamos acostumbrados a verlas.
Como dec¨ªamos, Child of Eden es un juego de disparos sobre ra¨ªles; eso significa que mayormente atravesamos los niveles con un margen de movimiento bastante escaso. S¨ª es posible descentrar la vista del objetivo principal, pero en todo caso vamos siempre guiados hacia un mismo fin. Ver jugar al juego por parte de alguien que no lo ha tocado en su vida es toda una sensaci¨®n, pero hay que admitir que el tutorial no es lo suficientemente completo como para que un novato comprenda exactamente cu¨¢l es el sentido que la desarrolladora ha previsto para el t¨ªtulo.
Porque efectivamente hay un medidor de vida y las partidas, siempre que las juguemos en modo de dificultad normal o superior, pueden acabar con 'game over'. Pero no se trata de acabar con los enemigos y basta, se trata de hacerlo buscando la inmersi¨®n del jugador dentro de la m¨²sica, porque ese es el objetivo del t¨ªtulo. Una m¨²sica producto de la banda que integra el propio Mizuguchi y de estilo marcadamente electr¨®nico, pero que consigue con su ritmo creciente que cada vez nos integremos m¨¢s y m¨¢s dentro de la din¨¢mica de ir moviendo los brazos y disparando a los enemigos creando nuestra propia sesi¨®n musical casera.
No estamos ante un juego r¨ªtmico tipo Guitar Hero, pero desde luego que Child of Eden premia que te fundas con tus acciones en la melod¨ªa en forma de puntuaci¨®n. Cada acci¨®n en las fases, ya sea seleccionar objetivos, disparar, lanzar euforia, impactar en enemigos de color p¨²rpura, recolectar vida o abatir disparos tiene su propia correspondencia sonora y visual y de esa forma uno tiene la sensaci¨®n de estar formando parte de una banda de jazz que improvisa parte de su repertorio cada vez que toca, por eso Child of Eden se hace muy rejugable a pesar de que es posible 'terminar' las 5 fases que contiene en apenas hora y media de juego lineal. Y adem¨¢s, si suena bien, consigues una puntuaci¨®n m¨¢s alta.
Y es obvio que observado desde ese punto de vista, el producto que distribuye Ubisoft se antoja corto. Para alargar su vida ¨²til se han incorporado tres niveles de dificultad, y en uno de ellos no se puede morir; despu¨¦s tambi¨¦n se pueden subir los datos a internet para comparar las estad¨ªsticas con el resto de usuarios e incluso hay un modo de retos que obliga a cumplir ciertas particularidades para considerarlo como conseguido. No hay modo multijugador ninguno, lamentablemente, aunque sin lugar a dudas est¨¢ pensado para disfrutarse en comunidad antes que s¨®lo en casa.
La multitud de desbloqueables que incorpora son un a?adido extra que se agradece, pero hubiese sido mejor que se hubieran incluido un par m¨¢s de mundos que explorar, la verdad. Es curioso que la interfaz, a pesar de estar dise?ada para usar con las manos, resulte tan poco atractiva y dif¨ªcil de navegar, teniendo que alternar entre controlador y manos para poder alcanzar todas las opciones. Es imposible determinar la cantidad de horas de juego de Child of Eden, porque oscila entre las dos y las mil dependiendo de lo dentro que nos cale el producto, por lo que recomendamos encarecidamente su prueba antes de su compra.
Como hemos dicho antes, es posible jugar al juego con mando - y no se juega mal - pero la gracia consiste en hacerlo con Kinect. El reconocimiento de las extremidades funciona de forma excelente excepto en algunas situaciones, que simplemente no capta el momento de disparo. Es muy raro y ocasional, pero fastidia bastante cuando sucede. Y adem¨¢s, por qu¨¦ no negarlo, cuando uno se solidariza con la m¨²sica (que debe estar a un buen nivel de volumen) y empieza a moverse ante la pantalla (que debe ser lo m¨¢s grande posible), Child of Eden cansa bastante las extremidades superiores.
Las fases alternan momentos de 'tranquilidad', en los que simplemente deberemos ir eliminando enemigos en pantalla con la mayor gracia que sepamos, con puntos de aut¨¦ntico frenetismo en los que vamos alternando el uso de ambas manos al estilo jedi. Cuando las cosas salen bien, el juego consigue emanar una estupenda sensaci¨®n de trabajo bien hecho, de satisfacci¨®n merecida. De repente parece como si el universo entero estuviera bajo nuestros pies y fuese nuestra tarea ponerle orden, como una gigantesca orquesta de la que somos el director. Es algo dif¨ªcil de explicar con palabras, y eso es ciertamente vergonzoso para alguien que escribe, porque Child of Eden es un juego fundamentalmente emocional.
El momento cumbre es cuando llegamos a los jefes de final de fase o de mitad de nivel; es cierto que en ocasiones el t¨ªtulo se pierde un poco y si no somos m¨ªnimamente h¨¢biles con las manos resulta sencillo descentrarse de la acci¨®n principal, pero la verdad es que los encuentros merecen la pena. Son el verdadero cl¨ªmax del juego y por momentos, sin importar las veces que los hayamos matado, consiguen poner la carne de gallina. Y a medida que nuestro cuerpo deja de estar tenso y empezamos a fluir, el t¨ªtulo solamente mejora.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del g¨¦nero. Est¨¢ bien cuidado a todos los niveles. C¨®mpralo.